martes, 1 de noviembre de 2022

LOS VERDADEROS MONSTRUOS DE HALLOWE'EN

 

Por Gustavo de la Torre Morales.

La etimología de la expresión “Halloween o Hallowe’en” proviene de 1745, de la contracción de “All Hallows’ Eve”, lo que sería literalmente “Víspera de Todos los Santos”. Una fiesta que se ha expandido por todo el mundo después de la segunda mitad del siglo XX, por la obra y gracia del cine estadounidense, en su expansionismo cultural.

Pero para muchos pueblos no hay disfraces, fiestas y mucho menos dulces; sino que todo se convierte en un constante “juego” para sobrevivir a la muerte que les acecha, mientras las grandes barbaridades que se cometen contra ellos, eufemísticamente, la prensa capitalista occidental las camufla con manipulaciones y mentiras.

No hay Jack-o’-Lanterns para adornar, sino la intromisión de tropas militares foráneas que destrozan naciones; no hay festejos que promuevan alegres algarabías, sino la anulación de toda independencia y soberanía nacional; no hay juegos ni bromas, sino la burda tragedia de la subyugación;  no hay atracciones “embrujadas”, sino el infierno de violaciones y abusos; no es como observar una película que detrás del lente es todo un montaje, sino que es vivir en la piel el dolor del horror, del sádico montaje de la tortura como instrumento de dominación y control.

Por mucho que se quiera inundar el mundo de esa subcultura esparcida por el águila imperial, para muchos pueblos no es la víspera de los Santos, sino el apocalipsis diabólico del infierno justificado por esa gran prensa, autotitulada “libre”, que manipula para que las potencias imperialistas sigan cometiendo sus bestiarias campañas militares, las cuales camuflan bajo el paraguas de “Ayuda Humanitaria”, imponiendo leyes bajo intereses foráneos imperialistas.

¿Dónde está la felicidad que supuestamente deben traer las más de 800 bases militares esparcidas por todo el mundo? No son para festejos, sino para imponer reglas que hagan cumplir los intereses imperialistas.

¿Los verdaderos monstruos? Habría que preguntarle, incluso, a esos barrios marginados y discriminados dentro de los propios EE.UU, que nunca han recibido la atención a sus grandes necesidades y se encuentran ahogados en destructivos flagelos, mientras el gobierno de ese país destina 840 millones de dólares al presupuesto militar.

Es imposible confiar en el Presidente que en un simple tweet expone que la enseñanza de su padre es “no me digas lo que tú vales. Muéstrame tu cuenta_ y yo te diré lo que vales”. Esto escribió el Sr. Biden el 28 de marzo del presente año, para quien sólo valen los adinerados, los afortunados que se enriquecen con el sudor y la vida de otras personas: entonces no es el presidente del pueblo estadounidense y no goza de moral alguna para dictar lecciones a otras naciones.

¿Los verdaderos monstruos? Habría que preguntarle a Palestina sobre las violaciones y abusos físicos y psicológicos cometidos contra sus niñas y niños, del expolio y robo de sus territorios por parte de colonos, de la destrucción de sus casas y cultivos, de sus miles de muertes cometidas por los bombardeos y disparos realizados por el ejército de Israel.

¿Los verdaderos monstruos?

Habría que preguntarle al Sahara sobre la nueva colonización de sus territorios por parte de Marruecos, bajo la vil complicidad del “Reino” de España y la pasiva mirada tuerta de la ONU.

Habría que preguntarle a Yemen que desde marzo de 2015 hasta la fecha, más de 10 mil niñas y niños han muerto o han resultado heridos por el asedio y salvajismo de Arabia Saudita, el cual cuenta con la indulgencia y complicidad de la OTAN y EE.UU.

¿Los verdaderos monstruos?

Esos grandes señores que mueven los hilos y generan conflictos y promueven guerras de rapiñas con el falso pretexto de “crisis humanitaria”, la “democracia” y la “libertad”; pero van destruyendo pueblos y naciones enteras con las sombras de sus poderes hasta reducirlas en fragmentados reductos que facilite su control geopolítico.

Las invasiones militares que camuflan bajo el paraguas de “Ayuda Humanitaria”, pero terminan imponiendo leyes bajo intereses foráneos imperialistas.

¿Los verdaderos monstruos?

Habría que preguntarles a esos pueblos sometidos por el fascismo, por dictaduras paramilitares apoyadas por EE.UU o por esas organizaciones terroristas fundadas y financiadas por EE.UU y gobiernos de Europa.

Los verdaderos monstruos no se distinguen por la apariencia física, su etnia o religión; sino porque van disfrazados en trajes y corbata, manejando la bolsa y los grandes recursos financieros; son esos polítiqueros con un lenguaje “ilustrado” que al llegar al poder se vuelven serviles a los intereses oligárquicos.

Los verdaderos monstruos van apertrechados con porras, gases lacrimógenos y armas, que usan bajo supuestas leyes de “orden” público e imponen aquellos “estándares” que satisfacen sólo a las élites económicas y políticas.

El terror y miedo lo sufren los pueblos que conviven con el hambre, el abuso, la subyugación, el robo y expolio a que son sometidos por dictados colonialistas.

El desasosiego sólo forma parte de aquellos pueblos que son blanco de la injerencia y el expansionismo imperialista.

¿Los verdaderos monstruos?

Aquellos que usan la ciencia para agredir con contiendas bacteriológicas o crean desesperación, hambruna y enfermedades por medios del bloqueo económico, con el objetivo de rendir a un pueblo: el pueblo cubano es digno ejemplo de lo que han vivido estas 6 décadas de estrangulamiento económico, de constante cacería para impedir cualquier posible relación comercial: un genocidio lento y letal.

Lo más hipócrita es que los verdaderos monstruos se creen bendecidos por Dios y obran con impensables atrocidades, para llenarse de más poder.

Mientras las élites en EE.UU y Europa viven y disfrutan sus fiestas de Halloween, el verdadero pánico lo viven los países pobres de América Latina, África u Oriente Medio, con sus derechos lacerados bajo las leyes del Tío Sam o el bochornoso elitismo europeísta de una Comunidad que comete sus atrocidades en campañas de la OTAN (también instrumento de EE.UU).

Halloween es una celebración de disfraces, como lo es la clase política y económica capitalista que se disfrazan de “gente agraciada por las oportunidades y el duro trabajo”, para dictar las reglas que somete a la mayoría y deja a millones de personas esclavizadas, discriminadas y expoliadas de sus derechos elementales.

Es hora de construir un mundo mejor, alternativo, que ponga a las personas en la cúspide de lo más importante y cuide nuestro planeta.

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