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sábado, 9 de octubre de 2010

La “democracia” que para seguridad personal obliga a solicitar permisos para portar armas.

En medio del proceso de la guerra fría llevada a cabo contra los países ex-socialistas de Europa, de la cual Cuba también fue víctima, las campañas contra el comunismo eran de películas. Claro, la propaganda imperialista adjudicaba a este sistema atrocidades que con los años se comprobó la gran farsa que se habían montado para crear un rechazo en la opinión pública y que la experiencia del socialismo no se dispersara como esporas por el resto del mundo.

Pero para un mayor dolor de cabeza del imperialismo, frente a sus propios ojos se levantó una Revolución socialista con el pueblo, por el pueblo y para el pueblo; a la cual han blasfemado en diferentes campañas durante estos 50 años y a la cual han tildado de “violadora de los derechos humanos” por coexistir con un “régimen antidemocrático”.

Sin embargo, en Cuba, con una Revolución que le sobran conquistas sociales, sacrificios contra voluntarios obstáculos calculadamente dispuestos por su vecino del norte, no se vive en un ambiente hostil, todo lo contrario. Incluso, el gobierno revolucionario, junto a los organismos pertinentes y la ayuda incalculable del propio pueblo ha logrado frenar en un alto porciento los ataques bélicos fraguados desde suelo norteamericano (y bajo el visto bueno del gobierno de ese país).

Los atentados vividos en los primeros años de la Revolución, fueron fraguados por la CIA junto al gobierno de los Estados Unidos dando apoyo logístico y asesoramiento a las organizaciones terroristas cubanas que comenzaron a surgir en su territorio, con la membresía de los prófugos criminales batistianos, algunos de los descendientes de los anteriores y oportunistas simpatizantes.

Hechos como la explosión del vapor francés La Coubre y la de los almacenes Ultra o la provocación de incendios como el de la tienda La Época son actos no nacidos por la esencia social y humanista de la Revolución; sino del contradictorio actuar que se engendra en el imperialismo frente al discurso que discurre a través de sus campañas mediáticas sobre democracia y libertad.

Mientras en Cuba se entrega educación gratuita a la población para fortalecer el espíritu cultural e ideológico del pueblo y las únicas armas que se les entrega al pueblo son para fortalecerse la defensa del país contra los ataques del imperialismo, en las tierras de esa gran potencia: Estados Unidos; se le llama democracia y libertad a la venta lícita de armas a la población para la protección individual.

Los conflictos armados en centros estudiantiles de los barrios marginados, los asaltos a mano armada a instituciones bancarias, centros de recaudación o, incluso, a personalidades de ciertas esferas que acaparan fortuna alguna, no son fenómenos generados por una sociedad socialista como la cubana; sino que son escenas proliferadas de manera natural por la filosofía de la subsistencia, el oportunismo y la ambición que proclama la “democracia” del liberalismo capitalista.

El negocio del tráfico y venta ilícita de armas a grandes proporciones por el mercado subterráneo no es un engendro de una sociedad socialista como la de Cuba, sino de una sociedad que margina, explota y que utiliza este negocio para lucrar como el caso de la gran creación de la democracia imperialista.

En los Estados Unidos hay cerca de 100 millones de ciudadanos que poseen armas, para un total de 240 millones de armas en manos de estadounidenses. En este país la tasa de muertes por armas de fuego es de 14.5 por cada 100 mil habitantes.

Como la venta de armas es lícita y proliferada en los Estados Unidos (como lo son también los asaltos y atracos), grandes personalidades se han visto arrastradas a solicitar permisos para adquirir y portar armas consigo con el fin de garantizar su propia protección.

Recientes noticias sobre solicitudes de armas y que sirven de ejemplos son el famoso cantante portorriqueño Marc Anthony (que reside junto a su familia en una mansión con fuertes medidas de seguridad a las afueras de Nueva York), el actor norteamericano Robert de Nilo, el magnate Donald Trump y su hijo Donald Jr.; Alexis Stewart, la hija de la comunicadora y multimillonaria Martha Stewart; o David Wright, base de equipo de béisbol de los Mets.

Nuestra población, nuestros cantantes, artistas del cine y televisión, bailarines, pintores y demás, pueden ir por las calles de Cuba con la simple compañía de un buen libro, un nuevo guión, la incipiente idea de algún proyecto cultural o el buen empeño de seguir trabajando duro para ponerle nuevas páginas a la cultura cubana; sin embargo, en los Estados Unidos el miedo, la preocupación, el sobresalto de la inseguridad y la imperante amenaza de convertirse en víctimas late constantemente en esa “democracia de la libertad”, la cual pone a disposición de cualquiera armas que sólo sirven para matar.

http://es.noticias.yahoo.com/8/20101007/tcb-los-famosos-se-apuntan-a-llevar-arma-ac4d085.html

1 comentario:

  1. "Los conflictos armados en centros estudiantiles de los barrios marginados, los asaltos a mano armada a instituciones bancarias, centros de recaudación o, incluso, a personalidades de ciertas esferas que acaparan fortuna alguna, no son fenómenos generados por una sociedad socialista, como la cubana; sino que son escenas proliferadas de manera natural por la filosofía de la subsistencia, el oportunismo y la ambición que proclama la “democracia” del liberalismo capitalista."

    No tengo mejores palabras que las tuyas. Y a los lectores recomendarles que piensen en toda esta reflexión que has escrito. Por el futuro, Gustavo, que es Socialista.

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