miércoles, 9 de noviembre de 2022

Honrar a Fidel


Por VV. AA.

Tomado del blog Asociación de Cubanos en Cataluña José Martí

La historia de Cuba, aun siendo menos dilatada en el tiempo que la historia de otras naciones, nos ha dejado, y aún hoy nos sigue dejando, toda una pléyade de hechos, anécdotas, personas, personajes, mártires, héroes, y hasta descubrimientos en múltiples campos que han marcado hitos en la historia del país, la región y la humanidad. Hitos como el de vencer la epidemia de COVID-19, con vacunas desarrolladas y fabricadas enteramente en Cuba, orgullosamente cubanas, nos demuestran que el bienestar de nuestro pueblo, y nuestra soberanía están en nuestras manos, en nuestro trabajo diario.

Aunque nuestros logros científicos y sociales son reconocidos a nivel mundial, no es menos cierto que son nuestra historia y vida políticas las que han despertado más atención a todos los niveles, como la reciente aprobación en referéndum de nuestro Código de las Familias, que ha sido objeto de amplios análisis por parte de la prensa mundial.

Casi es redundante decirlo, pero, objetivamente, la mayor parte de esta atención ha tenido su génesis en la lucha encarnizada que, desde los poderes coloniales españoles primero, y desde los poderes imperialistas y anexionistas después, ha estado dirigida a exterminar todo atisbo de sentimiento de dignidad y decoro, y toda expresión de los anhelos de libertad y autodeterminación de la nacionalidad cubana, nación de criollos primero, nación de cubanos ahora.

Y nada de esto hubiera sido posible sin las enseñanzas y la obra de José Martí Pérez, nuestro Héroe Nacional, o sin la entrega y el sacrificio de sus dignos continuadores de la Generación del Centenario, guiados por la visión y el liderazgo de Fidel Castro Ruz, nuestro eterno Comandante en Jefe.

Grande fue la gesta en la que Martí vertió sus mejores esfuerzos y su talento. Lograr aunar las voluntades y los brazos de los patriotas cubanos en la enorme empresa de la lucha por la independencia de Cuba fue, para muchos, su mejor legado. Baste como ejemplo de la magnitud de esta tarea, el observar cuán diversos, y hasta dispares, fueron los orígenes, las clases sociales, y las ideas de quienes compusieron el rico mosaico formado por los luchadores independentistas.

Y cuán grande es también la gesta actual de resistir el embate del imperialismo yanqui, ese “monstruo” del que nos advirtió Martí en su inconclusa Carta a Manuel Mercado, que a tan sólo 90 millas nos impone un bloqueo genocida, un bloqueo económico, financiero y comercial que asfixia a nuestro pueblo, y que ha sido condenado en 29 ocasiones en las Naciones Unidas.

Un año más, y ya van seis, se acerca la fecha en que, más que partir, zarpó hacia la inmortalidad el que, sin lugar a duda, ha sido y es el más querido de entre nuestros héroes, Fidel. De verbo encendido y voz vibrante, de prestigio sin par, hombre de acción y a la vez excepcional pedagogo, soldado de ideas, odiado y a la vez temido por unos pocos, amado por los más y respetado por todos.

Válidas para cada día son las enseñanzas y los legados de Fidel y Martí, como también lo son los ejemplos imperecederos de entrega y de amor que, tan generosamente, nos han dejado y dejan, Raúl y Ramiro, todavía con el pie en el estribo, Vilma, Melba, Haydée, Maceo, Gómez, Almeida, Che, y tantos y tantas más que sería imposible enumerar sin cometer, la ya cometida injusticia de no nombrarles a todos.

“(…) como si no fuera honrar a quien lo merece, honrarse a sí, y el negar honra a quien se la debe, quitarse honra a sí propio escribió Martí en su carta del 12 de marzo de 1882 al director del diario La Opinión Nacional. Devenida máxima en la forma “Honrar, honra”, esta reflexión martiana ocupa un lugar especial entre los principios y los valores más preciados, defendidos y promovidos por la Revolución Cubana, junto a la lucha por la unidad entre los cubanos, el compromiso con la defensa de la Patria, y la solidaridad internacionalista, expresada tempranamente por Martí en sus Versos Sencillos cuando escribió Con los pobres de la tierra / quiero yo mi suerte echar / El arroyo de la sierra / me complace más que el mar. Muchas pueden ser las formas de honrar, pero podrían resultarnos pocas cuando honrar a Fidel es el cometido.

Sigamos su ejemplo y convirtamos esta fecha, en que la Patria necesita de todos, no en un panegírico, sino en herramienta de lucha. Seamos, cada uno de nosotros, un puño, un corazón y una mente creadora más en esta trinchera de ideas: Seamos Fidel.


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