La garra imperialista sigue encajando sus pezuñas en
América Latina, tratando de regresar el sur del continente a su otrora condición de neocolonia, de
patio trasero, de fuente de recursos naturales, narcotráfico y laboratorio de
torturas, bajo férreas dictaduras.
Desde Estados Unidos, incluso desde sus lacayos en
Europa, se acusa a Cuba de influencia negativa o a Venezuela de amenaza para la
seguridad de la región; pero los gobiernos de Estados Unidos no han detenido
sus oleadas de injerencismos, de hegemonía e imposiciones, con el objetivo de
mantener su dominio sobre los pueblos latinoamericanos, de traer a la
actualidad el famoso Corolario Roosevelt, de restablecer su hegemonía, tomándose la potestad de intervenir en los asuntos internos de los llamados países "descarriados", con el objetivo de "reordenarlo", si entendía que se encontraban en peligro los derechos
o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses; por lo cual, el gobierno de EE.UU. se sentía "facultado" a restablecer los derechos de éstos... ni tan siquiera les importaba los derechos de la ciudadanía y
empresas nacionales.
Un Corolario que poco después el propio Roosevelt
quiso matizar con la “Política de buena vecindad”, pero que siempre se acompañó de
su famosa frase: “Speak softly and carry a big stick, you will go far”, la cual
dirige en una carta al abogado Henry L. Sprague, el 26 de enero de 1900.
Ilustración de Thomas Nast caricaturizando a Theodore Roosevelt y su doctrina del Gran Garrote. |
Un
Corolario, que de la misma manera resurgió en las vísperas de 1945 para “frenar”
el comunismo soviético, hoy lo quieren poner en práctica para evitar la
liberación de otros pueblos, contagiados con el chavismo o el fidelismo (que sólo el imperialismo y sus serviles llaman "castrismo").
¿Cómo
lo ponen en práctica en la actualidad? La moda imperialista de frenar los procesos de liberación
se muestra a través de los llamados Golpes Blandos, una nueva modalidad de Golpe de Estado mucho más matizada con el uso de la política de infiltración y la desnaturalización, la cual se traza en las oficinas de la CIA con la complicidad de las
oligarquías nacionales, el soborno de políticos en el gobierno y el
propio poder judicial, el cual aplica las leyes o las crea para evitar la caída
de los lobbies de poder y de los grandes capitales.
Hondura
fue un laboratorio en el 2009 que tuvo efecto dominó en otros países que deslumbraron
cambios sociales y políticos a favor de las mayorías desfavorecidas: Paraguay y
Brasil fueron otras víctimas.
Hoy
en día se mantiene el complot como vía para derrocar la Revolución Bolivariana de
Venezuela, iniciada por Hugo Chávez, o la Revolución de Bolivia que comenzó con
Evo Morales.
Venezuela
está inmersa en una tenaz lucha interna, un pueblo contra una horda al servicio
de los intereses imperialistas.
Muy
sádico que hoy Trump, con el uso de la maquinaria de la gran prensa, dibujen a
nuestros pueblos como “amenazas”, cuando ha sido el imperialismo yanqui el que
lleva siglos interfiriendo en los asuntos internos de nuestros pueblos, haciendo
jugarretas para apoyar gobiernos corruptos, financiando comandos paramilitares y
grupúsculos de esbirros que operan contra los movimientos sociales, sindicales,
campesinos; asesinando y torturando e incluso desapareciendo a quienes
encuentran como “molestos”. Son los gobiernos de los Estados Unidos los que han
aplicado intervenciones militares, como han infectado los movimientos sociales y
políticos en el continente y otras partes del mundo. Son los gobiernos de EEUU
los que han inventado guerras para justificar sus ambiciones sobre los recursos
naturales de otras regiones o con razones geoestratégicas para imponerse como poder económico; amén de los cientos de miles de muertes que ocasionan o los millones de personas que se ven obligadas a emigrar para huir de las bombas y balas.
Hondura
hoy se desgarra en un fraude electoral alentado por el imperialismo y sus
instrumentos dentro de ese país hermano.
Ya el Comandante Hugo
Chávez lo dijo en la ONU, el 20 de septiembre de 2006: “El Gobierno de los
Estados Unidos tiene un doble rasero y protege el terrorismo”.
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