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| Mercenarios becarios | 
Por Arthur González
A diferencia de la profusa propaganda que hacen en Estados Unidos cuando
 algún deportista, artista o científico cubano decide no regresar a la 
isla, ahora que tres de los hijos, sobrinos e hijos de amigos de la 
grosera Berta Soler y del “ayunante recordista” de Cuba, Guillermo 
Fariñas, desertaron en Miami, no se dice ni una sola palabra. Ya
 se había filtrado que dos de los 15 estudiantes cubanos beneficiados 
con becas de la Fundación Nacional Cubano Americana, en el Miami Dade 
Collage, habían abandonado el programa mucho antes de su terminación, 
pero ahora se confirma que se les unió otro más, por tanto fueron tres 
los desertores. De eso la inculta Berta no dice ni una sola palabra, no 
le conviene que se conozca porque fue ella la coordinadora que participó
 directamente en la selección del “destacado” grupo.
Los tres desertores del programa de la FNCA se acogieron a la Ley de Ajuste Cubano, aunque ninguno es “perseguido político” ni “huye” del comunismo.
Para que se tenga una idea clara de cómo 
actúan los yanquis, ahora los patrocinadores del programa de becas de la
 FNCA están exigiéndoles a los desertores que paguen los costos de las 
becas, algo que si lo hubiese realizado el gobierno cubano, la campaña 
en contra de tal medida sería más publicitada que la propia Coca Cola.
Se conocen los programas norteamericanos 
para estimular la deserción de los médicos cubanos que prestan 
colaboración en países donde los sistemas de salud son muy deficitarios.
 Uno que demuestra la bajeza moral yanqui es el Cuban Medical Professional Parole, en vigor desde Septiembre del 2006 en coordinación entre el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU.

Sin embargo, Cuba nunca ha exigido que paguen ni un centavo de los miles de dólares empleados en su formación profesional.
La medida de respuesta de la FNCA es 
producto de la frustración que les causó haber gastado tantos miles de 
dólares en personas, que al final no van a materializar sus sueños de 
que al regresar a Cuba participen en provocaciones callejeras contra el 
Gobierno revolucionario, objetivo principal de la preparación que 
recibieron en el curso del Miami Dade Collage como supuestos líderes 
comunitarios; algo similar a lo que diseñó la USAID en el programa 
subversivo que recientemente denunció la agencia de prensa AP.
Entre los estudiantes de la mencionada 
beca de la FNCA está la hija de Berta Soler y Ángel Moya, la cual 
regresó a su casa en el reparto de Alamar con varias semanas de 
gestación, según dio a conocer un Blog desde la provincia de Camagüey, 
desconociéndose aún si el padre de la criatura es un ciudadano 
norteamericano u otro estudiante del College de algún país 
latinoamericano.
Para tener una idea de cómo se malgasta 
en Miami el presupuesto que destina la Casa Blanca para las actividades 
de subversión contra Cuba, basta decir que cada uno de los estudiantes 
de ese “selecto” grupo le costó al erario público estadounidense la suma
 de 16 mil dólares, por concepto de boletos de avión, matrícula, 
albergue y alimentación, algo bien difícil de lograr por los ciudadanos 
residentes en Estados Unidos.
Directivos de la Fundación Nacional 
Cubano Americana aseguran que el presupuesto para esas becas ascendió a 
más de medio millón de dólares, recaudado mediante “donaciones 
privadas”, algo contradictorio con la información divulgada sobre los 
3,4 millones que aportó el Departamento de Estado para “ayudar” a los 
derechos humanos en Cuba.
Sin dudas, el tema Cuba sigue siendo un 
negocio bien jugoso para algunos en Miami, que se han enriquecido a 
costa de la supuesta lucha para “liberar la isla del comunismo”, ayudar a
 los “derechos humanos” y cuanto invento se les ocurre a los que han 
convertido las campañas y planes anticubanos en una forma de vida.
Con experiencia suficiente para continuar
 haciendo malabares con el presupuesto que asigna Barack Obama para los 
planes subversivos, directivos de la FNCA crearon la Fundación de 
Derechos Humanos en Cuba, que les permite apropiarse de esos fondos sin 
dejar muchas huellas.
El actual presidente de la FNCA Jorge Mas Santos, anunció el pasado mes de junio que “su organización pretende ampliar las becas hasta el número de 40 estudiantes con la idea de llegar hasta 100”.
No hay que ser un erudito para calcular que si por cada joven cobran 
16 mil dólares, la cifra de dinero que se podrán embolsillar será de no 
menos de 1, 600,00 dólares, un negocio redondo para aquellos que se 
hicieron millonarios a costa de la Revolución cubana.

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