miércoles, 31 de agosto de 2016

La conciencia tranquila de Dilma. ¿Se puede decir lo mismo de sus verdugos?

(Foto: Lula Marques/AGPT)
Foto: Lula Marques/AGPT
Fuente original: Socialista Morena
Traducido por ALAI, Agencia Latino Americana de Información
Por Cynara Menezes.

Con un discurso coherente y una postura nuevamente orgullosa, serena y digna ante los verdugos, la presidente Dilma Rousseff asegura un lugar en el panteón de las víctimas de la injusticia histórica. Si este golpe se concreta, y parece que lo hará, Dilma va a estar al lado de João Goulart, Salvador Allende, Juana de Arco, Sacco y Vanzetti y tantos otros grandes hombres y mujeres inmolados por las fuerzas reaccionarias "en nombre del pueblo". Al igual que ellos, la palabra "honor" se adapta como un guante a la biografía de Dilma. En el lado opuesto, en el de los cobardes y traidores, estarán los que la condenaron, y esto incluye a los lamentables medio de comunicación que dominan nuestro país.

"La historia se repite, la primera vez como tragedia y la segunda como farsa": la frase de Marx se hace eco en nuestras cabezas como una mala broma. Es imposible no comparar la presencia de Dilma en el plenario del Senado, cercada de las aves de rapiña de traje y corbata, con la famosa foto de la joven Dilma rodeada de los cuervos de verde oliva y los quepes del tribunal militar de la dictadura. Pero, por extraño que parezca, el ejército logró tener un mínimo de vergüenza en la cara y optó por ocultar los rostros del registro de la historia. Los golpistas de hoy ni ese pudor tienen y caminan con el rostro descubierto y todavía cazan, como moscas, a los reporteros de la televisión para que los exhiban frente a las cámaras.

La propia Dilma se encargó de recordar la semejanza trágica entre los dos episodios. "No cometí ningún delito de responsabilidad. Los cargos contra mí son injustos y poco razonables. Cesar definitivamente mi mandato es como someterme a una pena de muerte política. Este es el segundo juicio al que estoy sometida en el que la democracia tiene un asiento, conmigo, en el banquillo de los acusados", expresó.

"La primera vez, fui condenada por un tribunal especial. De aquella época, además de las marcas dolorosas de la tortura, quedó el registro, en una imagen, de mi presencia ante mis verdugos, en un momento en que los miraba de frente, ya que ocultaban sus rostros, por temor a ser reconocidos y juzgados por la historia. Hoy, cuatro décadas después, no hay detención ilegal, no hay tortura, mis jueces llegaron aquí con el mismo voto popular que me llevó a la Presidencia. Tengo para todos el mayor respeto, pero mantengo la cabeza erguida, mirando a los ojos de mis jueces".

La conciencia de Dilma brillaba en su voz, ahogada a veces, y en su mirada. ¿Quién allí, entre los que la juzgaban en aquella sala podría decir que también está con la conciencia tranquila? ¿Quién de los que dieron el veredicto anticipado de "culpable" a la presidenta, podría decir que duerme el sueño de los justos? ¿Quién entre los participantes de ese escenario tiene de hecho estatura moral para condenarla? ¿Y quién lejos de la Cámara del Senado, en la tranquilidad de sus hogares, puede afirmar con el corazón abierto que se está derrocando una presidenta honesta por el bien de nuestro país? La mentira es incompatible con el amor a la patria, a pesar de las camisetas verde amarillo de la selección con las que estas personas salieron a las calles para pedir la cabeza de una mujer inocente.

Yo y muchos brasileños, votantes o no de Dilma, vamos a seguir defendiendo su mandato hasta el final. No porque encontramos en su gobierno el mejor de los mundos; no porque estemos de acuerdo con todo lo que Dilma hizo en su cargo; sino por una cuestión de principios, porque esto es lo que hay que hacer. Personas verdaderamente honestas tienen principios y nunca renuncian a ellos. Sólo los corruptos renuncian a sus principios.

Vuelvo a Dilma: "A los casi setenta años de edad, no será ahora, después de ser madre y abuela, que vaya a abdicar de los principios que siempre me han guiado. Ejerciendo la presidencia he honrado el compromiso con mi país, con la democracia, con el estado de derecho. He sido inflexible en la defensa de la honestidad en la gestión de la cosa pública. Por lo tanto, antes de que las acusaciones contra mi sean expuestas en este proceso, no puedo dejar de sentir, en la boca, nuevamente, el sabor áspero y amargo de la injusticia y la arbitrariedad. Y por eso, como en el pasado, resisto. No esperen de mí el obsequioso silencio de los cobardes".

Es un principio básico de la democracia no condenar a los ciudadanos injustamente. Cuando esta premisa -fundamental en cualquier sociedad considerada "civilizada"- se viola, entramos en la barbarie. Cuando esta regla inquebrantable se rompe, todo puede estar permitido: que entren en nuestras casas en medio de la noche, que secuestren a nuestros hijos, padres, hermanos y hermanas, y arresten, torturen y maten a la gente sólo por manifestarse contra el autoritarismo. Esta película ya la vimos antes.

"No tengo ninguna duda de que, esta vez también, todos seremos juzgados por la historia. Dos veces vi de primera mano la cara de la muerte: Cuando fui torturada durante días seguidos, sometida a crueldades que nos hacen dudar de la humanidad y del propio sentido de la vida; y cuando una enfermedad grave y extremadamente dolorosa pudo haber abreviado mi existencia. Hoy en día sólo temo la muerte de la democracia, por la que muchos de nosotros, presentes aquí en esta Cámara, luchamos con el mejor de nuestros esfuerzos ", recordó Dilma.

Nunca olvide, presidenta: la historia está de su lado. No es sobre su cabeza que estará estampada la marca de golpista, de enemiga de la democracia, y mucho menos de corrupta. En cuanto a los que ahora la condenan, por desgracia, sabemos que poco les importa el juicio de la historia. No les preocupa ni les importa el sucio papel que están desempeñando frente a la nación e incluso frente a sus familias. Consumar este golpe les significará a los derrotados en las urnas lo que siempre persiguen: dinero y poder. ¿Qué representa tener una conciencia tranquila, frente a lo que para ellos es la verdadera razón de existir?

Cubanidad y cubanía

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Tomado de Dialogar-Dialogar
Por Fernando Ortíz

En este tema, “Los factores humanos de la cubanidad”, hay dos elementos focales y uno de referencia, la cubanidad, lo humano y su relación. Tal parece, pues, en buena lógica, que primero habría que definir la cubanidad y lo humano, para después poder trazar la relación de correspondencia entre ambos términos. Acaso esto no sea una tarea fácil. Sería ocioso entretenemos en definir lo humano, pero parece indispensable tener una idea previa de lo que se ha de entender por “cubanidad”.
¿Qué es la “cubanidad”? Parece sencilla la respuesta. “Cubanidad” es la “calidad de lo cubano”, o sea su manera de ser, su carácter, su índole, su condición distintiva, su individuación dentro de lo universal. Muy bien. Esto es en lo abstracto del lenguaje. Pero vamos a lo concreto. Si la cubanidad es la peculiaridad adjetiva de un sustantivo humano,¿qué es lo cubano?
Aquí nos encontramos fácilmente con un elemento objetivo que nos sirve de base:
“Cuba”, es decir, un lugar. No es que Cuba sea para todos un concepto igual. Nuestro competente profesor de Geografía nos decía la otra tarde que “Cuba” es una isla; pero también dijo, con igual exactitud, que “Cuba” es un archipiélago, es decir, un conjunto de muchas islas, de centenares de ellas, algunas de las cuales mayores que otras cuyos nombres han resonado en la historia. Además, Cuba no es sólo una isla o un archipiélago. Es también una expresión de sentido internacional que no siempre ha sido aceptada como coincidente con su sentido geográfico.
Recordemos que aun hace pocos lustros era muy sostenida una discusión por estadistas historiadores y geógrafos prehitlerianos acerca de si la Isla de Pinos era o no parte integrante de Cuba, y de si procedía una declaración de “Anchluss” por parte de una potencia vecina, para proteger una minoría irredenta de “sudeten” busfloridanos.
Acaso nos aproximemos al concepto de la cubanidad reconociendo que Cuba es a la vez una tierra y un pueblo; y que lo cubano es lo propio de este país y de su gente. Decir esto podrá satisfacer a muchos, pero nada puede cuando se aspira a la clasificación sociológica, psicológica o etnográfica de lo cubano y de la cubanidad.
Distingamos ahora “cubanidad” de “cubanismo”. El “cubanismo”, en sentido estricto, es el giro o modo de hablar propio de los cubanos. Por ejemplo, pedir
“frutabomba” en un restaurant de Nueva York, como lo he oído, es un cubanismo tan auténtico como alarmante. En sentido más amplio, “cubanismo” es todo carácter propio de los cubanos, aún fuera de su lenguaje. Aparecerse en Washington, como yo he visto, llevando un “cocomacaco” en la diestra es un cubanismo tan genuino como imperdonable. “Cubanismo” será también la tendencia o afición a imitar lo cubano, a quererlo o a servirlo. Un anglosajón puede gustar de los cervantismos y ser cervantista o experimentar “cubanismo” y sentirse “cubanista”, sin que por eso adquiera la genialidad de Cervantes ni la “cubanidad”, ni el estilo cubano ni el cervantismo. La “cubanidad” no puede entenderse como una tendencia ni como un rasgo, sino, diciéndolo a la moda presente, como un complejo de condición o calidad, como una específica cualidad de cubano.

Dando por definido el concepto de “Cuba” y ciñéndonos aquí a lo humano, ¿quién será característica, inequívoca y plenamente cubano? Hay varias maneras de ser cubano, en lenguaje general y corriente: por “residencia”, por “nacionalidad”, por “nacimiento”. Se es cubano por formar parte de este núcleo humano que se llama pueblo o sociedad de Cuba. Pero ¿será físicamente característica esa cubanidad reconocida a quien habita en Cuba? No, porque en Cuba hay mucho habitante que es extranjero. Se es cubano por tener la ciudadanía del Estado que se denomina Cuba; pero ¿será plena y típicamente característica la cubanidad del ciudadano en Cuba? No, porque aquí tenemos una ciudadanía demasiado allegadiza, como ese bello color tostado pero superficial que las bellezas nórdicas vienen a ganarse en Cuba con las quemantes caricias de nuestro sol, ciudadanía más camisa que pellejo; ciudadanía de “llega y pon” como diría nuestro lenguaje popular; y conciudadanos hay en los cuales su cubanidad apenas sobrepasa los bordes de su carta oficial y se esconde solapadamente en el mismo bolsillo de sus dineros.
¿Será cubano el nacido en Cuba? En un sentido primario y estricto; pero con grandes reservas: Porque no son pocos los que nacidos en Cuba se han dispersado luego por otras tierras, adquiriendo costumbres y maneras exóticas y no tienen de cubano más que el haber visto el primer sol en Cuba, ni siquiera el reconocimiento de su patria nativa. Porque no son escasos los cubanos, ciudadanos o no, que nacidos allende los mares, han crecido y formado sus personalidades aquí, en el pueblo cubano, se han integrado, en su masa y son indistinguibles de los nativos; son ya cubanos o como cubanos, más cubanos que otros que sólo son tales por su cuna o por su carta. Son aquellos, como el folklore expresa que están “aplatanados”.
Porque aun entre nosotros los nativos de Cuba, entre nosotros los indígenas cubanos, así los de antaño como los de hogaño, hay tal variedad de maneras, caracteres, temperamentos y figuras que toda individuación de la cubanidad y de su tipismo es tarea harto insegura.
Porque las expresiones del cubano han variado tanto según las épocas y las diversas fluencias etnogénicas, y según las circunstancias económicas que las han movido e inspirado, que apariencias muy ostensibles, un tiempo apreciadas como típicas, pocos lustros después se abandonan como insignificantes; y 5ª, porque rasgos muy marcados en el pueblo cubano no son exclusivos de éste sino que aparecen pueblos de ancestralidad semejante, y hasta en aquellos de razas distintas pero de análoga fermentación social. Al fin, hay que convenir en que, al menos por ahora, la cubanidad no puede definirse sino vagamente como una relación de pertenencia a Cuba. Pero ¿cuál es esa relación?
Ya dijimos que la cubanidad no puede depender simplemente de la tierra cubana donde se nació ni de la ciudadanía política que se goza… y a veces se sufre. En la cubanidad hay algo más que un metro de tierra mojado por el primer lloro de un recién nacido, algo más que unas pulgadas de papel blanco marcadas con sellos y garabatos simbólicos de una autoridad que reconoce una vinculación oficial, verdadera o supositiva.
La cubanidad no la da el engendro, no hay una raza cubana. Y raza pura no hay ninguna. La raza, al fin, no es sino un estado civil firmado por autoridades antropológicas; pero ese estado racial suele ser tan convencional y arbitrario, y a veces tan cambiadizo, como lo es el estado civil que adscribe hombres a tal o cual nacionalidad. La cubanidad para el individuo no está en la sangre, ni en el papel ni en la habitación. La cubanidad es, principalmente la peculiar calidad de una cultura, la de Cuba. Dicho en términos corrientes, la cubanidad es condición del alma, es complejo de sentimientos, ideas y actitudes.
Pero todavía hay una cubanidad más plena, diríase que sale de la entraña patria y nos envuelve y penetra como el vaho de creación que brota de nuestra Madre Tierra después de fecundada por la lluvia que le manda el Padre Sol; algo que nos languidece al amor de nuestras brisas y nos arrebata al vértigo de nuestros huracanes; algo que nos atrae y nos enamora como hembra que es para nosotros a la vez una y trina: madre, esposa e hija. Misterio de trinidad cubana, que de ella nacimos, a ella nos damos, a ella poseemos y en ella hemos de sobrevivir.
Hay algo inefable que completa la cubanidad del nacimiento, de la nación, de la
convivencia y aun de la cultura. Hay cubanos que, aun siéndolos con tales razones, no quieren ser cubanos y hasta se avergüenzan y reniegan de serlo. En éstos la cubanidad carece de plenitud, está castrada. No basta para la cubanidad plena tener en Cuba la cuna, la nación, la vida y el porte; aun falta tener la conciencia. La cubanidad plena no consiste meramente en ser cubano por cualesquiera de las contingencias ambientales que han rodeado la personalidad individual y le han forjado sus condiciones; son precisas también la conciencia de ser cubano y la voluntad de quererlo ser.

Acaso convendría inventar o introducir en nuestro lenguaje una palabra original que sin antecedentes roces impuros pudiera expresar esa plenitud de identificación consciente y ética con lo cubano. Aquel genial español, tan dominador del lenguaje y sensible a las necesidades del espíritu, que se llamó Miguel de Unamuno pensó que de la misma manera que en el hombre habría que distinguir su “humanidad”, condición genérica e involuntaria de su persona, de lo que es en él su “hombría”, condición específica y responsable de su individualidad, así en el campo de las realidades de España convenía diferenciar los conceptos de la “hispanidad” y de la “hispanía”.
Pienso que para nosotros los cubanos nos habría de convenir la distinción de la “cubanidad”, condición genérica del cubano, y la “cubanía”, cubanidad plena, sentida, consciente y deseada; cubanidad responsable, cubanidad con las tres virtudes, dichas teologales, de fe, esperanza y amor.
Hemos dicho que la “cubanidad” en lo humano es sobre todo una condición de cultura. La cubanidad es la pertenencia a la cultura de Cuba. Pero ¿cuál es la cultura característica de Cuba? Para saberlo habría que estudiar un intrincadísimo complejo de elementos emocionales, intelectuales y volitivos. No sólo en las manifestaciones de las individualidades destacadas en la vida cubana por la grandeza de sus personalidades, sino también en todas las sedimentaciones, en las cumbres, en las laderas, en los valles, en las sabanas y hasta en la ciénaga. Toda cultura es esencialmente un hecho social. No sólo en los planos de la vida actual, sino en los de su advenimiento histórico y en los de su devenimiento previsible.
Toda cultura es dinámica. Y no sólo en su trasplantación desde múltiples ambientes extraños al singular de Cuba, sino en sus transformaciones locales. Toda cultura es creadora. Toda cultura es creadora, dinámica y social. Así es la de Cuba, aun cuando no se hayan definido bien sus expresiones características. Por esto es inevitable entender el tema de esta disertación como un concepto vital de fluencia constante; no como una realidad sintética ya formada y conocida sino como la experiencia de los muchos elementos humanos que a esta tierra han venido para fundirse en un pueblo y codeterminar su cultura.

Ideología y hegemonía en el debate político latinoamericano

Ideología y hegemonía en el debate político latinoamericano
Tomado de Diario 90
Fuente original: TeleSur
Por Ricardo Arturo Salgado Bonilla

Es muy común escuchar a algunos dirigentes políticos, o incluso a académicos, que justifican sus traspiés con frases como “cada pueblo tiene el gobernante que se merece”, o “los pueblos son malagradecidos”. Este no es un tema nuevo, pero su discusión sigue siendo de vital importancia para la consolidación de procesos revolucionarios en cualquier etapa en que se encuentren.
Digamos que Marx y su obra provocan posiciones diversas de debate: los que lo veneran y tratan como un ser divino de pensamiento final; los que lo adversan y pertenecen a las elites, que dedican tiempo y recursos a su estudio, y aquellos que se ubican a la derecha y son anti comunistas por definición, que se plantan en cualquier debate, con los argumentos más descabellados, incluso la descalificación personal. Menos suerte tiene la obra de Gramsci y sus categorías que son ampliamente estudiadas en centros de pensamiento del poder de las élites gobernantes en el mundo, pero poco entendidas por quienes aspiramos a un mundo mejor. Sin embargo, de su estudio y entendimiento depende mucho nuestra capacidad de trazar una ruta revolucionaria.
El tema de la ideología es más bien utilizado y aprovechado por la derecha para manipular las sociedades, y para satanizar los planteamientos de la izquierda. Esto nos hace pensar que es necesario plantear un debate alrededor de la capacidad real y la necesidad que tenemos de entender en que estamos. Esto se hace crucial cuando caemos en cuenta de la relación indisoluble que existe entre esta y la hegemonía, y de ambas con el poder.
Para comenzar, digamos que vivimos en sociedades capitalistas, con mayor o menor grado de desarrollo, y con un lugar en el mapa de la actividad económica. Todas nuestras sociedades viven bajo las ideas que permiten el funcionamiento del sistema, cuya misión fundamental es reproducir el capital; todas esas ideas tienden entonces a dar soporte a la forma en que se genera el proceso de reproducción. Por ejemplo, la usura, condenada en otros tiempos, es hoy una actividad normal, y moralmente inserta en nuestra visión del mundo. Es gracias a todas esas ideas que se reproduce el sistema, por lo tanto, son ellas mismas la que le permiten ser un sistema hegemónico.
La cultura, las modas, la música, la literatura, y todas las fuentes de ideas dirigidas a las masas están cargadas de conceptos que soportan la existencia del sistema y todas sus aberraciones. Incluso la idea de libertad, de derechos, de justicia, están condicionadas de tal forma que a nadie conmueve, para el caso, que un juez falle en favor de un banco y despoje una familia de su vivienda y la deje en la calle. De hecho, es más común que la gente piense con naturalidad “cuando me tocara a mí”. Pero en ninguna parte de esa ideología dominante aparecen argumentos que muestren el carácter inhumano y auto destructivo del sistema.
Este sistema es tal, que nos plantean el predominio del “libre mercado” como la panacea, como si este fuera un señor que sabe cómo podremos vivir mejor todos. Bajo la égida de este sistema hegemónico, se justifica su dominio sobre la riqueza, y los medios que utilice para mantenerlos, reproducirlos y perpetuarlos. En este proceso, la ideología genera la legitimación del monopolio del uso de la fuerza por la clase dominante, y en este punto nos encontramos en presencia de eso que tanto mencionamos: el poder.
Puesto de otra manera, cuando alcanzamos el gobierno, nos encontramos en un entorno hostil que funciona bajo la ideología y la hegemonía de la clase dominante. Las leyes, el Estado, las instituciones, todo funciona con el propósito de mantener esa estructura de dominación. De ese modo, cuando llegamos al gobierno, comenzamos una guerra sin cuartel que se libra en un ámbito menos evidente: cotidianidad, la vida, las ideas de las personas. Entonces nos encontramos aun distantes del poder, y esto queda evidenciado por nuestra tendencia a condescender con los paradigmas válidos para el sistema.
En este sentido, hemos podido enfrentar varios desafíos bastante difíciles, en los cuales la mayoría de las veces optamos por coexistir con la hegemonía del enemigo. De hecho, mientras aquel nos define sin problemas y manifiesta sin reservas su propósito de destruirnos, nosotros tratamos de parecer mansas ovejas, hasta el punto de convertirnos en tales.
Los procesos progresistas en América Latina han traído bienestar a los pueblos de la región que no era imaginable hace apenas dos décadas, y, sin embargo, ese cambio material no ha sido acompañado de un proceso contra hegemónico, que promueva cambios de paradigmas, y que reemplace el consumismo predominante entre nosotros. No es raro que los ataques del enemigo vayan dirigidos a afectar justamente el consumo, la creación de necesidades y la proliferación de angustias relacionadas con el proceso de adquirir.
En algunos países que aún estamos en proceso de lucha por el gobierno, nos enfrentamos a menudo con la dificultad de que es lo que planteamos como alternativa al capitalismo. Siempre resulta más fácil decir que “es mejor agarrar lo bueno de cada sistema”, como si el asunto fuera una disputa entre el bien y el mal, o de conciliar a dios con el diablo. Nuestros economistas tienen grandes dificultades para imaginarse un mundo no capitalista, lo que se agrava cuando la derecha trae de regreso el tema del “fracaso” del socialismo real en Europa.
Aquí vienen cosas muy prácticas que debemos asimilar y debatir. Por ejemplo, cada vez que un hondureño común discute sobre los problemas domésticos, alguien, casi mágicamente, aparece mencionándole el fracaso del socialismo del siglo XXI y las penurias que pasan los venezolanos. Pocos hondureños saben que ninguno en este país ha tenido nunca acceso a todas las ventajas que ha traído la revolución bolivariana al pueblo venezolano. Todo este proceso se da en el imaginario, en el debate de las ideas.
Si nos preguntamos “fracasaron la revolución bolivariana y el socialismo del siglo XXI”, por ejemplo, la respuesta tendría que ser dividida. Simplemente los parámetros para valorar el éxito o fracaso dependen de los intereses de clase de cada quien. Seguramente la derecha venezolana pregona un supuesto fracaso, porque no termina de aceptar que el patrimonio de toda la nación sea distribuido de una forma más justa. Para la mayoría de los venezolanos, la revolución es profundamente exitosa, pero, aun así, muchos votan en favor de los intereses que apuntan a quitarles todo ¿Por qué?
Muchas personas de izquierda se aferran cuasi con religiosidad a la parte económica; argumentan que mientras la revolución coexista con la burguesía criminal, permita la propiedad privada y la libertad de empresa. Pero ¿será que, emprendiendo esa ruta, se cambiará la ideología predominante? Justamente las bases para una contrarrevolución son aquellas raíces que quedan en la mente de las sociedades, que se aferran a lo que han conocido siempre.
Indudablemente, sería irresponsable buscar fórmulas para recetar a los pueblos, pero la tarea de cambiar la ideología dominante es fundamental para completar un proceso revolucionario, que debe terminar, además, siendo hegemónico y controlando el poder. Además, es imperativo comprender que el proceso es dialéctico, esto significa, entre otras cosas, que el enemigo está siempre presente y activo; siempre conspirando para terminar lo que nosotros hacemos.

ESTADOS UNIDOS EN FATÍDICOS ANIVERSARIOS


Tomado de Opiniones desde Cuba
Por Manuel Yepe


El once de septiembre coinciden los aniversarios de múltiples fechorías del gobierno de Estados Unidos en años recientes.
En esa fecha de 1973 ocurrió en Chile, organizado, financiado y dirigido por el Pentágono y la CIA de Estados Unidos, en conjura con los peores elementos de las fuerzas armadas chilenas, el golpe de estado contra el gobierno constitucional de Salvador Allende. Entre esa fatídica fecha y marzo de 1990, Chile vivió una horrible dictadura encabezada por el General Augusto Pinochet Ugarte
(1915-2006), quien dirigió el golpe de estado contra el gobierno legítimo de Allende y se convirtió en jefe de la junta militar que gobernó al país. Pinochet fue proclamado presidente de la república en 1974 y en 1981 fue confirmado en ese cargo por la pseudoconstitución diseñada por el tirano.
En 1988, después de un plebiscito de signo contrario, Pinochet anunció que conservaría la presidencia hasta 1990. Aunque las elecciones de 1989 le obligaron a ceder el cargo, el dictador se mantuvo como jefe supremo del ejército. En 1998 fue reclamado por la justicia española por sus crímenes.
Entre 1973 y 1990, en Chile los derechos humanos fueron
sistemáticamente violados por la dictadura militar de corte fascista, con apoyo de las clases acomodadas del país. La represión incluyó detenciones arbitrarias, secuestros, prisiones, asesinatos,
desapariciones forzosas, exilio y cementerios clandestinos. Las torturas eran tanto físicas como psicológicas, mediante la aplicación de descargas eléctricas, violencia sexual, golpes, aplicación de drogas, quemaduras, inmersión en líquidos e incluso violaciones de mujeres realizadas por perros entrenados.
Entre 1973 y 1975 hubo unas 42 mil 500 detenciones políticas a las que se sumaron 12 mil 100 detenciones individuales y 26 mil 400 detenciones masivas entre 1976-88, así como más de 4 mil situaciones de amedrentamiento entre 1977-88 con mil detenidos desaparecidos y 2 mil 100 muertos por causas políticas.
Unas 3 mil 200 personas murieron o desaparecieron entre 1973 y 1990 a manos de agentes represivos del estado. De estas, unas mil cien personas se consideran desaparecidas al margen de las antes citadas 2 mil 100 fallecidas.
El propio 11 de septiembre pero de 1980, en la ciudad de Nueva York fue ametrallado en plena calle por un pistolero miembro de un grupo de los exilados cubanos organizados, financiados y dirigidos por la CIA, el diplomático cubano Félix García Rodríguez, acreditado en la Misión de su país ante la ONU.
El diplomático cubano se convirtió en el primer representante extranjero acreditado en las Naciones Unidas asesinado en Estados Unidos.
De acuerdo con un informe del FBI, horas después del crimen el contrarrevolucionario de origen cubano Pedro Remón hizo una llamada telefónica a los medios noticiosos de Nueva York en la que reclamó la responsabilidad del asesinato en nombre de “Omega 7”, una de las organizaciones terroristas de exiliados cubanos que opera en Estados Unidos bajo la sombrilla de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). No obstante su extenso expediente terrorista, el asesino no fue encausado hasta mediados de la década de 1980, en tanto que la misión cubana en la ONU, sus funcionarios y familiares, siguieron siendo hostilizados sistemáticamente.
Pero para el pueblo estadounidense el aniversario más divulgado y el más doloroso ocurrido un 11 de septiembre es el que produjo el derribo de las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, que dejó un saldo de unas tres mil víctimas mortales, incluyendo a bomberos y demás personas participantes en labores inmediatas de rescate, afectadas por los gases tóxicos.
Permanece en espera de definición el carácter de este acto, dada la imposibilidad de calificar la acción como atentado terrorista clásico por la abundancia de pruebas que la presentan como una autoagresión oficial. Son inobjetables la evidencias que desmienten la versión oficial que se ofreció para justificar la proclamación de la llamada Ley Patriótica de Estados Unidos que ha sido vista como el proyecto terrorista estatal que derivó de este evento con horribles
consecuencias que llegan hasta el presente en todo el mundo. Finalmente, como acertadamente señala Néstor García Iturbe, periodista cubano experto en temas de la lucha contra el terrorismo, el gobierno de Estados Unidos pareció interesado en contribuir a la identificación de la fecha del 11 de septiembre con la ignominia cuando el Presidente Barack Obama escogió ese día de 2015 para renovar la inclusión de Cuba en la lista de naciones que sanciona la Ley de Comercio con el Enemigo -promulgada por Washington en 1917- como sanción a países con relaciones incompatibles con la política exterior de Estados Unidos. Este absurdo listado tiene hasta hoy un solo sancionado a nivel global: Cuba. Agosto 27 de 2016.

martes, 30 de agosto de 2016

Nuevo Plan Cóndor en América Latina

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Introducción por Gustavo de la Torre Morales

La situación que se dibuja en América Latina, describe abiertamente las intenciones que el imperialismo yanqui tiene para con su otrora “Patio Trasero”, el cual le fue “arrebatado” por gobierno constitucionales que responden a los intereses de sus pueblos, con alto carácter soberano, y firmemente opuestos a lineamientos que respondan a intereses de oligarquías nacionales, corporaciones financieras y trasnacionales foráneas o gobiernos imperialistas.
Desde poco antes del golpe de Estado dado en Honduras (2009) contra Manuel Zelaya y después el golpe parlamentario en Paraguay contra Fernando Lugo, las intentonas contra Evo Morales (Bolivia), las maquinaciones contra Rafael Correa (Ecuador) y  primero contra el fallecido Hugo Rafael Chávez Frías y actualmente contra Nicolás Maduro (Venezuela), todos presidentes de sus respectivos países; ya el imperialismo del norte brutal había comenzado a fraguar los continuos golpes a propinar sobre nuestros pueblos. La lógica imperial: ¿Cómo permitir gobiernos que no se sometan, que no se condiciones, que rechacen las políticas que no generen dependencias económicas?
A lo anterior se suma la doble moral con que el gobierno de los EEUU maneja las nuevas “relaciones” con Cuba desde diciembre de 2014 y la cuantiosa inyección de más de 5 millones de dólares a Colombia desde el año 2000 para asegurar el uso de ese territorio como cónclave de operaciones militares contra el “terrorismo y el narcotráfico”. Pero el “Plan Colombia” más bien sentó acuerdos para que EEUU use siete bases militares yanquis ancladas en ese país latinoamericano y desde ellas se proyectara el famoso operativo de intervención militar contra Venezuela para derrocar la Revolución Bolivariana, un plan contenido en el documento del Comando Sur de EEUU, denominado “Operación Venezuela Freedom-2”, suscrito por su comandante, el almirante Kurt Tidd. El texto contiene 12 tareas tácticas y estratégicas orientadas a buscar las condiciones políticas, económicas y militares para ejecutar la “Carta Democrática” de la OEA (sólo hay que ver el servilismo con que actúa el presidente de dicha organización, Luis Almagro) y legitimar de esta manera la intervención militar en la vecina nación.
Lo anterior exponen una compleja realidad y contraposición de intereses: El conjunto de países de América Latina busca establecer una zona de paz y cooperación basado en el respeto mutuo, mientras el imperialismo yanqui (con apoyo de sus secuaces) desea asestar un duro golpe a la unidad latinoamericana y recuperar su “Patio”, establecer gobierno títeres, eliminar la ALBA y reimponer su hegemonía en la zona con la aplicación de los tratados de libre comercio que se contemplaban en el ALCA (hoy TTIP-TISA). Así impondría nuevas condiciones que obligue la retirada de las inversiones chinas y rusas que se están llevando a cabo, asestaría golpes que dañen las economías de estas potencias y volvería a establecer la dependencia económica en países de América del Sur.
Especialistas en la materia exponen que esta realidad se va llevando a cabo con la aplicación de un nuevo Plan Cóndor para América Latina, pensado y asesorado desde Estados Unidos; como ya ocurrió entre las décadas de los 70's y 80's.
Aquí les dejo la valoración expuesta por TeleSur:

¿Cómo se reconfigura el Plan Cóndor en América Latina?

Tomado de TeleSur
El reciente golpe parlamentario contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, no es un hecho aislado, pertenece a la reedición del Plan Cóndor, la estrategia injerencista de EE.UU. en América Latina.

Plan Cóndor


La reedición del Plan Cóndor  busca la coordinación de los dirigentes de derecha en América Latina para aislar del contexto regional a las naciones con gobiernos progresistas. 

El nuevo Plan Cóndor busca el revanchismo político de la derecha al destruir y desprestigiar los avances sociales alcanzados por los gobiernos de corte socialista. Esto se evidencia con la llegada en diciembre de 2015 del Gobierno neoliberal de Mauricio Macri en Argentina, cuyas primeras medidas fueron despidos masivos, censura de medios de comunicación, privatizaciones y ataques contra países que no comulgan con sus políticas, como Venezuela.

La estrategia injerencista e intervencionista de EE.UU. en Latinoamérica, en las décadas de 1970 y 1980, se basaba en los golpes militares para derrocar gobiernos y conformar regímenes y dictaduras pro estadounidenses; un ejemplo de estas acciones fueron los derrocamientos de los gobiernos de Salvador Allende en Chile (1973); Isabel Perón en Argentina (1973); el golpe de Juan María Bordaberry en Uruguay (1973).

Elementos de Intervención de orden interno


La serie de juicios contra importantes liderazgos progresistas, la creciente amenaza de grupos paramilitares, la criminalización de los movimientos de avanzada y los golpes a la economía de los países de conciencia popular, son parte de la reconfiguración del Plan Cóndor en América Latina, a juicio del analista y periodista, Miguel Jaimes.

Entre los elementos del Plan Cóndor que intervienen el orden interno de los países, Jaimes citó en entrevista exclusiva para el sitio web de teleSUR: 

-El constante ataque a la economía y los aparatos productivos de los países suramericanos y progresistas: Las maniobras para la baja de los precios del petróleo, el desabastecimiento en Venezuela, así como el sabotaje en el precio del dólar paralelo y otros relacionados con los indicadores económicos, forman parte del Plan Cóndor. Estos persiguen crear desesperación en la población y, además, afectar el financiamiento de los programas sociales. 

-Muerte de líderes de base media y baja de los partidos socialistas y populares: Refiere como ejemplos de persecución de liderazgos populares el asesinato de la líder indígena Berta Cáceres (Honduras) y del joven diputado Robert Serra (Venezuela). Estas acciones tienen como objetivo, principalmente, restarle los liderazgos influyentes a los partidos sólidos y desmoralizar a sus militantes. 

-Empleo de campañas mediáticas para criminalizar a los mandatarios y hundirlos políticamente: Además de buscar que sean procesados y desterrados del ámbito político, se cree que los medios de comunicación buscan influir en la población atemorizándola, manipulándola y deslegitimando los poderes. Ejemplo de ello, es que un expresidente como Álvaro Uribe (Colombia) "aparezca constantemente en los medios con sus opiniones sobre intervención militar sobre una nación soberana, llamando a las fuerzas armadas a hacerlo, ¿Quién es él para hacerlo? y ¿Por qué los medios han dado tanto despliegue a eso?".

-Violencia y narcotráfico: Un mal que crece a lo largo de todo el continente y que se adueña de las poblaciones incluso más humildes con el objetivo de crear puertos libres para el tráfico de drogas entre el Sur y el Norte. Es una forma de terrorismo que incluso en Venezuela se ha desarrollado con la injerencia de bandas criminales que operan desde Colombia y que, según el analista, no solo busca generar temor e instaurar un mercado, sino además alcanzar el poder.

-Criminalización de los movimientos de izquierda, corrupción y ataques al ambiente: Se busca con apoyo de los medios de comunicación culpar únicamente de la corrupción a los movimientos y partidos de izquierda, pese a que muchos de ellos son los que han iniciado la lucha por el esclarecimiento de estos casos. Se busca establecer una asociación entre los delitos y los líderes de izquierda. Asimismo, refirió que los ataques al ambiente para la explotación de recursos son en parte realizados por el brazo ejecutor y capitalista de los EE.UU.

-ONG y la manipulación de jóvenes: Organizaciones como Súmate, liderada por la exdiputada de derecha María Corina Machado y directamente vinculada con el golpe de 2002, son las encargadas de generar movimientos en las calles con jóvenes utilizados para propiciar acciones violentas. Según documentos filtrados, la USAID y la NED invirtieron más de 100 millones de dólares entre 2002 y 2012 en auspiciar a grupos de oposición y crear al menos 300 nuevas ONG en Venezuela.

Golpe Parlamentario


El nuevo Plan Cóndor se basa en los golpes suaves y parlamentarios, según han denunciado públicamente presidentes como el venezolano, Nicolás Maduro, y Rafael Correa de Ecuador.

El parlamentario consiste en que las bases para su ejecución se encuentran dentro del mismo ordenamiento jurídico del país: moción de censura, investigaciones de tipo judicial (juicio político), declaración de "incapacidad para gobernar" para forzar una renuncia, entre otros.

Los medios de comunicación privados y las élites político-económicas cumplen un rol importante en la ejecución de estas nuevas acciones, al manipular la información y las leyes para desestabilizar al país.

La estrategia golpista parlamentaria disminuye el costo político de los actores involucrados y permite cambiar el rumbo de un país y su política exterior sin necesidad de "derramar sangre", apelando y excusándose en el  "respeto de la ley" y a la "democracia".

El golpe parlamentario se ha convertido en la operación política de intervención extranjera más rentable para alterar la correlación de fuerzas, eliminar los liderazgos políticos importantes y cambiar radicalmente los esquemas de poder internacional y bloques de influencia regional.

El ejemplo más reciente del golpe parlamentario es Brasil, cuya presidenta Dilma Rousseff fue apartada del cargo por 180 días para enfrentar un juicio político supuestamente por maquillar las cuentas fiscales de 2014 y retrasar los pagos al Banco Central, pese a que la derecha no presentó pruebas de esos crímenes.

Honduras 2009

El golpe contra el presidente Manuel Zelaya contó con la participación de las fuerzas armadas, sin embargo el Parlamento hondureño participó en el derrocamiento del mandatario, la cabeza del Congreso, Roberto Micheletti, inició una investigación contra Zelaya por supuestas "violaciones al Estado de Derecho".

Los parlamentarios hondureños recurrieron al levantamiento de expediente político express donde supuestamente Zelaya estaba "violentando" el Estado de Derecho. El Parlamento se basó en la Ley Especial que Regula el Referéndum y el Plebiscito para llevar a la destitución del mandatario legalmente electo. Al consumarse el golpe parlamentario y militar, Manuel Zelaya fue sacado del país.
Posteriormente, se instauró en Honduras un gobierno transitorio sostenido por una Junta Militar hasta que expirara el término constitucional del presidente depuesto, para dar paso a unas nuevas elecciones. Sin la participación del expresidente Zelaya.

Paraguay 2012

Desde la llegada al poder de Fernando Lugo en el 2008, la oligarquía paraguaya intentó torpedear las iniciativas sociales incluidas en el programa de gobierno que le llevó a la presidencia. En Paraguay se empleó como recurso central para llevar a la destitución de Lugo la “Masacre de Curuguaty”.

El objeto de la acusación no era otro que justificar las acciones coordinadas de asedio y presión mediática por parte de la "comunidad internacional" ligada a los intereses de Estados Unidos. Antes del juicio político en el Parlamento el Partido Colorado lo había tratado de destituir unas 23 veces.

Los acusadores de Fernando Lugo aplicaron el artículo 225 de la Constitución que permite a la Cámara de Diputados establecer la base legal para enjuiciar a un presidente u otro funcionario de Gobierno si se comprueba que no estén desempeñando las funciones de su cargo. Dado este paso, le corresponde entonces al Senado llevar a cabo el juicio y dictar la sentencia.

Fernando Lugo fue destituido en tan solo dos horas, los legisladores paraguayos lo acusaron por "mal desempeño de funciones" con respecto a los hechos de Curuguaty. Todas las "pruebas" para estimular la destitución fueron forjadas por los jueces paraguayos. El Senado lo destituyó y fue designando en su lugar al vicepresidente del país, Federico Franco.

Brasil 2016

El reciente golpe parlamentario contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, fue una coordinación entre la clase política, sectores empresariales y los medios de comunicación, a pesar de la movilización popular a favor de la mandataria y la denuncia de injerencia externa, la presidenta fue separada de su cargo y asumió el gobierno el vicepresidente Michel Temer.

El juicio político contra Dilma fue impulsado por el anterior presidente de la Cámara de Diputados. Eduardo Cuhna, quien acusó a la Jefa de Estado de manipular los balances económicos y de redistribuir el dinero del presupuesto hacia otros planes sociales. Señaló que Dilma Rousseff era responsable del “delito de responsabilidad” causa suficiente para iniciar el pedido de juicio político.

El 17 de abril en la Cámara de Diputados se llevó a cabo la votación sobre el proceso de juicio a Rousseff. Pese a la carencia de pruebas contra la presidenta, 367 de los 513 diputados aceptaron las denuncias contra la mandataria y dieron lugar al trámite, que fue trasladado al Senado.

Tras analizar el documento sobre el procedimiento jurídico contra la presidenta, el pasado 12 de mayo el Senado Federal de Brasil finalmente concretó su intención de someter a Dilma a un juicio político, lo que conlleva a su destitución sin haber una causa real en su contra, debido a supuestas faltas administrativas con argumentaciones políticas y no legales.

Durante el proceso en su contra, Dilma Rousseff denunció la injerencia externa y calificó el juicio político de golpe a la democracia.

Venezuela, el ataque continuado

Desde 2002 se registran los primeros ataques contundentes contra la Revolución Bolivariana. Sólo en 2002 un golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez, que dejó 19 muertos, y un paro petrolero desestabilizaron política, social y económicamente al país. 

Venezuela presentó una denuncia ante la Organización de Estados Americanos (OEA) con documentos que muestran la intervención de Estados Unidos en el golpe de 2002. Entre otras pruebas, el Gobierno nacional señaló que funcionarios del Departamento de Estado de EE.UU. hicieron un intenso lobby político para justificar el golpe en Caracas.

Además, mediante la denuncia Venezuela destacó la reunión entre el embajador estadounidense Charles Chapiro al golpista Pedro Carmona Estanga, en días cercanos a la deposición del presidente Chávez. 

En 2014 otros 43 venezolanos murieron producto de la violencia opositora. Las imágenes de las "guarimbas" le dieron la vuelta al mundo en el marco de una guerra mediática que sugería la violación de los derechos humanos por parte del Gobierno venezolano.

Fotos de la llamada "primavera árabe", también promovida por Occidente, fueron difundidas y atribuidas a supuestas agresiones de funcionarios policiales venezolanos contra el pueblo.

Tras ello, una campaña de "solidaridad" de la derecha internacional hacia Venezuela, pese a que ha sido la misma oposición que promueve la impunidad con el impulso de la ley de Amnistía. El estatuto dejaría en libertad a Leopoldo López, exalcalde opositor que hizo llamados irresponsables a la violencia, que además de las 43 muertes dejó cientos de heridos.

El triunfo circunstancial de la oposición venezolana en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015 apaisó el terreno para acentuar los ataques contra el Gobierno de Nicolás Maduro.

Desde el Parlamento, la derecha ha intentado sabotear la agenda social y económica del Gobierno con un velo de legalidad, mediante impulsan leyes como la de Amnistía y la ley de Propiedad de Misión Vivienda, que pretende privatizar las más de 1.2 millones de nuevas casas construidas por el plan gubernamental para el pueblo venezolano.

Otras de las recientes agresiones de la derecha hacia Venezuela como el desabastecimiento, el acaparamiento y la guerra económica, son parte del Plan Cóndor para dominar al país que instauró la Revolución Bolivariana e impulsó la integración del Sur.

Los anaqueles venezolanos registran una intermitencia en cuanto a los productos de primera necesidad. Aparecen por un tiempo, pero dejan de verse por otro período. Esto ocurre principalmente con la leche, azúcar, harina de maíz y de trigo y los productos de aseo personal. Pero se produce un curioso fenómeno: por un tiempo desaparece la leche, pero se encuentran todos los productos que se fabrican con leche.

El sector privado representa más de 70 por ciento del aparato productivo nacional. Mediante conglomerados como Conindustria, Fedecámaras y Venamcham, históricamente el sector privado ha criticado las políticas sociales del Gobierno de la Revolución Bolivariana.

La Operación Cóndor contra América del Sur y el terrorismo contra objetivos cubanos.

Plan-condor
Tomado de LaTunitaBlog
Por Valia Hernández

“Operación Cóndor” es el nombre con el que se bautizó un plan de inteligencia y coordinación entre los servicios de seguridad de ArgentinaChileBrasilParaguay, Uruguay y Bolivia en la década de los años 1970. Se constituyó en una organización clandestina internacional para la práctica del terrorismo de Estado con la cooperación de los Estados Unidos.
Enmarcada en la Doctrina Truman, institucionalizaba el seguimiento, vigilancia, detención, tortura y desaparición o muerte de personas consideradas como subversivas.
La CIA asegura que su primer conocimiento sobre esa organización ocurrió en marzo de 1976. Refieren haber conocido que el entonces coronel Juan Manuel Contreras Sepúlveda, jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), inició un programa de colaboración entre los servicios de inteligencia de distintos países de Sudamérica al que bautizó como “Plan Cóndor”.
Sin embargo, los estadounidenses conocían esos hechos con anterioridad a la fecha que señalan. Los propios archivos de la CIA revelan que Contreras fue invitado en 1975 a su cuartel general en Langley. Solo unos días después, el 25 de noviembre de 1975, tiene lugar una reunión en Chile encabezada por el propio Contreras y en la que participaron además los líderes de los servicios de inteligencia militar de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
George Bush (padre), en ese entonces Director de la CIA, ordenó al general Contreras Sepúlveda la participación de terroristas cubanos al servicio de la agencia en los planes represivos, siguiendo el ejemplo de la DISIP venezolana. A su regreso a Chile, Contreras visitó Caracas y se entrevistó con varios jefes de la DISIP, entre ellos con Luis Posada Carriles.
Una de las operaciones más significativas llevadas a cabo tuvo por nombre “Colombo”. Como respuesta a una visita de una comisión de Derechos Humanos a Chile, la DINA y la Alianza Anticomunista Argentina (AAA o Triple A) procuraron reaparecer mediáticamente a 119 desaparecidos chilenos. La DINA entregaría a la Triple A documentos falsos de chilenos muertos en campos de concentración, y ésta a su vez los dejaría junto a cadáveres irreconocibles en lugares públicos.
Entre decenas de secuestros y atentados contra opositores, la Operación Cóndor concretó acciones de gran resonancia pública como:
Asesinato del Ex-Comandante en jefe del Ejército de Chile, general Carlos Prats en Buenos Aires.
Asesinato del ex presidente de Bolivia Juan José Torres en Buenos Aires
Asesinato del senador uruguayo Zelmar Michelini y el diputado Héctor Gutiérrez Ruiz, también uruguayo, en Buenos Aires en 1974
Asesinato del ex ministro de relaciones exteriores del gobierno chileno de Salvador AllendeOrlando Letelier y su secretaria Ronni Moffitt en Washington DC en 1976
Atentado contra el ex Ministro del Interior del gobierno del presidente chileno Eduardo Frei MontalvaBernardo Leighton en Roma en 1975
Colaboración argentina en el golpe de García Meza en Bolivia en 1980.
Orgánicamente, la Operación Cóndor comenzó a ser desmontada cuando cayó la dictadura argentina en 1983. Sin embargo, los contactos y los asesinatos coordinados continuaron. En abril de 1991, se puso en marcha la Operación Silencio para impedir el enjuiciamiento de los responsables.
Dictadura militar en Argentina
El 24 de marzo de 1976 se produjo un golpe de Estado en Argentina, dando así inicio a la dictadura que se autodenominó Proceso de Reorganización Nacional. Asumió el poder una Junta de Comandantes de las tres fuerzas armadas integrada por el general Jorge Rafael Videla, el almirante Emilio Eduardo Massera y el brigadier general Orlando Ramón Agosti. El primero a su vez, fue designado con el título de presidente con la mayor parte de las funciones de los poderes ejecutivo y legislativo.
A partir de ese momento tuvo lugar un régimen de represión ilegal, violencia indiscriminada, persecuciones, torturas sistematizadas, desaparición, forzada de personas, manipulación de la información y demás formas de terrorismo de Estado. Se estima que durante ese período las fuerzas represoras del gobierno de facto hicieron desaparecer 30.000 personas (aunque la lista oficial cuenta con 13.000 desaparecidos registrados).
Para implementar la táctica de desaparición forzada de personas el gobierno militar creó cientos de centros clandestinos de detención (CCD). Las Fuerzas Armadas clasificaban los CCD en dos tipos:
Lugar de Reunión de Detenidos (LRD): tenían una organización más estable y estaban preparados para alojar, torturar y asesinar a grandes cantidades de detenidos.
Lugar Transitorio (LT): tenían una infraestructura precaria y estaban destinados a funcionar como un primer lugar de alojamiento de los detenidos-desaparecidos.
En el año 1976 llegaron a existir 610 CCD, pero muchos de ellos fueron temporarios y circunstanciales. Luego de los primeros meses posteriores al golpe de estado, la cifra se estabilizó en 364 CCD.
A pesar de sus diferencias los CCD fueron organizados con una estructura y un régimen de funcionamiento similar. Todos los CCD contaban con una o más salas de torturas, amplios espacios para mantener a los desaparecidos siempre en condiciones de gran precariedad, y un centro de viviendas para los torturadores y guardias. Casi todos tenían algún tipo de servicio médico. En algunos casos hubo servicios religiosos permanentes para el personal militar.
Los Grupos de Tarea (GT) estaban encargados de realizar los secuestros, generalmente de noche. Inmediatamente los detenidos-desparecidos eran llevados al CCD correspondiente, donde permanecían constantemente encapuchados y esposados. Allí eran severamente torturados e interrogados por los mismos integrantes de los GT. El tiempo de este período inicial de tortura variaba considerablemente, pero en términos generales puede decirse que oscilaba entre uno y dos meses. Con posterioridad a ese período inicial de tortura-interrogatorio, se disponía:
El asesinato del detenido-desaparecido: en todos los CCD se utilizó el mismo eufemismo para referirse al asesinato: traslado. Los métodos utilizados para el asesinato y desaparición de los cadáveres variaron desde los llamados vuelos de la muerte, los fusilamientos en masa, fosas comunes, tumbas NN, incineración de cadáveres, etc.
El blanqueo: se legalizaba al detenido-desaparecido y se lo ponía a disposición del Poder Ejecutivo. A partir de 1980, de esta situación, podía derivar la deportación y el exilio, haciendo uso de la opción a salir del país que establece la Constitución (art. 23), o el enjuiciamiento por tribunales militares y la condena a prisión.
La liberación.
La continuidad como detenido-desaparecido, por razones variadas (utilización como esclavos, colaboradores, rehenes, etc.).
Automotores Orletti
Centro clandestino de detención también conocido como “El Jardín”. Ubicado en Venancio Flores 3519-21, esquina con Emilio Lamarca, Floresta, Buenos Aires.
Era dirigido por el Grupo de Tareas 18, el que encabezaba Aníbal Gordon, un matón que tenía antecedentes penales por robo a mano armada y obedecía directamente las órdenes de René Otto Paladino, Comandante General de la SIDE.
En junio de 1976 el lugar fue arrendado por los servicios represivos argentinos hasta noviembre de ese propio año. Se destacaba porque funcionaba como base principal de las fuerzas de Inteligencia extranjeras que operaban en Argentina y estaba diseñado para que nadie pudiera salir con vida de ese sitio.
El coronel Rubén Víctor Visuara, jefe de la base Bullinghurst, fue quien encargó al agente Eduardo Ruffo buscar una “cueva” donde el grupo hiciera sus operativos, que incluían chantajes, la eliminación de todo opositor.
Por su parte, Ruffo arrendó el local de un taller mecánico. La SIDE pagó 240 mil pesos por los primeros dos meses de alquiler a Santiago Cortell, su propietario, quien creía haberlo alquilado a una empresa dedicada a la importación y exportación de bienes.
Los vehículos con los detenidos entraban al local cuando se accionaba desde adentro la apertura de una cortina metálica. Antes de ingresar, los captores transmitían por radio la consigna “Operación Sésamo”. Así llegaban a un salón grande dividido por una cortina de tela. Los detenidos eran alojados del otro lado de la cortina, sobre el suelo de cemento.
Constaba de dos plantas. En la planta baja, un gran salón de 6 a 8 metros por 30 metros. Una división baja separaba del retrete (uno para treinta personas) y del lavadero. De allí salía una escalera de base de concreto y peldaños de madera. Piso de hormigón, sucio de tierra y grasa. Chasis de autos desparramados. También automóviles secuestrados. En la planta alta funcionaban una sala de interrogatorios, otra de torturas y una terraza donde se colgaba la ropa a secar.
En ese lugar fueron secuestradas y torturadas unas 300 personas, muchos de los cuales hoy permanecen desaparecidos.
Actualmente se ha convertido en un museo dedicado a la memoria de los torturados y desaparecidos.
La Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU)
Existe una macabra conexión entre el gobierno estadounidense, los terroristas de origen cubano y la Operación Cóndor. Ello se puso de manifiesto en la creación de la Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU). El 15 de junio de 1976 en República Dominicana, se reunían los terroristas de origen cubano más sobresalientes radicados en Miami e integraban a varias de las organizaciones contrarrevolucionarias.
Los cubanos ofrecían su experiencia en el campo terrorista a las dictaduras militares, mientras que estas debían contribuir en los planes criminales contra los intereses de Cuba en América Latina y Europa.
En la reunión de República Dominicana asistieron la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos (Brigada 2506), Acción Cubana, el Frente de Liberación Nacional Cubano, el Movimiento Nacionalista Cubano, Alpha 66, Agrupación Juvenil Abdala y otros. Aunque el encuentro fue organizado por Frank Castro, Orlando Bosch fue aceptado como jefe de la alianza.
Inmediatamente después del golpe de estado de Augusto Pinochet en Chile contra el gobierno de Salvador Allende, Orlando Bosch Ávila, de Acción Cubana, y Guillermo Novo Sampoll, del Movimiento Nacionalista Cubano, ofrecieron sus servicios.
De esa manera llevaron a cabo acciones terroristas por encargo en Argentina, Perú, Costa Rica, México, Italia, Francia, Alemania y Estados Unidos.
El CORU se acreditó el secuestro y asesinato de dos diplomáticos cubanos en Argentina, una operación que realizaron en realidad grupos fascistas argentinos en complicidad con los cuerpos represivos de ese país.
Terrorismo contra los intereses cubanos en Argentina
En 1973 se restablecieron plenamente las relaciones entre nuestro país con Argentina. Sin embargo, en el marco de la Operación Cóndor, la Embajada de Cuba en ese país y sus diferentes dependencias y personal asociado, fueron víctimas de múltiples actos terroristas por parte de los criminales radicados en Miami, quienes contaban con el apoyo y la complicidad de Washignton y varios gobiernos de la región.
20/01/1974: la Embajada recibe un paquete bomba.
13/08/1975: atentado contra la vida del Embajador Emilio Aragonés Navarro. Desconocidos realizan varios disparos contra su auto.
3-10/09/1976: secuestraron a dos funcionarios cubanos; secuestraron una empleada de la escuela “San Martín”, perteneciente a la misión diplomática; indagaron por el lugar de residencia de un argentino empleado de la Embajada; secuestraron a dos empleados argentinos de la Embajada y asaltaron tres casas de familiares de otro argentino también empleado en la institución.
03/1977: tres funcionarios cubanos fueron interceptados en la vía pública y conducidos a un centro de detención de la Policía Federal en Buenos Aires.
De manera general, entre agosto de 1976 y marzo de 1978, diecisiete argentinos -nueve hombres y ocho mujeres- vinculados a las representaciones diplomáticas y comerciales de Cuba en Buenos Aires, fueron secuestrados, torturados y desaparecidos.
Esos empleados y sus familiares fueron sustraídos a la fuerza de sus viviendas y centros de trabajo. Ninguno de sus restos ha podido ser encontrado. Una empleada y dos de sus familiares sobrevivieron al secuestro y fueron liberados. La mayoría militaban en organizaciones opuestas a la dictadura militar.
En marzo de 1977 urdieron un plan de exterminio contra la sede diplomática. Una fuerza de tarea de la Escuela de Mecánica de la Armada estudió la instalación y concibió atacarla por sorpresa para secuestrar a un grupo de adolescentes y niños, familiares de Mario Roberto Santucho, líder de la organización Ejército Revolucionario del Pueblo, quien había sido asesinado el 19 de julio de 1976. Tras su muerte, sus familiares habían recibido refugio diplomático en dicha sede.
El plan no llegó a ejecutarse porque sus organizadores no lograron un consenso al respecto.

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