viernes, 10 de agosto de 2012

Dos cubanos imprescindibles: Martí y Fidel.

Tomado de Trabajadores.
Por Carmen R. Alonso

Por estos días de agosto suelo reflexionar sobre la coincidencia de pensamiento de dos cubanos imprescindibles, cuyas vidas transcurrieron separadas por casi un siglo en la historia patria, José Martí y Fidel Castro.

Ambos evidenciaron su admiración por el hombre y la mujer nacidos en su tierra natal, se caracterizaron por la fe en sus compatriotas y fueron optimistas sobre el futuro de Cuba.

Demostraron la esencia de su carácter en momentos importantes de sus vidas.

Decía Fidel en su alegato La Historia me absolverá que ser cubano implica un deber, y no cumplirlo es un crimen y es traición. Y Martí escribió en el propio mes de su caída en combate, el dos de mayo de 1895 al editor de The New York Herald, que los cubanos reconocen el deber urgente que les imponen para con el mundo su posición geográfica y la hora presente de la gestación universal; y son plenamente capaces, por el vigor de su inteligencia y el ímpetu de su brazo, para cumplirlo, y quieren cumplirlo.

Recuerdo que en el propio discurso pronunciado durante el juicio por los sucesos del Moncada, en 1953, Fidel expresó a los jueces y militares que le rodeaban que “Nacimos en un país libre que nos legaron nuestros padres, y primero se hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie”.

Martí, por su parte, escribió en el periódico Patria el 1ro de abril de 1893: “El cubano es independiente, moderado y altivo. Es su dueño, y no quiere dueños. Quien pretenda ensillarlo, será sacudido”.

Compromiso con los mártires

Ante las masas populares, en pleno ejercicio didáctico que duró más de medio siglo, nuestro máximo líder ratificó el eterno compromiso con nuestros muertos gloriosos de llevar adelante la Revolución y ser siempre dignos de su ejemplo. El eterno compromiso “con los cubanos que ayer y hoy han sabido combatir y morir con dignidad en defensa de la justicia”.

El Héroe Nacional había afirmado, en carta escrita en octubre de 1885, que cada cubano que muere es un canto más, y cada cubano que vive debe ser un templo donde honrarlo.

Y cuando el gobierno norteamericano, ya sea en durante su fase inicial capitalista a finales del siglo 19, como en pleno auge imperialista de este siglo 21, pretende rendir a los cubanos, las voces potentes de José Martí y de Fidel Castro se han alzado en sus respectivos hitos históricos para responder con valentía y patriotismo:

Fidel advirtió al presidente yanqui en la Proclama de un adversario, año 2004, que “Este pueblo puede ser exterminado ―bien vale la pena que lo sepa―, barrido de la faz de la Tierra, pero no sojuzgado ni sometido de nuevo a la condición humillante de neocolonia de Estados Unidos!”

Y Martí, al pronunciar un discurso en el liceo cubano de Tampa, el 26 de noviembre de 1891, enfatizó “A quien crea que falta a los cubanos coraje y capacidad para vivir por si en la tierra creada por su valor, le decimos ¡mienten!”

Vigencia de sus principios

La vigencia de los principios martianos y fidelistas se evidencia día a día en su tierra natal, y en otros países de nuestra América y del mundo. Nuestro Apóstol dijo “La revolución de Cuba, corona y garantía de la de nuestra América, hallará a su hora abiertos grandes surcos. No se perderá por la tierra. No caerá en la mar. La amará un continente…!”

Martí lo dijo y Fidel lo ha hecho realidad…

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