Fuente: Exclusivo Al Mayadeen
El recurso presentado por Estados Unidos al Consejo de Seguridad para adoptar una resolución que apoye su enfoque para establecer un alto al fuego en Gaza tiene como objetivo, en esencia, obtener el reconocimiento internacional de la legitimidad de su control de seguridad, militar y estratégico sobre la región de Medio Oriente.
A pesar
del intento de Estados Unidos por legitimar internacionalmente el plan de
Trump —una maniobra que recuerda a la estrategia estadounidense tras la
invasión de Irak en 2003—, resulta evidente que el enfoque ante la situación en
Gaza se deriva de una orientación estratégica coherente basada en la imposición
de lo que la administración Trump denomina «paz por la fuerza». Este
enfoque se fundamenta en principios que, en la práctica, implican la renuncia
palestina a derechos históricos y adquiridos consagrados en el derecho internacional
desde 1948.
El verdadero
objetivo de presentar el proyecto de resolución de la Casa Blanca al Consejo de
Seguridad no es fortalecer a las instituciones internacionales para gestionar
el conflicto en Gaza ni intentar establecer un marco internacional equilibrado.
Más bien, se trata de un intento por obtener el reconocimiento
internacional, en particular de países opuestos a las políticas de
Washington, como Rusia y China, de la legitimidad del papel activo de
Estados Unidos en Medio Oriente, y por garantizar la posición como principal
autoridad en la gestión de los asentamientos en la región.
Un análisis de
los proyectos de resolución debatidos en el Consejo de Seguridad desde la operación
del Diluvio de Al-Aqsa revela que Estados Unidos ha sido el principal
responsable del fracaso de seis de las ocho resoluciones que el Consejo de
Seguridad no logró adoptar. De estos seis proyectos de resolución se
desprende claramente que EE.UU. no se ha desviado de su estrategia de apoyo a
la entidad israelí, una estrategia que ha buscado sistemáticamente demostrar su
firme compromiso con la supremacía israelí e impedir cualquier fórmula que
pudiera restringir la libertad de acción de "Tel Aviv" sobre el
terreno. Esto se suma a su constante consideración de los intereses internos
relacionados con el Congreso y los grupos de presión sionistas, sin mencionar
sus continuos esfuerzos por asegurar su dominio diplomático y sus intentos de
excluir otros enfoques, como los rusos y chinos, que contradicen su propia perspectiva.
En este
contexto, esta realidad nos lleva de nuevo a examinar la viabilidad de que el
pueblo palestino se adhiera a los marcos de la ONU en su forma actual para
garantizar sus derechos históricos.
Dada la
capacidad de Estados Unidos para obstruir estos marcos cuando entran en
conflicto con sus intereses, el pueblo palestino se ve obligado a depender
de ellos de una manera que convierte a estas instituciones internacionales en
meras plataformas políticas y morales, desprovistas de poder y
estructuralmente incapaces de formular soluciones prácticas a su causa. Un
análisis de la visión de Trump sobre estas instituciones revela un enfoque
pragmático caracterizado por una profunda desconfianza hacia ellas.
En su doctrina
de "que Estados Unidos vuelva a ser grande", Trump cree que las
Naciones Unidas le cuestan más de lo que le aportan.
En
consecuencia, considera que es una propuesta perdedora si no puede beneficiarse
de ella de la manera que él considera apropiada. Por lo tanto, Trump cree
que ninguna institución internacional, y las Naciones Unidas en particular,
debería imponer restricciones a la voluntad estadounidense. Esto implica
que la ONU debe ser parte integral de los esfuerzos para lograr sus
objetivos, guiados por el principio de "Estados Unidos primero".
Esto hace que la cuestión del lugar que ocupan los derechos palestinos o un
Estado palestino en la visión norteña para la región sea esencial.
En cuanto a su
plan de paz para Gaza, el derecho a un Estado palestino se ha omitido
deliberadamente y se ha sustituido por un enfoque estadounidense que busca
apoyar el diálogo entre "Israel" y los palestinos para acordar un
horizonte político de coexistencia pacífica y próspera.
Este enfoque
vincula la posibilidad de una vía creíble hacia la autodeterminación con el
progreso en la implementación de un programa para reformar la Autoridad
Palestina y el inicio de un diálogo interreligioso que modifique las
mentalidades y narrativas tanto de la parte palestina como de la israelí, sin
ofrecer una hoja de ruta específica y con plazos definidos para lograr el
derecho palestino a la autodeterminación.
Por lo
tanto, el proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad se presenta
como la continuación de un proceso destinado a alcanzar los objetivos que no se
han logrado durante los dos años de agresión contra Gaza, en particular en lo
que respecta al Consejo de Paz y a la fuerza internacional cuyo papel, según
los estadounidenses, es desarmar y destruir lo que "Israel" considera
la infraestructura militar de la resistencia.
En este
contexto, destaca la solidaridad y el apoyo mostrados por algunos países árabes
e islámicos, como los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Qatar, Egipto e
Indonesia, a la postura estadounidense de rechazar el debate del proyecto de
resolución ruso. Este exige que se otorgue al Consejo de Seguridad el
papel apropiado y las herramientas para garantizar la rendición de cuentas y la
supervisión, además de la necesidad de que las resoluciones del Consejo de
Seguridad reflejen el marco jurídico internacionalmente reconocido, es decir,
que reafirmen las resoluciones y los principios fundamentales, entre los que
destaca la solución de dos Estados.
Si bien
es realista suponer que la administración estadounidense, mediante su
proyecto de resolución, busca limitar los mecanismos de debate sobre Gaza a
un marco que excluya cualquier enfoque que pueda subvertir los mecanismos
establecidos por el plan Trump para consolidar el alto al fuego, esto no será
justificable para los países árabes e islámicos que afirman preocuparse por los
derechos del pueblo palestino y su visión para la resolución del conflicto.
Dicha
preocupación debería haberse reflejado en el apoyo al proyecto de resolución
ruso, que pretende consagrar los derechos del pueblo palestino, reconocidos
histórica e internacionalmente, como la piedra angular de cualquier solución en
Gaza. Además, la diplomacia moscovita insiste en defender el papel del
Consejo de Seguridad como una institución internacional independiente, no
sujeta a las exigencias estadounidenses en materia de seguridad y paz.
Resulta
evidente que el recurso de Estados Unidos al Consejo de Seguridad no tiene como
objetivo lograr que "Israel" cumpla con las disposiciones del plan
Trump, ni tampoco otorgar a las instituciones de la ONU un papel activo en
asuntos regionales. El cumplimiento israelí solo puede lograrse mediante una
resolución estadounidense, y la visión trumpista considera a las instituciones
internacionales meros instrumentos al servicio de los intereses de su país.
En cuanto a los
estados árabes e islámicos que apoyaron el proyecto de la casa Blaca, su
postura no puede considerarse un reflejo de los intereses palestinos, dado que
la mayoría de estos Estados se han involucrado en los Acuerdos de Abraham, que,
en esencia, constituyen una clara reversión de la Iniciativa de Paz Árabe y del
principio de «tierra por paz» adoptado por el sistema árabe oficial con base en
la Resolución 242.
Por lo tanto,
se puede concluir que el recurso de Estados Unidos al Consejo de
Seguridad para adoptar una resolución que apoye su enfoque para establecer
un alto al fuego en Gaza tiene como objetivo principal obtener el
reconocimiento internacional de la legitimidad de su control estratégico, militar
y de seguridad sobre Medio Oriente.
Resulta
imposible afirmar que alguna conducta u orientación estadounidense se
interprete de manera que contradiga la visión estratégica en Medio Oriente, la
cual, según coinciden políticos y analistas, se define como una paz que Trump
pretende lograr por la fuerza, desde una perspectiva que consagra el papel de
"Israel" como pilar político y de seguridad en torno al cual se
formulan los equilibrios de la región y las vías para su solución.

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