viernes, 6 de marzo de 2015

A propósito del concepto de América Latina en José Martí

Tomado de CubaPeriodistas.
Por Rolando López del Amo.

Muy conocido es el ensayo martiano “Nuestra América”, que se refiere a la que se extiende desde el Río Bravo, en el norte, hasta la Patagonia, en el extremo sur de nuestro continente. En otro artículo Martí la llama también Madre América. Martí siempre dividió el continente en dos, la América inglesa o sajona, y la América española o latina. Inclusive, a los Estados Unidos de América prefería llamarlos los Estados Unidos del Norte. Lo que quiero destacar es que este concepto de América Latina era empleado por Martí en su tiempo, a pesar de las mayores referencias que hace a la América española. 


En sus cuadernos de apuntes podemos encontrar el siguiente referido, al parecer, a algo que se proponía escribir: “Un párrafo de aliento sobre las revoluciones (de la A. Lt.}” . Y otro que dice: “La América Latina en los E. U.” (1) 


En el cuaderno de apuntes número tres, Martí comenta un libro sobre historia del movimiento republicano. Al referirse al primer capítulo encontramos lo siguiente: 


¡Cuánto ha quedado por decir, siquiera fuese somerísticamente de aquellos turbios orígenes, arrebatado empuje, labor de limpia, y gestación dolorosa de nuestra América latina! —¡Cuánto sobre sus errores necesarios, sobre sus guerras fatales, sobre la heredada cizaña, sobre el majestuoso porvenir!—¡Qué callar a Bolívar, como si no cupiera en Castelar, para el hombre más grande de la raza latina en estos tiempos, aquella hermosa frase de Quintana!(2) 


En otro cuaderno, el número cinco, aparece este otro apunte: “Una gran confederación de los pueblos de América Latina —no en Cuba, en Colombia—  (por evitar así el peligro de anexión forzosa de la Isla).” (3) Estos apuntes corresponden, los del cuaderno tres, a la década de los años setenta. Los del cuaderno cinco, a 1881. 


Lo que me interesa destacar de los apuntes anteriores es que ya Martí consideraba entonces a Bolívar como “el hombre más grande de la raza latina en estos tiempos”, y hablaba también de una confederación de los pueblos de América Latina. 


En el mes de enero de 1884 la revista La América, que se imprimía en New York, publica un artículo de Martí titulado “Los propósitos de La América bajo sus nuevos propietarios”. Ocurre que estos habían nombrado a Martí director de la revista. La revista pretendía ser “el punto de reunión y cita… de los intereses y pensamientos de las dos Américas.” (4) Es una revista para promover las relaciones económicas entre ambas partes y Martí  dice que la revista debe ser “el observador vigilante  de los trascendentales y crecientes intereses de la América Latina en la América Sajona, el explicador de la mente de los Estados Unidos del Norte ante la mente de aquellos  que son en espíritu, y serán algún día en forma, los Estados Unidos de la América del Sur.” (5) Más adelante explica que la revista dirá “a la América Latina todo lo que anhela y necesita saber de esta tierra que con justicia le preocupa” y sentencia: “Hay provecho como hay peligro en la intimidad inevitable de las dos secciones del Continente Americano.” (6) 


En su visión continental Martí ve dos Américas, la del Norte, sajona, y la del Sur, latina. 


Y habla ya, no solamente de una confederación de pueblos latinos, sino de unos estados unidos del Sur. Martí es el portador de las esencias de los ideales bolivarianos. 


Cualquier acción de una parte de la América Latina con los Estados Unidos del Norte tiene, para Martí, importancia para el resto. Así lo manifiesta en artículo en La América sobre “El tratado comercial entre los Estados Unidos y México”. Se refiere a un tratado cuyo proyecto fue dado a conocer antes de su aprobación —el artículo de Martí es de marzo de 1883—. Según el tratado, quedarían libres de aranceles los productos agrícolas que ya México exportaba a los Estados Unidos y quedarían libres de aranceles todos los productos industriales norteamericanos. Era un tratado de libre comercio. Martí comenta: 


“El tratado concierne a todos los pueblos de la América Latina que comercian con los Estados Unidos”. Y luego se refiere a los riesgos económicos del tratado que, de inmediato, no mejora las exportaciones mexicanas y si favorece la entrada “a todos los productos de hierro que por la mala obra y falaz beneficio del sistema proteccionista (norteamericano NB) sobrecarga hoy a los mercados americanos, enfermos de plétora”. 


Y añade: “La lista (de productos de los Estados Unidos liberados de aranceles. NB) es tan numerosa, que absorbería todo nuestro espacio.” (7) 


Véase de que larga data vienen los intentos de los tratados de libre comercio de los Estados Unidos con la América Latina, firmados por algunos países, como México, con grave daño para su economía, en particular para su agricultura nacional, y que fue rechazado en su aspiración continental bajo las siglas del ALCA. 


En el artículo “Respeto a Nuestra América”, publicado en La América, en agosto de 1883, Martí escribe que “No bien desocupada apenas la América Latina de las contiendas que libran en su seno el espíritu joven y el antiguo” se verá adelantar “al séquito de pueblos que nacieron armados del pomo de la espada de Bolívar”; (8) y en artículo titulado “Mente latina”, publicado también en La América, en noviembre de 1884, Martí elogia los resultados de estudiantes de nuestras tierras en colegios de los Estados Unidos del Norte, comparando muy favorablemente lo alcanzado por los primeros en relación con los estadounidenses. Y en ese artículo adelanta una visión de la América Latina: 


¡Oh! El día que empiece a brillar, brillará cerca del sol; el día que demos por finada nuestra actual existencia de aldea. Academias de indios; expediciones de cultivadores a los países agrícolas; viajes periódicos y constantes con propósitos serios a las tierras más adelantadas; ímpetu y ciencia en las siembras; oportuna presencia de nuestros frutos en los pueblos extranjeros; copiosa red de vías de conducción dentro de cada país, y de cada país a otros; absoluta e indispensable consagración del respeto al pensamiento ajeno; he ahí lo que ya viene, aunque en algunas tierras solo se ve de lejos; he ahí puesto ya en forma el espíritu nuevo.(9) 


El 31 de marzo de 1890 Martí escribe una de sus crónicas al director de La Nación sobre La Conferencia de Washington, en la que se refiere a la actuación de la América Latina en ella. Y en otro artículo para el mismo diario —con fecha de agosto de ese año—, menciona la idea, favorecida de manera general, de la construcción de un ferrocarril que una a toda la América y el mejoramiento de las líneas marítimas existentes. A esta conferencia, sus promotores, los Estados Unidos, la llamaron Panamericana. Las preocupaciones de nuestro apóstol sobre este convite eran muy serias. Eran los tiempos en los que comenzaba a cuajar la idea de la expansión naval de los Estados Unidos y su irrupción como potencia mundial en lugares tan lejanos como Hawai y, especialmente, en toda el área marítima cercana de las Antillas, mayores y menores y el Istmo de Panamá. 


Hay una muy interesante carta de Martí a Gonzalo de Quesada, fechada en New York el 16 de noviembre de 1889, en la que habla ya de la idea de fundar un periódico al servicio de la independencia de Cuba. En ella le dice a Gonzalo que Cuba y Nuestra América son una en su previsión y cariño. Cito las siguientes palabras: 


Aún se puede, Gonzalo. Son algunos los vendidos y muchos los venales; pero de un bufido del honor puede echarse atrás a los que, por hábitos de rebaño, o el apetito de las lentejas, se salen de las filas en cuanto oyen el látigo que los convoca, o ven el plato puesto. El interés de lo que queda de honra en la América Latina —el respeto que impone un pueblo decoroso—la obligación en que esta tierra está de no declararse aún ante el mundo pueblo conquistador —lo poco que queda aquí de republicanismo sano—y la posibilidad de obtener nuestra independencia antes de que le sea permitido a este pueblo por los nuestros extenderse sobre sus cercanías, y regirlos a todos: —he ahí nuestros aliados, y con ellos emprendo la lucha.(10)


Este era el análisis de la situación de la que Martí concluía la posibilidad y necesidad de la independencia de Cuba como parte de la de América Latina, lo que le confesaría en su famosa última carta a Manuel Mercado vísperas de su caída en combate en Dos Ríos. 


José Martí es, a no dudarlo, el gran heredero ideológico del pensamiento latinoamericanista bolivariano, llevado hasta el plano superior de su tiempo. 


Desearía compartir con quien estas notas lee, este fragmento de un artículo en La América, publicado en octubre de 1883. Escribe Martí: 


Todo nuestro anhelo esta en poner alma a alma y mano a mano los pueblos de nuestra América Latina. Vemos colosales peligros; vemos manera fácil y brillante de evitarlos; adivinamos, en la nueva acomodación de las fuerzas nacionales del mundo, siempre en movimiento, y ahora aceleradas, el agrupamiento necesario y majestuoso de todos los miembros de la familia nacional americana. Pensar es prever. Es necesario ir acercando  lo que ha de acabar por estar junto. (11)

Notas:
(1)   Martí, José. Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, tomo 22, págs. 50 y 71, respectivamente.
(2)   Idem, tomo 21, p.120
(3)   Idem, p.160
(4)   Idem, tome 8, p. 266
(5)   Idem, p. 266
(6)   Idem, p. 268
(7)   Idem, tomo 7, p. 19
(8)   Idem, tomo 6, p. 23
(9)   Idem, p. 25
(10) Idem, p.122
(11) Idem, tomo 7, p.325 

(Fuente original: CUBARTE).

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