sábado, 21 de diciembre de 2024

A los cipayos del Siglo XXI

 

Por Gustavo de la Torre Morales.

Me sulfura ver a un cubano o cubana despotricando contra su propio país, rumiando el infestado discursillo de sucios manejos que tanto se disgrega desde cloacas al servicio de intereses foráneos. Tanto sea por reaccionarios o por la borrasca de la ignorancia, que le hace repetir como papagayos, sin reparar en lo mínimo, en su papel de eco.

¿No son capaces de ver en profundidad el daño que se hacen a sí mismos? ¿Su implicación en lograr "cambios" se estrecha y estanca sólo al margen del cotorreo de "quejas" y/o propagación de bolas (bulos)? ¿No son capaces de ver que favorecen, directa o indirectamente, al verdadero causante de las desgracias que afronta Cuba? ¿Se creerán que la fórmula mágica para Cuba es asumir las indisciplinas sociales, los actos delictivos, la desobediencia incívica, la violencia como "protesta" o las operaciones de sabotajes (que dañan lo poco que se tiene), cuando todo esto no son más que los cánticos "libertarios" lanzados por la caterva de grillos de la demo-crack-CIA occidental, por el antro subversivo de la Embajada estadounidense en La Habana y por gamberros que se hacen llamar periodistas de medios incendiarios de desinformación?

¿Eliminar el socialismo y adentrarse en la economía neoliberal de mercado mejorará las condiciones para toda la sociedad cubana?

Hay que naufragar en el océano del idiotismo, si se ve como solución el dejarse llevar por los confites de la in-"cultura" del sistema capitalista y no ver que con ello sería caminar hacia el borde de un abismo, dentro de una densa neblina de simples quimeras.

En el capitalismo, la deshumanización se naturaliza con la exaltación al individualismo. El attrezzo no deja ver la letra pequeña que condiciona al ser humano a ser una herramienta sometida a generar ganancias para unos pocos o a ser desechada a vivir en la barbarie, justificándose bajo reglas de "efectos colaterales" o para un "bien" mayor (eso sí, para el bien de un reducido porcentaje de individuos que amasan fortunas).

Los países capitalistas "desarrollados" han alcanzado el alto estatus de "potencias" a costa de siglos de conquistas y colonización, latrocinio de recursos, uso de la esclavitud y la mano de obra barata y quebrar a los pueblos con la subyugación y los conflictos internos.

¿Se creerán que ya no son prácticas en pleno siglo XXI? Por supuesto que sí, y con inimaginables formas que hielan, tan entretejidas que ni la metamorfosis de Kafka lograría aventajarlas.

¿Dónde está el desarrollo democrático y económico de Puerto Rico, Argentina, Chile, Irak, Libia, Afganistán, Somalia, República del Congo o Haití, por mencionar unos pocos?

¿Dónde está el desarrollo de la ex Yugoslavia, fracturada en 7 estados y afrontando conflictos internos y entre ellos mismos?

En 10 años se empujó a Ucrania a un conflicto, por servir de propuesta como nuevo espacio de cerco y agresiones de EEUU-OTAN contra Rusia.

Palestina sometida al genocidio étnico por el sionismo israelí (nuevo apartheid del nazismo) y que cuenta con el amparo de EEUU, el Reino Unido y la Comunidad Europea (sin dejar de contar a otros gobiernos, como el del lunático Javier Milei).

Siria y Líbano ya están en esa rueda dentada de demolición.

Las masacres que se viven a diario en escuelas y barrios dentro de EEUU o la represión policial en la Unión Europea para castigar el justo reclamo social de sus derechos, son los estándares "democráticos" con validez que tienen que asumir el resto de pueblos del mundo, sino son catalogados como terroristas, molestos, ejes del mal, dictaduras, regímenes represores, etcétera; mientras que esos que se proclaman como gendarmes son los que crean, asesoran y financian grupúsculos u organizaciones que utilizan el terrorismo como instrumento para someter o derrocar gobiernos (pero en los medios se justifican como "ejércitos rebeldes").

La llamada prensa ¿libre? capitalista ha "normalizado" que los actos de las potencias imperiales se edulcoren: el genocidio lo llamen "guerra", la agresión militar como "conflicto", la invasión militar de occidente como "intervención humanitaria o de paz", el bloqueo económico y las medidas coercitivas contra toda ayuda humanitaria como "embargo o diferendo bilateral", a grupúsculos subversivos, violentos y delincuenciales como "oposición pacífica" y así entre otros tantísimos eufemismos.

Se ha "normalizado" la equidistancia en las sociedades occidentales, para que no sientan tanto reparo ni se ruboricen porque en otros países se descuarticen personas con bombas, que francotiradores o drones asesinen a niñas, niños, líderes políticos y sociales, trabajadores humanitarios, sanitarios o periodistas; que la infancia y las mujeres sean los dianas principales en las contiendas de "limpieza" étnica, que sean objetivos estratégicos el destruir casas, hospitales, colegios y toda infraestructura económica, que la barbarie se justifique con mentiras maquilladas como "acto de defensa" y que los golpes de Estado promovidos y financiados desde occidente se camuflen como "procesos libertarios, Revoluciones de Colores o Primaveras".

¿Por qué esa demo-crack-CIA tan auto "aplaudida" de EEUU o la Comunidad Europea no logra resolver sus propios flagelos y conflictos internos? ¿Por qué, si son tan "prometedores" en libertades y derechos, promueven guerras, arrasan pueblos e imponen el genocidio como tránsito "democrático"? ¿Si occidente desea erigirse como "ejemplo" de democracia, por qué en el Parlamento Europeo se premian a guarimberos, mentirosos, mercenarios y mercachifles traidores de los pueblos; o por qué se invierte más en armamentos que en la salud y la educación públicas, en derechos sociales, en programas de protección civil frente a catástrofes o fenómenos de desastres naturales?

El futuro del mundo está en peligro, porque los avances tecnológicos se utilizan para crear nuevas armas (incluyendo biológicas y químicas), para la injerencia, el espionaje y la propagación de nuevas formas de coerción y miedo.

La internet se han convertido en una plataforma para redes sociales donde se lanzan engaños y bulos constantemente. Los medios de comunicación del capitalismo se lucran con la desinformación sobre la realidad de los pueblos. El conveniente manejo de los acontecimientos históricos, la banalización del sufrimiento ajeno, el consumismo desmesurado, la apología a la tenencia sobre los valores humanitarios, la caridad por encima de los principios del respeto y la solidaridad, la enajenación por encima de la cordura, la violencia como primer paso antes que el diálogo, la discriminación y el racismo aplastando la tolerancia y la convivencia, el machismo y el bullying se solapan con leyes judiciales flexibles en su interpretación y condenas, entre otras tendencias que solo atentan contra la humanidad y son el resultado de políticas del capitalismo.

La inclinación de las nuevas generaciones a ideologías ultraderechistas, es el resultado de la torsión de la historia y la suplantación de las raíces culturales de los pueblos; además de la pasividad, la pérdida de radicalidad o fragmentación de las fuerzas de izquierda y partidos comunistas (que a algunos sólo les queda el nombre), perdiéndose el verdadero sentido de la lucha de clases, aceptando tendencias burguesas o por la concesión de principios, creyendo que así aceptarán su "legalidad" en el mundillo de la corrupción y las violaciones del salvaje capitalismo.

El apogeo de la barbarie crece de tanto vanagloriarse al fascismo y de construir una imagen ficticia y monstruosa de los verdaderos procesos de lucha de liberación y soberanía de los pueblos, los cuales recorren un camino diferente, para romper las cadenas de la explotación.

El futuro de la humanidad está en peligro. Otro ejemplo visible ocurrió el pasado 17 de diciembre de 2024, día que se presentó por segunda vez, en la Asamblea General de la ONU, una resolución para combatir la glorificación del nazismo. Aunque, esta vez, se aprobó con el voto favorable de 119 países; otros 10 se abstuvieron y 53 votaron en contra.

Retomo las palabras del intelectual argentino, Atilio Boron, escritas en un post de su cuenta de X, sobre este hecho: "Votaron en contra los principales países del Occidente colectivo, los autoproclamados campeones de la libertad, la democracia y los Derechos Humanos. Australia, Alemania, Corea del Sur, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Irlanda, Japón,  España, Suecia, Estados Unidos, Italia y Ucrania, entre otros. Toma nota de esta infamia, que no debe ser olvidada. La ultraderecha y el neofascismo prosperan de la mano de estas falsas  "democracias"."

Espero que esto sirva de reflexión, tanto para mis coterráneos/as como para latinoamericanos y africanos.

Hay alternativas más justas, con mayor justicia social. La construcción de ellas está en la determinación de los pueblos, en el valor de afrontar sacrificios y sortear las dificultades que impone el enemigo de los pueblos: las fuerzas políticas del neoliberalismo.

La Revolución socialista cubana (obra arquitectónica de justicia, sustentada por el ideario martiano y enriquecida por el liderazgo de Fidel Castro Ruz) es una de esas alternativas. Es el resultado de la férrea voluntad del pueblo a decidir su camino (que no es el de la rendición); aunque su existencia conlleva abatir los innumerables y difíciles obstáculos que se le ponen en su andar.

El imperialismo estadounidense no soporta que Cuba sea digno ejemplo de lucha y resistencia para los pueblos del mundo. Es por esto que Cuba afronta el más duro de los reversos: el criminal bloqueo económico, financiero y comercial, que dura 6 décadas y que cada administración estadounidense trata de apretar más la tuerca, con más medidas de restricciones y coercitivas, tratando de asfixiar al pueblo cubano y sea éste el que derroque su propia Revolución.

Tenemos la suerte de heredar una fortísima y sólida consciencia revolucionaria, legado de una pléyade de heroínas y héroes. Páginas que seguimos escribiendo en la historia, con la fortaleza del pueblo, la dirección del gobierno y la guía del Partido Comunista de Cuba.

Debemos estar orgullosos/as de ser cubanos/as.

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