El pasado 7 de
abril, en la web del órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, se publicó
un artículo de la autoría del compañero Michel E. Torres, donde señala la deplorable
conducta adoptada por los elementos que formaron parte de una turba, que en el
Clásico Mundial de Béisbol, durante el match entre el equipo de béisbol de
EE.UU y el de Cuba, se dedicaron a agredir verbal y físicamente (arrojando
objetos y líquidos) contra deportistas y familiares, incluyendo menores
acompañantes.
Frente a la exposición realizada por el periodista Torres, sobre identidad y posiciones políticas, hice una reflexión sobre su artículo.
Recomiendo, primero, una lectura del artículo, en Granma, Contra
Cuba… ¡ni en la pelota!, para comprender adecuadamente lo que expongo:
Reflexión:
Creo que las intenciones del periodista
Michel E. Torres son adecuadas, ya que busca sentenciar la mezquina y dañina
conducta de quienes prefieren el color del plattismo, la camiseta de las barras
y estrellas, la decadencia moral del servilismo al mismo amo que les paga pero
también desprecia.
Sin embargo, hay puntos en lo que creo
necesario hacer acotaciones... y son puntos históricos.
Puede que por falta de espacio editorial
los haya 'omitido', pero en mi opinión personal, los veo imprescindibles.
La identidad nacional, que no es
cuestión de "candidez", sino de estudio, consciencia política,
sacrificio y luchas (amén de los aportes culturales con la gracia de ese ajiaco
del sincretismo).
Al periodista le faltó (reitero, puede
que por espacio de redacción) mencionar que esa formación llegó con los aportes
de Félix Varela, de José Antonio Saco, Rafael María de Mendive y, también, de
José Martí.
No por gusto el apóstol de la Revolución
cubana, en su escrito sobre el entierro del patriota Manuel Barranco, con gran
magisterio llamó como 'cubanos buenos' (acentuado la cualidad con el adjetivo
posterior al carácter nacional), para denominar a quienes le dieron apoyo en
vida para que pudiera realizar la labor humanista y educativa (Cuba, Política y
Revolución, Hombres. OC 4:481).
Tanto la abolición de la esclavitud como
la independencia son el resultado del legado de grandes maestros en nuestro
proceso histórico: nos enseñaron a pensar, como a distinguirnos por medio de la
emancipación.
No se puede hablar de distinción de
identidad sociocultural de la identidad política, dentro del parámetro de
Nación, sino se acude al martiano e intelectual cubano, Fernando Ortiz, que
supo magistralmente distinguir los valores de 'cubanía' y
'cubanidad'.
Es por ello, que más que exclusión
(refiriéndose a los elementos que han preferido la ofensa y la agresión contra
Cuba), es realmente una autoexclusión del proceso político escogido y
reafirmado por el pueblo: el Socialismo.
Ese es un posicionamiento político por quienes han preferido aislarse o traicionar el legado histórico y la voluntad popular de resistencia del pueblo cubano, frente a los crímenes del imperialismo.
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