Tomado del FB de Iroel Sánchez
Retomo post de Pedro Jorge Velázquez
La misma CIA, que organizó el derrocamiento de Jacobo Arbenz en Guatemala, le orientaba a los integrantes de su Congreso por la Libertad de la Cultura (CLC) en América Latina hacer una declaración condenando el golpe de estado en el país centroamericano, como se explica en el libro de Olga Glondys El exilio republicano español y la guerra fría cultural. La CIA –dice Glondys- “vio una excelente oportunidad para intentar vencer la desconfianza de los intelectuales latinoamericanos, presentando una genuina cara izquierdista y prodemocrática del CLC”. Incluso el jefe del CLC –al igual que su miembro cubano Jorge Mañach- criticó el comunicado finalmente emitido porque tenía una mención al “totalitarismo soviético”, lo que era perjudicial para el organismo, dadas las acusaciones que se le hacían de estar pagado por el Departamento de Estado. (Ver página 92, de La CIA y el exilio republicano español, Olga Glondys, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 2012.)
El representante del
CLC para América Latina, Julián Gorkin, un “revolucionario prosestadounidense”
según Glondys, pasó de disidente del Partido Comunista de España y fundador de
un Partido Obrero de Unidad Marxista, para terminar en los años 70 del siglo XX
en la socialdemocracia del PSOE de González y Solana.
Acerca del PSOE,
González y Solana he escrito antes. Con la ayuda de EE.UU. y la
socialdemocracia alemana, desde una élite que era “poco más que una sigla”,
surgieron allí y en Portugal, prácticamente de la nada, un “socialismo” y una
“izquierda” listas para vender en el momento de la “transición”:
“En el libro La CIA
en España, del investigador Alfredo Grimaldos, se documentan varios hechos de
la trayectoria de quien fuera uno de los principales beneficiarios de la
llamada “transición” española. Se relata su asistencia al congreso del PSOE de
1974 en Suresnes, Francia, con pasaporte confeccionado por el SECED (servicio
de información franquista) y escoltado por oficiales de esa institución. Es en
ese evento, donde -según se testimonia en la investigación- había más oficiales
franquitas que participantes, en el que el entonces joven abogado sevillano es
electo Secretario General. Cuenta en el libro un capitán del CESED que después
de volver González de Francia un comisario de Sevilla que lo detuvo “se llevó
una bronca tremenda y tuvo que soltarle enseguida”. Otro ex oficial franquista
relata: “la dictadura propició el resurgir del PSOE para ahogar al PCE”
(Partido Comunista de España). El Congreso de Suresnes se había celebrado sólo
seis meses después de estallar la “Revolución de los Claveles” en Portugal, con
un marcado protagonismo del Partido Comunista, hecho que había disparado las
alarmas de los norteamericanos, que no estaban dispuestos a permitir una
situación similar en España.
“Afirma Grimaldos en
su obra: “Los delegados que asisten al Congreso de Suresnes representan,
oficialmente, a tres mil militantes del interior, pero, en realidad, esa cifra
es menos de la mitad. Durante los últimos años del franquismo, el PSOE es poco
más que una sigla. El mayor peso de la resistencia lo han llevado los
comunistas. En definitiva, lo que ocurre en Suresnes es una refundación del
partido creado por Pablo Iglesias, con el modelo portugués como telón de fondo.
En el país vecino no existía ni un partido socialista histórico y hubo que
inventar uno.”
“González, ya en la
dirección del PSOE, con el apoyo de los norteamericanos y la socialdemocracia
alemana logra aislar a los comunistas en las negociaciones de la “transición”.
En el XXVII congreso de 1979, impone que se elimine el término “marxismo” de
los estatutos del partido. En 1983 -luego de ser electo en 1982 jefe del
gobierno- apoya la estrategia de despliegue de misiles en Europa impulsada por
Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y en 1986 promueve la adhesión española a la
OTAN. Esto último constituía un cambio radical en las posiciones del PSOE, que,
en su XVII Congreso de 1976, había proclamado “a la OTAN, de entrada no”.
“En relación con la
OTAN, Javier Solana, cercano colaborador de González, quien fue sucesivamente,
Ministro de Cultura, portavoz del gobierno y Ministro de Asuntos Exteriores,
acumula el vuelco más espectacular. Solana pasó del “a la OTAN de entrada, no”,
a ser el secretario general de la Alianza Atlántica durante la agresión a Yugoslavia,
por lo cual fue declarado unánimemente por el parlamento ruso, en 1997,
“criminal de guerra”. En el año 2006, como alto representante para la política
exterior y de seguridad de la Unión Europea, justificó los más de mil vuelos
ilegales de la CIA en Europa como parte de la “guerra contra el
terrorismo”–asociados a torturas y ejecuciones extrajudiciales- con estas
palabras: “Con nuestros aliados norteamericanos compartimos la convicción de
que se necesita una acción dura”. Fue Javier Solana el que coordinó en su
origen una de las operaciones de propaganda anticubana a las que más recursos
ha dedicado el gobierno norteamericano, la revista Encuentro de la cultura
cubana; la presidenta de la fundación del mismo nombre, Anabelle Rodríguez, ha
relatado en una entrevista cómo Solana la llamó desde su despacho para
proponerle el “trabajo”.”
A pesar de quienes se niegan a aprender de ella, la historia es una buena maestra. Tras ver caer en Guatemala al gobierno de Jacobo Árbenz a manos de la CIA, un joven escribió a su madre que “los términos medios no pueden significar otra cosa que la antesala de la traición”, su nombre: Ernesto Che Guevara.
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