domingo, 18 de diciembre de 2022

Reflexión de fin de año 2022_ I Parte.

 

Por Gustavo de la Torre Morales.

El 2022 está cerrando sus puertas sin que el mundo logre superar las grandes dificultades que le golpean.

Calentamiento global, conflictos bélicos, imposición de sanciones unilaterales sin el respeto a la comunidad internacional, políticas neoliberales de recortes a presupuestos sociales que ahogan, cada vez más, en la miseria a millones de personas, incluyendo a la de países que son declaradas potencias económicas del tan afamado “primer” mundo.

Los grandes medios y las plataformas más influyentes de las redes sociales se vuelven canales de desinformación y manipulaciones mediáticas; principalmente contra todo proyecto que muestre una alternativa posible, más viable para la supervivencia humana y la puesta en marcha de procesos de justicia social.

Se dicta como estándar que la democracia es únicamente de sistemas pluripartidistas, donde las alianzas se establecen para buscar una mejor posición de poder y quienes llegan como diputados/as a los parlamentos cobran altísimos sueldos por pasar la mayor cantidad de sus horas vilipendiándose, mientras defienden sus programas, sin tomarse la molestia de nutrirse del ejercicio de consulta popular. ¿Para qué, si ya la sociedad tiene asumido que su máxima participación “democrática” se reduce, cada 4 o 5 años, a ejercer un voto para que los partidos políticos poderosos decidan el destino del país a imagen de sus intereses?

Las lentejuelas del capitalismo camuflan con la omisión las abismales diferencias y hacen creer que “los derechos” se confundan con la permisividad a la privatización de los servicios públicos, a convivir con los dictados del libre mercado y una forma de desarrollo es por medio de la especulación financiera.

Los cantos de sirenas del consumismo empujan al conformismo de la subcultura de la resignación y la obnubilación de la consciencia.

Para evitar que las sociedades se hagan cuestionamientos, se tergiversan hechos históricos, sociales o políticos, dando por sentado conclusiones que responden a un guion orquestado. El mismo sirve, también, como manipulación que justifique el financiar y armar al neonazismo. Es el negocio de una prensa y medios privados; los cuales siempre estarán sujetos a los intereses de sectores burgueses y oligárquicos. Es más rentable pastorear a la sociedad a través de matrices de opinión, que proporcionar una información fidedigna o la justa reflexión que permita el ejercicio del análisis.

El doble rasero mediático tergiversa específicos sucesos nacionales o internacionales_ incluyendo la barbarie del belicismo_ porque son un lucrativo negocio las guerras de rapiñas, por la venta de armas, la conquista y control de recursos naturales (que cada vez escasean más), como también reportan jugosos ingresos la venta de “primicias”.

No son operaciones mediáticas de estos tiempos ni tampoco del imaginario de radicales comunistas, sino una cotidianidad que viene desde muchísimo tiempo atrás.

¿Ya se olvidó cómo el Sr. William Randolph Hearst, afamado promotor de la prensa amarilla, generó disímiles escándalos para sus beneficios comerciales, favorecer a políticos o apoyar campañas militares, como la intromisión de EE.UU en el conflicto hispano-cubano, en 1898?

¿Ya se olvidó que en los primeros años de la Guerra Fría, a través de la operación Mockingbird, la CIA empleó a centenares de periodistas de los principales medios de EE.UU y unas 25 agencias (AP, United Press, Reuters, ABC, NBC, CBS, The New York Times, The Washington Post, Time, Newsweek, etc.) para difundir noticias amañadas?

¿Ya se olvidó que en 1960, el Sr. Alan Dulles, director de la CIA, promovió la denominada Operación 40, la cual estaba destinada a impedir que el ejemplo cubano se extendiera en la región del Caribe, América Central y México?

¿Ya se olvidaron de las declaraciones de John R. Stockwell, ex oficial de la CIA, autor del libro “In search of enemies”, quien en 1978, en el popular programa de televisión estadounidense “60 Minutos”, expuso que William Colby, entonces Director de la CIA, y Henry Kissinger, asesor de Seguridad Nacional, habían estado mintiendo sistemáticamente al Congreso sobre las operaciones de la CIA?

En sus declaraciones al programa, el Sr. Stockwell, confesó que la principal función de la CIA era “diseminar propaganda para influenciar en la mentalidad de las personas”, reconociendo el reclutamiento de periodistas. En el mismo programa confesó: que habían bombardeado a la prensa con “docenas de historias sobre atrocidades cubanas (...) Publicamos fotografías que aparecieron en casi todos los periódicos del país”, pero en realidad no sabían de “una sola atrocidad cometida por los cubanos. Fue pura propaganda cruda y falsa para crear la ilusión de que los comunistas comen bebés en el desayuno".

Hasta el propio exdirector de la CIA, Mike Pompeo, en 2019, admitió en audiencia en la Texas A&M University: "Cuando era cadete, ¿Cuál era el lema de los cadetes en West Point? No mentirás, engañarás ni robarás ni tolerarás a quienes lo hacen. Yo era el director de la CIA. Mentimos, engañamos, robamos ¡Tuvimos cursos completos de capacitación en eso!"

¿Es esto algo del pasado? Por supuesto que no, ejemplos como estos hay como para no acabar de mencionarlos en este año. Día a día las fakes news y las manipulaciones se hacen cotidianas en los espacios impresos, digitales, radiales y televisivos.

Tanto se ha señalado por la prensa “libre” capitalista sobre la “vergüenza” del Muro de Berlín (derrumbado el 9 de noviembre de 1989), con el objetivo de diabolizar el socialismo de la antigua República Democrática Alemana y la otrora URSS, que la misma prensa enmudece intencionalmente sobre una decena de muros que aún existen por todo el mundo.

¿Y los otros muros? ¿Es que el muro de Israel en Cisjordania, el muro de arena y minas entre el sudeste de Marruecos con el Sahara Occidental, el múltiple alambrado construido en Ceuta y Melilla y el muro en el sur de la frontera de EE.UU con México no hacen sentir vergüenza?

La ignorancia hace esclava a la humanidad; porque fácilmente se le mueve como un rebaño hacia lo estéril y el olvido de la historia tiene nefastas consecuencias en el futuro, principalmente para las nuevas generaciones.

Por ello, todo llamado a la batalla de ideas debe servir en la formación de consciencias y salvaguardar la historia de lucha de los pueblos, toda trinchera para combatir la mentira y la agresión imperialista debe ser suficiente razón para unir fuerzas en un frente común y poner a un lado las demás diferencias.

La unidad, la dignidad y la integración racional y solidaria constituyen el único camino para enfrentar los desafíos comunes del mundo globalizado, desigual y excluyente, que nos amenaza a todos” (Fidel Castro Ruz).

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