Hoy no escribiré un artículo de mi tutoría; sino, que me atreveré a reproducir textualmente un artículo publicado en la Revista Cultural Cubana "La Jiribilla". Este artículo fue escrito por Idelfonso Finol y yo me sumo a esta denuncia que él realiza sobre el injustificable, vandálico y genocida golpe de estado perpetrado en Honduras, no sólo cometido contra el presidente Manuel Zelaya, sino contra todo un pueblo, contra la dignidad humana, contra la independencia y autodeterminación de un pueblo, contra el justo cambio que se hace necesario y se va gestando en nuestros pueblos de América Latina.
Pongo a la dispocisión de ustedes, el artículo.
Enigmas de Honduras
Ildefonso Finol • Caracas
Todavía ningún vocero del Golpe de Estado en Honduras ha explicado en cuál artículo de la Constitución o de alguna ley o código de ese país, se establece la sanción penal de sacarlo a uno en pijamas de su propia habitación y echarlo al aeropuerto de otro país sin más ni más. Ojo, sin juicio previo. Una rareza, verdad?
La rebuscada juridicidad de los golpistas es de un absurdo desconcertante. Uno no pudo imaginar que entre tantas lumbreras que tiene la derecha en sus filas, intelectuales como Vargas Llosa, pajúos como Jorge Castañeda, charlatanes como Montaner, ex presidentes impotentes como Aznar, pudieran pecar de una ignorancia ilimitada en un acto de tal significación para sus planes restauradores.
Es que la derecha, maldita, cobarde, traidora y asesina como es, se está reagrupando para arremeter desde su despecho de desplazada por las fuerzas de la historia. Se decidieron a volver y Honduras es la cabeza de playa escogida para desembarcar. Al plan lo han llamado “Resurrección Neoliberal”. No olvidemos que las crisis capitalistas siempre generan engendros endemoniados como el nazismo.
No es extraño que así sea. Este pobre país ha sido base gringa desde sus inicios. Aún manda allí la innombrable base de Palmerola. Es un país hecho por la CIA.
El supuesto “canciller” de los usurpadores habla con soberbia brutal. A una valiente periodista de Radio Globo-Honduras la quiso vapulear con arrogantes citas parisinas. Pero no pudo responderle la pregunta: de cuál presidente electo habla usted, aquí el único Presidente electo en Manuel Zelaya.
A los tipos se les salía lo mafioso por la mirada. Lo cierto es que jurídicamente los golpistas no han pegado una. Siendo el plano escogido por ellos para legitimarse, con la ayuda espontánea de CNN y sus similares, no han logrado hilvanar una sola idea coherente con sus acciones.
Acaban de asesinar a los primeros mártires de esta gesta popular. Mientras se proponían impedir la llegada de Zelaya al aeropuerto de Tegucigalpa, no aguantaron las ganas de disparar, para que no fallaran las santas predicciones del Monseñor que en nombre de dios una vez más se cagó en el nombre de Jesucristo.
Acaban de asesinar a los primeros mártires de esta gesta popular. Mientras se proponían impedir la llegada de Zelaya al aeropuerto de Tegucigalpa, no aguantaron las ganas de disparar, para que no fallaran las santas predicciones del Monseñor que en nombre de dios una vez más se cagó en el nombre de Jesucristo.
Las gentes buenas del planeta esperamos que cese la barbarie y la impunidad. Pero en Honduras no se sabe quién da las órdenes. Es un misterio. Los golpistas se ven todos tan incapaces, tan ineptos, tan brutos. El megalómano usurpador es un sátrapa energúmeno que sólo abre la jeta para rebuznar. El general traidor parece combinar el cerebro de un “Sargento García” con la crueldad de un buen discípulo de la Escuela de las Américas. ¿Quién los dirige?
No es que estemos insinuando que sea el comandante de la Base de Palmerola, pero Negroponte anduvo por allí hace poco tiempo, y, por el envalentonamiento de los golpistas, se nota que los delincuentes están guapos y apoyados.
El Canciller de los Trabajadores y de la Dignidad Bolivariana Nicolás Maduro informó desde Washington, de los retrasos inexplicables de la salida del avión venezolano que llevaría a Zelaya hasta su Patria. ¿Qué pudiéramos suponer?
Por Obama no me pregunten. Cada vez me recuerda más a Mónika Lewinsky.
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