martes, 17 de diciembre de 2019

El verdadero interés de Estados Unidos y las grandes transnacionales en América Latina y el Caribe (parte II y final)

Importancia global de la Amazonía. Infografía: Fondo Mundial para la Naturaleza Foto: Tomada de Internet
Tomado de Granma
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Más allá de su relevancia internacional por sus cuantiosas reservas de hidrocarburos y minerales estratégicos, Nuestra América cuenta también con un tercio de las reservas de agua dulce de todo el mundo, una quinta parte de los bosques naturales, el 12 % de los suelos cultivables y abundante biodiversidad y ecosistemas de importancia climática global, como el Amazonas.

Y estos datos no tienen una importancia menor, teniendo en cuenta que el principal desencadenante de los futuros conflictos a escala planetaria será la desigual distribución de los recursos hídricos. «La guerra por el agua será mucho peor que una guerra por la energía. Las personas pueden vivir sin petróleo, pero no pueden sobrevivir sin agua», alertó el Presidente del Instituto de Oriente Próximo de la Academia de las Ciencias de Rusia, Yevgueni Satanovski, citado por rt.
En este sentido, la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay,  en la edición de 2019 del Informe Mundial Sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos, coordinado por la Unesco en colaboración con el sistema ONU-Agua, reconoce que: «Es mucho lo que hay en juego: casi un tercio de la población mundial no tiene acceso a servicios de agua potable administrados de manera segura, es decir, que solo dos tercios de la población mundial tienen acceso a estos servicios».
Por tanto, esta es otra señal de alerta para la región de América Latina y el Caribe, que alberga un tercio de las reservas de agua dulce de todo el mundo. De ahí que este tema no solo resulta una cuestión de seguridad alimentaria, sino también de producción industrial y seguridad nacional para las naciones del área, frente a las ambiciones imperialistas y los planes de desarrollo de las grandes transnacionales que precisan, indiscutiblemente, de este vital recurso.
La Amazonía: mucho más que el pulmón verde del planeta
La región de la Amazonía, con 7,4 millones de km2, representa el 4,9 % del área continental mundial y cubre extensiones de ocho países: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.
La cuenca del río Amazonas es la más grande del mundo, con un promedio de 230 000 m3 de agua por segundo, que corresponde aproximadamente al 20 % del agua dulce en superficie terrestre mundial, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
«Una porción importante de su territorio se encuentra bajo figuras de protección, como áreas protegidas y reservas indígenas; sin embargo, ha enfrentado procesos importantes derivados de presiones de la colonización, la deforestación y el extractivismo, que han aumentado la vulnerabilidad del ecosistema ante escenarios de cambio climático global. Se identifica como un territorio generador de servicios ambientales, a escalas regional y mundial, lo que también lo hace un asunto geopolítico», refiere la Cepal.
En el convulso contexto mundial varios actores pretenden sacar provecho de la región amazónica por las potencialidades de sus recursos naturales
–agua, hidrocarburos y minerales–, su biodiversidad y su trascendencia para la agricultura. En esta contienda, Estados Unidos no quiere perder la hegemonía ni ceder terreno a sus grandes monopolios frente a otros competidores foráneos o las industrias de las propias naciones sudamericanas.
«Por otro lado, dos factores indispensables para la producción de alimentos como el agua y la tierra se encuentran en grandes magnitudes en la región. La escasez de estos recursos y la competencia cada vez mayor entre las grandes naciones por tener un control estratégico puede generar una presión para que los países amazónicos exploten esos recursos», reitera el informe Amazonía posible y sostenible de la Cepal.
Otros estudios corroboran que dos países latinoamericanos se encuentran en la lista de las diez naciones con la mayores reservas de agua del mundo: Brasil, con aproximadamente 6 950 km3, y Venezuela con 1 320 km3 y alrededor de mil ríos y saltos de agua dulce. En este último caso, es importante añadir que el río Orinoco es el tercero más caudaloso del mundo.
A buen entendedor, pocas palabras bastan... El imperialismo no dejará «estas aguas correr» lejos de sus manos. De ahí sus constantes presiones en aras de mantener su hegemonía sobre los Estados amazónicos, especialmente porque si la degradación del medioambiente natural y las presiones insostenibles sobre los recursos hídricos mundiales continúan al ritmo actual, el 45 % del pib global, el 52 % de la población mundial y el 40 % de la producción mundial de cereales estarán en riesgo para 2050, de acuerdo con las Naciones Unidas.
Pero el interés de Nuestra América para el gran capital transnacional va mucho más allá de sus recursos naturales. Su posición geográfica le confiere un rol esencial para el comercio mundial.
La importancia geoestratégica de la Cuenca del Caribe
«Desde el momento en que los europeos tocaron tierras del Nuevo Mundo el Gran Caribe se convirtió en una pieza fundamental de su expansión en el Continente», señala un artículo del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam).
En efecto, el mar Caribe, sus islas y las naciones de la zona representan una posición geoestratégica relevante como punto de interconexión del tráfico marítimo y el comercio internacional desde hace varios siglos. De ahí que los imperios en diferentes épocas históricas hayan intentado preservar su dominio sobre esta área, un escenario de tránsito ineludible entre Estados Unidos, México, Sudamérica y una vía de comunicación entre los océanos Pacífico y Atlántico.
Estados Unidos tempranamente intentó mantener su hegemonía sobre la zona. Para ello acudió a diversas estrategias y políticas, como la Doctrina Monroe –que hoy pretende relanzar–, la política del Destino Manifiesto e, incluso, las intervenciones militares.
El citado artículo de la unam reconoce que: «Desde que Estados Unidos se constituye como nación, el Canal de Panamá es uno de sus objetivos centrales. Inmediatamente la diplomacia y las fuerzas militares estadounidenses se aproximan, jugando con los diferentes bandos en las luchas por la independencia, para quedar mejor posicionados que cualquiera de ellos. Firman acuerdos casi tan permisivos como los de Cuba y, finalmente, consuman la ocupación definitiva del canal en 1914».
El Canal de Panamá es una importante ficha en el tablero mundial. En la actualidad pasan alrededor de 12 000 naves anuales por este enclave con mercancías y sus principales usuarios son Estados Unidos y China.
Para Washington el dominio del Canal le permitiría tener paso seguro para sus flotas navales de guerra, en ambos océanos, ahorrando cuantiosas millas de navegación. Además, la vía interoceánica resulta vital en sus relaciones económicas con los países asiáticos.
Un asunto no menos importante del Caribe constituye la localización de los yacimientos petroleros estadounidenses, muy cercanos a las costas del Golfo de México o en sus profundidades. Esta razón eleva el interés de la cuenca para la Casa Blanca. ¿Casualidad entonces que el área se encuentre prácticamente rodeada de bases estadounidenses?
«El trazado de posiciones militares en todo el arco caribeño, cerrando en el Canal de Panamá, pero con un radio que cubre la cuenca amazónica, con alcance inmediato a esos lugares donde se asientan algunas ideologías alternativas, ha sido prioridad de la política estratégica de Estados Unidos durante todo el siglo xx y lo que va del xxi», añade el estudio del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica.

Elementos suficientes para cerrar filas ante las aspiraciones de hegemonía imperial sobre América Latina y el Caribe. La riqueza de nuestra región y su relevancia geoestratégica mundial deben traducirse en el desarrollo económico de nuestros pueblos, y no en el saqueo tradicional realizado por los monopolios.
Artículo anterior: 

El verdadero interés de Estados Unidos y las grandes transnacionales en América Latina y el Caribe (parte I)

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