lunes, 31 de enero de 2022

"A José Martí hay que leerlo y estudiarlo cada día."

Pintura en aclírico para exposición "Per molts anys Revolució" 

Declaraciones de Gustavo de la Torre M en el Canal Europa por Cuba, el 30 de enero de 2022

 ¿Cómo cubano, qué representa José Martí?

En un vano intento de resumir la respuesta, y conociendo que cometo injusticia haciendo tan apretado resumen, propongo dividir la vida de José Martí en 3 etapas.

La primera se enmarca en temprana edad, donde se despierta su formación antiesclavista, anticolonial, humanista.

Período que lo lleva a las canteras de San Lázaro, en La Habana, y posteriormente a su deportación a España.

Sin embargo, ni los maltratos de su encierro ni las dolencias que sufrió a lo largo de su vida, provocadas por los grilletes que llevó en su prisión, fueron suficientes para generar mella alguna en él; sino que sirvieron como herraje en la solidificación de sus concepciones.

Su segunda etapa se enmarca durante su período de deportación a España, donde terminó sus estudios de Bachillerato en el Instituto Goya y obtuvo los títulos de licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza.

Esta fue una etapa de maduración cultural e ideológica en diversas áreas, donde pudo ver de forma crítica las realidades sociales, políticas, económicas y culturales de los países de América Latina; también las intenciones imperialistas de EE.UU y le permitió ver la importancia de consolidar una identidad latinoamericana que se vio reflejada en su concepto de Nuestra América.

Aquí se realzan sus principios republicanos y de lucha, comprendiendo que por mucho que en sus inicios receló de la guerra, era la única y efectiva vía para la verdadera independencia y soberanía de Cuba y así fundar un país con su máxima “Con todos y para el bien de todos”, donde la primera ley sea la dignidad plena de las personas.

Su tercera etapa la enmarco en la preparación de la guerra necesaria, en la creación del Partido Revolucionario Cubano, como fuerza política para organizar la contienda y despojar a las fuerzas de liberación de flagelos como el caudillismo, las divisiones regionales o las diferencias militares que conllevaron en gran parte al fracaso de las contiendas anteriores: la Guerra de los 10 años y la Guerra Chiquita.

Aquí Martí dio su aporte más importante para la lucha de liberación nacional: la UNIDAD. Un elemento fundamental que permitió, junto al coraje desbordado en las filas mambisas, alcanzar triunfos vitales para mermar y derrocar a las hordas de la metrópolis española.

Ahora, sin extenderme mucho, trataré de dividir en tres, también, la obra de José Martí.

Su primera etapa, que acompaña su juventud, nace como reflejo de su desarrollo lingüístico, estético y formación política, y esto se muestra en su poema dramático “Abdala”, que sale a la luz en 1869, en la gaceta Patria.

Una obra que refleja el dolor de sufrir esa ferocidad encarnizada, innata en la colonización y también muestra su comprensión de grandeza, que conlleva el ser capaz de entregar la propia vida por la Patria.

La Guerra de los 10 años, mostró el arrojo de muchas y muchos patriotas cubanos. Un ejemplo que no se puede pasar por alto es el de Carlos Manuel de Céspedes, quien fue capaz de desprenderse de todo su estatus social y abandonar sus posesiones, para ir al campo de batalla a liberar a Cuba… y cuando hablo de “posesiones”, no son sólo económicas, también me refiero a su parte más carnal: su hijo.

Céspedes no traicionó ni a sus ideales ni a su Patria, muy a pesar que su firme postura ocasionó la pérdida física de su hijo; que en manos de las tropas españolas, exigieron su rendición y al no recibirla, lo asesinaron como ejemplo de escarmiento_ más bien podemos decir: ¡Barbarie!

En esta etapa hay otras grandes obras como El presidio político en Cuba, en 1871; La República Española ante la revolución cubana, en 1873… y más, que dieron la muestra de ese Martí que sabía separar el sentimiento de odio hacia quien oprime a la Patria, del sentimiento solidario y hermano de quienes le rodearon en territorio español y eran también dolientes de los golpes y crímenes de la corona.

Pero también supo que eran hermanos ese gallego, catalán, andaluz y demás que siendo forzados a alistarse a las hordas de la corona, al llegar a Cuba se pasaron a las filas de las tropas independentistas.

Su segunda etapa se enmarca en la segunda deportación, donde pasa por México y después se establece en Nueva York, donde se dedicó por completo a la actividad política y literaria.

Aquí hago un pequeño stop para una necesaria aclaración; ya que algunos literatos de la filosofía capitalista han querido mostrar un Martí distanciado de las ideas de Karl Marx y la contrarrevolución cubana ha usado esta percepción para desdibujar al Martí apóstol de la Revolución cubana, para usar tales manipulaciones en mostrar un Martí antisocialista, antimarxista; incluso, antifidelista… y todo un circo de antis que justifiquen la política de acoso, agresiones y hostilidad contra la Revolución y el socialismo cubanos.

José Martí no fue un contrario de las tesis de Marx ni del ideario marxista; ya que sólo basta leer las referencias que hizo en La Nación, en mayo de 1883, en referencia a la ceremonia que tuvo lugar por parte de miembros de la I Internacional, para rendirle homenaje al filósofo alemán.

Escribió Martí, cito: “Ved esta sala, Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles, merece honor”.

No es que Martí fuese contrario del llamado de Karl Marx a transformar la realidad a través de la lucha armada para romper las bases de la explotación capitalista, de cambiar el sistema político existente por uno justo y equitativo; sino que el apóstol sólo expresó su temor a que esa era de revueltas, sirviera para que oportunistas las usaran como escalones a intereses alejados de los sanos objetivos de una verdadera Revolución de liberación nacional.

Pero, añado un trozo del escrito del apóstol, el cual esclarece toda posible duda sobre su identidad con gran parte de lo legado por Marx, cito: “Ved esta sala: la preside, rodeado de hojas verdes, el retrato de aquel reformador ardiente, reunidor de hombres de diversos pueblos, y organizador incansable y pujante. La Internacional fue su obra: vienen a honrarlo hombres de todas las naciones. La multitud, que es de bravos braceros, cuya vista enternece y conforta, enseña más músculos que alhajas, y más caras honradas que paños sedosos. El trabajo embellece. Remoza ver a un labriego, a un herrador, o a un marinero. De manejar las fuerzas de la naturaleza, les viene ser hermosos como ellas”, fin de la cita… y para finalizar con esto, señalo la línea donde expresó, cito: “Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a la tierra los puntales rotos”.

Para profundizar en esto, sugiero la lectura del trabajo de Luis Alvarenga, titulado “El humanismo de Marx desde la perspectiva de José Martí”.

En esta etapa también está las críticas de José Martí a las contradicciones del sistema político en EE.UU. Descubrió la decadencia de esta sociedad y sus males más oscuros: injusticia, racismo, violencia, desigualdad, ambición e idolatría al dinero y una mezquina prepotencia de superioridad.

Igualmente, dio las oportunas advertencias sobre las ansias de dominación y expansionismo del naciente imperialismo hacia los pueblos de Nuestra América.

También está expresa su epistolario, con toda su ternura en sus letras a su familia y amigos; en la cordura e inteligencia mostrada en la organización de la Guerra Necesaria; en el acercamiento que logra entre los líderes militares para llevar adelante la contienda.

Su tercera etapa llega con su lamentable caída en combate. A partir de aquí, José Martí, comienza un largo recorrido que se extiende hasta nuestros días y será fuente para nutrir futuras generaciones por siglos venideros… si es que la humanidad logra sobrevivir a otra confrontación mundial… que tristemente el imperialismo nos está empujando a esa posible y catastrófica realidad.

Después de todo este recorrido, injusto por ser muy breve, llegamos a la pregunta ¿Qué representa José Martí para mí, como cubano?

José Martí significa luz, ideas, un sendero lleno de sabiduría; desarrollo cultural, político, social, educativo. Martí es un indispensable magisterio donde buscar consejo, una savia para la formación de valores humanos: honestidad, patriotismo, sinceridad, modestia, responsabilidad, colectivismo, inclusión, esfuerzo de superación, compañerismo, solidaridad, desprendimiento y UNIDAD.

José Martí es crecer. ¡Cuánto de incalculable valor encierra su frase: “Patria es Humanidad!

Conocerlo, comprenderlo y asimilar sus enseñanzas no se hace con una lectura casual de un poema o en la sórdida repetición de sus frases, sin realmente contextualizarlas adecuadamente a la situación que vivió Martí y cómo se adecuarlas correctamente a la realidad actual y futura.

A José Martí hay que leerlo y estudiarlo cada día. Así podremos alcanzar a entender por qué fue una guía en el pensamiento y actuación de hombres como el Che y Fidel; por qué importantísimos intelectuales de Cuba, Latinoamérica y el resto del mundo han puesto horas en estudiarlo y tomarlo de indiscutible referencia. Entre esos grandes se encuentran Roberto Fernández Retamar y Cintio Vitier, quienes hicieron grandes aportes de incalculable valor, en la interpretación y conocimiento de la vida y obra del apóstol, así como su vigencia en la revolución social, política y cultural en Cuba.

Alcanzar a descubrir la estructura ética, humanista y revolucionaria de los consistentes tejidos del pensamiento martiano, es comprender en su justa medida el por qué José Martí se convirtió en el apóstol de Cuba.

El ideario de Martí es un manantial inagotable de inspiración y herramienta vital de aprendizaje.

Martí no es sólo letras y arte; sino ejemplo de acción y lucha incansable.

Decir José Martí es hablar de identidad, de cubanía y cubanidad (que magistralmente supo definir el intelectual cubano Fernando Ortiz).

Decir José Martí es hablar de Latinoamérica y toda su riqueza cultural e histórica, de todo su martirologio que forma parte de sus raíces; es hablar de justicia social, de soberanía, independencia, libertad; pero sobre todo, de antiimperialismo.

Simplemente, comprendiendo a José Martí, se puede comprender la importancia que reviste su vida y obra para los procesos emancipatorios de los pueblos y para el socialismo cubano. Es comprender que su ideario sea la principal arma de consciencia y lucha para defender la Revolución cubana.

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