Por Patricia Cáceres
«No podemos cejar en el empeño de que la ética de 
Martí vaya coloreando todo lo que se hace en la escuela cubana, que nada
 tiene que ver con consignas, esquematismos, con el teque que, como dijo
 el maestro José Antonio Portuondo una vez, “es inculto y 
contrarrevolucionario” porque está vacío de contenido y porque desde que
 se pronuncia se vuelve su contrario».
La reflexión la hizo este viernes el profesor Horacio Díaz Pendás, Premio Nacional de Historia 2013, durante el VIII
 Taller Nacional Martiano de Ética, que sesionó en la Casa del Alba 
Cultural de la capital desde el jueves bajo el lema Ciencia, Conciencia y
 Valores.
«La vida, que es más maestra que todos nosotros, se encarga de 
enseñarnos que en los grandes procesos sociales y de transformación es 
la ética la que ha ennoblecido a la política, la que le ha dado un 
sentido a la labor educacional.
«Si no hay un basamento ético en lo que se hace, corremos el riesgo 
de que la tecnocracia, o la cultura por la cultura, o la falta de 
sentido espiritual en la vida, desvíe los grandes propósitos.
«Esa fue la perspectiva que nunca perdió José Martí, y esa es su gran
 enseñanza. Por eso hay que sistematizar el estudio de su obra», subrayó
 el profesor Díaz Pendás, quien aboga porque el más universal de los 
cubanos no falte en el esfuerzo educativo cubano ni en la cultura del 
profesor.
Es por ello que a partir del próximo septiembre en las escuelas 
pedagógicas los alumnos que arriben a cuarto año tendrán entre sus 
disciplinas un taller de selección de textos de Martí, en los que el 
Apóstol reflexiona sobre distintas facetas y figuras de nuestra 
historia, anunció.
«Todo lo que hacemos, en lo que estamos involucrados, lo que nos 
afecta de alguna manera, siempre pasa por el rasero de nuestra 
valoración y de nuestras representaciones morales», comentó por su parte
 la Doctora Nancy Chacón Arteaga, presidenta fundadora de la  Cátedra de
 Ética Aplicada de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José 
Varona.
«Cuando eso se descuida, las cosas salen mal, las personas están 
descontentas y hay insatisfacciones. Eso es parte del factor subjetivo 
que a veces descuidamos, porque pensamos que todo se trata de actuar en 
el momento, de cumplir con lo que hay que cumplir, pasando a veces por 
alto detalles que son importantes para los seres humanos.
«Si hoy nos quejamos de que hay corrupción, de que las personas lo 
que quieren es alcanzar determinados recursos materiales o condiciones 
de vida, de formas que consideramos que no son las correctas, ahí está 
el factor moral condicionando y mediando las actitudes diversas, las 
compatibles y las incompatibles con el proceso revolucionario», 
sentenció.
Nuestra batalla principal —recalcó— es con la preparación 
ético-profesional de nuestros profesores, porque sabemos cuántas 
insatisfacciones hay en relación con la ejemplaridad del maestro. Pero 
no solo tiene que ver con la entidad formadora, con el docente que está 
directamente vinculado con ese joven, sino con la sociedad toda.

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