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domingo, 15 de marzo de 2020

El neoliberalismo y el Foro de Davo

Enviado por email
Por Hedelberto López Blanch

Cada vez son más lujosos y sofisticados los aviones y autos de multimillonarios, empresarios, hombres de negocios y dirigentes mundiales que llevan a los participantes, y en esta ocasión a los que concurrieron a la 50 edición del Foro de Davos, Suiza, la cual sesionó del 21 al 24 de enero bajo el llamativo lema “Para un mundo cohesionado y sostenible”.

miércoles, 28 de agosto de 2019

La política como espectáculo

Tomado de Juventud Rebelde
Por Graziella Pogolotti

La globalización neoliberal tiene apellido. Se difunde a través de un cuerpo doctrinario elaborado íntegra y coherentemente por los tanques pensantes del capitalismo. Para sostener la preponderancia del mercado por encima de los principios reguladores del Estado, asocian a la modernidad un conjunto de concepciones que invaden todos los territorios de la sociedad. Incluyen las reformas educacionales, propagan verdades absolutas a través de la academia, anulan y fragmentan el conocimiento de la historia y socavan el papel de la política, conformado de modo parcial por el rápido tránsito de la democracia burguesa.

domingo, 16 de julio de 2017

El nuevo imperialismo de las élites económicas

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Tomado de ALAI. Agencia Latino Americana de Información.
Por Jesús González Pazos. Miembro de Mugarik Gabe.

Hace unos años, y de forma paralela a la crisis que sufrieron los planteamientos más tradicionales de la izquierda clásica tras la desaparición del llamado bloque soviético, el término imperialismo cayó en desuso hasta su casi desaparición del lenguaje político y quedó relegado a los libros de historia. No era moderno hablar de imperialismo, como casi tampoco lo era declararse de izquierdas y si, a lo sumo, progresista. Sin embargo, el mundo sigue dando vueltas y el afianzamiento del neoliberalismo y de sus consecuencias más duras, traducidas en el dominio de los mercados y de las élites económicas sobre la vida de los estados y pueblos, vuelve a poner sobre la mesa este término.

Así, ajustándose a las nuevas realidades político-ideológicas que hoy vivimos, se hace necesaria una revisión y actualización del término y de su significado. Interesa en este sentido un enfoque que hable del nuevo imperialismo basado principalmente en el desplazamiento de la acumulación del poder desde las manos de las clases políticas tradicionales y de los estados-nación hacia las élites económicas. Pero, hasta llegar a ello, y para entenderlo mejor, exploremos algunos elementos fundamentales del imperialismo clásico.

Hanna Arendt observó hace ya un tiempo que la acumulación sin fin de propiedad requería a su vez una acumulación sin fin de poder. Es decir, cuanta más riqueza se tiene, más poder se necesita para su protección y ampliación. La historia ha demostrado que los diferentes imperialismos habidos cumplían en gran medida esta regla, entendiendo además que la acumulación de poder tenía la necesidad a su vez del aumento de la expansión y control territorial. Tendremos así los tres elementos esenciales en el desarrollo imperialista, a saber: capital, poder y territorios. De esta forma, el término imperialismo será aplicado a la teoría y práctica política que promueve el dominio de pueblos y países a través del empleo de la fuerza, ya sea ésta económica, militar, política o, en la mayoría de las ocasiones, del uso de las tres.

Y esa expansión y dominio territorial para mantener la acumulación de capital y poder pese a que la misma se constituía como su talón de Aquiles, su punto más débil. Un repaso rápido por imperios pasados nos permitirá ver con mayor claridad esta situación reiterada continuamente a lo largo de la historia, cuando menos, en occidente. Incluso el dominio estadounidense, con sus nuevos elementos, como son el control de territorios a distancia y sin necesaria y permanente presencia directa, e iniciando posiblemente hoy ya su declive como potencia imperial, empieza hace una década larga ya a sentir el dolor en ese punto débil. Cuando a finales del siglo pasado centró sus objetivos en el control preferente de oriente medio y sus recursos naturales, convencido de que América Latina estaba bajo su absoluto control, fue precisamente este continente el que mostró las primeras grietas con el desarrollo de los llamados gobiernos progresistas. 

Pero lo que aquí tratamos de plantear es un cambio profundo en el concepto y características del imperio hoy en día. Porque, lo que señalan muchos indicadores es que la hegemonía y control del poder ya no necesariamente se basa en el dominio territorial directo según el modelo tradicional. Al contrario, el eje central hoy sería la acumulación y concentración de poder en manos de quienes ya disponen de una insultante acumulación de capital, es decir, en las élites económicas y esto indistintamente de su adscripción estatal, nacional o identitaria.

Se entiende así mejor que lo característico ya no serán los viejos imperios español, británico, ruso, francés o estadounidense ejercidos desde sus respectivas metrópolis, sino uno nuevo que extiende su dominio desde diferentes puntos focales dispersos en el planeta, que se han constituido en nuevos centros de poder. Dicho de otra forma, el nuevo imperialismo se puede ejercer desde puntos tan diversos como la city londinense, Wall Street, Frankfurt, Shanghai o Silicon Valley. Lo importante será ahora la concentración del poder en manos de transnacionales varias (bancarias, financieras, extractivas, construcción, farmacéuticas, químicas…) que, desde sus respectivos consejos de administración (élites), definirán las políticas, los lineamientos económicos, los intereses de desarrollo y la vida de millones y millones de personas, además de la del mismo planeta que habitamos. Este es el nuevo imperialismo que pretende la reafirmación neoliberal tras la crisis del capitalismo de los últimos años, caracterizado por una concentración máxima del poder en las élites económicas, una vez subalternizadas las clases políticas tradicionales, y por la descentralización de ese mismo poder, que ya no reside en la metrópoli imperial sino en diversos focos de poder distribuidos por el mundo. Se entiende así mejor como un sencillo repaso nos permitiría contabilizar un número muy reducido de empresas transnacionales que hoy controlan la economía mundial, dictan sus prioridades y están presentes en los principales centros de poder y decisión, en unos casos de forma muy visible y en otros en aparente segundo plano (Banco Mundial, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional, BID, las bolsas, foros de Davos o Bilderberg…).

Se controla absolutamente la acumulación de capital en pocas manos, y se ejerce el mismo tipo de control sobre el poder político, ya no desconcentrado y disperso en multitud de fuerzas políticas o gobiernos, sino con un papel delegado (subalterno) asignado a éstos desde las élites económicas, auténticas detentadoras de lo que en algún momento fue el independiente poder político. Por ello es innegable el paralelismo que se ha dado en los últimos años entre la pérdida de soberanía de los estados y el aumento del poder de las transnacionales, que si bien en unos primeros momentos se centraron en decisiones económicas, ha ido avanzando hacia el control de otras esferas sociales y políticas hasta alcanzar la vida misma del planeta.

Así hoy las grandes decisiones que se necesitan, y urge, tomar, como acuerdos contra el cambio climático o garantías sobre la sostenibilidad de la vida, pasando por el devenir de las guerras o los procesos de empobrecimiento de millones de personas, deben atravesar primero por el tamiz oculto de los consejos de administración de las grandes empresas que deciden hasta dónde se puede llegar en las principales leyes nacionales o en los acuerdos y tratados internacionales sin poner en grave riesgo sus objetivos, principios y beneficios. No se puede olvidar que la base ideológica de este imperialismo economicista está hoy radicada, más allá del mantenimiento y desarrollo del sector privado, en la privatización de lo público y de los recursos comunes a escala planetaria para su explotación y obtención ciega de ganancias. Siempre en concordancia con la permanente acumulación de capital y poder para su crecimiento sin fin.

Respecto al control territorial. Para mantenerlo ya no es estrictamente necesario el uso directo y presencial de fuerzas militares y administrativas; al contrario se ejerce mediante el control de las finanzas, las balanzas de pagos y las deudas de los estados. De esta forma es muy sencillo para los poderes económicos estrangular la viabilidad de los estados si éstos no definen “convenientemente” sus lineamientos políticos y económicos, tal y como Grecia nos demostró recientemente. Pero esto no quiere decir que el nuevo imperialismo descarta totalmente el ejercicio de la fuerza para reconducir experiencias que puedan plantear alternativas posibles al control neoliberal. Así se ha puesto de manifiesto a través de los llamados golpes de estados blandos o institucionales (Honduras, Paraguay, Brasil…) u otros duros como siempre (Egipto).        

En este sentido, si bien en la fase clásica del imperialismo este sistema supuso un reparto del mundo entre varias potencias, hoy ese control territorial ya no es estrictamente necesario. Como tampoco es preciso que ese poder resida en el control que ejerza una determinada clase política de una metrópoli concreta. Al contrario, se puede hablar de una clase transnacional (élites económicas) constituida por los consejos de administración de las distintas grandes transnacionales coordinadas en diferentes espacios y redes de poder que deciden sobre el presente y futuro de la mayor parte de la humanidad. Pero, todo esto se puede cambiar, porque ningún imperio es infinito e inmutable.

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jueves, 9 de marzo de 2017

El neoliberalismo, los emprendedores y la Revolución Cubana

El neoliberalismo, los emprendedores y la Revolución Cubana. Por Omar Pérez Salomón
Tomado de La Pupila Insomne
Por Omar Pérez Salomón.

En la historia de los 58 años de la Revolución Cubana, las amenazas, agresiones y acciones subversivas de sucesivos gobiernos de EE.UU. contra Cuba, con el objetivo de aniquilar el proceso revolucionario emprendido por el pueblo cubano ha sido una constante.
En este momento nos tratan de imponer por todas las vías la teoría neoliberal, sostén ideológico  del proceso de globalización en curso y manifestación económica, política e ideológica del capitalismo monopolista en su fase transnacional.
No es casual que en la guerra de símbolos que nos aplican se resalte la aceptación del capitalismo como la solución de todos nuestros males, la incapacidad del socialismo para transitar por el camino del desarrollo,  el mercado libre de la intervención estatal y el estímulo al lucro individualista.
Hasta han hecho suyos términos que están en las raíces históricas y culturales de la nación cubana, modificando su esencia sin aportar nada nuevo. Preguntamos, ¿fueron emprendedores los padres fundadores del pensamiento cubano, que jugaron un rol determinante en la conformación de un ideal independentista y patriótico; en el rechazo al anexionismo; en el espíritu revolucionario, de solidaridad, humanista e internacionalista, que se ha trasladado de una generación a otra? ¿fueron emprendedores los jóvenes de la generación del centenario que atacaron los cuarteles Guillermón Moncada y Carlos Manuel de Céspedes para que no muriese el apóstol en su centenario? ¿es emprendedor el pueblo que ha acompañado a Fidel y a la Revolución en estos duros años?. Sin dudas que sí.
Pero los emprendedores, según los teóricos y agentes al servicio del imperialismo, son solo los que acometen negocios particulares, a los cuales invitan a cuanto evento se organiza en Estados Unidos y en otros países. No falta por supuesto el financiamiento a varios de ellos. Un sector priorizado en la atención a los emprendedores es el de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC). Diariamente en los medios al servicio del capital se publicitan aplicaciones informáticas desarrolladas por estos, visitas a la sede de grandes corporaciones del sector en el vecino del norte, convocatorias a eventos y críticas a las empresas estatales cubanas del ramo.
Ninguno de estos medios divulgó el reconocimiento conferido por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) en mayo de 2016 a la empresa cubana Soluciones Informáticas (Softel), adscrita al Grupo Empresarial de la Informática y las Comunicaciones, proyecto campeón, en los Premios 2016 de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información. Nombrado Informatización del Sistema Nacional de Salud en Cuba, se compone de tres soluciones informáticas interrelacionadas: Sistema de información para la salud, Solución informática para la Red Nacional de Bancos de Sangre y Sistema de Información Hospitalaria, que se encuentra en servicio en más de 100 instituciones de la salud cubana.
Otra aplicación informática silenciada por los medios capitalistas es el Sistema Integrado Postal (SIP), para la gestión de los servicios en los correos de Cuba. El SIP tiene alcance e impacto nacional, pues todas las oficinas de correo informatizadas, centro de distribución domiciliaria (CDD), encargados de distribuir la correspondencia y encomiendas postales, centros de clasificación postal (CCP), encargados de clasificar la correspondencia y encomiendas, Oficina de Cambios Internacional (OCI), centro donde se procesa lo que entra y sale del país antes de llegar a su destino, y casa matriz del Grupo Empresarial Correos de Cuba tienen acceso al mismo.
La implementación del SIP ha constituido un gran aporte a la mejora de la calidad y monitoreo de los servicios postales, reconocido por la Unión Postal Internacional; propiciado una disminución de pérdidas económicas por más de 3 millones de pesos en los últimos dos años y contribuido al crecimiento del PIB del país al posibilitar crear más servicios.
Estos son solo dos ejemplos de lo que hace la empresa estatal socialista en bien de la economía y el bienestar de nuestro pueblo utilizando las TIC. Ninguna de estas entidades fue convocada por el ex presidente Barack Obama cuando se reunió en La Habana con varios emprendedores, porque el propósito fue y será  otorgar preferencias a los sectores privados en perjuicio de los públicos y aplicar las fórmulas del capitalismo salvaje con el objetivo de destruir a la Revolución.
Mucho puede y debe aportar el sector privado a la economía cubana, también en las TIC, pero su promoción interesada en detrimento del sector estatal que garantiza el acceso equitativo de los cubanos a servicios básicos es parte de la guerra sicológica que busca arrebatarnos lo conquistado para todos y todas.

jueves, 2 de febrero de 2017

¿POR QUIÉN VOTARÍA TRUMP EN ECUADOR?

¿Por quién votaría Trump en Ecuador?
Tomado de CELAG. Centro Estratégico Latinoamericano de GeopolíticaCentro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica.
Por Guillermo Oglietti.

Las próximas elecciones presidenciales en Ecuador son muy relevantes en la disputa por Latinoamérica. No solo nos permitirá ver si continúa el “cambio” de retorno a los 90s o, si por el contrario, los méritos propios junto a los malos resultados de las gestiones de Macri y Temer impulsan la continuidad del progresismo en América Latina. También es muy importante porque será la primera elección presidencial en el mundo que tendrá lugar tras el ascenso de Trump al comando de EEUU, y podremos tener una primera impresión sobre cómo responde la ciudadanía Latinoamericana.

El cambio más significativo, sin duda, lo experimentarán nuestras élites. Están atravesando una crisis psicológica de identidad, que podemos comprender haciendo una analogía familiar. Para nuestra burguesía, EEUU fue siempre la madre protectora que les educaba con el ejemplo, mientras que el presidente estadounidense, fue el padre autoritario cuyas indicaciones obedecían sin chistar, todo bajo el patrón moral del dios Globalización. Pues bien, con Trump en la presidencia, están experimentando lo mismo que un niño cuya madre se ha casado con un padrastro odioso (racismo), que profesa una antigua religión (proteccionismo), los acusa de estar tomando demasiada teta (aprovechándose de EEUU), los hecha de la casa (expulsiones de inmigrantes), y además les pide plata para pagar refacciones (el muro). Nuestras élites “han perdido el norte”, ya no cuentan ni con el padre, ni la madre, ni con el dios Globalización para marcarles el rumbo.

Aún es demasiado pronto para que los ecuatorianos incorporen en sus preferencias electorales el efecto Trump, y el tema no termina de aparecer en el debate público a pesar de su importancia. Por ello, es más necesario que nunca poner a consideración de la ciudadanía esta gran transformación para que decidan cuál es el líder que necesita Ecuador en estas circunstancias. La claridad de los ciudadanos le permitirá al país compensar la vacilación que enfrenta la burguesía en estos momentos.

Hay básicamente dos modelos en pugna en Ecuador, el modelo progresista-humanista de Lenin Moreno, quien continúa la transformación iniciada por Correa en 2007 y, el modelo conservador neoliberal representado por la socialcristiana Cynthia Viteri y el banquero Guillermo Lasso. Este par está enemistado por la circunstancia electoral, ya que compiten por lograr el 2do puesto en la primera vuelta el 19 de febrero, pero están unidos por las preferencias ideológicas y económicas que comparten sin distinción: ambos enarbolan en lo económico la propuesta neoliberal y, en lo político, el rechazo visceral a todo lo que representa la Revolución Ciudadana (Viteri llegó a jactarse de ser la única que no aprobó ni una de las políticas durante estos años, ni tan siquiera, el cierre de la base de EEUU en Manta). Ambos representan el establishment, Lasso -el Macri de Ecuador-, cuenta con el apoyo del establishment doméstico, mientras que  Viteri – la Hillary ecuatoriana-, ha sido la elegida por el establishment internacional a cambio de comprometerse a agredir a Venezuela y sacar a Ecuador del ALBA.

Pero en eso ¡llegó Trump!

Como son muchas las incertidumbres que trajo Trump, es conveniente concentrarse en las certezas que tenemos. Una de ellas es que se producirán cambios en la globalización. No sabemos aún si morirá, como ha dicho García Linera, o si sólo está herida, regenerando o transformándose, pero estamos seguros que habrá cambios y estos cambios han dejado mal parados a los candidatos neoliberales que solo apuestan por el simplón principio del libre comercio. Vienen épocas de renegociación, de juegos de estrategia internacional, de aprovechar la multipolaridad y de fortalecer la negociación con unidad regional.

Los ecuatorianos elegirán al líder que conducirá esta renegociación y pueden optar por el candidato que propone hacerlo desde los principios fundacionales de Alianza PAIS (Patria Altiva I Soberana), o los de Lasso y Viteri, que quieren volver al modelo de buen alumno del FMI aplicado en los 90s, es decir, vasallaje de EEUU, rechazo al apoyo multipolar -entre ellos el de China-, y aislamiento respecto a los vecinos latinoamericanos. En efecto, la promesa de sacar a Ecuador del ALBA, justo en este momento, cuando necesitamos fortalecer el comercio entre la región y unirnos para negociar mejor ¡es un monumento a la estupidez!

En el tablero de ajedrez de la política y la economía internacional, Ecuador es un jugador pequeño. Lenín Moreno podrá acomodar sus piezas mejor o peor, pero propone jugar en el tablero de ajedrez que impone la realidad, en cambio, Viteri y Lasso siguen jugando a las Damas sin darse cuenta que el tablero cambió. No sabemos cuál será el líder que elegirán los ecuatorianos, de lo que estamos seguros es que Trump preferirá no tener a Lenin al frente en la mesa de negociaciones. 

miércoles, 4 de enero de 2017

TICs, Internet, derechos humanos y ETNs

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Radio Habana Cuba
Tomado de ALAI, Agencia Latino Americana de Información
Por Richard Hill y Parminder Jeet Singh.

Hoy que las sociedades humanas se encuentran cada vez más sometidas al dominio corporativo, es quizás en el área digital donde encontramos la expresión más clara y contundente de esta tendencia preocupante.  No sólo que las empresas transnacionales (ETN) del sector digital están presentes en prácticamente todos los sistemas sociales, incluyendo los que ocupan los escalones más altos del poder, y en la organización de la vida personal de los individuos, sino que su forma es a menudo más monopólica y más global que en el caso de otros sectores.

Esto genera una situación peligrosa donde, a medida que las ETN digitales comienzan a controlar aspectos importantes de nuestras vidas sociales y económicas, se vuelven cada vez más difíciles de controlar a través de regímenes políticos basados en Estados nacionales.  Tienen la capacidad de llevar a cabo sus operaciones de forma remota y desplazar fluidamente sus sedes y sus bases de operaciones, como lo evidencia el nivel inédito de evasión fiscal por parte de estas empresas.

Por lo tanto, necesitamos, primero, un nuevo conjunto de principios mundiales de políticas que guíen el trabajo de las ETN digitales, dentro de los cuales los regímenes nacionales puedan armonizarse y trabajar eficazmente en cooperación.  Y segundo, de forma complementaria, necesitamos un nuevo instrumento global capaz de restringir los abusos de los DD.HH., tal como se describe en los principios globales ya planteados, pero aplicado al contexto de las ETN digitales.

A continuación, describimos brevemente el contexto digital de los DD.HH. en relación con las ETN digitales, refiriéndonos a algunos de los puntos[1] ofrecidos para su consideración por la Campaña Global para reivindicar la Soberanía de los Pueblos, Desmantelar el Poder de las Transnacionales y Poner Fin a la Impunidad.

1. Enfoque y alcance del Tratado sobre las ETN y otras empresas en relación a los DD.HH.

No está en cuestión que las leyes se apliquen tanto fuera de línea como online.  Por lo tanto, no debe haber ninguna duda de que todas las empresas deben respetar los DD.HH., tanto en línea como fuera de línea.  Y esto se aplica también a las empresas transnacionales activas en las tecnologías de información y comunicación –TICs– en general, y en Internet en particular.

Sin embargo, muchas empresas transnacionales de Internet parecen actuar como si estuviesen sujetas únicamente a las leyes del país en el que se han incorporado o, peor aún, como si las leyes nacionales vigentes no se aplicaran a ellas.  Consideremos, por ejemplo, Uber y AirBnB, cuyos modelos de negocio se basan en la premisa de que, respectivamente, las leyes laborales y de taxi y las leyes hoteleras, no se aplican a ellas.  Al negar la aplicación de las leyes nacionales, estas empresas intentan evitar el cumplimiento de ciertos DD.HH., en particular los derechos laborales.

Un futuro tratado sobre las ETN debe ser claro y plenamente aplicable a las empresas que operan en el mundo en línea y debe preservar el derecho democrático de los pueblos a tomar las decisiones de política pública.  Dado que las ETN digitales pueden operar desde cualquier Estado y trasladarse con facilidad de un Estado a otro, un tratado de este tipo debe reconocer que son entidades globales, que deben estar sujetas a normas globales, lo que exige contar con un mecanismo para hacer cumplir estas normas globales.

2. Obligaciones extraterritoriales de los Gobiernos en relación a las ETN y a los DD.HH.

Muchos de los productos y servicios TIC más populares son proporcionados por las ETN, particularmente en el caso de Internet, que está dominado por unas pocas empresas.  Los gobiernos deberían tener la obligación de asegurar que las ETN con sede u operaciones en su territorio respeten los DD.HH. a nivel mundial.

Dichos derechos incluyen el derecho a la privacidad.  Sin embargo, ese derecho particular se viola regularmente, al obligar a los usuarios a renunciar a sus derechos mediante la aceptación, con un simple clic, de contratos de adhesión, si desean utilizar los llamados servicios ‘gratuitos’ ofrecidos por las empresas dominantes de Internet.

Los servicios en cuestión no son para nada gratuitos: son pagados con los datos que los usuarios proporcionan.  Esos datos son valiosos y son monetizados por las empresas de Internet, principalmente en forma de publicidad dirigida.[2]

Si bien los Estados tienen el deber de proteger los DD.HH., lo que vemos en la práctica con respecto a las transnacionales digitales es que son capaces de cooptar al Estado donde tienen su sede (en particular Estados Unidos), a tal punto que el Estado ya no cumple con su deber.  Las negociaciones de TPP, TPIP y TISA son un ejemplo: Estados Unidos (y otros Estados) impulsan acuerdos comerciales que reducirían la capacidad de otros Estados para proteger la privacidad y otros derechos ciudadanos.

3. Un instrumento de cumplimiento en relación con la aplicación del Tratado

Se ha propuesto la creación de un Tribunal Internacional sobre Empresas Transnacionales y Derechos Humanos, que funcionaría como complemento a los mecanismos nacionales, regionales y universales y garantizaría el acceso a un foro judicial independiente para que las personas y comunidades afectadas obtengan justicia por las violaciones a sus derechos civiles, políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales.

Un tal Tribunal es particularmente necesario en el campo de las TIC, incluyendo Internet, debido a la naturaleza global del campo y a las dificultades para obligar a las ETN dominantes a cumplir las leyes nacionales.

Además, se necesitan tratados especiales para cuestiones específicas de las TIC e Internet, por ejemplo en lo que concierne a nombres de dominio y direcciones de Internet, privacidad, vigilancia, cifrado, uso de datos personales, uso de algoritmos, etc., porque las leyes nacionales no los tratan adecuadamente.  En particular, hay grandes divergencias entre las jurisdicciones, pero las TIC en general, e Internet en particular, son fenómenos globales que deben ser gobernados globalmente.  La situación con relación a los nombres de dominio y las direcciones de Internet es particularmente clara, dado que una entidad estadounidense, la ICANN, sujeta a la ley estadounidense, ahora tiene un control total sobre ellos, al menos nominalmente.

En ausencia de tratados específicos y de un Tribunal Internacional, en la práctica son las empresas privadas dominantes que crean y hacen cumplir sus propias leyes, mediante contratos de adhesión impuestos a sus usuarios.

4. Gobernanza democrática

Como ya se ha señalado, gran parte del campo de las TIC está dominado por unas pocas ETN.  Es importante reclamar el derecho soberano de los Estados a regular esas empresas, en particular para proteger los DD.HH. y colocar la democracia por encima del poder corporativo.

Se ha puesto de moda, en particular en el ámbito de Internet, el elogio a lo que se llama un modelo de gobernanza "multi-stakeholder" (multisectorial, o de las múltiples partes interesadas).  Si bien hay consenso que es importante consultar a todas las partes interesadas para tomar decisiones, algunos de los proponentes de ese modelo afirman que todos los interesados deben tener iguales derechos de toma de decisiones.  Esto implica dar poder de veto a las empresas privadas, impidiendo que los gobiernos puedan implementar políticas públicas que sean de interés para toda la ciudadanía.

No se discute que la democracia sea un derecho humano fundamental.  Por lo tanto, el Tratado sobre las ETN debe garantizar que se utilicen mecanismos[3] democráticos para tomar decisiones de política pública en relación con las TIC en general, e Internet en particular.  Todas las personas deben ser capaces de influir en las decisiones que afectan su uso de las TIC e Internet, y tienen derecho a un acceso asequible y no discriminatorio, libre de censura y vigilancia.

En particular, el tratado debe abordar una cuestión que surge en la práctica: cuando un ciudadano de un país cuestiona algún aspecto de su relación con una ETN digital, la empresa responde a menudo que la relación no está sujeta a la ley o jurisdicción del país del ciudadano, sino más bien a la ley y jurisdicción del país de origen de la ETN, a menudo EE.UU.  Esto hace muy difícil que los ciudadanos puedan proteger sus derechos.

Por ejemplo, ¿qué recurso efectivo tiene un ciudadano cuando su proveedor de servicios en la nube, basado en EE.UU, cambia unilateralmente sus términos y condiciones, o cierra su negocio perdiendo todos los datos del ciudadano?

5. Derechos de las personas afectadas

Como ha afirmado la Coalición Just Net[4]:

“Internet se ha convertido en una infraestructura social de vital importancia que tiene un profundo impacto en nuestras sociedades.  Somos todos ciudadanos y ciudadanas de un mundo mediado por Internet, ya seamos la minoría que lo utiliza o la mayoría que no lo hace.  En nuestro mundo, Internet debe contribuir al avance de los DD.HH. y la justicia social. La gobernanza de Internet debe ser verdaderamente democrática.  (…)

“Las oportunidades para que las mayorías puedan participar en los beneficios reales de Internet y materializar plenamente su enorme potencial, se frustran debido al creciente control de Internet por quienes tienen poder: las grandes corporaciones y algunos gobiernos nacionales. Ellos usan sus posiciones centrales de influencia para consolidar el poder y establecer un nuevo régimen global de control y explotación; y bajo el pretexto de favorecer la liberalización, en realidad refuerzan el dominio y la rentabilidad de las grandes empresas en detrimento del interés público, e imponen la posición predominante de ciertos intereses nacionales en detrimento de los intereses y bienestar globales.

“El orden existente de gobernanza global de Internet es inadecuado.  Carece de democracia; se caracteriza por la ausencia de legitimidad, de rendición de cuentas y transparencia; por una excesiva influencia de las corporaciones que se traduce en subordinar las instancias regulatorias; y da muy pocas oportunidades para la participación efectiva de las personas, especialmente de los países en desarrollo.  Esta situación sólo puede remediarse a través de cambios fundamentales en los mecanismos actuales de gobernanza”.

Un tratado sobre las ETN con respecto a los DD.HH. será un paso importante hacia los cambios fundamentales que requerimos.

(Traducción ALAI).

Richard Hill es Presidente de la Association for Proper Internet Governance.
Parminder Jeet Singh es integrante de IT for Change, India.
Ambos son miembros de la Coalición Just Net.

sábado, 27 de agosto de 2016

Neosocialdemocracia

#Neosocialdemocracia
Tomado de celag.org (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica)
Por Alfredo Serrano Mancilla. Director CELAG, @alfreserramanci 

No es nuevo. El intento de socialdemocratizar cualquier proceso revolucionario tiene infinitos precedentes en la historia política latinoamericana. Desde la Alianza por el Progreso (iniciada por Kennedy) hasta los primeros años de la época Clinton. En años más recientes, por ejemplo, la tercera vía latinoamericana fue el término que se utilizó con el objetivo de que el Brasil de Lula caminara siempre por el rail del centro.
En la actualidad, en tiempos de contracción económica mundial, lo intentan con Ecuador y Bolivia, tratándolos con el cariño necesario para que se dejen guiar por esos principios socialdemócratas. No lo consiguen (por ahora) pero lo siguen intentando. Le lanzan un acuerdo comercial por acá y una inversión extranjera por allá. La economía aprieta y la ayuda externa se presenta como la gran tentación salvadora.
Y ahora también lo intentan sorprendentemente con Venezuela. Si no se puede por las malas, que sea por las buenas. Ante el momento de emergencia económica, algunos actores se han puesto manos a la obra para que el chavismo acabe decantándose por una salida neosocialdemócrata. La excusa, la de siempre: el pacto necesario para dar estabilidad y gobernanza económica. La estrategia, también la habitual: se afirma que todo lo que ha hecho el sector público está mal, y con eso se argumenta que las grandes decisiones económicas han de estar en manos del gran capital privado. Si hay fallas en el sistema de precios justos, entonces la solución es que dos empresas privadas marquen el precio que les de la gana. Si el sistema cambiario tiene debilidades, entonces la respuesta es que el Dólar Today sea legal. Así es como la neosocialdemocraciapretende imponer su sentido común económico para dar estabilidad ante la actual situación económica adversa.
La pregunta que nos debemos hacer es qué tipo de estabilidad económica queremos como respuesta ante las dificultades. Una cosa es la estabilidad que excluye a las mayorías, y otra bien distinta es aquella que incluye, que no deja a nadie por afuera. He aquí la verdadera discusión detrás de este emergente consenso de ideas económicas. ¿Estabilidad macroeconómica con malestar microeconómico? Como en Perú, Colombia, México o como sucede ahora en Argentina. De nada sirve, alcanzar un equilibrio macroeconómico sin gente adentro, sin pueblo. La clave es llegar a la meta pero hacerlo con el mayor número posible de personas.
La socialdemocracia, en las últimas décadas, se viene promocionando con una cara amigable. Intentando disimular que pertenece al mismo sistema hegemónico que ha provocado un importantísimo desastre económico a escala global. Procura utilizar como carta de presentación lo que fue en el pasado, sin querer rendir cuenta del presente. Es por tanto necesario no confundir lo que fue la vieja socialdemocracia con esta neosocialdemocracia que cohabita en una casa neoliberal dominante. Este nuevo proyecto se caracteriza por constituirse a partir de un pacto desigual con amistades peligrosas; por una soberanía subordinada al patrón de acumulación global del capital; por políticas públicas de bienestar social condicionadas a la tasa de ganancia de unos pocos grandes empresarios. Esta es la corriente que aparece camuflada como nueva, pero que se asemeja demasiado a lo de siempre, al modelo neoliberal.
Muchos de los procesos de cambio en América latina se enfrentan indudablemente ante su propio punto de clivaje para sortear contradicciones internas y para afrontar situaciones externas adversas. Ninguna identidad política puede continuar paralizada ante tanto cambio adentro y afuera. Se abren así muchas vías para su resignificación e interpretación hacia delante. Y ante el amplio abanico de posibilidades de por dónde transitar, ser domesticado en modo neosocialdemocracia es una opción por la que algunos están apostando con mucho ímpetu. Su éxito, en gran medida, dependerá de si surgen otras alternativas que seduzcan y convenzan más que el plan de marketing neosocialdemócrata. En caso de que esto no suceda, entonces, comenzará mas pronto que tarde el tic tac de los procesos de cambio en la región. Esperemos que no.

viernes, 5 de febrero de 2016

Quién quiera historia en México, que vaya a la googlehistory.com

Tomado de ALAI (Agencia Latinoamericana de Información).
Por José Luis Avendaño C.
Título original: "Hacia la googlehistory.com"

Con la globalización, conceptos como soberanía independencia se volvieron obsoletos y hasta de mal gusto.  En la práctica, están acotados a las necesidades de los sectores dominantes.  “Lo que es bueno para la General Motors, es bueno para Estados Unidos”, llegó a decir un ejecutivo metido a político, cuando los intereses de ambos –la corporación y el gobierno que la representa— tienen el mismo objetivo: mantener la hegemonía.  Y se despliegan la diplomacia del dólar (préstamos e inversiones) y, cuando ésta no es suficiente, acuden al expediente de la violencia mediante revueltas guerras prefabricadas, con no pocos mercenarios, que alimentan el complejo militar-industrial.  Al final, destruidas las naciones, llegan las grandes empresas para reconstruirlas.  Y se cierra el círculo perverso.

Al nivel del lenguaje, también se produce un cambio: el mismo término de globalización hay de desmitificarlo.  Se escucha mejor decir globalización que de imperialismo, típico de concepto la guerra fría, cuando el mundo no se dividió entre Norte y Sur, sino entre Oeste y Este, cuyo mejor signo fue el Muro de Berlín, la cortina de hierro.  Un desplazamiento de la economía a la ideología.  Pero, el imperialismo, noción acuñada por Lenin, tenía raíces que se hunden en el saqueo, el despojo, la esclavitud y la explotación, por las cuales se erigieron las potencias imperialistas o, si se quiere, colonialistas: Inglaterra, Francia y Estados Unidos, y más tarde Alemania, Italia y Japón.  Las guerras mundiales (1914-1918 y 1939-1945) fueron consecuencia de tensiones imperialistas por el reparto de los mercados (la guerra de las drogas posee este mismo sentido).

Si el imperialismo es un viejo concepto que viene de la percepción del mundo conocido, es decir, conquistado y dominado (Roma), el de globalización data del descubrimiento de América en 1492, que representó nuevas tierras a conquistar y dominar, que es decir mercados, espacios para comprar y vender, independientemente de las condiciones de producción.  De Colón se derivaron los términos: colonización, colonialismo y, en clave moderna, neocolonia, con su carga lo mismo de asentamiento que de subordinación y dependencia.  Las independencias formales (políticas) no eliminó la dependencia económica.  Nuestros países eran y son fuente de recursos naturales estratégicos y de mano de obra barata.

Con el propósito de hacer a los países subdesarrollados (en desarrollo, hoy emergentes) partícipes en sus planes de reorganización frente a la crisis, y engancharlos con la promesa del desarrollo, cual tierra prometida, nacieron los acuerdos comerciales de carácter regional, para hacer frente a la competencia.  En nuestro caso, se evolucionó del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), con Canadá y Estados Unidos, desde 1994, hasta el Tratado de Asociación Transpacífica  (TPP, por sus siglas en inglés), que reúne a 12 países: Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelandia, Perú, Singapur y Vietnam, caracterizado como un megatratado entreguista.  El objetivo explícito, como lo definió el presidente Barack Obama es enfrentar a China.

Con la experiencia de 22 años del TLCAN, esta vocación de crecer hacia fuera ha beneficiado a unos cuantos, que no se ha reflejado en el mercado interno, pues el promedio de crecimiento es de dos por ciento anual, la tercera parte de lo que creció durante el anterior periodo del crecimiento estabilizador.  Un TPP, negociado en lo oscurito, con graves consecuencias, lo mismo para la soberanía alimentaria que para los derechos humanos, que pone por encima los derechos corporativos que los derechos de los pueblos, recolonizados.  Como hace más de 500 años, cuando se intercambió oro por espejitos de vidrio, hoy se entrega el país en charola de plata (que explotan aquí consorcios canadienses en territorios indios, en perjuicio del medio).  De ahí que se caracterice al neoliberalismo como un modelo excluyente y entreguista.  Antes de competir con China, competiremos con Vietnam para ver quién paga los salarios más bajos.

Después de más de dos siglos de constituirnos como Estado Nación, seguimos con una mentalidad neocolonial, es decir, para callar y obedecer.  No se nos educó para ser libres, independientes y soberanos.  Ahora, con la doctrina neoliberal, obramos con criterio gerencial, gobernando al país como si fuera una gran empresa.  Y con una reforma educativa que es más laboral, y con un secretario de corte neoliberal.  “Estudiar la historia es un ancla que nos mantiene atados a un pasado que ya no existe.  El presente es para prepararnos mejor para el futuro, no para voltear a un pasado que ya no podemos cambiar”, afirma Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública (SEP).

Un pasado, que quienes llegaron al poder (lo asaltaron) en diciembre de 1982 se encargaron de destruir, al deshacerse de instituciones y empresas públicas, revirtiendo su sentido social, y que significó la privatización del Estado.  Educados en universidades gringas, la tecnocracia concretó lo dicho por Robert Lansing, secretario de Estado, en 1924, de que ya no sería necesario invadir México para que sus políticos gobernarán en interés de Estados Unidos; únicamente se requería estudiaran en sus universidades y fueran educados en los valores de EU.

El titular de la SEP justifica el cambio: “Queremos enfocarnos a las asignaturas que presentan un valor agregado al individuo, como las matemáticas, las ciencias y la promoción de destrezas manuales para resolver problemas de la vida real.  La historia de México no tiene cabida de cara al futuro”.  Bajo este criterio, igualmente se comprende que servidores públicos (para servir a la Nación, en el sentido de Morelos) se conviertan en serviles.

Y el remate del encargado de la educación: “Los niños que les interese la historia siempre podrán aprender por cuenta propia, que es algo que también se desea promover.  Ahora hay muchas fuentes de consulta en internet donde podrán conocer la historia de México quienes deseen conocerlo.  La materia se presta muy bien a ser autodidactas y queremos aprovechar el tiempo en las aulas para otra clase de asignaturas que el alumno no puede aprender por sí solo”.  La googlehistory.com, dentro de la mentalidad neocolonial, al estilo de los que hablan del cesto de basura de la historia.

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