Por Gustavo de la Torre Morales.
"Estimados/as"
La razón por la cual NO voy a este medio a leer con regularidad, me lo confirma la publicación que se realizó el pasado 1 de mayo, con la firma de Javier Biosca y el título de: "Roberto Batista, hijo del dictador cubano: "Durante años no quise buscar la verdad"".
Tanto se critica a la prensa al servicio del gran capital por blanquear al capitalismo, que lamentablemente bajo el paraguas de la “libertad de opinión” también se asume la misma línea de manipulación de temas peliagudos para los pueblos y se tergiversan hechos bajo la lejía de la edulcoración.
Solamente el subtítulo de “durante años no quise buscar la verdad” es una invitación a poner en duda toda la historia de terror y genocidio que el pueblo cubano vivió durante la etapa neocolonial y, muchísimo más, bajo la dictadura de Fulgencio Batista; quien llegó al poder por medio de golpes de Estado y mantuvo su gobierno a base de represión, tortura, asesinatos, codeándose con la mafia, rodeado de sicarios y esbirros de la peor calaña, que disfrutaban con el desgarrador dolor de sus víctimas.
También es una manera de poner en tela de juicio las conquistas sociales, políticas, culturales e incluso económicas, muy a pesar de la constante política de estrangulamiento económico impuesta por EE.UU, que sufre el pueblo cubano durante 6 décadas y que se aplica con rigor para derrocar su sistema político por medio del sufrimiento, las carencias y las penurias.
Darle espacio a la “versión” edulcorada, amablemente apaciguada de un adulto que “revive” su dolor a través de espacios de la supuesta izquierda; un dolor que no fue provocado por el triunfo revolucionario ni mucho menos por la propia Revolución socialista dirigida por Fidel Castro, sino que el dolor del señor Roberto Batista es el resultado de los desmanes y crímenes cometidos por su padre.
¿Cuál es la verdad? ¿La de un niño que tuvo que huir en avión y fue recibido con los lujos de una limusina y hospedado en Las Torres Waldorf, que al cabo de 50 años, es la Biblioteca Pública de la Quinta Avenida, con artículos de prensa cubana de finales de los 40 y principios de los 50", la que le va a decir la "verdad" de la Cuba en la época de dictadura de su padre? ¿Una prensa de la época obligada a mantener un guion, porque se encontraba bajo el garrote de la represión, en constante asedio y la vigilancia del BRAC (Buró de Represión de Actividades Comunistas)?
O por otra parte, si realmente se desea realizarse un análisis periodístico riguroso y de contar la verdad de las miles de tantas niñas y niños, hijos/hijas de padres torturados, asesinados o desaparecidos bajo la dictadura de Fulgencio Batista; miles de niñas y niños que mordieron y tragaron a secas el sabor de la pobreza y el desamparo, sumidos en la pobreza, incluso trabajando siendo aún menores de edad, sobreviviendo entre la miseria del campo y los desalojos a la fuerza por la guardia rural, los vicios en los casinos de juegos, la prostitución con marines como vía de escape, en la calle y con el desgarrador desconsuelo de verse sin esperanzas en su infancia. Experiencia por la que no tuvo que pasar Roberto Batista, siendo niño.
¿Cuál “verdad” podría decir a día de hoy, Roberto Batista? Sin embargo, rellenan el artículo de un mezquino sentimentalismo de humanismo hacia el niño de entonces; cuando esa no es realmente la cuestión del tema, sino el análisis de esa supuesta “verdad” frente a los hechos de la historia real. Un análisis expuesto con verdadero periodismo, más para quienes se auto proclaman que divulgan, con libertad, la verdad en sus espacios.
Para colmo, como señuelo para plantar la duda sobre el proceso socialista cubano y su lucha de resistencia y abnegación frente a la constante hostilidad imperialista, de la cual hasta Europa se ha hecho cómplice, cierran su última línea con la frase "no pienso volver hasta que no esté totalmente restablecida la democracia".
No es el primer artículo donde encuentro que ustedes no juegan el papel que realmente deberían tener en el llamado campo del periodismo.
Pero ustedes no rectifican y mantienen ese "periodismo" de lavandería.
Como bien expresó José Martí, “¡Un pedazo de pan y un vaso de agua no engañan nunca!”. A sus palabras sólo puedo agregar que sabio fue el maestro que muy bien nos enseña que la verdad es humilde y no se puede encubrir entre lentejuelas.
Publicaciones como éstas, sólo demuestran que ustedes con la verdad que comulgan, es la misma que la de Soros con la “libertad” para los pueblos.
Nota: Se ha enviado el contenido de este post a las direcciones de email siguientes:
madrid@eldiario.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario