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martes, 28 de marzo de 2017

La Unidad de la Izquierda y la Integración Latinoamericana

Tomado de Pensando Américas
Por  Basilio A. Gutiérrez

Intervención en el Seminario Teórico Internacional “Los partidos y una nueva sociedad”. México 23, 24,25 de marzo de 2017

“A un plan obedece nuestro enemigo: de enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo, hacer por fin a nuestra patria libre. Plan contra plan”. José Martí

viernes, 15 de julio de 2016

Fidel, bolivariano y martiano (II)


Tomado de La Jornada
Ángel Guerra Cabrera

Primero el sabio escritor y político dominicano Juan Bosch nos dijo: América Latina ha dado tres genios políticos: “Toussaint Louverture, Simón Bolívar y Fidel Castro, y debo decir que es mucho dar… Humboldt había previsto parte de eso cuando… después de un recorrido por América, comentó que los dos lugares más politizados eran Caracas y La Habana, es decir Venezuela y Cuba”.
Louverture, ninguneado o disminuido en su grandeza por la cultura hegemónica, que nos ofrece a Bolívar como un soñador cuyas ideas son muy hermosas, pero inalcanzables. Fidel, a quien ya casi nadie se atreve a negarle un sitial en la historia con mayúscula, pero la misma izquierda, que lo ha reconocido explícitamente como el gran estratega de la revolución cubana, con frecuencia no se ha dado cuenta de lo obvio: su condición de relevante teórico de la revolución –y de la reforma social– en los países de América Latina y el Tercer Mundo.
Menciono ahora revolución y reforma, deliberadamente, porque en el pensamiento de Martí –de quien me extraña que Bosch no incluyera en su selecta galería de genios políticos– y en el de Fidel, la reforma puede conducir a la revolución más radical en su momento, mediante la solución de tareas anticoloniales relativas a la independencia, la soberanía y la liberación nacional, imprescindibles en nuestra región y en muchos países de África y Asia sin que forzosamente haya que plantearse de entrada el asalto del cielo.
El hecho de que Cuba atravesara sin solución de continuidad de impulsar aquellas tareas al socialismo, no significa que en todos los casos deba ser así. No debemos perder nunca de vista el objetivo socialista, pero tampoco desaprovechar toda posibilidad de avanzar hacia la liberación nacional y la descolonización.
Fidel, por sólo poner otro ejemplo trascendental y muy vigente, aportó a la teoría revolucionaria universal, como lo expone al hacer la definición de pueblo en La historia me absolverá (1953), luego complementada en la Segunda Declaración de la Habana (1962), la concepción de un muy amplio sujeto de la revolución o el cambio social, que reconoce las condiciones revolucionarias de los minoritarios destacamentos obreros de América Latina y el Caribe, pero al mismo tiempo otorga un papel fundamental a la luchas de indígenas, negros y campesinos. Reconoce un papel orientador a los intelectuales revolucionarios.
No es solo el proletariado, como lo concibieron Marx y Engels en la Europa del siglo XIX; se extiende a todas y todos los explotados y excluidos –incluyendo a los desempleados y, de modo enfático, a las mujeres–, así como a los militares patriotas, a sectores de las clases medias, que por razones patrióticas y morales pueden tornarse sujetos transformadores, en una región donde la explotación capitalista no puede liquidarse sin suprimir casi simultánea, o sucesivamente, el humillante yugo imperialista. En La historia… es donde por primera vez el líder de la revolución cubana argumenta por qué Martí es el autor intelectual del ataque al cuartel Moncada.
Años después de la valoración sobre Fidel escrita por Juan Bosch, otro gran latinocaribeño, Hugo Chávez, auténtico Bolívar redivivo, cuya misma trayectoria, junto a otros importantes acontecimientos en nuestra América, estaban contribuyendo ya de modo superlativo a demostrar la certeza de muy tempranos vaticinios del guía de la revolución cubana, recordaría: “Fidel decía –terminando los 80– que una nueva oleada revolucionaria, de cambios, una nueva oleada de pueblos, se desataría en el continente cuando parecía –como algunos ilusos lo señalaban– que habíamos llegado al fin de la historia, que la historia estaba petrificada y que ya no habría más caminos ni alternativas…
A unos meses de la desaparición física de quien había pronunciado esas palabras, Fidel expresaría, en frase para la historia: “Hoy guardo un especial recuerdo del mejor amigo que tuve en mis años de político activo –quien muy humilde y pobre se fraguó en el Ejército Bolivariano de Venezuela–, Hugo Chávez Frías”.
Fidel y Chávez multiplicaron, mediante insólitos programas sociales las energías revolucionarias y los recursos humanos y materiales de sus dos pueblos y del gran movimiento de masas contra el neoliberalismo gestado en nuestra América entonces, que no ha amainado. Pero de eso hablaré en la próxima y última entrega de este texto.
PD:
Black Lives Matter; Washington cierra el cerco financiero contra Venezuela y el chavismo contrataca.

sábado, 23 de mayo de 2015

La gesta emancipadora para la integración de America Latina (2/2)

 Hugo Chávez y Simón Bolívar

Tomado de AlMayadeen.
Por Salim Lamrani.

En ocasión del décimo aniversario de lafundación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de ... 
 
En ocasión del décimo aniversario de la fundación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América en 2004 y a 120 años de la caída en combate de José Martí, conviene echar una mirada a tres textos fundadores de la integración latinoamericana.

2.     La unión necesaria
 
En “Nuestra América”, vibrante alegato a favor de la unión de los pueblos de América Latina, José Martí, con el tono persuasivo y pedagógico que lo caracteriza, llama a las conciencias iluminadas del continente a “despertar”. El Sur no puede ignorar la gravedad de la situación. Debe hacer uso de “las armas del juicio, que vencen a las otras” y apretar filas pues el momento es grave y múltiples peligros acechan a los pueblos del continente, particularmente “los gigantes que llevan siete leguas en las botas”. Para llevar a cabo esta lucha por la supervivencia y la preservación de la identidad y la soberanía latinoamericanas, son necesarias “las armas del juicio” pues “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”. La federación de las fuerzas patrióticas es imprescindible pues la batalla se hará a escala continental y los pueblos “van a pelear juntos”. La unidad es la palabra clave del mensaje de Martí, que llama a dejar de lado los localismos, las divisiones y los conflictos fratricidas que pueden tener consecuencias funestas. Al revés, Martí llama al internacionalismo solidario, a la amistad entre los pueblos: “¡Los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento y de la marcha unida”. Frente a un poder dominador tan temible, no hay otra alternativa que “andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”. Martí dedicaba entonces todos sus esfuerzos a la unión de todos los patriotas cubanos para librar contra el colonialismo español la “guerra necesaria” que comenzaría en 1895 y entendía que la gran batalla decisiva tras conquistar la independencia se libraría contra el imperialismo estadounidense. Y la unión de todos era la única posibilidad de conseguir la victoria.
 
“Ningún pueblo de América Latina es débil, porque forma parte de una familia de 200 millones de hermanos”. Quizás ésta sea la frase esencial de la Segunda Declaración de La Habana y podría haber sido escrita por José Martí. A la vergonzosa sumisión a los dictados de Washington en 1962 de todos los gobiernos del continente americano, que aceptaron dócilmente expulsar a Cuba de la Organización de los Estados Americanos –con las notables excepciones de México y Canadá- La Habana replicó con esta proclama llamando a las fuerzas patrióticas de América Latina a la unión y a la resistencia. Dado que las miserias, los sentimientos, el enemigo y el destino son comunes, la lucha sólo puede ser común. El texto se dirige “a la generación de latinoamericanos de hoy” que debe seguir el ejemplo de Bolívar y Martí, tomar las riendas de su propio destino y librar la batalla decisiva contra “la metrópoli imperial más poderosa del mundo”. Washington nunca renunciará a sus objetivos de someter el continente, como lo ilustra el estado de sitio que ha impuesto a la isla de Cuba. Los actores de esta gesta libertadora serán “las masas”, “los pueblos”, los de abajo, los humildes, tanto de la ciudad como del campo, quienes en un movimiento colectivo de insurrección librarán el combate por la emancipación. Fiel a la tradición martiana, la Segunda Declaración de La Habana enfatiza el hecho de que será también una batalla de ideas contra el imperialismo, y más precisamente contra “el capital monopolista yanqui” y sus lacayos, las elites políticas locales. El movimiento de “esta América de color”, que comparte “la misma tristeza y desengaño”, logrará edificar la sociedad de mañana. 
 
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América también se propone construir un porvenir más luminoso para todos y sienta las bases de la unión necesaria para ello. El establecimiento de relaciones estrechas, simbióticas entre Venezuela y Cuba, entre las patrias de Bolívar y Martí, entre quienes se reivindican hijos espirituales de ambos próceres, desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999, más allá del aspecto simbólico, echó los fundamentos del proceso integrador latinoamericano. Dado que el proyecto del ALCA sólo llevará a “la desunión aún mayor de los países latinoamericanos”, la propuesta del ALBA abre una puerta de salvación. La palabra clave es la integración de las naciones de América Latina y el Caribe y conviene “luchar juntos” para alcanzar dicho objetivo. El ALBA considera como “principio cardinal” la solidaridad cabal entre los pueblos y reivindica los idearios y las aspiraciones de las grandes figuras de la emancipación de América Latina, empezando por Bolívar y Martí, rechazando los “nacionalismos egoístas” que pueden perjudicar el proyecto de la realización de la Patria Grande. El ALBA se basa en “una visión latinoamericanista” y en la cooperación que abarca a todas las categorías de las sociedades del Sur, lo que le permitirá resistir al expansionismo y a “los apetitos imperiales” de la otra América, y sobre todo edificar la Patria de todos, con la implicación de “todas las naciones”. 
 
La unión de las fuerzas vivas y progresistas del continente permitirá edificar la Patria Grande de todos y ubicar al ser humano en el centro de sociedad, realizando así los anhelos de Bolívar y Martí.
Fidel Castro y José Martí

3.      La Patria Grande de todos
 
El anhelo de José Martí se refleja en el título de su obra más transcendente: “Nuestra América”, que sintetiza sus aspiraciones unificadoras. Gran admirador del Libertador Simón Bolívar, el Maestro intentó continuar su misión de edificar la Patria Grande, o sea una unión de las naciones latinoamericanas que basarían sus relaciones en el respeto mutuo, la solidaridad y la reciprocidad, tomando en cuenta las especificidades, tradiciones y costumbres de cada pueblo. Para eso hay que proscribir los conflictos fratricidas que desangran al continente y son fuente de desgracia, muertes y miseria y juntarse como hermanos que comparten un destino común. “Devuélvanle sus tierras al hermano”, exhorta el revolucionario cubano, aludiendo quizás a la guerra entre Chile y Bolivia. América Latina, a pesar de su historia y procesos distintos, “es, una en alma e intento” y es el deber de todos construir esa unión y establecer una sociedad mejor en la que la primera ley de la República sea “el culto a la plena dignidad del hombre”. Martí tiene fe en las virtudes del ser humano y en la generosidad de las mujeres honradas y los hombres decorosos de América Latina. La Patria Grande de todos debe ubicar en el centro de su proyecto futuro a los sectores más frágiles de la familia latinoamericana, al huérfano, a la viuda, al anciano. Sólo así se podrá alcanzar la libertad plena, la igualdad soberana y la justicia social entre los pueblos del Nuevo Mundo.
 
La Segunda Declaración de La Habana tiene la vocación de construir “un mismo mejor destino” para todos los pueblos de América Latina. La Revolución Cubana, “de los humildes, por los humildes y para los humildes”, ha engendrado la transformación social más radical de la historia del continente, con resultados excepcionales en los campos de la salud, la educación y la lucha contra la extrema pobreza. El texto afirma que los pueblos no se encuentran condenados al hambre, a la miseria, a la sumisión, ni a la humillación perpetua. Otro mundo es posible en el cual todos tendrán pan, salud, educación y cultura. Todo el continente se librará del “imperialismo yanqui”, conquistará sus derechos “casi 500 años burlados por unos y por otros”, y escribirá su propia historia. La Revolución Cubana se presenta como la vanguardia de los movimientos progresistas del continente e indica con su ejemplo la vía a seguir para conquistar la independencia total, la soberanía plena y la emancipación definitiva. No hay ninguna fatalidad y es factible el sueño de Bolívar y Martí de construir una sociedad distinta de la del Norte que oprime a los más vulnerables, explota a los más necesitados y saquea los recursos de las naciones más pequeñas para satisfacer sus intereses personales y egoístas. La resignación no puede ser una opción para los descendientes de quienes lucharon contra el colonialismo español y existe una alternativa bolivariana y martiana para los pueblos del Sur. 
 ALBA y teleSUR
La Alternativa Bolivariana para las Américas –ahora Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América– se presenta como el inicio de la consagración de los sueños de Bolívar y Martí. Ambiciona realizar una “integración basada en la cooperación, la solidaridad y la voluntad común” para “satisfacer las necesidades y los anhelos de los países latinoamericanos y caribeños y, a la par, preservar su independencia, soberanía e identidad”. La edificación de la Patria Grande es la única puerta de salvación para América Latina. La justicia social y la solidaridad deben cimentar esta alianza entre los pueblos del Sur y las leyes del mercado no pueden prevalecer sobre el bienestar de las poblaciones. La visión deber ser latinoamericanista y no nacionalista. Basándose en la filosofía de Rousseau, el ALBA enfatiza que para alcanzar la democracia plena conviene eliminar las desigualdades sociales que afectan de modo dramático la vida de los sectores más frágiles. Sin igualdad no hay libertad posible. Los doce principios rectores del ALBA echan las bases del modelo integrador. El Estado tiene un papel participativo y planifica la economía y se toman en cuenta las especificidades de cada país para que el progreso sea provechoso para todos los pueblos. El modelo integrador rechaza la competencia para privilegiar la cooperación y la reciprocidad con el objetivo de reducir la pobreza sin atentar contra la identidad peculiar de cada nación. Reivindicando el adagio martiano “ser culto para ser libre”, el ALBA preconiza una campaña continental de alfabetización que se ha llevado a cabo desde 2004 gracias el programa cubano de vocación internacionalista “Yo, sí puedo”, que ha permitido alfabetizar a ocho millones de personas en el mundo. La salud también resulta es una prioridad y la Operación Milagro lanzada el 2005, que consiste en operar a las poblaciones del continente víctimas de cataratas y otras enfermedades oculares, se enmarca en este proceso integrador y los resultados son espectaculares, con 5 millones de personas que han recobrado la vista sin pagar un centavo. El Fondo de Emergencia social permitirá hacer frente a las necesidades en caso de catástrofe natural o humanitaria. También se prevé desarrollar las tecnologías de comunicación para permitir a los ciudadanos salir del subdesarrollo y el cable de fibra óptica construido entre Venezuela y Cuba es un ejemplo de esta voluntad. La Patria Grande sólo puede existir con la protección de la Madre Tierra y el ALBA propicia el desarrollo sostenible que preserva la naturaleza. La creación de Petrocaribe en 2005, que permite a 13 países de la región recibir suministros energéticos subvencionados, es ilustrativa de ese nuevo modelo solidario. Del mismo modo, la creación del Banco del Sur reduce la dependencia financiera de América Latina respecto a las grandes instituciones bancarias del Primer Mundo. Telesur, el canal hispanoamericano más importante, que se presenta como alternativa al poder informativo hegemónico de CNN, el canal del vecino del Norte, es también revelador de la nueva época que vive América Latina que ya no acepta la sombra tutelar de Estados Unidos.
 
A lo largo de los siglos, desde la publicación de “Nuestra América”, se ha ido edificando el sueño de un continente unido e integrado. La Segunda Declaración de La Habana demostró que era posible crear una sociedad distinta al modelo neoliberal “ante las propias narices de Estados Unidos”. La creación del ALBA se reivindica como la consagración del sueño emancipador de Bolívar y Martí. 
 
Estos tres textos, “Nuestra América”, la “Segunda Declaración de La Habana” y la “Declaración del ALBA” sintetizan la evolución del proyecto emancipador elaborado por Simón Bolívar y José Martí en el siglo XIX. Para resistir a los apetitos imperiales del poder hegemónico estadounidense, decidido a apoderarse del continente, los pueblos latinoamericanos han de cimentar su unión en torno a valores e intereses comunes para poder preservar la independencia, la soberanía y la identidad de América Latina. Sólo la federación de todas las fuerzas progresistas permitirá establecer un plan de integración regional basado en la solidaridad, la reciprocidad, la justicia social y la preservación de la cultura. 
 
Desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XXI, el anhelo bolivariano y martiano ha sobrevivido, a pesar de las vicisitudes de la historia, de los sueños frustrados por el intervencionismo de Washington en los asuntos internos de los pueblos de Nuestra América, de las derrotas momentáneas del progresismo durante la Guerra Fría. La emergencia de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América en 2004 ilustra la vigencia del pensamiento martiano y bolivariano y la resistencia de los pueblos del Sur a la invasión y la subyugación.  
 
No obstante, la lucha por la independencia, la soberanía, la justicia social y la diversidad cultural sigue vigente ya que el “Coloso del Norte”, para decirlo con palabras del revolucionario Martí, nunca se resignará a su decadencia y persistirá en socavar los procesos progresistas latinoamericanos como lo ilustran las maniobras que orquesta Washington en el continente. Desde el intento de golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002, pilar fundamental de la gesta integradora del siglo XXI, hasta el golpe consumado en Honduras en 2009 contra el Presidente democrático Manuel Zelaya, por haberse integrado en el ALBA, Washington ha demostrado que no renunciaría fácilmente a perder lo que algún día fue su patio trasero.
 
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula The Economic War Against Cuba. A Historical and Legal Perspective on the U.S. Blockade, New York, Monthly Review Press, 2013, con un prólogo de Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade. 

http://monthlyreview.org/press/books/pb3409/
Contacto: lamranisalim@yahoo.fr ; Salim.Lamrani@univ-reunion.fr
Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel

miércoles, 20 de mayo de 2015

La gesta emancipadora para la integración de America Latina (1/2).

Foto tomada del blog La Polilla Cubana
Tomado de AlMayadeen.
Por Salim Lamrani.

En ocasión del décimo aniversario de lafundación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de ... 

En ocasión del décimo aniversario de la fundación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América en 2004 y a 120 años de la caída en combate de José Martí, conviene echar una mirada a tres textos fundadores de la integración latinoamericana.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Bolívar y Martí vieron el carácter hegemónico y nefasto del entonces naciente imperialismo norteamericano.

Acto por centenario del natalicio de Francisco Pividal Padrón | La ...
Tomado de Rebelión.
Por Ernesto Peña Pou
Dtor del Dojo Naturista Nacional de la Takeda Ryu de Cuba.
Miembro de la Sociedad Cultural José Martí.

Bolívar dijo: "Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia a plagar de miserias la América". Y Martí siempre obro para: "Impedir a tiempo con la independencia de Cuba, que los Estados Unidos caigan con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América". La visión de estos grandes hombres, nos alertaba desde entonces, del empeño norteamericano por apoderarse de nuestros territorios y dominar nuestras riquezas. 

viernes, 6 de marzo de 2015

A propósito del concepto de América Latina en José Martí

Tomado de CubaPeriodistas.
Por Rolando López del Amo.

Muy conocido es el ensayo martiano “Nuestra América”, que se refiere a la que se extiende desde el Río Bravo, en el norte, hasta la Patagonia, en el extremo sur de nuestro continente. En otro artículo Martí la llama también Madre América. Martí siempre dividió el continente en dos, la América inglesa o sajona, y la América española o latina. Inclusive, a los Estados Unidos de América prefería llamarlos los Estados Unidos del Norte. Lo que quiero destacar es que este concepto de América Latina era empleado por Martí en su tiempo, a pesar de las mayores referencias que hace a la América española. 


En sus cuadernos de apuntes podemos encontrar el siguiente referido, al parecer, a algo que se proponía escribir: “Un párrafo de aliento sobre las revoluciones (de la A. Lt.}” . Y otro que dice: “La América Latina en los E. U.” (1) 


En el cuaderno de apuntes número tres, Martí comenta un libro sobre historia del movimiento republicano. Al referirse al primer capítulo encontramos lo siguiente: 


¡Cuánto ha quedado por decir, siquiera fuese somerísticamente de aquellos turbios orígenes, arrebatado empuje, labor de limpia, y gestación dolorosa de nuestra América latina! —¡Cuánto sobre sus errores necesarios, sobre sus guerras fatales, sobre la heredada cizaña, sobre el majestuoso porvenir!—¡Qué callar a Bolívar, como si no cupiera en Castelar, para el hombre más grande de la raza latina en estos tiempos, aquella hermosa frase de Quintana!(2) 


En otro cuaderno, el número cinco, aparece este otro apunte: “Una gran confederación de los pueblos de América Latina —no en Cuba, en Colombia—  (por evitar así el peligro de anexión forzosa de la Isla).” (3) Estos apuntes corresponden, los del cuaderno tres, a la década de los años setenta. Los del cuaderno cinco, a 1881. 


Lo que me interesa destacar de los apuntes anteriores es que ya Martí consideraba entonces a Bolívar como “el hombre más grande de la raza latina en estos tiempos”, y hablaba también de una confederación de los pueblos de América Latina. 


En el mes de enero de 1884 la revista La América, que se imprimía en New York, publica un artículo de Martí titulado “Los propósitos de La América bajo sus nuevos propietarios”. Ocurre que estos habían nombrado a Martí director de la revista. La revista pretendía ser “el punto de reunión y cita… de los intereses y pensamientos de las dos Américas.” (4) Es una revista para promover las relaciones económicas entre ambas partes y Martí  dice que la revista debe ser “el observador vigilante  de los trascendentales y crecientes intereses de la América Latina en la América Sajona, el explicador de la mente de los Estados Unidos del Norte ante la mente de aquellos  que son en espíritu, y serán algún día en forma, los Estados Unidos de la América del Sur.” (5) Más adelante explica que la revista dirá “a la América Latina todo lo que anhela y necesita saber de esta tierra que con justicia le preocupa” y sentencia: “Hay provecho como hay peligro en la intimidad inevitable de las dos secciones del Continente Americano.” (6) 


En su visión continental Martí ve dos Américas, la del Norte, sajona, y la del Sur, latina. 


Y habla ya, no solamente de una confederación de pueblos latinos, sino de unos estados unidos del Sur. Martí es el portador de las esencias de los ideales bolivarianos. 


Cualquier acción de una parte de la América Latina con los Estados Unidos del Norte tiene, para Martí, importancia para el resto. Así lo manifiesta en artículo en La América sobre “El tratado comercial entre los Estados Unidos y México”. Se refiere a un tratado cuyo proyecto fue dado a conocer antes de su aprobación —el artículo de Martí es de marzo de 1883—. Según el tratado, quedarían libres de aranceles los productos agrícolas que ya México exportaba a los Estados Unidos y quedarían libres de aranceles todos los productos industriales norteamericanos. Era un tratado de libre comercio. Martí comenta: 


“El tratado concierne a todos los pueblos de la América Latina que comercian con los Estados Unidos”. Y luego se refiere a los riesgos económicos del tratado que, de inmediato, no mejora las exportaciones mexicanas y si favorece la entrada “a todos los productos de hierro que por la mala obra y falaz beneficio del sistema proteccionista (norteamericano NB) sobrecarga hoy a los mercados americanos, enfermos de plétora”. 


Y añade: “La lista (de productos de los Estados Unidos liberados de aranceles. NB) es tan numerosa, que absorbería todo nuestro espacio.” (7) 


Véase de que larga data vienen los intentos de los tratados de libre comercio de los Estados Unidos con la América Latina, firmados por algunos países, como México, con grave daño para su economía, en particular para su agricultura nacional, y que fue rechazado en su aspiración continental bajo las siglas del ALCA. 


En el artículo “Respeto a Nuestra América”, publicado en La América, en agosto de 1883, Martí escribe que “No bien desocupada apenas la América Latina de las contiendas que libran en su seno el espíritu joven y el antiguo” se verá adelantar “al séquito de pueblos que nacieron armados del pomo de la espada de Bolívar”; (8) y en artículo titulado “Mente latina”, publicado también en La América, en noviembre de 1884, Martí elogia los resultados de estudiantes de nuestras tierras en colegios de los Estados Unidos del Norte, comparando muy favorablemente lo alcanzado por los primeros en relación con los estadounidenses. Y en ese artículo adelanta una visión de la América Latina: 


¡Oh! El día que empiece a brillar, brillará cerca del sol; el día que demos por finada nuestra actual existencia de aldea. Academias de indios; expediciones de cultivadores a los países agrícolas; viajes periódicos y constantes con propósitos serios a las tierras más adelantadas; ímpetu y ciencia en las siembras; oportuna presencia de nuestros frutos en los pueblos extranjeros; copiosa red de vías de conducción dentro de cada país, y de cada país a otros; absoluta e indispensable consagración del respeto al pensamiento ajeno; he ahí lo que ya viene, aunque en algunas tierras solo se ve de lejos; he ahí puesto ya en forma el espíritu nuevo.(9) 


El 31 de marzo de 1890 Martí escribe una de sus crónicas al director de La Nación sobre La Conferencia de Washington, en la que se refiere a la actuación de la América Latina en ella. Y en otro artículo para el mismo diario —con fecha de agosto de ese año—, menciona la idea, favorecida de manera general, de la construcción de un ferrocarril que una a toda la América y el mejoramiento de las líneas marítimas existentes. A esta conferencia, sus promotores, los Estados Unidos, la llamaron Panamericana. Las preocupaciones de nuestro apóstol sobre este convite eran muy serias. Eran los tiempos en los que comenzaba a cuajar la idea de la expansión naval de los Estados Unidos y su irrupción como potencia mundial en lugares tan lejanos como Hawai y, especialmente, en toda el área marítima cercana de las Antillas, mayores y menores y el Istmo de Panamá. 


Hay una muy interesante carta de Martí a Gonzalo de Quesada, fechada en New York el 16 de noviembre de 1889, en la que habla ya de la idea de fundar un periódico al servicio de la independencia de Cuba. En ella le dice a Gonzalo que Cuba y Nuestra América son una en su previsión y cariño. Cito las siguientes palabras: 


Aún se puede, Gonzalo. Son algunos los vendidos y muchos los venales; pero de un bufido del honor puede echarse atrás a los que, por hábitos de rebaño, o el apetito de las lentejas, se salen de las filas en cuanto oyen el látigo que los convoca, o ven el plato puesto. El interés de lo que queda de honra en la América Latina —el respeto que impone un pueblo decoroso—la obligación en que esta tierra está de no declararse aún ante el mundo pueblo conquistador —lo poco que queda aquí de republicanismo sano—y la posibilidad de obtener nuestra independencia antes de que le sea permitido a este pueblo por los nuestros extenderse sobre sus cercanías, y regirlos a todos: —he ahí nuestros aliados, y con ellos emprendo la lucha.(10)


Este era el análisis de la situación de la que Martí concluía la posibilidad y necesidad de la independencia de Cuba como parte de la de América Latina, lo que le confesaría en su famosa última carta a Manuel Mercado vísperas de su caída en combate en Dos Ríos. 


José Martí es, a no dudarlo, el gran heredero ideológico del pensamiento latinoamericanista bolivariano, llevado hasta el plano superior de su tiempo. 


Desearía compartir con quien estas notas lee, este fragmento de un artículo en La América, publicado en octubre de 1883. Escribe Martí: 


Todo nuestro anhelo esta en poner alma a alma y mano a mano los pueblos de nuestra América Latina. Vemos colosales peligros; vemos manera fácil y brillante de evitarlos; adivinamos, en la nueva acomodación de las fuerzas nacionales del mundo, siempre en movimiento, y ahora aceleradas, el agrupamiento necesario y majestuoso de todos los miembros de la familia nacional americana. Pensar es prever. Es necesario ir acercando  lo que ha de acabar por estar junto. (11)

Notas:
(1)   Martí, José. Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, tomo 22, págs. 50 y 71, respectivamente.
(2)   Idem, tomo 21, p.120
(3)   Idem, p.160
(4)   Idem, tome 8, p. 266
(5)   Idem, p. 266
(6)   Idem, p. 268
(7)   Idem, tomo 7, p. 19
(8)   Idem, tomo 6, p. 23
(9)   Idem, p. 25
(10) Idem, p.122
(11) Idem, tomo 7, p.325 

(Fuente original: CUBARTE).

viernes, 24 de enero de 2014

Juventud cubana apuesta por la integración


Tomado de Juventud Rebelde
Por Susana Gómez Bugallo 
 
En los tiempos que vive el mundo nadie debe darse el lujo del escepticismo político. Los jóvenes cubanos conocen esta verdad, y por tal razón se esfuerzan en ser protagonistas principales de la Cuba de hoy.

Las miradas que cada vez se dirigen más hacia nuestro Sur no se equivocan. Si José Martí y Simón Bolívar lo predijeron como destino final, los líderes actuales de Latinoamérica y el Caribe no pueden dudar de su camino común. Las nuevas generaciones tampoco dudan en seguirlo.

Este diario intercambió con jóvenes para conocer sus expectativas ante la integración en marcha en nuestra región. Aun cuando algunos reconozcan la lucha que supone crecerse ante otras alianzas más poderosas, saben que los vínculos entre hermanos pueden lograr más frutos porque están ligados a sentimientos de identidad que son base de la verdadera unidad.
Y para que sea real la integración, los países deben unirse en todos los sentidos. Así lo defiende Yelena Sánchez, trabajadora del Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Cubano de Radio y Televisión, quien opina que la integración no debe ser solo política, sino también sociocultural, para lograr que no se fragmente, pues todo está mediado por factores culturales de nuestras sociedades que no pueden obviarse. «Todavía existen muchos estereotipos y no podemos fragmentarnos culturalmente», acotó.

Por su parte, Jorge González, joven profesor de la Facultad de Filosofía, Sociología e Historia de la Universidad de La Habana (UH), cree que esta es una buena oportunidad para la región y para Cuba.

«Constituye un esfuerzo para seguir consolidando un mecanismo regional autónomo en contraposición a otros más asentados históricamente», pero que no nos representan de modo auténtico. «Para que todo dé resultado deben esperarse unos cuantos años porque esta es una batalla larga para lograr resultados económicos, políticos, culturales, diplomáticos y sociales. Pero el hecho de tener una postura de consenso en la región marca la diferencia», alega.

Los jóvenes no olvidan los deseos de Martí y Bolívar. Lo patentiza Yulién Chong, estudiante de la Facultad de Derecho de la UH, quien opina que de este lado del mundo se piensa más en fortalecer la unión entre todos los países para compenetrarse y apoyarse unos a otros en lo que cada quien es más fuerte. Cuba podría apoyar en educación y salud, como sus mayores potenciales, comenta. Reconoce también que por vez primera América Latina y el Caribe se encuentran unidas.

Su compañero Eliades Leyva expresa  que los jóvenes son los indicados para propiciar y apoyar la interacción cultural. Asimismo, el músico Nicolás Lincoln destaca la importancia del intercambio en este sentido para el desarrollo de la mentalidad de las personas.

Por otro lado, Yeisa Sarduy, investigadora del Centro de Investigación Cultural Juan Marinello, opina que «la celebración de la II Cumbre de la Celac en Cuba ayudará a lograr mayor articulación en la economía. Además de mostrar nuestros logros como cubanos, debemos establecer una retroalimentación con las propuestas de otros países», comenta.

La realidad latinoamericana interesa a todos. Yunior Contreras, trabajador de seguridad del Hospital Calixto García, espera que el fortalecimiento de la integración haga surgir ideas y amplíe el campo de ayuda mutua y solidaridad.

Otras realidades no escapan al ojo de los más nuevos

José Antonio García, profesor de Filosofía, ve en la Cumbre otro reconocimiento al prestigio de Cuba, y la oportunidad de fortalecer sus relaciones con otros Gobiernos de la región.

«Hay muchas expectativas con respecto a la Cumbre y al proceso de integración latinoamericana por el que siempre hemos abogado los cubanos», dice Ives Raymar, estudiante de Derecho.

«Que América Latina sea más fuerte gracias a la integración es gratificante para los jóvenes cubanos. Tenemos las de ganar por poseer una identidad común y por la raíz histórica tan fuerte que nos dejó la colonización. En ese sentido, somos superiores a la Unión Europea con sus grandes diferencias culturales», recalcó.

Claudia de la Paz, también alumna universitaria, defiende que los pueblos tienen que sentir el efecto de la integración y acota que los jóvenes cubanos esperamos que, como resultado de estos debates, Cuba siga prosperando como sociedad.

«Si nos unimos podemos lograr el desarrollo de los pueblos, que es el objetivo común. Mientras más entrelacemos nuestras ideas, más nos fortalecemos para combatir la globalización del mundo», dijo Berenice Salazar, estudiante de Música de la Escuela Nacional de Arte.

Unidad dentro de la diversidad es la máxima que defendemos como región. Y en la sinfonía latinoamericana hay más elementos armónicos que discordantes.

La abogada Zahilis Miclín hace énfasis en la unión como vía de desarrollo. «Si los más fuertes también se unen, ¿cómo no hacerlo nosotros? Latinoamérica tiene recursos naturales para lograr países desarrollados. Si los dirigentes logran la cooperación será más difícil explotarnos, aislarnos y robarnos. Debemos levantarnos unidos».

lunes, 11 de marzo de 2013

Perdimos nuestro mejor amigo




El 5 de marzo, en horas de la tarde, falleció el mejor amigo que tuvo el pueblo cubano a lo largo de su historia. Una llamada por vía satelital comunicó la amarga noticia. El significado de la frase empleada era inconfundible. Aunque conocíamos el estado crítico de su salud, la noticia nos golpeó con fuerza. Recordaba las veces que bromeó conmigo diciendo que cuando ambos concluyéramos nuestra tarea revolucionaria, me invitaría a pasear por el río Arauca en territorio venezolano, que le hacía recordar el descanso que nunca tuvo.

Nos cabe el honor de haber compartido con el líder bolivariano los mismos ideales de justicia social y de apoyo a los explotados. Los pobres son los pobres en cualquier parte del mundo.

"Déme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo", proclamó el Héroe Nacional y Apóstol de nuestra independencia, José Martí, un viajero que sin limpiarse el polvo del camino, preguntó donde estaba la estatua de Bolívar.

Martí conoció el monstruo porque vivió en sus entrañas. ¿Es posible ignorar las profundas palabras que vertió en carta inconclusa a su amigo Manuel Mercado víspera de su caída en combate?: " ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas ".

Habían transcurrido entonces 66 años desde que el Libertador Simón Bolívar escribió: "los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad".

El 23 de enero de 1959, 22 días después del triunfo revolucionario en Cuba, visité Venezuela para agradecer a su pueblo, y al gobierno que asumió el poder tras la dictadura de Pérez Jiménez, el envío de 150 fusiles a fines de 1958. Dije entonces:

" Venezuela es la patria de El Libertador, donde se concibió la idea de la unión de los pueblos de América. Luego, Venezuela debe ser el país líder de la unión de los pueblos de América; los cubanos respaldamos a nuestros hermanos de Venezuela.

"He hablado de estas ideas no porque me mueva ninguna ambición de tipo personal, ni siquiera ambición de gloria, porque, al fin y al cabo, la ambición de gloria no deja de ser una vanidad, y como dijo Martí: ‘Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.’"

"Así que, por tanto, al venir a hablarle así al pueblo de Venezuela, lo hago pensando honradamente y hondamente, que si queremos salvar a la América, si queremos salvar la libertad de cada una de nuestras sociedades, que, al fin y al cabo, son parte de una gran sociedad, que es la sociedad de Latinoamérica; si es que queremos salvar la revolución de Cuba, la revolución de Venezuela y la revolución de todos los países de nuestro continente, tenemos que acercarnos y tenemos que respaldarnos sólidamente, porque solos y divididos fracasamos."

¡Eso dije aquel día y hoy, 54 años después, lo ratifico!

Debo solo incluir en aquella lista a los demás pueblos del mundo que durante más de medio siglo han sido víctimas de la explotación y el saqueo. Esa fue la lucha de Hugo Chávez.

Ni siquiera él mismo sospechaba cuán grande era.

¡Hasta la victoria siempre, inolvidable amigo!
http://www.granma.cubaweb.cu/2013/03/11/nacional/firma-mensaje-fidel.jpg
Fidel Castro Ruz
Marzo 11 de 2013
12 y 35 a.m.

lunes, 21 de enero de 2013

BOLIVAR EN MARTI


Tomado del blog ¡Ay, Vecino!
Por 

En la Feria Internacional del Libro de La Habana, 2006 presentamos el libro “Bolívar en Martí” en versión de historieta debido a la autoría de mi hijo Francisco Blanco Hernández y yo, con el mismo nombre apellido.
 
La premura por entregar los materiales a la imprenta provocó errores en su factura que pasaron inadvertidos para la mayoría, pero los autores no quedamos satisfechos, solicitando una nueva edición corregida, lo que no se ha podido materializar por razones ajenas a nuestra voluntad.
 
En estos días, al acercarnos al 160º. Aniversario del Nacimiento de nuestro Apóstol José Martí, pensamos que sería oportuno reproducir parte de la selección que hicimos del verbo martiano como apoyatura a las ilustraciones para fundir en un abrazo el legado de ambos próceres.
 
Las sobrecogedoras noticias sobre la salud del Comandante Hugo Rafael Chavéz Frías, que entristecen a cubanos, venezolanos, latinoamericanos y personas de buena voluntad en el mundo entero, nos motivan a recordar esos vínculos, hoy más necesarios que nunca. El mejor homenaje a héroes de la estatura de Bolívar, Martí, Chávez y Fidel es unirnos en la veneración de sus luchas y seguir sus ejemplos.
 
He aquí algunos pensamientos martianos que sirvieron de hilo conductor a la puesta en el papel y sus respectivas ilustraciones:
 
…Cuentan que un viajero llegó un día a Caracas al anochecer, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba adonde estaba la estatua de Bolívar. Y cuentan que el viajero, sólo con los árboles altos y olorosos de la plaza, lloraba frente a la estatua… 
 
Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía. En América no se podía ser honrado, ni pensar, ni hablar (…) Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero, pero hay hombres que no se cansan cuando su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a sí mismos (…) A los sietemesinos solo les falta el valor; los que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses, porque les falta el valor a ellos se los niegan a los demás…
 
 
Lo habían derrotado los españoles; lo habían echado del país. Él se fue a una isla, a ver su tierra de cerca, a pensar en su tierra (… ) Es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes (…) Unos cabalgan por el llano y caen al choque enemigo como luces que se apagan  en el montón de sus monturas... Otros, diente al diente nadan con la bandera a flor de agua por el río crecido…Otros, como selva que echa a andar vienen costilla a costilla con las cabezas… Otros trepan un volcán y les clavan en el belfo encendido la bandera libertadora…
 
Pero ninguno es más bello que un hombre de frente montuosa, de mirada que le ha comido el rostro, de capa que le aletea sobre el potro volador, de busto inmóvil en la lluvia de fuego o la tormenta, de espada a cuya luz vienen cinco naciones-(…) Un negro generoso lo ayudó cuando ya no lo quería ayudar nadie. Volvió un día a pelear con trescientos héroes, con trescientos libertadores.
 
 
Los generales peleaban a su lado con valor sobrenatural. Era un ejército de jóvenes. Jamás se peleó tanto, ni se peleó mejor en un mundo por la libertad (…) Más bello que nunca fue en Junín, envuelto entre las sombras de la noche, mientras que en plácido silencio se astillaban contra el brazo triunfante de América, las últimas armas españolas…
 
Pasó el páramo y revolvió los montes, fue regando de repúblicas la artesa de los Andes y cuando detuvo la carrera, porque la revolución Argentina oponía su traba colectiva y democrática al ímpetu boliviano, catorce generales españoles, acurrucados en el cerro de Ayacucho, se desceñían la espada de España (…) Otro peligro corre acaso Nuestra América que   no le viene de sí, sino de la diferencia de orígenes, métodos o intereses entre los dos factores continentales (…) y es la hora próxima en que se le acerque demandando relaciones íntimas un pueblo emprendedor y pujante que le conoce y desdeña (…) ¡Oh, no! En calma no se puede hablar de aquel que no vivió jamás en ella: ¡De Bolívar se puede habar con una montaña por tribuna, entre relámpagos y rayos, con un manojo de pueblos libres en el puño y la tiranía descabellada a sus pies… 
 
¡Pero así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo, sentado en la roca de crear, con el indio al lado y el haz de banderas a sus pies (…) y así está él calzadas las botas de campaña, porque lo que no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy, porque Bolívar tiene que hacer en América todavía…
 
Quien tenga patria, que la honre; y quien no tenga patria que la conquiste; estos son los únicos homenajes dignos de Bolívar (…) Hagamos por sobre la mar, a sangre y cariño, lo que por el fondo de mar hace la cordillera del fuego andino. ¡Los flojos respeten, los grandes adelante! ¡Ésta es tarea de grandes! (...) Así, de hijo en hijo, mientras América viva, el eco de su nombre resonará en lo más viril y honrado de nuestras entrañas…
 
 

miércoles, 26 de diciembre de 2012

EL CHE Y FIDEL

Tomado del blog Un Grano de Maíz.
Por Antonio Aponte.

Si intentáramos reconstruir la historia del pensamiento Revolucionario, en el inicio estarían Espartaco y Cristo, a estos los seguiría una larga serie de pensadores: Galileo, Newton, Mendel, Darwin, alguien propondría a Beethoven, y estaría bien. Seguirían Sócrates, Aristóteles, Heráclito, Hegel, Marx, Lenin, Mao, Gramsci, Mariátegui, Martí, Bolívar, Simón Rodríguez, Rosa Luxemburgo, Einstein, etc. La lista es inmensa, casi inabarcable, pero sin dudas al final estarían en puesto de honor el Che y Fidel.
 
¿Cuál es el aporte del Che y Fidel que los hace merecedores de coronar el torrente de los pensadores revolucionarios? Son los constructores de una obra que hoy constituye la esperanza de la humanidad asediada: la Revolución Cubana. 
 
Toda Revolución debe buscar en lo más puro, en lo esencial de la Revolución Cubana , las líneas maestras que señalan el rumbo. La Revolución Cubana, en acción y pensamiento, es vanguardia en la travesía revolucionaria, supera todos los estadios de la práctica y la teoría revolucionaria, se empina sobre los hombros de la historia y señala el camino.
 
El derrumbe de la Unión Soviética puso a prueba a la Revolución Cubana , y salió victoriosa, superó el período especial y resiste al bloqueo. Cuando el mundo entró en el marasmo capitalista, la Revolución Cubana aguantó, no se derrumbó, fue ejemplo. Así se ganó su puesto en la historia. Pero ¿cuáles son las grandes enseñanzas de la Cuba Revolucionaria ?
 
Lo primero es que allí se escenifica, desde siempre, como dijo el Che, una feroz lucha ideológica. Esta es la gran enseñanza: las revoluciones no son una línea recta, su curso está lleno de saltos y retrocesos, de convivencia con lo errado. Es necesario, entonces, diferenciar "la paja del trigo", desentrañar las grandes líneas de ese proceso extraordinario, que le permitieron ser lo que es, y desechar las contaminaciones del camino, los retrocesos tácticos, los errores. Debemos estar alertas frente a los que intentan vendernos paja por trigo,  gato por liebre, táctica por estrategia.
 
Lo que caracteriza a la Revolución Cubana es la idea de la hegemonía de la Conciencia de Sociedad sobre el egoísmo. Este concepto viene desde el asalto al Cuartel Moncada, se consolidó en la Sierra Maestra y se hace objetivo en el ejercicio del poder. Todas las acciones de la Revolución tienen esa marca.
 
Otra inmensa enseñanza de la Revolución Cubana es que sí se puede construir Socialismo. Lo hizo a pocas millas del imperio, sobre todos los dogmatismos. Demostró que se puede y que además es el deber de los revolucionarios construir el Socialismo, no hay excusas para no hacerlo.
 
El deber de la Revolución Bolivariana es fortalecer la idea y la práctica Socialista, que el Socialismo se constituya en alternativa, en fuente vigorosa que irrumpa en el mundo como una esperanza, sin dejar que las pocas llamas que aún perduran sean yuguladas por el cerco capitalista. El mundo nos necesita ahora, no hay tiempo que perder, mañana será tarde. Hoy ser potencia es ser ejemplo de superación del capitalismo.
 
¡Venezolanos Chavistas!

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