Es difícil subsistir mientras se implantan fórmulas de diferentes calibres a lo que se estila en el resto del mundo y alejarse de la, presuntamente, tendencia económica dominante en el resto del planeta.
Al echar una mirada dentro del sistema cubano, se pueden apreciar matices, cuya combinación advierte contraposiciones de carácter interesantes; los cuales son motivos de aparente estudio para letrados y estudiosos de diferentes tendencias.
Con este artículo, mi objetivo es orientar nuestra atención sobre un “ilustre” estudioso de Cuba, llamado Carmelo Mesa-Lazo, quien se formó en esa tierra caribeña y amplió sus horizontes profesionales en otras, como España y los Estados Unidos; este último, donde hoy reside en Pittsburgh y es catedrático de la Universidad de esta localidad.
Carmelo Mesa –Lazo se vanagloria de algunos premios otorgados, por todo el trabajo dedicado a temas comunes a la Seguridad Social y, de ellos, algunos muy vastos sobre el tema Cuba.
La obra de Mesa-Lazo guarda títulos como: “La globalización y la seguridad social en Cuba: diagnóstico y necesidad de reformas”, “La seguridad social y la pobreza en Cuba”, “The cuban economy in 1999-2001: evaluation of performance and debate on the future”, “Buscando un modelo económico en América Latina ¿Mercado, socialista o mixto? Chile, Cuba y Costa Rica”, “Hacia una evaluación de la situación económica y social de la transición cubana de los años noventa”; pero por último, cito el publicado en el diario “El País”, el domingo 12 de julio de 2009, con el título de “La paradoja de la economía cubana”.
En este artículo de “El País”, Mesa-Lazo, llega al extremo de acusar a los dirigentes cubanos de carecer de un plan económico para poner en práctica y enfrentar la actual crisis que se manifiesta en diferentes aspectos de la económica del país; y de igual manera, deja caer su artillería de críticas sobre las medidas y reformas tomadas por el gobierno de la Isla. El “ilustre catedrático” sentencia: “He ahí la gran paradoja cubana: una economía centralizada que no toma ventaja de su poder para planificar y establecer una estrategia coherente que la saque del marasmo que sufre.”
Mesa-Lazo se circunscribe solamente a magnificar las carencias y vicisitudes que se evidencian en la sociedad cubana, desde el período de 1995 hasta hoy; poniendo todo su empeño en culpar, únicamente, a la “deficiente” acción del aparato y estructura económica del estado socialista cubano.
Este “estudioso” olvida que la Revolución socialista cubana lleva ya 50 años de existencia y sin la necesidad de depender de aparatos explotadores como son el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización de Estados Americanos y otras, las cuales se prestan de servilletas del imperialismo yanqui, hundiendo mucho más en la miserable deuda externa a tantos países, y aun no logran avizorar el llamado desarrollo.
Cuba ha optado por otro camino, el cual aun le aporta al pueblo su mayor riqueza: independencia; entre otros beneficios en muchos campos de los que nunca se alcanzaron antes de 1959 y que ni en los mismos Estados Unidos se gozan hoy.
Aunque Mesa-Lazo, en sus obras, ligeramente reconoce los valores creados por el estado socialista en materia de seguridad social, al mismo tiempo expone que la misma se vuelve una insostenible carga para ser asumida por el estado, como en el caso cubano; principalmente, para vivir con la misma en un mundo donde se valora la eficiencia económica apoyada en la acción de la competencia salvaje.
En sus comentarios expone que para los países que desean tener un trabajo meritorio en este campo, la regla dicta que a mayor desarrollo económico de un país, mucho más alto sería el costo de la Seguridad Social, debido al crecimiento del nivel de vida. Sin embargo, en este aspecto todos sabemos que Estados Unidos, en materia de Seguridad Social, cuenta con una política retrógrada y muy desvalida en referencia a la atención de la sociedad.
Es risorio como este “aplicado estudioso” compara a Estados Unidos con Europa y, a la vez, afirma que esta última cuenta con mejores programas. Entonces, quedaría preguntarse, ¿Cómo es posible que Estados Unidos no alcance a aplicar mejores programas, cuando fue el país que logró imponer su moneda en el mercado por lograr su supremacía económica?
De igual manera, el perseverante “académico” levanta ligeramente su venda para confirmar que la llamada “Flexibilización del Trabajo”, política puesta en práctica por el capitalismo, conlleva a que los trabajadores queden desamparados; pero con mucho hincapié intenta disminuir tales desventajas, exacerbando con lentejuelas de posicionamiento competitivo, como si deslumbrara el simple hecho de trazar el camino por donde predomine la filosofía de la supervivencia y la supremacía de dominio sobre el mercado y los recursos. Con esto, procura poner sobre el tablero una alternativa que simplemente crea el individualismo y la lucha por el poder.
Pero también nos lleva a una segunda interrogante: ¿No será que Mesa-Lazo intenta aplacar la terrible política social discriminatoria y déspota que practica el sistema capitalista, intentando sobredimensionar las condiciones adversas actuales de Cuba?
Por la montaña de títulos que Carmelo Mesa-Lazo menciona tener, en la entrevista realizada por la revista “Misceláneas de Cuba”, son muchos los años y horas dedicadas a la lectura, estudios de diferentes materias y materiales, análisis estadísticos, polémicos debates, búsqueda de información, entre otros, para nunca alcanzar a ver lo más esencial y definitorio que implica, directamente en la economía de Cuba, la aplicación del genocida bloqueo impuesto por el imperialismo norteamericano contra la Isla.
Un bloqueo que llega casi a la cifra de 100 mil millones de dólares en valor de pérdidas a la economía cubana y que lo convirtieron en algo mucho más cruel al extenderse su ilegal aplicación a la extraterritorialidad del mismo, con las leyes Helms-Burton y Torrichelli: se boicoteó la venta del azúcar cubana en el mercado, se prohibieron las ventas de materiales de repuestos a Cuba para que no mantuviera sus industrias trabajando, se sabotean las negociaciones de otros países con la Isla, se aplica la amenaza o la fuerza (condicionamientos y/o sanciones económicas) sobre otros países, empresas y personas para evitar la inversión de capitales en Cuba, la aportación de créditos o el turismo del mercado norteamericano, se congelan ilegalmente cuentas cubanas situadas en identidades bancarias en el extranjero, le provocan a Cuba el acometimiento de gastos excesivos por compras de bienes y materiales a través de terceros o cuartos países, se silencian sobre la existencia de organizaciones terroristas en su suelo (y amparadas por el propio gobierno norteamericano) que llevan a cabo actos vandálicos contra objetivos de la economía cubana; de igual forma, exiten muchas otras formas colaterales que dañan el desarrollo económico de Cuba o su tranquilidad ciudadana: introducción de la fiebre porcina, el tris-palmis junto a otros virus que atacan plantaciones de tabaco, la caña de azúcar y otros cultivos, como el financiamiento de la disidencia dentro del territorio para intentar crear un supuesto ambiente de cambio o de existencia de una "fuerte" oposición al gobierno y Partido Comunista de Cuba, etc .
El efecto de la crisis mundial, generada por el sistema capitalista (menciónese de paso) es un agravante a la impune hegemonía con que opera el imperio norteamericano para dañar a la Revolución cubana. Sin tener en cuenta estos factores como un conjunto, es fácil palabrear críticas. Para eso no se necesitan estudios, sino perder la dignidad por vender el alma.
Este “eminente catedrático” expone que la enfermedad, “saludablemente irremediable” es la globalización neoliberal, como la fórmula exquisita de subsistencia y como única alternativa en los tiempos actuales.
Las soluciones que propone Carmelo Mesa-Lazo son las mismas, pero con otras tintas, que promueve el imperialismo como “verdaderos cambios de democratización en Cuba”: establecimiento de otras formas de propiedad (la privada), cambiar la ayuda solidaria por la venta de servicios, flexibilizar la apertura de la inversión extranjera, abrirse paso a la implementación de nuevas estructuras económicas menos centralizadas por el estado (mediana y grande empresas privadas, junto a todo lo que esto conlleva en políticas laborales), enfocar una tasa de cambio monetaria que favorezca más al dólar (así predominaría su dominio económico), desproteger los subsidios de bienes de consumo de la población, cambiar la política de Seguridad Social, aplicación de una estrategia diferente de precios donde predomine la política de oferta-demanda del mercado, la creación del multipartidismo, la implementación de un proceso electoral diferente y “democrático”, entre otras.
Creo, que para llegar a la denigrante y humillante conclusión de ponerse de rodillas frente a la bruta fuerza del imperialismo yanqui y sus lacayos, los años que Carmelo Mesa-Lazo ha puesto en función de los estudios sobran. Por lo tanto, podemos decir, que la paradoja de este graduado ignorante en doctorados, es que sus títulos no le valen de nada, ya que no le han servido para proyectar alternativas con una utilidad más viable a las condiciones actuales de Cuba y de otros países que comienzan a llevar a cabo transformaciones sociales; pero al mismo tiempo, tampoco le han servido para madurar su consciencia y comenzar a actuar con algo de decoro.
Las conquistas alcanzadas por la Revolución cubana son totalmente indiscutibles, siendo reconocidas por diferentes organizaciones internacionales (incluidas las de la ONU) y que aun Cuba mantiene, a pesar de toda la maquinaria criminal que mueve el imperialismo para intentar doblegar al pueblo cubano.
Para hacer una afirmacion asi debe contar con estudios, vinculos a las fuentes de los datos crudos serían utiles para poder sostener tales aseveraciones.
ResponderEliminarPor otro lado es demasiado inocente o profundamente malicioso tratar el modelo economico, el modelo social y el modelo politico como la misma cosa (siendo 3 cosas muy diferentes y debrian desarrollarse independientemente para poder resolver problemas de forma eficiente);