Texto actualizado
Por Gustavo de la Torre Morales
Todos, desde pequeños, tenemos nuestros
héroes. Personajes que marcan nuestras ansias y anhelos de convertirnos en
ellos: ser referencia para el resto, si conseguimos realizar brillantes actos.
Pero a ciencias ciertas, sabemos que los héroes dependen, en alto grado, de la
raíz de nuestra cultura, o al menos, de esa que se desarrolle en nuestro
entorno social y que el sistema político promulgue como válida.
A mi punto de vista, hay tres tipos de héroes; pero no hablaré de las validaciones típicas usadas para "catalogarlos"; sino de una opinión personal, contextualizando esenciales valores formados dentro de la cultura nacional y enmarcada en inquebrantables principios adquiridos de la Revolución socialista cubana.
El primero: es el bíblico o literario, como el caso de David en su lucha
contra Goliat o el príncipe troyano Héctor, quienes se dieron a conocer con
hazañas razonablemente alcanzables, donde la heroicidad es fruto de un acto de
inteligencia en el desafío, comprendiéndose el altísimo valor de salvar_ más
que a sí mismo_ la existencia y libertad de un pueblo; como también puedo
mencionar al ilustre caballero Don Quijote de la Mancha, quien sin ínfulas de
grandeza (solo la caballeresca) ni ansían de loas, viajaba en su rocinante y la
adarga bajo el brazo en busca de librar batallas contra tiranos.
El segundo: el Héroe Novelesco o Postizo, nacido en el divino poder de la punta
de un pincel o pluma, convertido en universal rareza divina: Ulises, Prometeo,
Aquiles o Perseo, entre otros personajes griegos. O son quienes viajan sólo en
la aventura con disimuladas pinceladas de virtudes y heroicidad ocasional: Los
Tres Mosqueteros, Casanova, el Rey Arturo, Wilfredo de Ivanhoe, Ricardo Corazón
de León o el mismísimo Robin Hood, entre otros de la época (promotores de una
sociedad elitista, seductora y monárquica).
En esta categoría coloco, también, a
quienes alcanzan fama por el acto mercantil. Héroe que llena cientos de miles
de butacas, cual somníferos mentales y demuestran su estoicismo en el maquetado
de una caja mágica, ubicada frente a sillones y sofás. Estos héroes llegan de
lejanas galaxias y poseen una fuerza descomunal, son un ser producto de la
accidental combinación de supuestos compuestos químicos incompatibles que
reaccionan a inesperadas leyes de la bio-física en diversos elementos, son una
creación devenida por la desgracia de inexplicables accidentes en secretos y
oscuros laboratorios o es el resultado casuístico de mutaciones debido a la
propagación de una sustancia suministrada por una especie casi extinguida de
arácnido… bueno, tanto Marvel, Image Comics, Mirage Studios, America Best
Comics o el mismísimo Walt Disney tienen un montón de otras razones para crear
estas anomalías de héroes: Flash, Superman, The Spirit, Wonder Woman, Green Lantern,
Tom Strong, Batman, Spiderman, Spawn, Thor, Hulk, el Halcón, la Viuda Negra, el
Capitán América, Ironman, los X-Men, Punisher, Daredevil, The Watchmen,
Elektra, los 4 Fantásticos y un etcétera de otros personajes.
Son seres con una actitud fijada en la
arrogancia, la desmedida competencia, capaces de sacrificar sin vacilación
alguna todo un jardín por el simple y humilde hecho de salvar una sola y
desvalida mosca; mientras hechizan con espejismos de una modernidad
patológicamente engañosa. Héroes con sed de aventuras y venganzas, hechos para
que no reparen en mostrar esa concupiscencia de saberse únicos, inigualables,
irrepetibles; con un noble e irracional valor del individualismo y curiosamente
modestos en sus despampanantes egocentrismos. Héroes que quedarán eternamente
conectados, cual chicle, en la mentalidad de aquellos, con infantiloide
vehemencia, incapacitados para dar un paso por otros, esperando a que aparezcan
los “elegidos” como dioses del Olimpo para dar la salvación. Sin embargo, son héroes
motivados por el ímpetu a imponer una inexistente justicia, casi carnavalezca:
en la que sus creadores creen.
Son “héroes” convertidos en instrumentos de una clase elitista que busca
implantar, en las masas más desprovistas
de justicia, valores e ideología que conduzcan a la resignación, al conformismo de vivir sin derechos y a la
imposibilidad del cambio político y económico de la sociedad en que viven, por
la carencia de “capacidades milagrosas” para llevar a cabo transformaciones
extraordinarias. Héroes destinados a generar la cultural de la incultura y que
responden a objetivos corporativos disfrazados de sociales.
El tercero: el héroe palpable, ese sin estrafalarios nombres de
marketing, quien se encuentra en la vida cotidiana, desprendido de todo
narcisismo sin que ello conlleve a perder su yoidad. Ella o él reflejan una
historia validada en hechos tangibles. Mujeres y hombres, cuales hazañas no son
fruto de habilidades o rasgos personales idealizados.
Algunos pudieran preguntar, ¿Pero en
Cuba no hay héroes de pantalla?_ mi definitiva respuesta es ¡No!
Porque, amén que el tan carismático
animado Elpidio Valdés, mi héroes de la infancia, muy bien él puede ser la
realidad de cualquiera de los aguerridos mambises que estuvieron cabalgando
machete en mano, de cara a las balas de la metrópolis española, heridos en más
de una ocasión, con hambre, cercanos a la muerte, pero sin miedo a las
adversidades de la manigua o encarando en carne propia a la mismísima muerte:
simplemente haciendo proezas humanas por la independencia de Cuba: Carlos
Manuel de Céspedes, Serafín Sánchez, Antonio Maceo, Panchito Gómez Toro,
Guillermo Moncada, Calixto García, Ignacio Agramonte, Salvador Cisnero, Juan
Gualberto Gómez, entre tantos otros.
Éste, el palpable, es mi tipo de héroe:
ese(a) que fue o es de carne y hueso, motivado sólo por su propia consciencia y
valiéndose de sí mismo(a), con un amor incalculable por la humanidad.
Mi héroe es el que puso toda su obra y
acción para brindar a los cubanos un camino de unidad en la lucha por sacudir a
la Patria del yugo, quien brindó sólidos pilares a una cultura de humanismo,
pensó en todos sus hermanos latinoamericanos subyugados y esperanzados con la
libertad y su ejemplo lo convirtió en Apóstol: José Martí Pérez.
Mi héroe se alza contra dictaduras con
la voz de sus ideas, con principios erigidos en la defensa de los desposeídos,
quien en la lucha se levanta sobre el respeto (incluso con el enemigo), la
solidaridad, que el ejemplo demostrado esté hincado en los únicos poderes
divinos que los hace más humanos: el valor, la inteligencia, la modestia, la
integridad: Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Frank País, José
Antonio Echeverría, Abel Santamaría, los hermanos Sergio y Luis Saíz, entre otros.
Mi héroe es ese que desafió la tempestad
del mar para alcanzar la Sierra o se sumó a la gesta para que llagado el
triunfo, se baje con una lágrima por el hermano caído en la batalla y con el
corazón henchido de alegría por poner en manos del pueblo un futuro sin
capataces foráneos campeando cual mafia: Fidel Castro Ruz, Raúl Castro Ruz,
Camilo Cienfuegos Gorriaran, los hermanos Amejeiras, Eliseo Reyes Rodríguez
(Capitán San Luis), Roberto Rodríguez Fernández (el Vaquerito), Jesús Montaner
Oropesa, Guillermo Sardiñas
Menéndez (fue párroco y Comandante que vistió
sotana verde olivo), Raúl Díaz Arguelles,(ascendido póstumo a General
de Brigada), Abelardo Colomé Ibarra, Leopoldo Cintra Frías, Ulises Rosales
del Toro, entre otros.
Mis héroes son esos que penetraron las
filas del enemigo para desenmascarar, desde sus entrañas, los complots de
agresiones e intrigas; salvando pueblos del terrorismo, en condiciones
críticamente desventajosas y aún a costa de sus propias vidas: Gerardo
Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando
González Llort, René González Sehwerert, entre esos otros, aunque
inactivos, viven con el orgullo de su tarea cumplida y sin estar a expensas de
la gloria.
Aunque haya mencionado,
hasta ahora, sólo nombres de hombres, no es porque haya rasgo machista o de
discriminación de género; porque también tengo
valiosísimas heroínas, como la mujer que puso sus manos en oficio de la
contienda o sin disipar el miedo a la pérdida dio a sus hijos u otro familiar
cercano para la guerra de liberación, por la soberanía nacional y la
emancipación popular: Mariana Grajales, la madre de los Maceo. No dejaré de mencionar a Carlota (esclava de origen lucumí), Adela Azcuy Labrador, Mercedes Sirven Pérez, Ana Betancourt de Mora, Amalia Simoni,
Bernarda Toro, Emilia Casanova, María Antonia Figueroa, Asela de los Santos, Gloria Cuadras, Melba
Hernández, Haydee Santamaría, Celia Sánchez Manduley y Vilma
Espín entre tantas otras.
No dejaré fuera a quienes fueron capaces
de ir a lugares inhóspitos para salvar vidas o dar cultura: brigadas formadas
por personal sanitario o que fueron a alfabetizar_ y no únicamente en
castellano, también en los idiomas locales.
Aunque, espero que con lógica razonable,
perdonen que haya hecho mención de quienes conforman el martirologio cubano y
de quienes vivos siguen siendo ejemplo de este estatus; también mencionaré a
héroes no cubanos, pero que nacieron en la historia de Cuba: el dominicano
Máximo Gómez Báez (General en Jefe del Ejército Mambí), el catalán Josep Miró
Argenter (Jefe del Estado Mayor del Mayor General Antonio Maceo), el
norteamericano llamado “el Inglesito” Henry Reeve (General de Brigada del
Ejército Mambí), el nicaragüense Carlos Ulloa
Arauz (piloto de aviación), el español Marcelino
Gutiérrez Aguado o quien por su inmensa luz humanista
y anti-imperialista se ha convertido en bandera universal, el argentino
y MUY cubano, el Comandante Ernesto “Che” Guevara
de la Serna.
Pero no sólo me circunscribiré a Cuba,
también hay héroes de otras regiones, culturas y pueblos, que son una necesaria
referencia: los venezolanos Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, el niño
catalán Isidre Lluçàs i Casanoves (el llamado timbaler del Bruc), el ruso
Vladímir Ilich Uliánov, la judía Rosa Luxemburg, la alemana Clara Zetkin, el
mejicano Benito Juárez, el nicaragüense Augusto César Sandino, el chileno
Salvador Guillermo Allende Gossens, los afroamericanos Martin Luther King y Malcom X, el
sudafricano Nelson Mandela (Madiba) y el puertorriqueño Oscar López Rivera
(injustamente prisionero en una cárcel norteamericana por el deseo de liberar a
su país del estatus de colonia que aún mantiene con Estados Unidos).
No haré más larga la lista, pero sólo me permitiré
incluir a las heroínas y héroes mencionados a una sola persona
que demostró, muy a pesar de las pésimas e injustas condiciones que enfrentó durante
muchos años en la prisión Centro
Médico Federal, Carswell en Fort Worth, que no le importó su vida porque con ella defendió
la dignidad, el respeto y la soberanía de todo el pueblo cubano: Ana Belén
Montes, fue prisionera en Estados Unidos por el simple hecho de evitar que la
hegemonía y las agresiones de su gobierno llevara a cabo actos de agresión
contra el pueblo cubano.
Pudiera citar otros tantos ejemplos que muy bien
encajan como héroes palpables; como por ejemplo las heroínas y héroes del
pueblo saharaui que lucha contra la criminal colonización marroquí y el pueblo
de Palestina que se enfrenta con bravura a la cruzada de exterminio que lleva a
cabo el sionismo israelí.
Éstas y éstos, los palpables, son mis
heroínas y héroes; quienes encienden con luz propia mi Antorcha.
Ahora ¿Cuáles son los tuyos?
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