Entrevista con Luis Morlote, presidente de la AHS
Por Yinett Polanco • La Habana
La celebración por los 25 años  de fundada de una organización trae aparejado recuentos del pasado y  proyecciones de futuro. Si el cumpleaños es de la Asociación Hermanos Saíz  (AHS), que se ha encargado de defender el arte joven en Cuba por más de dos  décadas, resulta inevitable escuchar opiniones encontradas sobre su fundación,  debates acerca de su esencia. 
Con la pasión de quien pelea  sus sueños habla su presidente, Luis Morlote. En la pared de su oficina están  las fotos junto con Fidel de aquel periodista de radio, jovencísimo, que hace  diez años, siendo entonces vicepresidente de la organización, participó en el  Primer Congreso de la AHS. En medio del ajetreo por los preparativos de la  Jornada de la Cultura Cubana, hace una pausa para conversar con La  Jiribilla y darnos los detalles de la próxima celebración.
“La Asociación Hermanos Saíz se  fundó el 18 de octubre de 1986, es decir, dos días antes de que se celebrara el  Día de la Cultura Cubana, por lo tanto, siempre hemos tenido el privilegio de  celebrar los aniversarios de la Asociación dentro de las Jornadas de la Cultura.  Desde hace unos años se está haciendo habitual que las Jornadas —sobre todo las  que hacemos en el Pabellón Cuba, nuestra sede nacional— tengan un grupo de  actividades organizadas por la propia AHS. Este año el Ministerio de Cultura ha  decidido que las Jornadas se dediquen al aniversario 25 de la Asociación. Es un  festejo que no solo está transcurriendo en la capital, pues desde el 11 de  octubre empezaron las filiales provincias de la organización a hacer un grupo de  actividades relacionadas con el reconocimiento y el encuentro con los fundadores  de la organización. 
“La historia de la AHS no  empezó en el año 1986, ella se fundó a partir de la fusión de tres importantes  organizaciones con un rol protagónico en la cultura cubana: la Brigada Raúl  Gómez García, la Brigada Hermanos Saíz —surgida en la UNEAC— y el movimiento de  la Nueva Trova; de modo que cuando la organización celebra su aniversario y  cuenta su historia, debe contar también con esas tres organizaciones, con sus  representantes y sus miembros. Esta Jornada en particular, se ha pensado para  reconocer y homenajear a los fundadores de la organización, a los miembros de  esas dos brigadas y del movimiento, y también para reconocer a personalidades de  la cultura que han participado en la labor de formación de las nuevas  generaciones. Por eso, como cada año, se entregarán los premios Maestros de  Juventudes, en esta ocasión al filósofo y ensayista Fernando Martínez Heredia, a  la compositora Marta Valdés, la maestra del Ballet Nacional de Cuba Ramona de  Saá, la trovadora Sara González, la escritora Nersys Felipe, el artista de la  plástica Alfredo Sosabravo y el cineasta Enrique Pineda Barnet. Desde el día 11  en Cienfuegos hemos concedido, además, el Sello 25 aniversario a personalidades  de la cultura, a instituciones culturales que tienen una labor muy cercana a los  jóvenes y a miembros de la Asociación que están hoy en activo y que también  tienen una obra relevante. Ello está ocurriendo en todas las provincias del país  y debe concluir el 29 de octubre en Santiago de Cuba. Habrá encuentros con  personalidades de la cultura y Maestros de Juventudes como Carilda Oliver y  Eusebio Leal, y presentaciones de libros. El día 17 se realizará una mesa  redonda donde coincidirán fundadores y dirigentes de la organización, de varios  de sus ejecutivos como Eloísa Carrera, el cineasta Jorge Luis Sánchez  —quienes fueron presidentes de la  organización—; Marilyn Garbey, la reconocida teatróloga, quien tuvo  un trabajo destacado en el ejecutivo de los años 90, y la también crítica de  teatro Vivian Martínez Tabares. 
“Nos hemos unido un grupo de  instituciones de la cultura para tratar que sea una jornada que no solo piense  en los jóvenes; sino que, desde la Asociación y desde los jóvenes, piense todo  lo que en el universo de la cultura ha sido importante para las nuevas  generaciones. En este aniversario, estamos uniendo ese reconocimiento a la  entrada de nuevos miembros: 400 jóvenes están entrando a la organización en todo  el país y responde al concepto de revitalización permanente que tiene la AHS a  partir de la llegada de nuevos artistas con otras miradas.”
En sus 25 años de  existencia, la AHS ha servido en muchos casos como pórtico de validación a  movimientos emergentes que en sus inicios no encontraban un reconocimiento pleno  o, al menos, un diálogo fluido con las instituciones culturales…
Es cierto, la huella más  importante que ha dejado la AHS es el aporte que ha hecho a la cultura cubana a  partir de la presencia de movimientos emergentes, alternativos, no marginales  pero sí muchas veces al margen del trabajo institucional, movimientos artísticos  y culturales que las instituciones no han comprendido en el primer momento, y ha  sido la AHS la vía, el canal, una manera de encauzar esa creación y talento. Los  años 80 fueron una expresión altísima del trabajo de la Asociación y en los 90,  recuerdo la labor con los movimientos de rap y rock. 
Hoy esos movimientos tienen sus  respectivas agencias, muchas de esas bandas están dentro del catálogo de las  empresas de la música, son profesionales —no en el sentido de que hagan una obra  profesional, lo hacían ya, por eso la Asociación los defendió; sino porque  pueden recibir un sustento por lo que hacen y competir en igualdad de  condiciones con otros movimientos—. Al igual que el movimiento de la Nueva  Trova, fue un espacio para los creadores, la Asociación ha representado esos  movimientos. Ello también ha sucedido en la plástica, en la literatura, en el  video, en el Taller de creación audiovisual que tenía la Asociación en la  capital. Muchos de los eventos que tiene hoy la Asociación, son expresión de la  necesidad de darles un lugar a esos movimientos. 
Que El almacén de la imagen  esté cumpliendo 20 años de creado o que el Antonio Lloga de la radio vaya por su  edición 21, es resultado de que había una manera de hacer audiovisuales o radio  que distaba de la manera habitual de nuestros medios de comunicación. Otro  aporte que ha tenido es ese espacio de beligerancia, de discusión, de tormenta  de ideas, de contrapartida institucional, de llamar la atención de las  instituciones sobre lo que están haciendo los jóvenes, de a veces discrepar, de  no estar de acuerdo, hemos utilizado esa amplísima cobertura que brinda la  política cultural de la Revolución, que privilegia y respalda la absoluta  libertad creativa, para que los jóvenes encuentren su sitio a través de la AHS.  A veces cuando nos sentimos más contentos es cuando el creador comienza a dejar  de sentir necesidad por la organización porque ha encontrado un camino. Ese es  un rol que compartimos con la UNEAC, ese espacio de conciencia crítica, de fijar  la mirada sobre lo cualitativo, sobre lo más valioso en el campo del arte. Ha  sido muy útil porque tanto los Congresos de la UNEAC, como de la AHS han servido  para llamar la atención a partir de criterios y opiniones sobre fenómenos de la  cultura y de la sociedad toda. 
Se ha dicho muchas veces que  la AHS debe ser una suerte de cantera natural de la UNEAC. ¿Cuál es el diálogo  entre esas instituciones? ¿Qué pasa con los creadores que pertenecen a la AHS y  después no ingresan a la UNEAC?
A partir del Séptimo Congreso  de la UNEAC para el equipo que hoy dirige la Asociación y para quienes dirigen  la UNEAC, es visible una relación mucho más fluida y orgánica de trabajo entre  ambas organizaciones. Cada una tiene objetivos y preceptos de trabajo  diferentes, pero que se respetan. La AHS promover el arte joven, y la UNEAC  promover y respaldar la creación artística e intelectual del país. Ser de la  Asociación no garantiza inmediatamente ser miembro de la UNEAC, pero hoy son más  los creadores jóvenes miembros de la AHS que entran a la UNEAC. A los dirigentes  de la UNEAC les he oído decir que el arte no tiene edad, la UNEAC trabaja y  tiene que seguir trabajando por la calidad artística, por la calidad estética,  por defender un arte de vanguardia, y hay muchos jóvenes que hoy se merecen  estar en la UNEAC. Ese es un camino que comienza a perfilarse.
¿Cómo dialoga la AHS con los  proyectos artísticos independientes que han ido multiplicándose en el  tiempo?
La Asociación ha sido un  espacio para respaldar, promover, apoyar y producir proyectos alternativos,  independientes. El creador viene a la AHS con su proyecto personal, y no nos  apropiamos de ese proyecto para apoyarlo, sino que lo defendemos con la autoría  del creador que lo está presentando. 
En los últimos años hemos  estado trabajando con proyectos colectivos, como la Trovuntivitis de Villa Clara  —junto  con El Mejunje que ha sido su cuartel general—, el proyecto  Kewelta, publicaciones como Esquife, La Noria, La Liga. A  nosotros no nos incomoda trabajar con proyectos independientes o alternativos,  es algo que hacemos sistemáticamente. Durante muchos años trabajamos con el  proyecto Rotilla apoyándolo desde la AHS en Mayabeque, en aquel entonces  provincia de La Habana.
A través de las becas, se han  potenciado los proyectos de creación colectiva. Ahora mismo estamos apoyando un  proyecto personal de Irene Rodríguez, una bailarina importantísima de ballet  español quien ha unido a varios creadores. El Extremo de la Bala y el catálogo  que hicimos, fue un proyecto independiente de un artista, Rewell Altunaga, quien  vino a la Asociación y nos propuso su curaduría. Es un fenómeno habitual, que no  nos preocupa, no nos incomoda, es la arcilla, el medio, el recurso con que  sistemáticamente trabaja la organización. 
Próximamente estaremos  discutiendo el tema de la promoción del arte joven, del apoyo a la creación, y  hay un grupo de propuestas nuevas que la organización va a implementar. Por  ejemplo, se está hablando de la bolsa de creadores, donde los jóvenes puedan  presentar proyectos y la AHS pueda financiarlos. Esta es una organización muy  dinámica, constantemente nuevas generaciones están entrando, por lo tanto sus  fórmulas de apoyo a la creación y la promoción deben ser siempre nuevas.  
En el más reciente Consejo  de la UNEAC, se discutía acerca del espacio de los jóvenes en el acontecer del  país. ¿Cuánto del quehacer de la Asociación incide en la cultura cubana en  general?
La existencia misma de un  sistema de enseñanza artística y del nivel de la educación general ha creado una  reserva intelectual en el país y ha propiciado que en Cuba se vaya formando un  talento joven que rebasa la capacidad de atención que tienen las instituciones  culturales, de manera que la AHS ha sido una especie de espacio para acoger a  esos jóvenes creadores y a la vez los ha ido tributando a la cultura. Son  notables el movimiento de jazzistas jóvenes, la Trovuntivitis en Villa Clara, el  núcleo de creadores que están en las sinfónicas o en las bandas de conciertos en  los municipios es esencialmente joven, la pujanza que tienen las artes  plásticas, la existencia de un movimiento de escritores jóvenes publicados no  solo en las cinco editoriales que tiene la organización, sino también en el  sistema de publicaciones del Instituto Cubano del Libro. Hay una vitalidad de la  creación joven que necesita más espacio para ser promovido. No hemos hecho todo  lo que podemos para que el trabajo de los jóvenes sea más visible. Ha habido y  va a seguir ocurriendo una renovación en la cultura a partir de la llegada de  jóvenes artistas muy preparados que están haciendo una obra de calidad. Debemos  seguir buscando vías (la AHS y las instituciones) para pensar entre todos cómo  encontrar más espacio para ese talento. Por ejemplo, en la actualidad, en la  Bienal de La Habana, que hace un tiempo estaba solo reservada para los artistas  consagrados, exponen estudiantes de la enseñanza artística. Con los medios  tenemos que seguir trabajando en la jerarquización del talento. Siento que nos  falta una política de difusión orgánica, coherente del talento joven que nos  permita hacer más visibles esos espacios que tenemos. La cultura cubana no  podría prescindir de los jóvenes, y la Asociación tiene ahí un granito de  arena.
La promoción del arte joven  sería uno de los retos a los que se enfrenta la AHS del futuro. ¿Cuáles serían  los otros?
La utilidad de la organización  está en que sepa sistemáticamente renovarse en sus dinámicas, al tiempo que lo  hace generacionalmente. En los jóvenes que entran a la AHS hay también un  lenguaje nuevo, nuevas preocupaciones, una manera de crear diferente, incluso  puede que esté poniendo en crisis criterios y modos de hacer, y la Asociación  tiene que buscar fórmulas para responder a esas necesidades. Igual que acogimos  y debemos seguir atendiendo el rap y el rock, el arte performático,  tenemos que atender hoy al movimiento de los discjockeys, que se abre  paso, con un respaldo en el público y creadores de talento. 
Es muy lindo que para la  celebración de este aniversario algunos que peinan canas reclamen su invitación  porque esa es también su organización, la gente sigue sintiendo que fue útil  haber pertenecido a ella. Eso da la idea del tremendo reto que tiene la  organización de ser útil para su tiempo. Y solo se puede hacer renovándose.  
La Asociación no tiene derecho  a ponerse vieja, no puede responder a necesidades actuales con fórmulas viejas,  debe repensar su sistema de becas, su sistema de premios, tiene que atender a  los creadores egresados del movimiento de enseñanza artística porque durante  años, como fuimos priorizando a los movimientos emergentes, la atención a los  graduados de la enseñanza artística se fue rezagando. Estamos regresando al ISA,  a las escuelas de arte, ese es un desafío en el futuro próximo. La AHS tiene que  seguir gozando de esa libertad tremenda para definir y defender proyectos y  espacios en una coyuntura de menos recursos económicos, por tanto, tenemos el  deber de ser más creativos. La AHS tiene que seguir encontrándose con la  comunidad, relacionándose con el público más cercano a los entornos donde  radican sus sedes. 
En este momento, la AHS tiene  un desafío adicional: el de debatir. Esta organización fue famosa, al igual que  la Brigada Hermanos Saíz, por reunirse para discutir y pensar la política  cultural y el lugar de los jóvenes dentro de la política cultural. La AHS tiene  que seguir reclamando y conquistando espacios para el arte joven.
 



 
 
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