Presidente constitucionalmente elegido, Luis Arce, se enfrenta al golpista, Coronel Juan José Zuñiga
Por Gustavo de la Torre Morales
Tomado del Muro de FB
América Latina tiene un extenso historial, como
víctima, de agresiones contra su integridad, su cultura, su desarrollo
económico, el respeto a su autodeterminación, su derecho a la soberanía de
gestión de sus recursos naturales y decisiones de establecer alianzas,
cooperación y comercio.
Intervencionismo, injerencia, golpes de Estado, imposición de dictaduras paramilitares o gobiernos serviles a intereses foráneos de colonización.
Este patrón no es parte de la cultura
autóctona, sino una opción impuesta por medio del uso de la fuerza, el chantaje
o la presión (sea política o económica). El denominador común es la
participación directa o in-directa del imperialismo estadounidense: desde sus
círculos de poder, aún se mira a América del Sur como "patio trasero"
para explotar y robar recursos de todo tipo, base de operaciones militares,
control geopolítico.
Al Tío Sam le cuesta ver que pierde su papel de
superioridad. Toda la región ha sufrido el encarnizado trabajo de su aparato de
inteligencia, militar y "diplomático" (en este último entiéndase su
trabajo subversivo y de sucia propaganda), tanto encubierto como público.
Amén de dirigir fondos de los contribuyentes
estadounidenses a pagar campañas mediáticas de descrédito a gobiernos o
procesos políticos de otros pueblos, también los destina para sufragar las
actividades de grupúsculos violentos u operaciones militares de intervención.
Nicaragua, Honduras, Paraguay, Chile, El
Salvador, Cuba, Venezuela, Colombia, Panamá y otros tantos de la región conocen
bien el papel del imperialismo en sus pueblos.
El golpe de Estado en Bolivia contra Evo
Morales, en 2019, con la participación de cargos militares, dio paso a la
imposición de un régimen de represión bajo la marioneta de Jeanine Añez y el
beneplácito de EEUU.
El imperialismo sigue haciendo su trabajo en
mandos militares, porque sabe que en organizaciones sociales no tendrá mucho
éxito, salvo en sus grupúsculos mercenarios, pagados a través de empresas
tapaderas al servicio de la NED, USAID y otras.
Tampoco se queda fuera de este juego de
servilismo la Organización de Estados Americanos (OEA), como creación
"divina" del imperialismo.
Desde hace ya un tiempo, la jefatura del
Comando Sur de EEUU, está dando giras por la región y cerrando tratos con los
gobiernos "aliados" (léase entreguistas y subordinados).
En los recientes días, se ve con preocupación
la intervención de escuadrones de policías kenianos dentro de Haití, como
serviles instrumentos de represión a las protestas sociales de este país
caribeño; y también, el intento de golpe de Estado en Bolivia, contra el
presidente Constitucionalmente elegido, Luis Arce.
El imperialismo estadounidense es el mayor
beneficiario del golpe de Estado. Ya la señora general del ejército
estadounidense Laura Richardson, comandante del Comando Sur (SOUTHCOM), lleva
tiempo de ronda por América del Sur y no se puede olvidar sus palabras sobre el
control y gestión del recurso más valioso del llamado "Triángulo del
Litio", refiriéndose a Bolivia, Argentina y Chile, con reservas de 21 millones,
19.3 millones y 9.6 millones de toneladas, respectivamente.
Así mismo, con énfasis de gendarme y estatus
colonizador, la Sra. Richardson dejó clara que EEUU no permitiría la
participación de Rusia y China en la región.
Sumiendo a Bolivia en el golpe de Estado, junto
a las presiones económicas contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, el imperialismo
intenta romper la cohesión de un bloque latinoamericano antiimperialista y que
se refuercen mucho más los lazos económicos con Rusia, China o la integración
al BRICS.
A EEUU no le interesa estabilidad, seguridad,
desarrollo ni la cooperación respetuosa en el mundo; sino el establecer su
dominio y poder.
Como mismo se condenó a Julián Assange, que
perdió 12 años de su vida, estando en prisión bajo condiciones deplorables que
agravaron su salud, sólo por exponer la verdad de los crímenes de EEUU, hoy día
se trata de condenar a Bolivia y la región suramericana a las cadenas del
imperialismo yanqui, porque se resiste a ser patio trasero.
Reciba enérgica condena este intento golpista en Bolivia como la intervención de fuerzas policiales en Haití, ambos actos serviles a intereses de EEUU.
No hay comentarios:
Publicar un comentario