Por Gustavo de
la Torre Morales.
Después de los conciertos Live Aid, realizados el 13 de julio de 1985 de forma simultánea en el Estadio Wembley de Londres (Reino Unido) y en el John F. Kennedy Stadium de Filadelfia (Estados Unidos), con el motivo de recaudar fondos en beneficio de Etiopía y Somalia (por cierto ambos países aún hoy día con altos grados de pobreza), se entendió, por esferas de poder, que eran un instrumento efectivo para movilizar masas: en pocas ocasiones, como los primeros mencionados, con objetivos humanitarios; sino como píldora de enajenación e instrumentalización de medias verdades o completas mentiras; donde la prensa "libre" hizo su barra libre de sucia propaganda, para justificar la política de agresiones contra países no alineados ni subordinados a intereses imperialistas.
Cuba, Nicaragua
y Venezuela han sido dianas de crecientes paquetes de sanciones económicas,
operaciones paramilitares mercenarias y oleadas de bulos, mentiras y
tergiversaciones por cada plataforma en manos de los grandes consorcios
mediáticos y redes sociales (estas últimas con algoritmos que inclinan la
balanza a atacar a estos y otros países).
Volviendo a
"conciertos", es imposible olvidar que el 22 de febrero de 2019, en
el Puente Internacional Tienditas, en Cúcuta (Colombia), paso fronterizo hacia
Venezuela, se realizó un concierto, denominado Venezuela Aid Live (en
castellano lo titularon como "Música por Venezuela: Ayuda y
Libertad"), el cual se lanzó con el lema, «Dejen que las estrellas brillen
para todos».
En el susodicho
"acto" musical" benéfico, que estaba dirigido a demandar la
"paz, la libertad y la democracia" en la República Bolivariana de
Venezuela, se vieron figuras como el autoproclamado presidente de Venezuela,
Juan Guaidó, el presidente de Chile, Sebastián Piñera e Iván Duque Márquez: el
primero, solicitó más sanciones económicas y una intervención militar contra el
pueblo venezolano, además de participar en el robo de fondos venezolanos en
bancos extranjeros y se codeó con narcotraficantes en Colombia. El segundo
exoneró de toda responsabilidad penal a los carabineros que dispararon
perdigones y balas de gomas a la cara de manifestantes, propinaron palizas y
ocasionaron más de 5 decenas de muertes y miles de heridos, durante los
estallidos sociales, en su segundo mandato. El tercero, entonces presidente de
Colombia, tiene un amplio expediente de desmanes bajo su mandato:
incumplimiento de los acuerdos de paz, creación de bandas criminales
organizadas en zonas rurales, 957 líderes sociales y defensores de derechos
humanos y 261 firmantes de los acuerdos de paz asesinados, una violencia
disparada con un cúmulo de 281 masacres cometidas entre 2020 al 2022 con el
resultado total de más de mil (1000) víctimas mortales. Tanto Piñera (en Chile)
como Duque (en Colombia), estigmatizaron las protestas sociales a sus
respectivos mandatos y utilizaron las fuerzas policiales para reprimir y
sofocar el descontento social.
¿Que tenían de "democráticos y defensores de los derechos humanos y libertades", los señores Juan Guaidó, Sebastián Piñerira e Iván Duque? El primero, reconocido por diversos gobiernos, sin haber sido electo democráticamente en un proceso electoral, el segundo y el tercero con vulneraciones masivas y sistemáticas a los derechos humanos de los pueblos chileno y colombiano.
El
mediáticamente sonado concierto, contó con la presencia de varios cantantes de
diferentes nacionalidades y en representación de diversos países.
A modo de
ejemplo, mencionemos algunos. Por España estuvieron Alejandro Sanz y Miguel
Bosé, por Venezuela estuvieron Carlos Baute, Danny Ocean, José Luis Rodríguez
"El Puma" y Reymar Perdomo, por República Dominicana estuvieron
Ricardo Montaner y Juan Luis Guerra, por Colombia participaron Carlos Vives, Cholo Valderrama, Maluma y
Juanes, por México cantaron Maná y Paulina Rubio, por Argentina estuvo Diego
Torres, por Puerto se presentó Rico Luis Fonsi y por Suecia estuvo Alesso.
Incluso, algunos de los mencionados, también se dieron el bombo y platillo de
ser representantes de EEUU.
Todos, y sin
excepción, sirvieron de combustible a la sucia propaganda de la jauría de esa
prensa "libre", al servicio de la derecha reaccionaria y de los
intereses oligárquicos e imperialistas.
Una propaganda
que no se detuvo a investigar adecuadamente los hechos ocurridos un día
después, el 23 de febrero, cuando un camión de ayuda fue incendiado, en el
mismo puente de Tienditas. Mientras Marcos Rubio, Mike Pence, John Bolton, Mike
Pompeu, entre otros tantos de la oposición venezolana, pusieron a parir al
presidente Nicolás Maduro y la prensa del chismorreo se hico eco del embuste;
todo la mentira se descubrió por los vídeos que circularon en las redes,
dejando al desnudo toda la sucia parafernalia de la prensa “libre”. Realmente,
quien quemó el camión, y otros dos mas, fue la propia oposición, con un coctel molotov que al ser
lanzado contra las fuerzas del orden venezolana, su mecha salió desprendida en
otra dirección y calló sobre la carga del vehículo.
Sin embargo, ninguno de esos artistas del Venezuela Aid Live se ha lanzado a dar conciertos para recaudar fondos para los pueblos de Somalia, de la República del Congo, del Sáhara Occidental, de Palestina. Tampoco, para ayudar al pueblo de Haití.
¿No son pueblos
necesitados, que sobreviven en precarias condiciones económicas, que sufren el
expolio de sus recursos naturales o territorios? ¿No son pueblos sometidos por
el intervencionismo ni carentes de libertad, democracia y derechos?
En la realidad,
ninguno de estos artistas estuvo entonces ni están, hoy día, por la verdad de
los pueblos, sino por cumplir las reglas de discográficas, las cuales responden
a los intereses y mandatos de élites y poderes económicos y políticos.
Es una pena que algunos de ellos, que comenzaron con canciones que se convirtieron en himnos de protestas para los pueblos, hoy sus letras representan el vacío de los valores que perdieron en el camino a la "fama".
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