Declaraciones de Gustavo de la Torre M en el Canal Europa por Cuba, el 30 de enero de 2022
¿Cómo cubano, qué representa José Martí?
En un vano intento de resumir la respuesta, y conociendo que cometo injusticia haciendo tan apretado resumen, propongo dividir la vida de José Martí en 3 etapas.
La primera se enmarca en temprana edad, donde
se despierta su formación antiesclavista, anticolonial, humanista.
Período que lo lleva a las canteras de San
Lázaro, en La Habana, y posteriormente a su deportación a España.
Sin embargo, ni los maltratos de su encierro ni las dolencias que sufrió a lo largo de su vida, provocadas por los grilletes que llevó en su prisión, fueron suficientes para generar mella alguna en él; sino que sirvieron como herraje en la solidificación de sus concepciones.
Su
segunda etapa se enmarca durante su período de deportación a España, donde
terminó sus estudios de Bachillerato en el
Instituto Goya y obtuvo los títulos de licenciado en Derecho y en Filosofía y
Letras por la Universidad de Zaragoza.
Esta fue una etapa de maduración cultural e ideológica en diversas
áreas, donde pudo ver de forma crítica las realidades sociales, políticas, económicas y culturales de los países de
América Latina; también las intenciones imperialistas de EE.UU y le permitió
ver la importancia de consolidar una identidad latinoamericana que se vio
reflejada en su concepto de Nuestra América.
Aquí se realzan sus principios republicanos y de lucha,
comprendiendo que por mucho que en sus inicios receló de la guerra, era la
única y efectiva vía para la verdadera independencia y soberanía de Cuba y así
fundar un país con su máxima “Con todos y para el bien de todos”, donde la
primera ley sea la dignidad plena de las personas.
Su tercera etapa la enmarco en la preparación de la guerra
necesaria, en la creación del Partido Revolucionario Cubano, como fuerza
política para organizar la contienda y despojar a las fuerzas de liberación de
flagelos como el caudillismo, las divisiones regionales o las diferencias
militares que conllevaron en gran parte al fracaso de las contiendas
anteriores: la Guerra de los 10 años y la Guerra Chiquita.
Aquí Martí dio su aporte más importante para la lucha de
liberación nacional: la UNIDAD. Un elemento fundamental que permitió, junto al
coraje desbordado en las filas mambisas, alcanzar triunfos vitales para mermar
y derrocar a las hordas de la metrópolis española.
Ahora, sin extenderme mucho, trataré de dividir en tres,
también, la obra de José Martí.
Su primera etapa, que acompaña su juventud, nace como reflejo
de su desarrollo lingüístico, estético y formación política, y esto se muestra en
su poema dramático “Abdala”, que sale a la luz en 1869, en la gaceta Patria.
Una obra que refleja el dolor de sufrir esa ferocidad encarnizada,
innata en la colonización y también muestra su comprensión de grandeza, que
conlleva el ser capaz de entregar la propia vida por la Patria.
La Guerra de los 10 años, mostró el arrojo de muchas y muchos
patriotas cubanos. Un ejemplo que no se puede pasar por alto es el de Carlos
Manuel de Céspedes, quien fue capaz de desprenderse de todo su estatus social y
abandonar sus posesiones, para ir al campo de batalla a liberar a Cuba… y
cuando hablo de “posesiones”, no son sólo económicas, también me refiero a su
parte más carnal: su hijo.
Céspedes no traicionó ni a sus ideales ni a su Patria, muy a
pesar que su firme postura ocasionó la pérdida física de su hijo; que en manos
de las tropas españolas, exigieron su rendición y al no recibirla, lo
asesinaron como ejemplo de escarmiento_ más bien podemos decir: ¡Barbarie!
En esta etapa hay otras
grandes obras como El presidio
político en Cuba, en 1871; La
República Española ante la revolución cubana, en 1873… y más, que dieron la
muestra de ese Martí que sabía separar el sentimiento de odio hacia quien
oprime a la Patria, del sentimiento solidario y hermano de quienes le rodearon
en territorio español y eran también dolientes de los golpes y crímenes de la
corona.
Pero también supo que eran hermanos ese gallego,
catalán, andaluz y demás que siendo forzados a alistarse a las hordas de la
corona, al llegar a Cuba se pasaron a las filas de las tropas independentistas.
Su segunda etapa se enmarca en la segunda deportación,
donde pasa por México y después se establece en Nueva York, donde se dedicó
por completo a la actividad política y literaria.
Aquí hago un pequeño stop para
una necesaria aclaración; ya que algunos literatos de la filosofía capitalista
han querido mostrar un Martí distanciado de las ideas de Karl Marx y la
contrarrevolución cubana ha usado esta percepción para desdibujar al Martí
apóstol de la Revolución cubana, para usar tales manipulaciones en mostrar un
Martí antisocialista, antimarxista; incluso, antifidelista… y todo un circo de
antis que justifiquen la política de acoso, agresiones y hostilidad contra la
Revolución y el socialismo cubanos.
José Martí no fue un contrario
de las tesis de Marx ni del ideario marxista; ya que sólo basta leer las
referencias que hizo en La Nación, en mayo de 1883, en
referencia a la ceremonia que tuvo lugar por parte de miembros de la I
Internacional, para rendirle homenaje al filósofo alemán.
Escribió Martí, cito:
“Ved esta sala, Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles,
merece honor”.
No es que Martí fuese
contrario del llamado de Karl Marx a transformar la realidad a través de la
lucha armada para romper las bases de la explotación capitalista, de cambiar el
sistema político existente por uno justo y equitativo; sino que el apóstol sólo
expresó su temor a que esa era de revueltas, sirviera para que oportunistas las
usaran como escalones a intereses alejados de los sanos objetivos de una
verdadera Revolución de liberación nacional.
Pero, añado un trozo
del escrito del apóstol, el cual esclarece toda posible duda sobre su identidad
con gran parte de lo legado por Marx, cito: “Ved esta sala: la preside, rodeado
de hojas verdes, el retrato de aquel reformador ardiente, reunidor de hombres
de diversos pueblos, y organizador incansable y pujante. La Internacional fue
su obra: vienen a honrarlo hombres de todas las naciones. La multitud, que es
de bravos braceros, cuya vista enternece y conforta, enseña más músculos que
alhajas, y más caras honradas que paños sedosos. El trabajo embellece. Remoza
ver a un labriego, a un herrador, o a un marinero. De manejar las fuerzas de la
naturaleza, les viene ser hermosos como ellas”, fin de la cita… y para
finalizar con esto, señalo la línea donde expresó, cito: “Karl Marx estudió
los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y
les enseñó el modo de echar a la tierra los puntales rotos”.
Para profundizar en esto, sugiero la lectura
del trabajo de Luis Alvarenga, titulado “El humanismo de Marx desde la
perspectiva de José Martí”.
En esta etapa también está las críticas de José
Martí a las contradicciones del sistema político en EE.UU. Descubrió la
decadencia de esta sociedad y sus males más oscuros: injusticia, racismo,
violencia, desigualdad, ambición e idolatría al dinero y una mezquina
prepotencia de superioridad.
Igualmente, dio las oportunas advertencias
sobre las ansias de dominación y expansionismo del naciente imperialismo hacia
los pueblos de Nuestra América.
También está expresa su epistolario, con toda
su ternura en sus letras a su familia y amigos; en la cordura e inteligencia
mostrada en la organización de la Guerra Necesaria; en el acercamiento que
logra entre los líderes militares para llevar adelante la contienda.
Su tercera etapa llega con su lamentable caída
en combate. A partir de aquí, José Martí, comienza un largo recorrido que se
extiende hasta nuestros días y será fuente para nutrir futuras generaciones por
siglos venideros… si es que la humanidad logra sobrevivir a otra confrontación
mundial… que tristemente el imperialismo nos está empujando a esa posible y catastrófica
realidad.
Después de todo este recorrido, injusto por ser
muy breve, llegamos a la pregunta ¿Qué representa José Martí para mí, como
cubano?
José Martí significa luz, ideas, un sendero
lleno de sabiduría; desarrollo cultural, político, social, educativo. Martí es
un indispensable magisterio donde buscar consejo, una savia para la formación
de valores humanos: honestidad, patriotismo, sinceridad, modestia, responsabilidad,
colectivismo, inclusión, esfuerzo de superación, compañerismo, solidaridad,
desprendimiento y UNIDAD.
José Martí es crecer. ¡Cuánto de incalculable
valor encierra su frase: “Patria es Humanidad!
Conocerlo, comprenderlo y asimilar sus
enseñanzas no se hace con una lectura casual de un poema o en la sórdida
repetición de sus frases, sin realmente contextualizarlas adecuadamente a la
situación que vivió Martí y cómo se adecuarlas correctamente a la realidad
actual y futura.
A José Martí hay que leerlo y estudiarlo cada
día. Así podremos alcanzar a entender por qué fue una guía en el pensamiento y
actuación de hombres como el Che y Fidel; por qué importantísimos intelectuales
de Cuba, Latinoamérica y el resto del mundo han puesto horas en estudiarlo y tomarlo
de indiscutible referencia. Entre esos grandes se encuentran Roberto Fernández
Retamar y Cintio Vitier, quienes hicieron grandes aportes de incalculable valor,
en la interpretación y conocimiento de la vida y obra del apóstol, así como su
vigencia en la revolución social, política y cultural en Cuba.
Alcanzar a descubrir la estructura ética, humanista y revolucionaria de los consistentes tejidos del pensamiento martiano, es comprender en su justa medida el por qué José Martí se convirtió en el apóstol de Cuba.
El ideario de Martí es un manantial inagotable
de inspiración y herramienta vital de aprendizaje.
Martí no es sólo letras y arte; sino ejemplo de
acción y lucha incansable.
Decir José Martí es hablar de identidad, de
cubanía y cubanidad (que magistralmente supo definir el intelectual cubano
Fernando Ortiz).
Decir José Martí es hablar de Latinoamérica y
toda su riqueza cultural e histórica, de todo su martirologio que forma parte
de sus raíces; es hablar de justicia social, de soberanía, independencia,
libertad; pero sobre todo, de antiimperialismo.
Simplemente, comprendiendo a José Martí, se puede comprender la importancia que reviste su vida y obra para los procesos emancipatorios de los pueblos y para el socialismo cubano. Es comprender que su ideario sea la principal arma de consciencia y lucha para defender la Revolución cubana.
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