Sin aro sobre su figura que lo indique un ángel ni la posesión de varita mágica alguna hace su entrada un nuevo blog al ciberespacio.
"Él", revoloteando con salpicante carisma, nos va tocando el alma para encenderla con cultura, abriendo horizontes alejados de esquematismos o dogmas y nos penetra, con el dulzón recuerdo de quienes ya, tiempo atrás, pudimos bañarnos en su cascada cultural por las páginas de sus dos libros, haciéndonos bogar a toda vela por entre los siglos y personalidades, entre situaciones y reflexiones, en la disección de lo llano y lo abrupto, de encerrar y desterrar con justeza esas vilezas que empañan la humanidad y de darle vuelo a la buena semilla que nos haga dignos, emancipados y consecuentes en nuestros actos.
Aprovechando que "Él" comparte su noble y diablesca sapiencia, pues yo invito a quienes me acompañan en este blog a llenarse de su verso... aseguro que verán florecer un vasto jardín de alas en cada palmo de sus almas.
Muy buena suerte a todos, como la encontré yo cuando lo seguí a "ÉL" a través de los diáfanos recovecos de sus lecturas.
Con ustedes, quien, según tengo entendido, dedicó su obra prima a José Julián Martí Pérez y Abel Santamaría Cuadrado.
José Julian Martí Pérez |
Abel Santamaría Cuadrado |
En su propia presentación nos dice:
Yo vengo de cualquier parte y ando por todos los siglos. Vago por calles y montes, gestos y libros, sueños y canciones, con la absoluta libertad del espíritu errante que no se guarda nada para sí. Solo pretendo, y es mi gran ambición, que tras las coincidencias y discrepancias —inevitables en el sendero de un puñado de razones—, aparezcas dispuesto a estrechar esta mano tendida hacia la última verdad.
Quisiera tener rostro, pero soy hijo que filtra y asimila pensamientos de incontables seres que han dejado alguna idea como huella de su existencia. Aspiro a ser hondo y travieso, acorde a la noble herejía de esos fantasmas que me animan. Tampoco tengo nombre, pero para salvarme del anonimato, y por si quieres llamarme alguna vez, digamos que soy —en honor a un inseparable amigo común—… El Diablo Ilustrado
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