Por Rolando López del Amo.
Muy
conocido es el ensayo martiano “Nuestra América”, que se refiere
a la que se extiende desde el Río Bravo, en el norte, hasta la
Patagonia, en el extremo sur de nuestro continente. En otro
artículo Martí la llama también Madre América. Martí siempre
dividió el continente en dos, la América inglesa o sajona, y la
América española o latina. Inclusive, a los Estados Unidos de
América prefería llamarlos los Estados Unidos del Norte. Lo que
quiero destacar es que este concepto de América Latina era
empleado por Martí en su tiempo, a pesar de las mayores
referencias que hace a la América española.
En sus
cuadernos de apuntes podemos encontrar el siguiente referido, al
parecer, a algo que se proponía escribir: “Un párrafo de aliento
sobre las revoluciones (de la A. Lt.}” . Y otro que dice: “La
América Latina en los E. U.” (1)
En el
cuaderno de apuntes número tres, Martí comenta un libro sobre
historia del movimiento republicano. Al referirse al primer
capítulo encontramos lo siguiente:
¡Cuánto ha
quedado por decir, siquiera fuese somerísticamente de aquellos
turbios orígenes, arrebatado empuje, labor de limpia, y
gestación dolorosa de nuestra América latina! —¡Cuánto sobre sus
errores necesarios, sobre sus guerras fatales, sobre la heredada
cizaña, sobre el majestuoso porvenir!—¡Qué callar a Bolívar,
como si no cupiera en Castelar, para el hombre más grande de la
raza latina en estos tiempos, aquella hermosa frase de
Quintana!(2)
En otro
cuaderno, el número cinco, aparece este otro apunte: “Una gran
confederación de los pueblos de América Latina —no en Cuba, en
Colombia— (por evitar así el peligro de anexión forzosa de la
Isla).” (3) Estos apuntes corresponden, los del cuaderno tres, a
la década de los años setenta. Los del cuaderno cinco, a 1881.
Lo que me
interesa destacar de los apuntes anteriores es que ya Martí
consideraba entonces a Bolívar como “el hombre más grande de la
raza latina en estos tiempos”, y hablaba también de una
confederación de los pueblos de América Latina.
En el mes
de enero de 1884 la revista La América, que se imprimía en New
York, publica un artículo de Martí titulado “Los propósitos de
La América bajo sus nuevos propietarios”. Ocurre que estos
habían nombrado a Martí director de la revista. La revista
pretendía ser “el punto de reunión y cita… de los intereses y
pensamientos de las dos Américas.” (4) Es una revista para
promover las relaciones económicas entre ambas partes y Martí
dice que la revista debe ser “el observador vigilante de los
trascendentales y crecientes intereses de la América Latina en
la América Sajona, el explicador de la mente de los Estados
Unidos del Norte ante la mente de aquellos que son en espíritu,
y serán algún día en forma, los Estados Unidos de la América del
Sur.” (5) Más adelante explica que la revista dirá “a la América
Latina todo lo que anhela y necesita saber de esta tierra que
con justicia le preocupa” y sentencia: “Hay provecho como hay
peligro en la intimidad inevitable de las dos secciones del
Continente Americano.” (6)
En su
visión continental Martí ve dos Américas, la del Norte, sajona,
y la del Sur, latina.
Y habla
ya, no solamente de una confederación de pueblos latinos, sino
de unos estados unidos del Sur. Martí es el portador de las
esencias de los ideales bolivarianos.
Cualquier
acción de una parte de la América Latina con los Estados Unidos
del Norte tiene, para Martí, importancia para el resto. Así lo
manifiesta en artículo en La América sobre “El tratado comercial
entre los Estados Unidos y México”. Se refiere a un tratado cuyo
proyecto fue dado a conocer antes de su aprobación —el artículo
de Martí es de marzo de 1883—. Según el tratado, quedarían
libres de aranceles los productos agrícolas que ya México
exportaba a los Estados Unidos y quedarían libres de aranceles
todos los productos industriales norteamericanos. Era un tratado
de libre comercio. Martí comenta:
“El
tratado concierne a todos los pueblos de la América Latina que
comercian con los Estados Unidos”. Y luego se refiere a los
riesgos económicos del tratado que, de inmediato, no mejora las
exportaciones mexicanas y si favorece la entrada “a todos los
productos de hierro que por la mala obra y falaz beneficio del
sistema proteccionista (norteamericano NB) sobrecarga hoy a los
mercados americanos, enfermos de plétora”.
Y añade:
“La lista (de productos de los Estados Unidos liberados de
aranceles. NB) es tan numerosa, que absorbería todo nuestro
espacio.” (7)
Véase de
que larga data vienen los intentos de los tratados de libre
comercio de los Estados Unidos con la América Latina, firmados
por algunos países, como México, con grave daño para su
economía, en particular para su agricultura nacional, y que fue
rechazado en su aspiración continental bajo las siglas del
ALCA.
En el
artículo “Respeto a Nuestra América”, publicado en La América,
en agosto de 1883, Martí escribe que “No bien desocupada apenas
la América Latina de las contiendas que libran en su seno el
espíritu joven y el antiguo” se verá adelantar “al séquito de
pueblos que nacieron armados del pomo de la espada de Bolívar”;
(8) y en artículo titulado “Mente latina”, publicado también en
La América, en noviembre de 1884, Martí elogia los resultados de
estudiantes de nuestras tierras en colegios de los Estados
Unidos del Norte, comparando muy favorablemente lo alcanzado por
los primeros en relación con los estadounidenses. Y en ese
artículo adelanta una visión de la América Latina:
¡Oh! El
día que empiece a brillar, brillará cerca del sol; el día que
demos por finada nuestra actual existencia de aldea. Academias
de indios; expediciones de cultivadores a los países agrícolas;
viajes periódicos y constantes con propósitos serios a las
tierras más adelantadas; ímpetu y ciencia en las siembras;
oportuna presencia de nuestros frutos en los pueblos
extranjeros; copiosa red de vías de conducción dentro de cada
país, y de cada país a otros; absoluta e indispensable
consagración del respeto al pensamiento ajeno; he ahí lo que ya
viene, aunque en algunas tierras solo se ve de lejos; he ahí
puesto ya en forma el espíritu nuevo.(9)
El 31 de
marzo de 1890 Martí escribe una de sus crónicas al director de
La Nación sobre La Conferencia de Washington, en la que se
refiere a la actuación de la América Latina en ella. Y en otro
artículo para el mismo diario —con fecha de agosto de ese año—,
menciona la idea, favorecida de manera general, de la
construcción de un ferrocarril que una a toda la América y el
mejoramiento de las líneas marítimas existentes. A esta
conferencia, sus promotores, los Estados Unidos, la llamaron
Panamericana. Las preocupaciones de nuestro apóstol sobre este
convite eran muy serias. Eran los tiempos en los que comenzaba a
cuajar la idea de la expansión naval de los Estados Unidos y su
irrupción como potencia mundial en lugares tan lejanos como
Hawai y, especialmente, en toda el área marítima cercana de las
Antillas, mayores y menores y el Istmo de Panamá.
Hay una
muy interesante carta de Martí a Gonzalo de Quesada, fechada en
New York el 16 de noviembre de 1889, en la que habla ya de la
idea de fundar un periódico al servicio de la independencia de
Cuba. En ella le dice a Gonzalo que Cuba y Nuestra América son
una en su previsión y cariño. Cito las siguientes palabras:
Aún se
puede, Gonzalo. Son algunos los vendidos y muchos los venales;
pero de un bufido del honor puede echarse atrás a los que, por
hábitos de rebaño, o el apetito de las lentejas, se salen de las
filas en cuanto oyen el látigo que los convoca, o ven el plato
puesto. El interés de lo que queda de honra en la América Latina
—el respeto que impone un pueblo decoroso—la obligación en que
esta tierra está de no declararse aún ante el mundo pueblo
conquistador —lo poco que queda aquí de republicanismo sano—y la
posibilidad de obtener nuestra independencia antes de que le sea
permitido a este pueblo por los nuestros extenderse sobre sus
cercanías, y regirlos a todos: —he ahí nuestros aliados, y con
ellos emprendo la lucha.(10)
Este era
el análisis de la situación de la que Martí concluía la
posibilidad y necesidad de la independencia de Cuba como parte
de la de América Latina, lo que le confesaría en su famosa
última carta a Manuel Mercado vísperas de su caída en combate en
Dos Ríos.
José Martí
es, a no dudarlo, el gran heredero ideológico del pensamiento
latinoamericanista bolivariano, llevado hasta el plano superior
de su tiempo.
Desearía
compartir con quien estas notas lee, este fragmento de un
artículo en La América, publicado en octubre de 1883. Escribe
Martí:
Todo
nuestro anhelo esta en poner alma a alma y mano a mano los
pueblos de nuestra América Latina. Vemos colosales peligros;
vemos manera fácil y brillante de evitarlos; adivinamos, en la
nueva acomodación de las fuerzas nacionales del mundo, siempre
en movimiento, y ahora aceleradas, el agrupamiento necesario y
majestuoso de todos los miembros de la familia nacional
americana. Pensar es prever. Es necesario ir acercando lo que
ha de acabar por estar junto. (11)
Notas:
(1) Martí,
José. Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 1975, tomo 22, págs. 50 y 71, respectivamente.
(2) Idem,
tomo 21, p.120
(3) Idem, p.160
(4) Idem, tome 8, p. 266
(5) Idem,
p. 266
(6) Idem,
p. 268
(7) Idem,
tomo 7, p. 19
(8) Idem,
tomo 6, p. 23
(9) Idem,
p. 25
(10) Idem,
p.122
(11) Idem,
tomo 7, p.325
(Fuente original: CUBARTE).
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