lunes, 14 de mayo de 2018

Martí, la luz de sus ideas


Tomado de Pensando Américas
Por Ricardo R. Gómez Rodríguez
Dicen los historiadores que fueron cinco balas las que derribaron el cuerpo del Apóstol, cuando incumplió órdenes de Máximo Gómez y decidió lanzarse revolver en mano contra fuerzas españolas.
Cuentan que fue una descarga cerrada la recibida de fusiles enemigos en la alta yerba, casi en paralelo con la barranca de Dos Ríos.
El humo del combate no permitió ver bien lo ocurrido y facilitó que los españoles se apoderaran del cuerpo inerte.
Martí había arengado momentos antes a las tropas y desoyendo recomendaciones quiso marchar a la vanguardia.

Así recordamos los cubanos los últimos minutos de vida del Héroe Nacional a pocos días de cumplirse el aniversario 123 de su caída en combate.
En una reunión el 5 de mayo de 1895 en la Finca La Mejorana, con Antonio Maceo, al mando de las fuerzas orientales, Martí y Gómez ratificaron el propósito de organizar a los insurrectos y llegar hasta Camagüey, para crear el Gobierno de la Revolución.
El Maestro y el Generalísimo habían atravesado montañas luego de su desembarco en la noche del 11 de abril con ese objetivo.
El 19 de mayo de 1895, donde confluyen los ríos Cauto y Contramaestre, fuerzas del Ejército Libertador bajo el mando directo del General en Jefe Máximo Gómez, combatieron contra una columna enemiga dirigida por el Coronel Xosé Jiménez de Sandoval.
La acción que tomó renombre porque en ella perdió la vida José Martí, es recordada por estos días en centros estudiantiles, científicos, productivos y de servicios de la capital.
Matutinos, conversatorios y exposiciones rememoran la vida y obra del hombre que supo que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz y en consecuencia con su palabra demostró que la mejor manera de decir, es hacer.
Calló quizás cuando sus hombres más lo necesitaban, aunque José Julián Martí Pérez fue y será siempre imprescindible. Pero nunca pudieron apagar la luz de sus ideas, que aún fomentan el camino de este pueblo.
Toca a la sociedad toda, difundir ese legado. Para ello es esencial el protagonismo de la familia, la escuela, de la cultura, llamada a esclarecer, debatir, propiciar escenarios donde niños, mujeres y hombres fortalezcan el conocimiento de la fecunda faena del más universal de los cubanos.
Pensar en Martí, revivir su obra, retomar el pensamiento antiimperialista y humanista del Apóstol, es doctrina que sirve de empuje para los tiempos nuevos.

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