martes, 28 de junio de 2016

País, nación, patria, pueblo, ciudadanía; términos afines pero no sinónimos


Tomado de CubaDebate
Por: Néstor del Prado.

Ha venido aplicándose, para bien, la práctica de conceptualizar antes de debatir, esto forma parte del método científico, que no es solo de y para los científicos; de lo contrario se produce confusión semántica, y el pensamiento y la comunicación tendrán alta probabilidad de fallar. La conceptualización del modelo económico y social cubano, que ya se discute en múltiples y diversos colectivos, es una buena práctica. Pretendemos esclarecer el significado textual y sobre todo contextual de los términos relacionados en el título de este artículo. Por varias razones es arriesgado abordar el tema a debate en toda su complejidad, con menos de 2 000 palabras. Pero si pretendemos motivar un debate culto y constructivo, vale el intento.

Comparto un marco conceptual elemental.

País: Territorio en que habitan personas, delimitada por una división política y administrativa. La ONU reconoce a países. Deben tener un Gobierno reconocido por sus habitantes legalmente registrados.

Nación: territorio en que habitan personas con origen, costumbres, cultura común. Un país puede tener varias nacionalidades; por ejemplo Bolivia se declara plurinacional.

Patria: Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos. Se puede tener más de una patria.

Voy a citar al Dr. Cs. Eusebio Leal Spengler, prominente intelectual cubano que no necesita presentación, y que como pocos combina ciencia y poesía.

Cito: “Cuando alguien me pregunta sobre Cuba siempre le digo las tres dimensiones: el país, la nación, la patria. El país es un territorio; me acuerdo que de niño le decían a los chinos, paisanos, porque venían de un país; también en España es muy frecuente escucharlo, son paisanos, gente vecina del país; el país es la montaña, es el entorno, es el pequeño pueblo, es una región.

La nación es un concepto, un concepto de leyes, una constitución, una aspiración.

La patria es la poesía, es un sueño, es la tradición, es la lucha, es la sangre derramada por las añoranzas, es todo lo que forma en el hombre una identidad”. Fin de la cita.

Pueblo.

Esta palabra proviene del término latino populus y permite hacer referencia a tres conceptos distintos: a los habitantes de una cierta región, a la entidad de población de menor tamaño que una ciudad y a la clase baja de una sociedad.
No obstante, la definición de pueblo es compleja, polémica y no exenta de ambigüedad.

Pueblo, en teoría política y derecho constitucional, es el sujeto de la soberanía nacional entendida como soberanía popular.

El pueblo está formado por todos los individuos que a los ojos de la ley están en igualdad de condiciones.

El pensamiento de José Martí es amplio en la conceptualización de pueblo. Partió de ella desde la definición de quienes lo dirigirán al asegurar “Quien en sí condensa un pueblo es digno de figurar entre los que van a su cabeza”.

Fidel en La Historia me Absolverá lo definió, desde el enclave de la lucha revolucionaria, de una manera descriptiva y concreta.

Ciudadano y ciudadanía.

Para los cubanos en una etapa no muy lejana, decirle a una persona ciudadano era casi una ofensa. Recordemos aquel pasaje de la película “El hombre de Maisinicú”, en que Alberto Delgado-encarnado magistralmente por Sergio Corrieri-, le respondió furioso al militar que le llamó ciudadano: “Que coño ciudadano; ¡compañero, tan compañero o más compañero que usted!”.

La noción de ser ciudadano contribuye al desarrollo de la identidad y al sentido de pertenencia a una comunidad. La persona debe ejercer su ciudadanía con responsabilidad, exigiendo respeto por sus derechos (civiles, políticos, económicos, …) y, a la vez, cumpliendo con sus obligaciones. De este modo se puede construir una sociedad democrática y más justa.

Existe una serie de puntos fundamentales que hace de una persona un buen ciudadano, que hace lo que más puede en pos del progreso de todos, y estos pueden servir a modo de autoevaluación para asegurarse a cada paso de estar respetando y haciendo respetar los derechos que otorga una ciudadanía. Entre estos:
  1. mantener una línea coherente de acción, tratando a los demás del mismo modo que esperamos que nos traten
  2. actuar dentro de los límites de la Ley
  3. promover el cuidado del medio ambiente
  4. proponer tantos cambios como consideremos necesarios para mejorar la calidad de vida, siempre con una actitud constructiva
  5. evitar la violencia siempre que sea posible, anteponiendo el diálogo como medio de resolución de conflictos
  6. respetar los derechos de los demás seres vivos
  7. ser partícipe de la vida en la ciudad, de su historia y de sus decisiones, disfrutando de sus buenas épocas y ayudando a reconstruirla durante sus crisis más duras
Cabe mencionar que ser ciudadano no implica ser oriundo de un lugar, sino que responde a dos factores fundamentales: la documentación y la identidad. Ante la Ley, una persona debe reunir una serie de requisitos para ser considerada ciudadana, entre los que se encuentra la descendencia directa o indirecta de otro ciudadano, con diferentes limitaciones en cada país. Pero existe asimismo un sentimiento en cada uno que representa su lazo con un territorio, y esto excede la situación legal.

La República de Cuba, que es el nombre oficial del Estado cubano, en su Constitución comienza expresando: “Nosotros, ciudadanos cubanos”. En su capítulo II dedicado a la ciudadanía en los artículos 28 y 29 se establecen los requisitos para adjudicar ciudadanía por nacimiento o por naturalización. En el artículo 32 se expresa que no se admite la doble ciudadanía.

Nuestro presidente Raúl Castro expresó en la clausura del VII Congreso del PCC, que dentro del conjunto de tareas principales a su cargo, dedicará el tiempo necesario al proceso de reforma de la Constitución de la República.
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En mi modesta opinión las diferencias entre país, nación y patria quedan bastante claras. No así la conceptualización actualizada y contextual de los términos pueblo y ciudadanía. Los de Sociedad y Estado, no caben en este artículo por razón de espacio.

En la Constitución vigente, aparecen estos términos frecuentemente.

ARTÍCULO 3.-En la República de Cuba la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado.

ARTÍCULO 9.-El Estado:

a)    realiza la voluntad del pueblo trabajador y

—encauza los esfuerzos de la nación en la construcción del socialismo; —mantiene y defiende la integridad y la soberanía de la patria;
—asegura el avance educacional, científico, técnico y cultural del país

En este artículo aparece indistintamente pueblo, nación, patria y país.

ARTÍCULO 14.-En la República de Cuba rige el sistema de economía basado en la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción y en la supresión de la explotación del hombre por el hombre.

ARTÍCULO 15.-Son de propiedad estatal socialista de todo el pueblo

ARTÍCULO 69.-La Asamblea Nacional del Poder Popular es el órgano supremo del poder del Estado. Representa y expresa la voluntad soberana de todo el pueblo.

Es necesario lograr una adecuada conceptualización, de manera que en cada documento rector, comenzando por la Constitución y siguiendo con los que están hoy a debate, se emplee el término más apropiado.

Comparto una reflexión del politólogo, sociólogo, investigador y profesor universitario Juan Valdés Paz, del que aprendí en mi vida estudiantil universitaria el valor de tener valor para debatir. Cito: “Nosotros tenemos una batalla terminológica. Hay una cantidad de términos que nacieron y crearon las revoluciones, las que fundaron el régimen burgués o las que crearon otras experiencias, que son las que acuñaron algunos como democracia, ciudadanía, igualdad, soberanía, fraternidad, etc.. Está toda esa terminología que crearon las revoluciones y que nos hemos dejado arrebatar, que el discurso liberal dominante del capitalismo ha cogido para sí. Entonces se da la paradoja de que quien habla de ciudadanos es Obama, no nosotros; y por el contrario, nos preocupa cuando alguien emplea el término, lo miramos raro, pensamos “y este qué se trae”. Decimos que lo que existe es el pueblo, pero resulta que el pueblo es el conjunto de los ciudadanos. El depositario de los derechos humanos es la persona, y esta vive en una polis, en una República, es un ciudadano. Vamos a usar las categorías como son. Es el ciudadano el que quiere y construye el socialismo, no es el socialismo el que inventa al ciudadano”. Fin de la cita.

Toma cada vez más protagonismo el término consenso, aunque no siempre se domine; en algunas de mis clases de técnicas de dirección pregunto, compruebo la confusión y explico. Consenso no es sinónimo de acordar por mayoría, precisamente intenta evitar lo que la votación casi siempre asegura: unos ganan y otros pierden. Es un acuerdo, con el que nadie está totalmente de acuerdo, pero contra el cual nadie quiere hacer valer su desacuerdo, porque está convencido que el acuerdo logrado, es el óptimo alcanzable, dentro del desacuerdo. Llegar al consenso, requiere altas dosis de diálogo, paciencia y tiempo, pero sobre todo, tener la entereza de aceptar que, dialogar, no significa solo escuchar a la otra parte, para luego imponer un criterio prefijado.

Voy a expresarlo de una manera algo conductista.

Para que haya consenso se deben producir las siguientes declaraciones:
  • Considero que las opiniones se expresan con honestidad y libertad, en un ambiente de franqueza y democracia
  • Estoy convencido de que los demás entienden mis puntos de vista, y yo entiendo los puntos de vista de los demás
  • Aunque la opción acordada no es la de mi preferencia, la respaldaré por considerar que es la mejor para los intereses del grupo.
Estamos pensando y repensando para diseñar y construir el futuro, sabemos que será el último ejercicio estratégico de la llamada dirección histórica, que prefiero llamar fundadora del socialismo. También la de Martí y la de Céspedes fueron direcciones históricas.

Sin una legítima democracia; sin un sistemático y constructivo debate; sin cultivar consecuente y creativamente la ciencia, y desarrollar y aplicar la tecnología y la innovación; sin el respeto a la dignidad humana; sin la participación efectiva del pueblo; sin pasar del decir al hacer; sin que los hechos confirmen la validez de la teoría, no habrá socialismo que nos encamine al comunismo.

Para concluir y motivar el debate culto y enriquecedor, comparto las siguientes ideas, que espero ustedes critiquen y enriquezcan.
  1. El concepto de Revolución de Fidel debe ser entendido y aplicado a plenitud
  2. Raúl Castro Ruz, y la Revolución, son merecedores de toda nuestra confianza participativa
  3. Cuando lo legal y lo moral no andan de amigos, las cosas no funcionan bien
  4. Hay problemas cuya solución puede aplazarse, otros demandan una solución, sin improvisaciones, pero con urgencia
  5. Ningún ciudadano debe sentirse excluido de opinar y participar
  6. La Constitución de la República, como Ley fundamental, debe transformarse en la más revolucionaria de estos tiempos
  7. La unanimidad aparente o falsa es el motor de la disfuncionalidad social y el caldo de cultivo de la involución política
  8. El Estado ha de conjugar con sabiduría y sistemática rectificación su rol regulador y de garante del bien y el orden de la Sociedad, con el de propiciador de la plena participación ciudadana
  9. El control es necesario, el gubernamental y el ciudadano; pero las regulaciones sin consenso generan el germen de su incumplimiento
  10. Estamos frente al mayor reto de toda la historia revolucionaria de la Patria, desde la lucha iniciada el 10 de octubre de 1868. Yo confío junto a Fidel, en que “el pueblo cubano vencerá”.

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