miércoles, 30 de noviembre de 2016

“Hasta siempre Comandante Fidel, ejemplo de lucha y compromiso revolucionario”


Tomado de Izquierda Unida

Comunicado de Izquierda Unida Federal ante la muerte de Fidel Castro
Los hombres y mujeres que conformamos Izquierda Unida recibimos esta mañana con profunda tristeza la muerte del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.
Su compromiso y su lucha inquebrantables por la soberanía y bienestar social del pueblo cubano, junto a su firme determinación con los valores de igualdad, justicia social, libertad y dignidad que representa el socialismo han hecho de Fidel un ejemplo revolucionario para todos y todas nosotras.
El Comandante Fidel Castro no sólo trabajó de forma incansable por desterrar de Cuba la desigualdad, el analfabetismo y la pobreza, sino que se ha convertido en todo un ejemplo de defensa del internacionalismo, la solidaridad y la cooperación entre los pueblos, así como de lucha contra el imperialismo.
Su determinación política llevó al Gobierno revolucionario a poder declarar la isla ‘Territorio Libre de Analfabetismo’ ya en 1961 y, recientemente, Cuba fue reconocida por la UNESCO como el país con la tasa de escolarización más alta del continente. 
Igual de titánica ha sido su labor por la socialización de la riqueza, convirtiendo a Cuba en todo un referente por su sistema de protección social y de salud, tal y como ha señalado en varias ocasiones el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). 
Su compromiso con el internacionalismo le llevó a abanderar la lucha contra el imperialismo estadounidense y la integración entre los pueblos de América Latina, dando lugar a la puesta en marcha de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Desde Izquierda Unida mandamos un abrazo fraterno y revolucionario al pueblo cubano y a todas las personas que hoy lamentan su pérdida.  
Hasta siempre Comandante Fidel, tu ejemplo de lucha y compromiso revolucionario permanecerá siempre con nosotras.

lunes, 28 de noviembre de 2016

Fotos históricas e historias míticas

Tomado de TeleSur

El Cmdte Aguaro soltó la paloma, pero ésta se perdió a lo lejos; sin embargo, apareció otra que sí se posó en el hombro de Fidel.
Fidel no tenía pensado participar, pero ante el clamor popular, tomó la palabra y llamó a defender la Revolución.
La foto de Fidel junto a Nikita Kruschev fue tomada en una visita del comandante al país euroasiático, después de la llamada crisis de los misiles.
Se cuenta que durante la estancia en la Sierra Maestra, Fidel organizaba encuentros de pelota (béisbol) con amigos e integrantes del M-26-J. Incluso, Camilo, en una ocasión, sentenciaba su convicción de seguir a Fidel: "Contra Fidel ni a la pelota"
La foto de Fidel junto a Lázaro Cárdenas es de su primer viaje a México, país donde se exilió una vez salió de su encarcelamiento en Presidio Modelo, y desde donde partió en el Granma con 82 hombres hacia Cuba para llevar a cabo la revolución armada.
Foto de Fidel y Juan Pablo II, en el viaje de este último a Cuba, y donde el santo Pontífice dijo que nadie había organizado un recibimiento mejor.

¡Contigo, hasta la victoria siempre!

Tomado de Comunistes de Catalunya


Comunicat de Comunistes de Catalunya en motiu de la mort del Comandante Fidel Castro. 

Comunistes de Catalunya volem expressar la nostra profunda tristesa davant de la mort del camarada Fidel Castro i transmetre el nostre condol al Partit Comunista de Cuba, a la seva família i amistats, així com a tot el poble cubà.

Acompanyem, avui, a totes les dones i els homes cubans en el comiat a un dels majors líders revolucionaris de tota la història.

Acompanyem també en el dolor a totes les dones i homes revolucionaris del món que hem perdut un referent ideològic, un model de dignitat, un exemple de compromís en la lluita i un dels esperits més lúcids del nostre temps.

Més que un home, Fidel ha estat un gegant. Un gegant que va encapçalar la lluita guerrillera de tot el poble de Cuba contra la tirania. Un gegant que va guiar el poble pel camí de la dignitat i la justícia contra el monstre de l'Imperialisme. Un gegant que mai es va doblegar davant els enemics dels pobles i dels oprimits. Un gegant que va alçar la veu per tots els qui no tenien veu, que va alçar el seu puny pels qui no tenien res. Un gegant que va entregar la seva vida a la construcció del socialisme i la lluita contra l'imperialisme, a la llibertat dels pobles i la justícia entre els éssers humans. Un gegant, en definitiva, de l'humanisme revolucionari.

Avui ha mort un home, Fidel Castro, el Comandante. Però la seva petjada en la història res l'esborrarà. Perquè el seu record romandrà per sempre en l'esperit d'aquelles persones que lluiten per un món més just i pel bé del conjunt de la humanitat.

¡Hasta la victoria siempre, Comandante!
¡Venceremos!

Comunistes de Catalunya
Comitè Central

25 de novembre de 2016

domingo, 27 de noviembre de 2016

El Fidel que conocí


Tomado de ALAI. Agencia Latino Americana de Información.
Por Ignacio RamonetDirector de "Le Monde diplomatique en español".

Fidel ha muerto, pero es inmortal. Pocos hombres conocieron la gloria de entrar vivos en la leyenda y en la historia. Fidel es uno de ellos. Perteneció a esa generación de insurgentes míticos – Nelson Mandela, Patrice Lumumba, Amilcar Cabral, Che Guevara, Camilo Torres, Turcios Lima, Ahmed Ben Barka – que, persiguiendo un ideal de justicia, se lanzaron, en los años 1950, a la acción política con la ambición y la esperanza de cambiar un mundo de desigualdades y de discriminaciones, marcado por el comienzo de la guerra fría entre la Unión Soviética y Estados Unidos.

En aquella época, en más de la mitad del planeta, en Vietnam, en Argelia, en Guinea-Bissau, los pueblos oprimidos se sublevaban. La humanidad aún estaba entonces, en gran parte, sometida a la infamia de la colonización. Casi toda África y buena porción de Asia se encontraban todavía dominadas, avasalladas por los viejos imperios occidentales. Mientras las naciones de América Latina, independientes en teoría desde hacía siglo y medio, seguían explotadas por privilegiadas minorías, sometidas a la discriminación social y étnica, y a menudo marcadas por dictaduras cruentas, amparadas por Washington.

Fidel soportó la embestida de nada menos que diez presidentes estadounidenses (Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton y Bush hijo). Tuvo relaciones con los principales líderes que marcaron el mundo después de la Segunda Guerra mundial (Nehru, Nasser, Tito, Jrushov, Olaf Palme, Ben Bella, Boumedienne, Arafat, Indira Gandhi, Salvador Allende, Brezhnev, Gorbachov, François Mitterrand, Juan Pablo II, el rey Juan Carlos, etc.). Y conoció a algunos de los principales intelectuales y artistas de su tiempo (Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Arthur Miller, Pablo Neruda, Jorge Amado, Rafael Alberti, Guayasamín, Cartier-Bresson, José Saramago, Gabriel García Márquez, Eduardo Galeano, Noam Chomsky, etc.).

Bajo su dirección, su pequeño país (100 000 km2, 11 millones de habitantes) pudo conducir una política de gran potencia a escala mundial, echando hasta un pulso con Estados Unidos cuyos dirigentes no consiguieron derribarlo, ni eliminarlo, ni siquiera modificar el rumbo de la Revolución cubana. Y finalmente, en diciembre de 2014, tuvieron que admitir el fracaso de sus políticas anticubanas, su derrota diplomática e iniciar un proceso de normalización que implicaba el respeto del sistema político cubano.

En octubre de 1962, la Tercera Guerra Mundial estuvo a punto de estallar a causa de la actitud del gobierno de Estados Unidos que protestaba contra la instalación de misiles nucleares soviéticos en Cuba. Cuya función era, sobre todo, impedir otro desembarco militar como el de Playa Girón (bahía de Cochinos) u otro directamente realizado por las fuerzas armadas estadounidenses para derrocar a la revolución cubana.

Desde hace más de 50 años, Washington (a pesar del restablecimiento de relaciones diplomáticas) le impone a Cuba un devastador embargo comercial -reforzado en los años 1990 por las leyes Helms-Burton y Torricelli- que obstaculiza su desarrollo económico normal. Con consecuencias trágicas para sus habitantes. Washington sigue conduciendo además una guerra ideológica y mediática permanente contra La Habana a través de las potentes Radio “Martí” y TV “Martí”, instaladas en La Florida para inundar a Cuba de propaganda como en los peores tiempos de la guerra fría.

Por otra parte, varias organizaciones terroristas – Alpha 66 y Omega 7 – hostiles al régimen cubano, tienen su sede en La Florida donde poseen campos de entrenamiento, y desde donde enviaron regularmente, con la complicidad pasiva de las autoridades estadounidenses, comandos armados para cometer atentados. Cuba es uno de los países que más víctimas ha tenido (unos 3 500 muertos) y que más ha sufrido del terrorismo en los últimos 60 años.

Ante tanto y tan permanente ataque, las autoridades cubanas han preconizado, en el ámbito interior, la unión a ultranza. Y han aplicado a su manera el viejo lema de San Ignacio de Loyola: “En una fortaleza asediada, toda disidencia es traición.” Pero nunca hubo, hasta la muerte de Fidel, ningún culto de la personalidad. Ni retrato oficial, ni estatua, ni sello, ni moneda, ni calle, ni edificio, ni monumento con el nombre o la figura de Fidel, ni de ninguno de los líderes vivos de la Revolución.

Cuba, pequeño país apegado a su soberanía, obtuvo bajo la dirección de Fidel Castro, a pesar del hostigamiento exterior permanente, resultados excepcionales en materia de desarrollo humano: abolición del racismo, emancipación de la mujer, erradicación del analfabetismo, reducción drástica de la mortalidad infantil, elevación del nivel cultural general… En cuestión de educación, de salud, de investigación médica y de deporte, Cuba ha obtenido niveles que la sitúan en el grupo de naciones más eficientes.

Su diplomacia sigue siendo una de las más activas del mundo. La Habana, en los años 1960 y 1970, apoyó el combate de las guerrillas en muchos países de América Central (El Salvador, Guatemala, Nicaragua) y del Sur (Colombia, Venezuela, Bolivia, Argentina). Las fuerzas armadas cubanas han participado en campañas militares de gran envergadura, en particular en las guerras de Etiopia y de Angola. Su intervención en este último país se tradujo por la derrota de las divisiones de élite de la Republica de África del Sur, lo cual aceleró de manera indiscutible la caída del régimen racista del apartheid.

La Revolución cubana, de la cual Fidel Castro era el inspirador, el teórico y el líder, sigue siendo hoy, gracias a sus éxitos y a pesar de sus carencias, una referencia importante para millones de desheredados del planeta. Aquí o allá, en América Latina y en otras partes del mundo, mujeres y hombres protestan, luchan y a veces mueren para intentar establecer regímenes inspirados por el modelo cubano.

La caída del muro de Berlín en 1989, la desaparición de la Unión Soviética en 1991 y el fracaso histórico del socialismo de Estado no modificaron el sueño de Fidel Castro de instaurar en Cuba una sociedad de nuevo tipo, más justa, más sana, mejor educada, sin privatizaciones ni discriminaciones de ningún tipo, y con una cultura global total.

Hasta la víspera de su fallecimiento a los 90 años, seguía movilizado en defensa de la ecología y del medio ambiente, y contra la globalización neoliberal, seguía en la trinchera, en primera línea, conduciendo la batalla por las ideas en las que creía y a las cuales nada ni nadie le hizo renunciar.

En el panteón mundial consagrado a aquellos que con más empeño lucharon por la justicia social y que más solidaridad derrocharon en favor de los oprimidos de la Tierra, Fidel Castro - le guste o no a sus detractores - tiene un lugar reservado.

Lo conocí en 1975 y conversé con él en múltiples ocasiones, pero, durante mucho tiempo, en circunstancias siempre muy profesionales y muy precisas, con ocasión de reportajes en la isla o la participación en algún congreso o algún evento. Cuando decidimos hacer el libro “Fidel Castro. Biografía a dos voces” (o “Cien horas con Fidel”), me invitó a acompañarlo durante días en diversos recorridos. Tanto por Cuba (Santiago, Holguín, La Habana) como por el extranjero (Ecuador). En coche, en avión, caminando, almorzando o cenando, conversamos largo. Sin grabadora. De todos los temas posibles, de las noticias del día, de sus experiencias pasadas y de sus preocupaciones presentes. Que yo reconstruía luego, de memoria, en mis cuadernos. Luego, durante tres años, nos vimos muy frecuentemente, al menos varios días, una vez por trimestre.

Descubrí así un Fidel íntimo. Casi tímido. Muy educado. Escuchando con atención a cada interlocutor. Siempre atento a los demás, y en particular a sus colaboradores. Nunca le oí una palabra más alta que la otra. Nunca una orden. Con modales y gestos de una cortesía de antaño. Todo un caballero. Con un alto sentido del pundonor. Que vive, por lo que pude apreciar, de manera espartana. Mobiliario austero, comida sana y frugal. Modo de vida de monje-soldado.

Su jornada de trabajo se solía terminar a las seis o las siete de la madrugada, cuando despuntaba el día. Más de una vez interrumpió nuestra conversación a las dos o las tres de la madrugada porque aún debía participar en unas “reuniones importantes”…Dormía sólo cuatro horas, más, de vez en cuando, una o dos horas en cualquier momento del día.

Pero era también un gran madrugador. E incansable. Viajes, desplazamientos, reuniones se encadenaban sin tregua. A un ritmo insólito. Sus asistentes – todos jóvenes y brillantes de unos 30 años – estaban, al final del día, exhaustos. Se dormían de pie. Agotados. Incapaces de seguir el ritmo de ese infatigable gigante.

Fidel reclamaba notas, informes, cables, noticias, estadísticas, resúmenes de emisiones de televisión o de radio, llamadas telefónicas... No paraba de pensar, de cavilar. Siempre alerta, siempre en acción, siempre a la cabeza de un pequeño Estado mayor – el que constituían sus asistentes y ayudantes – librando una batalla nueva. Siempre con ideas. Pensando lo impensable. Imaginando lo inimaginable. Con un atrevimiento mental espectacular.

Una vez definido un proyecto. Ningún obstáculo lo detenía. Su realización iba de sí. “La intendencia seguirá” decía Napoleón. Fidel igual. Su entusiasmo arrastraba la adhesión. Levantaba las voluntades. Como un fenómeno casi de magia, se veían las ideas materializarse, hacerse hechos palpables, cosas, acontecimientos.

Su capacidad retórica, tantas veces descrita, era prodigiosa. Fenomenal. No hablo de sus discursos públicos, bien conocidos. Sino de una simple conversación de sobremesa. Fidel era un torrente de palabras. Una avalancha. Que acompañaba la prodigiosa gestualidad de sus finas manos.

La gustaba la precisión, la exactitud, la puntualidad. Con él, nada de aproximaciones. Una memoria portentosa, de una precisión insólita. Apabullante. Tan rica que hasta parecía a veces impedirle pensar de manera sintética. Su pensamiento era arborescente. Todo se encadenaba. Todo tenía que ver con todo. Digresiones constantes. Paréntesis permanentes. El desarrollo de un tema le conducía, por asociación, por recuerdo de tal detalle, de tal situación o de tal personaje, a evocar un tema paralelo, y otro, y otro, y otro. Alejándose así del tema central. A tal punto que el interlocutor temía, un instante, que hubiese perdido el hilo. Pero desandaba luego lo andado, y volvía a retomar, con sorprendente soltura, la idea principal.

En ningún momento, a lo largo de más de cien horas de conversaciones, Fidel puso un límite cualquiera a las cuestiones a abordar. Como intelectual que era, y de un calibre considerable, no le temía al debate. Al contrario, lo requería, lo estimulaba. Siempre dispuesto a litigar con quien sea. Con mucho respeto hacia el otro. Con mucho cuidado. Y era un discutidor y un polemista temible. Con argumentos a espuertas. A quien solo repugnaban la mala fe y el odio.

Coincidencias de la vida

fidel-entre-nosotros
Tomado de Cayo Hueso: Desde Francia mi amor por Cuba.
Por Cristóbal Danilo Campos Aveillé.
La vida es como un libro en el cual vamos escribiendo capítulos sobre nuestros días vividos; hay quienes trascienden por su integridad, sus principios, su rebeldía ante las injusticias, su sencillez, su amor por los pobres de este mundo, su eterna solidaridad desinteresada y su carisma.
Fidel nuestro Fidel acaba de partir por segunda vez en sus 90 años vividos un 25 de noviembre; pues hace 60 años desde la hermana República de México salio en el Yate Granma para iniciar el viaje de la libertad de nuestro pueblo y sembrar la llama de la esperanza en los pueblos de América Latina.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Declaración de la Asociación de Cubanos en Cataluña José Martí por la desaparición física del compañero Fidel Castro Ruz.


Tomado del blog de la Asociación de Cubanos en Cataluña José Martí

Esta mañana nos dejó consternados la noticia del lamentable fallecimiento del compañero Fidel Castro.

Dedicó su vida a luchar por los desposeídos, por los desfavorecidos: los humildes; y no sólo en Cuba, también en el mundo. Puso toda su inteligencia, su salud y hasta su propia vida en función de liderar el proceso revolucionario que dio una palpable soberanía al pueblo cubano, que conquistó logros sociales con reconocimientos de organismos internacionales y por la puesta en práctica de valores humanistas y solidarios en diversos proyectos de alcance internacional; lo cual, logró darle verdadero sentido al vocablo de REVOLUCIÓN.

Ese complejo y difícil proyecto político y social, donde sólo con el digno ejemplo del compañero Fidel e inteligencia enriquecida con la participación del pueblo, ha permitido que la nación cubana resistiera, con decoro, todas las adversidades y obstáculos que el imperialismo (junto a sus lacayos) no repararon en interponer.

Muchos creyeron que la retirada de Fidel del gobierno, en el 2006 por problemas de salud, conllevaría al fin de la Revolución; y la práctica de 10 años después demostró que no fue así. La famosa pregunta sobre qué pasará cuando Fidel no esté en el poder se enmudeció hasta entonces. Ahora intentan, con otra rabieta de odio, resucitarla con su desaparición física; pero quienes viven de los impases anticubanos, volverán a sumirse en el fracaso cuando la cotidianidad les vuelva a recalcar la realidad que sigue vigente en Cuba: el socialismo.

Ni el imperialismo y sus serviles, con los más de 600 intentos de asesinatos, ni las muertes programadas como propaganda lograron apagar su vida; tampoco podrán apagar su legado… Fidel seguirá VIVO en el corazón de los pueblos, seguirá siendo magisterio necesario para los revolucionarios y las causas justas de hoy y mañana.

La Asociación de Cubanos en Cataluña José Martí damos homenaje al ser humano, al combatiente, al líder, al auto crítico, al estadista, al compañero, al solidario, al amigo, a quien ha tomó el puesto de hermano, padre y abuelo de millones de cubanas y cubanos, al faro y guía de pueblos, al aguerrido e incorruptible antiimperialista, al Comandante, siempre en Jefe, Fidel Castro.

El dolor del pueblo cubano por la pérdida física de Fidel es nuestro dolor.

Tanto los miembros de la Asociación de Cubanos en Cataluña José Martí como tantos/as cubanos/as en el mundo, hacemos nuestras las palabras del apóstol José Martí: “La muerte no es verdad si se ha cumplido bien la obra de la vida”.

#HastaSiempreComandante

¡Hasta la Victoria! ¡Siempre!

jueves, 24 de noviembre de 2016

Las coordenadas de la Utopía

Viva La Revolucion Graffiti
"Y la cultura del tener, la capitalista, nos rodea como «la maldita circunstancia del agua por todas partes»" (...) "Solo la Revolución puede superar a la Revolución y hacernos avanzar; solo si la pasión por la justicia social no cede, si no se renuncia a la búsqueda de un camino alternativo que garantice el consumo y dignifique la vida, pero que eluda el consumismo y las visiones pragmáticas; solo si los sueños no se domestican, si no se nos cortan las alas en nombre de una racionalidad castrada, podremos construir un futuro más digno para todos los cubanos. Donde no hay «imposibles» por conquistar, no hay revolucionarios."
Tomado de Granma
Por Enrigue Ubieta Gómez

Vivimos tiempos difíciles. La tierra que antes se divisaba en el horizonte y que nos compulsaba a remar con fuerza, sin reparar en obstáculos y sacrificios, se desdibujó en los años noventa; los agoreros del Apocalipsis dicen y repiten que no podrá alcanzarse, que apenas era un motivo literario que nos ayudaba a crecer, lo que nos dejaría a solas con el presente, un presente que sin pasado y sin futuro, sin una visión móvil, un desde y un hacia, se convierte en charco sucio, en agua estancada. Ciertas tendencias en la literatura, el teatro o el cine —y fuera o dentro del arte, en la crítica social—, son el reflejo del corte de luz, de la falta de percepción de (o la renuncia a) un horizonte. Son miradas miopes —no ven más allá de lo inmediato— que las trasnacionales promueven, las que establecen el nuevo dog­ma que debe paralizar la navegación. Un profesor de fotografía decía a sus alumnos, mientras mostraba la foto de un anciano desvalido que pasaba junto a un almendrón roto: esta es la imagen que tipifica a Cuba en el mundo. La que ellos quieren, desde luego. Es una verdad a medias decir que el arte refleja la realidad, también la construye.
Digamos que el capitalismo jamás renuncia a fabricar sentidos de vida, aunque falsos y de corte individualista: las mayorías que respiran en puntas de pie sobre el agua, sueñan con un golpe de suerte que los catapulte hacia el éxito económico personal. Los que habitan las favelas de Río no se ofenden si las telenovelas brasileñas no reflejan sus vidas y presentan a sus coterráneos en lujosas mansiones: ellos sueñan con vivirlas. El capitalismo se las arregla para que los explotados sueñen con ser explotadores. Pero si se cancelan los sueños, los destinos, el mundo colapsa. Obama y Trump, por muy diferentes que sean o parezcan, lo saben, y le dicen a los suyos, a los estadounidenses simples, que tienen una misión, divina o histórica, da igual. Si durante el viaje perdemos los puntos cardinales, si el socialismo, que solo puede entenderse como un viaje hacia otro mundo, pierde los referentes de partida y de llegada, todo termina: decir que el pasado que nadie vivió era peor y que un futuro capitalista que nadie ha vivido también sería peor, es pura abstracción.
Pésima explicación para los jóvenes. El futuro es esperanza y si lo queremos socialista, no basta con alertar sobre las seguras consecuencias de uno capitalista. Son los límites sobre los que se encuadra el dilema, pero el dilema es el hoy.
Si los ciudadanos perciben que ha comenzado la era posrevolucionaria, buscarán sus islas personales, harán maletas para sus viajes privados. Nadie puede vivir sin un sentido, sin una ruta de viaje y un horizonte por alcanzar. Y la cultura del tener, la capitalista, nos rodea como «la maldita circunstancia del agua por todas partes». Nuestros ciudadanos descreídos no reparan en lo obvio que tienen, quieren al fin dos pantalones vaqueros, un celular «inteligente» y un auto; los jóvenes descreídos del «primer mundo» (al que por cierto, no pertenecemos) tienen los dos pantalones, el teléfono y el auto, y pelean en la calle contra las fuerzas antimotines por aquello que los nuestros tienen y a veces no valoran. Hay que soñar alto. Si los jóvenes cubanos soñaran bajito, a ras de tierra, el futuro de la Patria estaría hipotecado.
¿Pero por qué los jóvenes deben defender la Revolución, el presente al que llamamos Revolución? ¿Por lo que han hecho sus padres y abuelos? No es poco lo que han hecho, pero ese es apenas el punto de partida. Debemos defenderla por lo que ellos (los jóvenes) harán. Para los que no han perdido la fe —y creo que son mayoría— no basta lo mucho que hicimos: la Revolución debe defenderse porque todas las pequeñas, medianas y grandes imperfecciones actuales, las que ellos detectan con justa inconformidad y todas las conquistas invisibles (porque ya se asumen como naturales), podrán superarse o mantenerse solo si esta se preserva. Solo la Revolución puede superar a la Revolución y hacernos avanzar; solo si la pasión por la justicia social no cede, si no se renuncia a la búsqueda de un camino alternativo que garantice el consumo y dignifique la vida, pero que eluda el consumismo y las visiones pragmáticas; solo si los sueños no se domestican, si no se nos cortan las alas en nombre de una racionalidad castrada, podremos construir un futuro más digno para todos los cubanos. Donde no hay «imposibles» por conquistar, no hay revolucionarios.
Ser revolucionario es defender a los humildes, a los «pobres de la tierra». No puede existir otra interpretación. Esta es una Revolución de, por y para los humildes. Raúl lo ratificó el primero de enero del 2014, cuando recordó las palabras fundacionales de Fidel: «La Revolu­ción llega al triunfo sin compromisos con na­die en absoluto, sino con el pueblo, que es al único que le debe sus victorias», y reiteró Raúl: «Cincuenta y cinco años después, en el propio lugar, podemos repetir con orgullo: ¡La Re­volución sigue igual, sin compromisos con nadie en absoluto, solo con el pueblo!».
A veces, sin embargo, ante la ausencia de una teoría que salve y demuela, que restaure el concepto de socialismo por caminos nuevos, nos acecha el espejismo socialdemócrata. En justo escape de esquemas y dogmas, caemos en los brazos de la socialdemocracia: una puerta llena de artificiales luces rojas, que nos conduce de vuelta al capitalismo. Los cambios en Cuba son imprescindibles y están en marcha. Hay quienes pretenden empujarlo, subrepticiamente, hacia el capitalismo. Y hay quienes se oponen a ellos, porque viven cómodamente instalados en las telarañas de la burocracia. Ni los primeros ni los segundos se interesan por el pueblo.
En Cuba hay personas que viven en condiciones aún más difíciles. Son hombres y mujeres entrampados en las redes de la pobreza. Los revolucionarios cubanos tenemos que pelear por ellos; son los más afectados por el bloqueo estadounidense, por la abrupta caída del imperfecto pero justo sistema socialista de relaciones comerciales y por la impericia, el despilfarro y la corrupción. Que no carezcan de la alimentación elemental, puedan estudiar y reciban atención médica gratuita de primero, segundo y tercer grados, los diferencia de sus pares latinoamericanos. Pero la Revolución quiere más, los revolucionarios queremos más. Son sobrevivientes de una guerra que ya sobrepasa las cinco décadas. Para ello tendremos que ser eficientes, a pesar del implacable bloqueo económico, financiero y comercial, de la guerra abierta y solapada, de la subversión y de los funcionarios ineptos. La defensa de lo que somos, permitirá que avancemos hacia lo que nos proponemos ser, hacia una Patria próspera, más socialista, justa y solidaria. Solo desde la pelea del hoy podrán visibilizarse las coordenadas del movimiento: lo que fuimos y lo que queremos y podemos ser.
No hay que ser solemne para decir una verdad sencilla y rotunda: qué grandes nos hizo a los cubanos, a los latinoamericanos, Fidel y esa Revolución que su generación, y atrás otra, y después la mía y las que llegan ya, hicieron, hacen, harán. Qué grandes nos hizo el Che o Allende, Chávez o Evo, y antes Bolívar, Martí, Zapata y Sandino, con sus maneras distintas e iguales de enarbolar la dignidad de nuestros pueblos. Qué grande y qué fuerte es un pueblo que tiene un Camilo y, unas pocas décadas después, un Gerardo, un Tony, un Ramón, un Fernando, un René. Que sabe que hay hijos que actúan en el silencio o el anonimato, ahora mismo, porque conoce el rostro de los pocos que finalmente fueron revelados. Que acuna a jóvenes intelectuales comprometidos con su tiempo y a médicos capaces de saltar sobre todas las previsiones individualistas y curar a los necesitados en África o donde sea. No hay que ser solemnes, pero tenemos derecho a sentirnos orgullosos y optimistas.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Cuba debe rechazar el capitalismo y buscar desde dentro soluciones para el desarrollo.

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Tomado de La Pupila Insomne
Fuente original: The Guardian
Por Milford Bateman y Jonathan Glennie.

The Guardian, 11 de noviembre de 2016
Cuba está intentando una reforma económica seria, influida en parte por la promesa de que el calamitoso embargo estadounidense sea levantado. Los logros sociales de Cuba son la envidia de los países del sur, en particular, su sistema de salud estatal, pero en el frente económico hay menos que resaltar.
La planificación central nunca ha funcionado, y ciertamente no lo hizo en Cuba. Pero el libre mercado tampoco ha funcionado muy bien.
El neoliberalismo, el modelo capitalista dominante desde principios de los años ochenta, está ahora en profunda crisis. Las payasadas en Wall Street son sólo el ejemplo más obvio de un modelo en caída libre, creando una crisis financiera y dejando a la economía global en un territorio muy peligroso.
¿Por qué los cubanos saltarían de la sartén de la planificación central hacia el fuego de un modelo de un capitalismo que impone niveles estratosféricos de desigualdad y privación, y que ha tenido que depender de una acumulación masiva de deuda ($ 152tn , £ 122tn) simplemente para seguir funcionando?
Los cubanos conocen la transición de la planificación central al capitalismo que tuvo lugar en Europa del Este en la década de los noventa bajo la supuesta orientación experta de la élite de formulación de políticas que operaba desde el Banco Mundial, el FMI y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo. Muchos europeos del este esperaban llegar a ser tan ricos como sus vecinos occidentales; Otros habrían estado contentos con una sólida mejora global en los niveles de vida. Sin embargo, para todos, menos el infame 1%, ninguno de los dos escenarios se hizo realidad. Con el desempleo en niveles de depresión (especialmente para los jóvenes), la pobreza endémica en muchas comunidades y una extendida dislocación social (debido al aumento de la migración), la transición ha resultado ser otro experimento desastroso en la economía de libre mercado.
Cuba necesita aprender rápidamente lo que estos otros países aprendieron a su costo – que las instituciones son importantes. En lugar de hundirse en el caldero de las fuerzas del libre mercado, el gobierno cubano necesita construir el sólido marco institucional que se ha denominado “el estado de desarrollo”.
La historia muestra que muchos países que se han vuelto ricos -los estados europeos, los Estados Unidos, Japón y las otras economías “milagrosas” de Asia oriental que surgieron a partir de los años 50- tuvieron éxito porque el estado estaba muy involucrado en toda la política y planificación macro y microeconómica, y dedicado a la mejora de la vida de sus ciudadanos.
Como argumenta el economista Ha-Joon Chang, experto en temas del desarrollo, ningún estado ha tenido éxito en la reducción de la pobreza y la desigualdad sin ser activamente desarrollista, o sea, sin involucrarse.
El Estado no necesita planificar todo, pero sin duda debe intentar impulsar el desarrollo mediante el apoyo estratégico e inversiones cuidadosas en áreas clave como la tecnología, las finanzas, la innovación, la educación y la infraestructura empresarial.
La propiedad pública de muchas de las empresas más grandes seguirá siendo imprescindible para Cuba si se quiere asegurar que se realicen el tipo y el nivel adecuado de inversiones estratégicas y evitar el despojo de activos. Los mayores ingresos de las más innovadoras de estas empresas estatales podrían respaldar la rápida expansión de las instituciones clave que Cuba necesita para avanzar más a lo largo de la frontera tecnológica y crear los muy necesitados empleos profesionales.
El sector biotecnológico de nivel mundial de Cuba , creado después de muchos años de paciente inversión, es un candidato obvio para tomar la iniciativa en este sentido. Al igual que en Chile la minera estatal de cobre Codelco, este sector biotecnológico debe ser usado para apoyar el desarrollo más amplio de la economía cubana, en lugar de ser vendido a bajo precio a las compañías farmacéuticas estadounidenses y europeos.
Se requerirán bancos de desarrollo y una variedad de instituciones financieras locales. A pesar de la reciente agitación, los brasileños han conseguido un montón con su propio banco estatal de desarrollo, BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social), y sus muchas operaciones subsidiarias. En China, las redes de cooperativas de crédito rural hicieron mucho para apoyar a las empresas municipales y locales, la raíz del milagro económico del país.
El gobierno cubano debería resistirse a las llamadas recalcitrantes para desplegar el modelo de microcrédito como parte importante de su estrategia de transición. Las microfinanzas no han tenido éxito en la generación de una trayectoria de desarrollo sostenible, “de abajo hacia arriba” en ninguna parte del mundo (y para obtener lecciones claras solo hay que mirar el desastre que ha tenido lugar en Bosnia y Herzegovina ).
La buena noticia es que en los últimos años Cuba ha encontrado una estructura organizacional mucho mejor para asegurar niveles de vida crecientes, manteniendo el énfasis en la justicia social y la solidaridad: el modelo cooperativo . Formas pioneras de cooperativas agrícolas han estado haciendo incursiones importantes en Cuba, contribuyendo a elevar la productividad y la producción.
El gobierno cubano está comenzando a convertir las pequeñas y medianas empresas estatales en verdaderas cooperativas de trabajadores. El acomodar los activos estatales en propiedad de cooperativas que involucra a los empleados actuales, en lugar de ponerlos en manos de una élite estrecha a través de una privatización más tradicional al estilo de Europa del Este, tiene mucho sentido. Se mantendrá la solidaridad, las habilidades y el conocimiento, mientras que la especulación y la eliminación de activos es mantenida a un mínimo.
Las decisiones de Cuba en los próximos años no sólo determinarán su propia historia y su éxito económico, sino que también repercutirán en el sur global, donde muchos países en desarrollo se encuentran en una situación económica similar y buscan una salida que equilibre la eficiencia económica con la dignidad, la igualdad y la justicia social.
Traducción de Juan Fernández Alfonso para La pupila insomne. 

¿Engage-tusando a Cuba? Traduciendo un concepto

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Imagen tomada de internet
Tomado de Rebelion
Por J. Á. Téllez Villalón

“Today, I approved a Presidential Policy Directive that takes another major step forward in our efforts to normalize relations with Cuba.
This Directive takes a comprehensive and whole-of-government approach to promote engagement with the Cuban government and people, and make our opening to Cuba irreversible.”  
President Obama (14-10-2016)

Engagement es quizás el anglicismo de moda que mejor tipifica eso que se ha dado en llamar “pérdida por traducción” o lost in translation, es decir a la desaparición al traducir una palabra de todos sus matices o los juegos de palabras que desaparecen al traducir un texto de un idioma a otro.

El término encuentra su origen en el verbo francés engager. A su vez, engager tiene como etimología: “mettre en gage”, “poner en prenda”, "dar su palabra un fiador en promesa de unión", “involucrar a su fe”, "comprometerse (a declarar)". El sustantivo gage se origina por un lado de gwage que se traduce como "lo que ponemos o dejamos en depósito como garantía de una deuda, la aplicación de algo y por otro de guage que es “lo que se da a una persona en concepto de indemnización, la satisfacción por el mal que ha causado él" [1].

Desde el francés, encontramos como equivalentes en español: empeño, alistamiento, intervención, enganche, juramento, tratado, palabra comprometida, compromiso, pacto, alianza, obligación, aliento, fianza, hipoteca, ajuste, contrato, inscripción, encuentro, apertura. Una de las expresiones en la que se emplea el verbo es “engager qn à faire”, es decir: “incitar a alguien a hacer (algo)”.

El vocablo, fue aceptado sin modificación alguna por el idioma inglés, sin embargo en este no se reconoce todas las acepciones que tiene en la lengua de origen y además se le han añadido acepciones que solo existen en la de Shakespeare. Tiene como sinónimos: booking, participation, involvement, involution, mesh, meshing, interlocking.

En su sentido general, puede trasladarse al español como cita, compromiso nupcial o noviazgo, pero cubre un campo de acepciones más amplio y que traduce más sutilezas que el engañoso “compromiso”. Entre sus traducciones se contempla acepciones como: implicación, nexo, relación; pero también: intervención, batalla, combate, pelea.

Son de la misma familia de engagement: engagé (comprometido, voluntario), engaging (atractivo, agraciado, insinuante, simpático), engagingly (de manera atractiva, con encanto).

Sutilezas que también gana o pierde el sustantivo al transferirse del habla popular a la psicología, las tecnologías organizacionales, la publicidad o el marketing, como desde la Psicología de la Salud Ocupacional, el Marketing Industrial y otras profesiones afines, hacia la Política, las ciencias políticas y la teoría de las relaciones internacionales.

De modo que muchos profesionales de habla castellana prefieran emplear engagement y no sus posibles equivalentes en español. Así argumentan que el término “marketing de compromiso” no traduce el de engagement marketing, como marketing no puede se traducido como mercadeo.

Salanova y Llorens desde la Salud Ocupacional han planteado: “Al día de hoy no hemos encontrado un término que abarque la total idiosincrasia del concepto, sin caer en repeticiones, simplezas o errores. El engagement sabemos que no significa exactamente lo mismo que otros conceptos que sí tienen su homónimo en lengua inglesa como son: la implicación en el trabajo (Work involvement), el compromiso organizacional (Organizational commitment), dedicación al trabajo (Work dedication), enganche (Work attachment) o dedicación al trabajo (Workaholism).” [2]

Como concepto fue empleado por primera vez en el ambiente científico en 1990, cuando William A. Kahn -quien estudiaba las organizaciones dedicadas al cuidado de personas con bajos recursos, con enfermedades o en edad avanzada-, definió el “engagement personal” como el “aprovechamiento de los miembros de la organización de sus propios roles de trabajo”; “en el engagement, las personas utilizan y se expresan a sí mismas física, cognitiva, emocional y mentalmente durante el desarrollo de sus roles”[3].

En sus trabajos, el académico identificó los problemas que se presentan en este tipo de organizaciones y las estrategias que se utilizan para enfrentar estos problemas. A través de los estudios de Kahn, el engagement surgió relacionado con el compromiso, es decir, el estado en el cual las personas expresan su “ser entero -física, cognitiva y emocionalmente- en el papel que desempeñan”.

Un poco más tarde se, comienza a identificar el engagement como un estado ideal y opuesto al burnout- el agotamiento mental en el desempeño profesional-; necesario para el funcionamiento óptimo de las organizaciones. Basado en esta definición de engagement, con posterioridad se desarrolló una escala de 13 ítems formada por tres dimensiones: engagement cognitivo, emocional y físico.

Desde una perspectiva psicológica, el engagement se presenta como un estado de realización positivo que experimenta el trabajador en relación con su trabajo. Un trabajador engaged siente su trabajo como placentero, “no como una carga agobiante que le consume la vida”. De allí, que aporta más beneficios para el dueño.

Por otra parte, se habla de un engagement marketing, a través del cual se establece una relación con el consumidor como nunca antes se había conseguido en el marketing dirigido a las masas. Bajo sus prácticas, subyace una nueva filosofía de marketing; se estudia a fondo cada consumidor y se dirigen acciones -meticulosamente planificadas- hacia las necesidades, anhelos y deseos de esos consumidores. Unas necesidades y expectativas que están enraizadas profundamente en sus convicciones éticas y morales, en su estilo de vida y que tienen su base en cómo experimentan y entienden la vida y en cómo se relacionan con el mundo, es decir su cultura.

El engagement es en tal sentido, la vinculación que se logra con la comunidad a través la “presencia” de la empresa y que le permite pasar de simples extraños, a personas con las que se tiene relaciones que involucran un grado emocional. Un cambio en la actitud de sus contactos, “más allá del compromiso”, pero que están enlazados con él, entiéndase, unión emocional, deseo de permanencia y satisfacción con lo que se hace.

Resulta ilustrativo que como paradigma del engagement marketing se tome a la multinacional Apple; empresa que en los últimos años ha logrado que sus productos sean consumidos con una pasión desorbitada, pese a que lo perjudique con la venta de productos a más de un 60% de su precio real, si le quitásemos el marketing. [4]

De modo que como concluyó @philgonzalez, después de asistir a una conferencia sobre el engagement, la mejor traducción del término es “enganchamiento”, pues en Castellano cuando hablamos de “engancharse”, queremos decir que estamos tan enamorados de algo o alguien que “hacemos las cosas sin razonamiento, ni medición del coste, ni del tiempo, ni de sus consecuencias” [5].

Así, el engagement es una categoría empleada tanto por el marketing industrial y el digital, como el marketing político o electoral, para mejorar la “implicación entre un productor y un consumidor”, un sitio y sus seguidores o entre un político y sus electores.

Con el engagement político se persigue atraer a los posibles electores tratando de crear una imagen de este positiva y cercana a la población, apelando a su sensibilidad y valoraciones afectivas. El engagement en este caso, se enfoca en lograr que el votante sienta que su posible gobernante es alguien como él; presentándose, con la más encantadora envoltura, las cualidades humanas del candidato, su compasión, su entrega y sus ganas de llevar adelante su proyecto político. Se recomienda tratar de mostrarse fuerte y sólido en sus convicciones, pero a la vez afable, ameno, atractivo.

Un recurso de engagement que ha ganado en explotación en las últimas contiendas electorales, sobre todo de la derecha, es el de las redes sociales. No por gusto, el único sector estadounidense autorizado a negociar e invertir en Cuba es el de las TICs.

Nótese que las acciones para promover el engagement son diseñadas y dirigidas desde el liderazgo o el poder; por una marca, un gestor de web, un empresario o un político, para ganar adeptos, clientes, electores y en fin de cuentas, ganancias, plusvalía.

Bajo estos preceptos se condujo el “encantador” Barack Obama, antes y durante su visita a la Isla. Con los anuncios a través de las redes sociales de su visita y del encuentro de pelota con los Tampa Bays, con su “¿Que bolá Cuba?” (sic), al aterrizar en La Habana. Continuándolo con sus dos sketch humorístico en el programa televisivo más popular en la Isla, en el encuentro con los emprendedores en la cervecera y especialmente en su discurso en el Gran Teatro y - junto su familia-, en el set de diplomacia deportiva que fue el Estadio Latinonoamericano.

Sus habilidades y resultados en Política 2.0, ya se habían evidenciado fehacientemente durante sus dos campañas presidenciales. Obama es actualmente el líder en la llamada twiplomacy (diplomacia digital) y el político más influyente (@POTUS), y el de más “enganchados” (@BarackObama), con 7,6 y 79 millones de seguidores, respectivamente.

El término engagement para referirse a su nueva política hacia Cuba, fue utilizado por el propio Obama, en una entrevista el 19 de diciembre del 2014 [6] y en su discurso sobre el estado de la Unión, poco después. En ellos anunció claramente las características más generales de esta “mantra” para la Isla. Una nueva estrategia que sintetiza de este modo: “un enfoque diferente y más inteligente, una estrategia paciente y disciplinada que emplea todos los elementos de nuestra potencia nacional” [7]. Es decir, bajo los fundamentos del smart power o poder inteligente y del “realismo progresivo” en la teoría de las relaciones internacionales.

Un proceso largo, que combina “el palo y la zanahoria” para castigar retrocesos y bonificar reformas; con estrategias de relacionamientos diferenciados para con el gobierno y con la sociedad civil y cuya efectividad dependerá -en su opinión-, de la cultura del pueblo cubano y de la implicación de las otras potencias aliadas en el propósito de promover los valores “universalmente aceptados”, que son los del capitalismo occidental, de fuertes raigambre liberal. Presupuestos reiterados en las más recientes Directivas para Cuba y donde aparecen engage o engagement en 38 ocasiones [8].

Una versión, digamos mejorada, que la del “realista” Henry Kissinger, para quien el engagement era un propósito que se alcanzaba mediante la combinación equilibrada de diplomacia y fuerza disuasiva- o explícita.

Desde la diplomacia, había sido empleado antes para nombrar las “negociaciones” con Irak, Venezuela y Myanmar (antigua Birmania), por nombrar algunos.

Datos y hechos que nos remiten a otro concepto, quizás reacio a sumarse al compendio de las categorías de las ciencias políticas, pero que califica como ningún otro lo que debemos traducir los cubanos cuando escuchamos engagement; hablo de engatusar, utilizado para significar: “ganarse la voluntad o el favor de una persona adulándola o aparentando tener ciertas cualidades que en realidad no se tienen”.

Vocablo que etimológicamente resulta de la confluencia de dos voces encantusar y engatar. Encantusar que se deriva de encantar (hechizar) y viene del latín incantare compuesto por el prefijo in- más cantare, frecuentativo de canere (cantar) con la raíz kan (cantar), presente en chantaje. Engatar que viene de gato (del latín cattus), animal de muy mala reputación en el imaginario popular de muchos pueblos, incluso los anglosajones, y al que recurrimos en aquella frase de “dar gato por liebre”.

Ante lo que vale recordar a Martí, quien nos legara que no se ha juzgar “la república autoritaria y codiciosa, y la sensualidad creciente, de los Estados Unidos”, por “la sonrisa y lujo del salón de recibir, o por la champaña y el clavel de la mesa del convite.”[9]

Sea esta mi contribución, para más luces -y raíces- con las que traducir, no solo la “mala palabra” y su engage-tusadores brillos, sino la nueva táctica imperial para conducirnos hacia el capitalismo neoliberal.

Notas:
2. Salanova & Llorens (2008),Estado actual y retos futuros en el estudio del burnout. p. 64; http://www.cop.es/papeles .
3. Kahn, W. A. (1990), Psychological conditions of personal engagement and disengagement at work. Academy of Management Journal (33); http://amj.aom.org/content/33/4/692.full.pdf
9. Ver de José Martí, O. C. t.28, pp.290-294

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