Por Gustavo de
la Torre Morales
Asociación de Cubanos en Cataluña José Martí.
La propaganda que acusa al gobierno de Cuba de ejercer una
gestión “ineficiente” y cataloga al socialismo cubano como un “fracaso”, es la
que cumple con una línea editorial ajustada a estrictas directrices dirigidas
contra todo proceso de transformación político-económico de carácter
anticapitalista y antiimperialista, es la que enmudece o mira hacia otro lado
frente a la gran desigualdad que se vive en casi todo el planeta, es la que
apoya y justifica esa lacra que dirige y regula la economía de mercado y es la
misma que prefiere restar relevancia al análisis sobre qué genera o por qué
existe desigualdad y pobreza extrema asolando a la población mundial.
La economía nacional y mundial neoliberal se rige por los
dictados de los cabildos (lobbies) o grupo de presión económica, los cuales van
influenciando desde las sobras: fuerzan la implementación de mecanismos de elusión
fiscal de impuestos a favor de las grandes empresas, inciden en el control o
las restricciones presupuestarias en detrimento de los sectores públicos y
propiciando facilidades de privatización, hacen fluctuar los precios de
productos y materias primas, desplazan forzosamente a competidores de mercados
objetivos, redirigen la atención hacia determinados mercados según
conveniencias de las grandes fortunas y desmontan o desestructuran gobiernos
que pongan resistencia a los intereses geoestratégicos de las potencias
imperialistas.
Estos lobbies, formados incluso por dueños de grandes
medios de información, también manejan la opinión pública hacia temas banales
que restan visibilidad a las cuestiones cruciales que afectan directamente la
vida de las personas. Por eso, a través de sus instrumentos de comunicación,
condicionan la forma de percibir e idear las cuestiones cotidianas de la vida y
del mundo, facilitan el existente flagelo de la colonización, condicionan la
pérdida de poderes y competencias de los Estados en las cuestiones esenciales
de las economías nacionales, justifican los intereses geopolíticos en los
conflictos bélicos, apoyan los retorcidos objetivos de militarización en
regiones estratégicas del planeta y un largo etcétera que muy bien podría
explicar que la mayoría de estos males, si no es que todos, son generados por
fuerzas que imponen y rigen las reglas del sistema y, en gran medida, con
carácter imperialista. Es decir, que dichos lobbies son los que conducen los
hilos fundamentales para la elaboración de las políticas que se aprueban y
aplican, dando prioridad a los mercados financieros y la banca privada sobre
los derechos de las personas.
Pero amén de esa tácita verdad que se vive en el
desgraciado panorama mundial, se quiere hacer creer que el “éxito” del
capitalismo radica en la premisa de que las grandes empresas del sector privado
son las que crean las “verdaderas” riquezas y el desarrollo económico. Sin
embargo, esto trae consigo interrogantes:
¿Si el capitalismo es un “éxito”,
cómo es posible que dichas riquezas y desarrollo (propiedad y disfrute para
unos pocos) se obtenga a costa de las amplias masas obreras que están
sometidas a bajos salarios, largas jornadas, contratos basuras, condiciones
reprobables de trabajo, despojo de derechos y aplastados por la vigencia de
leyes de despido fácil que tienen como objetivo el evitar demandas sociales?
¿Si el capitalismo es un “éxito”,
y el Credit
Suisse Research Institute dictó en su Informe de la Riqueza Mundial de
2017 que la economía
mundial creció en un 6,4%, y alcanzó los 280 billones de dólares, cómo
es posible que el 10% de la población mundial posea el 86% de la riqueza a
escala global, mientras el resto de la población (ese 99%) viva
desprovista de los recursos necesarios para subsistir; e incluso, se estima que
en los próximos años el endeudamiento de los hogares de esta mayoría aumentará
en un 37%?
¿Si el capitalismo es un “éxito”,
cómo es posible que permita que cerca de 168 millones de niños en el mundo estén trabajando
en vez de ir a la escuela, y que de ellos, unos 85 millones efectúen trabajos
peligrosos, poniendo en riesgo su vida?
¿Si el capitalismo es un “éxito”,
cómo es posible que sus políticas establezcan abismales brechas de desigualdad,
como la salarial, donde las mujeres perciben entre un 31% a un 75% menos
ingresos que los hombres por hacer la misma actividad laboral?
¿Si el capitalismo es un “éxito”,
como es posible el brusco contraste que se vive en dos países que hoy en día
comparten como frontera un gigantesco muro (EEUU y México), viendo el lado
Norte con una economía blindada en la opulencia y en el lado Sur una zona con
una gran miseria? _ Aunque hay que acotar que las contradicciones del sistema
impone a ambos países la coexistencia de graves males sociales y económicos.
¿Si el capitalismo es un “éxito”,
cómo es posible que aún siendo EEUU el país más rico del mundo, según Credit Suisse Research Institute, tenga más de 40 millones de personas en riesgo de pobreza y
sea el más endeudado del mundo, con una deuda del 107,11% de su PIB… o que
aún siendo el país más rico del mundo, tenga en la ciudad de New York a 13 mil
personas sin hogar y viviendo en la calle, sus vehículos, tiendas o a
la intemperie bajo puentes…
o que la ciudad de Los Ángeles tenga 44 mil personas sin hogar, donde más de
2500 de ellos son veteranos de guerra abandonados al desamparo total, después
que fueron enrolados en alguna guerra de rapiña bajo la excusa de defender la
“democracia” y el “sueño americano”?
¿Si el capitalismo es un “éxito”, cómo es posible que se
valore mucho más los intereses lucrativos de la Asociación Nacional (en inglés NRA: National Rifle Association) y no
la dura y lamentable realidad que viven escuelas en EEUU con terroríficas masacres?
Por supuesto, se hace lógica la
interrogante de cómo pueden estos lobbies o grupos de presión, que se mencionó
más arriba, interferir en las políticas de sus gobiernos. Es muy simple. Las
leyes de los mercados no son naturales, sino establecidas por “instituciones”
que participan en las relaciones de poder de una manera indirecta, no por medio
de su conquista, sino por medio de presiones o influencia a quienes ejercen el “poder”:
los gobiernos, los cuales se forman por fuerzas políticas que sí buscan
gobernar para poner en práctica sus proyectos o programas políticos, de los
cuales, muchos de ellos coincidentes con los intereses de los lobbies o grupos
de presión.
El capitalismo se rige por un
sistema pluripartidista, donde la “democracia” se sustenta en la riña de las
diversas fuerzas políticas por el poder y cuyos programas responden
exclusivamente a los intereses de determinados grupos o sectores sociales,
dejando sin capacidad de decisión en la conformación de la agenda económica a
aquellas fuerzas políticas minoritarias y que no cuentan con recursos
suficientes para disputar por el poder gubernamental.
Pero, ¿Si el capitalismo
es un “éxito” y es tan “democrático”, cómo es posible que su sistema esté
sujeto únicamente al poder económico con el que cuenten las fuerzas políticas o
independientes (según el caso), creando una brecha de desigualdad para aquellas
con menos recursos para afrontar los costes de las campañas electorales y
espacios propagandísticos de la prensa, y por ende sin la posibilidad de dar a
conocer sus programas políticos?
Louis Brandeis, quien fue Juez del Tribunal Supremo de los
Estados Unidos entre 1916 y 1939, una vez expresó: “podemos tener democracia, o
podemos tener la riqueza concentrada en pocas manos, pero no podemos tener
ambas”; así reconocía que la democracia es inversamente proporcional a la acumulación
de la riqueza en poder exclusivo de unos pocos. Pero con la lógica natural del
egoísmo que genera el sistema capitalista, tanto EEUU como los países de
similar sistema, la balanza se inclinó definitivamente por favorecer que las
riquezas queden en manos privadas: lo anti-democrático.
Si alguien intenta negar las
palabras de Louis Brandeis, quien también dijo que “el cargo político más
importante es la del ciudadano común”, sólo
queda preguntarse: ¿Si el capitalismo es un “éxito” y goza de “sana democracia”,
cómo es posible que esa concentración de riquezas sea un producto de políticas
fiscales injustas, con élites que campean en prácticas corruptas, donde un
sistema supuestamente pluripartidista el poder generalmente se traspasa de
mano-en-mano en un bipartidismo conservador y que se sustenta mutuamente tras
las cortinas, con una mayoría social sin acceso a derechos universales y siempre
ajustando su cinturón a los constantes tijeretazos, con fuerzas económicas de
presión que ejercen una incorrecta influencia política en el poder y con gobiernos
despojados de poderes necesarios para regir con justicia?
¿Si el capitalismo es un
“éxito” y goza de “sana democracia”, cómo es posible que esta última sea sólo para
poner un voto electoral, el cual goza de un bajo porcentaje de participación social,
y cuyo voto finalmente no genera los cambios que demandan las masas sociales
más necesitadas o en las cuestiones más importantes de la vida económica o
política del país, donde el poder llame populismo a las manifestaciones y, a su
vez, éstas sean reprimidas con brutalidad policial, donde los jóvenes se vean
forzados a emigrar por culpa del alto nivel de desempleo o la jubilación sea un
estatus más dentro de los niveles de pobreza?
Sin embargo, no faltan voces defensoras del neoliberalismo
que acusan al gobierno cubano de mantener un “régimen anti-democrático;
mientras ese mismo gobierno revolucionario en Cuba, a diferencia del
capitalismo, es el que implementa políticas sociales con carácter de igualdad,
el que opta por leyes que empoderan cada vez más a la población y reafirma sus
derechos, el que busca alternativas económicas sostenibles para mantener las
conquistas sociales reconocidas por instituciones internacionales y que cumplen
con los Objetivos del Milenio, el que mantiene como premisa indispensable la
consulta directa con el pueblo para la toma de decisiones y, que a su vez,
junto a ese pueblo cubano lleva adelante una Revolución Socialista a solo 90
millas del mismísimo imperialismo yanqui, resistiendo con grandes esfuerzos y
sacrificios una política de genocidio llamada bloqueo económico, financiero y
comercial, impuesta desde 1962.
¿Si el socialismo cubano es un "fracaso"_
simplemente porque no se acomoda a los cánones del capitalismo_ cómo
es posible que no sea necesario gastar fortunas o rendirse a los dictados de
los mercados para participar en los procesos electorales y ser
elegido/a, que las elecciones comiencen en los barrios y con la participación
de toda la ciudadanía (sin exclusiones de ningún tipo, sin importar si tienen o
no afiliación al Partido Comunista de Cuba), que se alcance en cada proceso más
de un 90% de participación y que, a su vez, el Parlamento se renueve en más de
un 40%?
Cuba exige respeto y el cese de las campañas de difamación
y mentiras. El pueblo cubano mantiene abiertas sus puertas para toda persona
que desee conocer la realidad del país y, una vez allí, constatará que aún
están vigentes las palabras que pronunció Fidel
Castro en la Clausura
del X Congreso Textil, el 22 de julio de 1959: “… que
vengan a Cuba, porque Cuba es hoy una verdadera universidad de democracia que
le puede dar lecciones al mundo. ¡Que vengan, para que vean cómo el pueblo
decide!
El Socialismo al principio empezó como un Experimento y después paso a ser una Ideología pero el Socialismo junto con el Comunismo ha fracasado en todas partes fracaso en Cuba, Vietnam, Venezuela, Union Sovietica, no ha funcionado en ninguna parte es mas la Izquierda, No le han hecho ningún bien al mundo todo lo contrario ha ocacionado muertes, injusticias y maldades en el mundo...
ResponderEliminarAnónimo... decir que el socialismo comenzó como "experimento" es como querer borrar de la historia toda la obra de Marx, Engels y Lenin.
EliminarLa colonización no es un resultado del Socialismo ni la izquierda, las invasiones militares no es una política del socialismo ni la izquierda, la hegemonía del capital y los mercados no es una proyección del socialismo ni la izquierda, las guerras de rapiñas por el despojo y expolio de recursos ajenos no es una práctica del socialismo ni de la izquierda... las desigualdades, la miseria, el hambre, la explotación y demás flagelos que ha sufrido la humanidad no son el resultado del socialismo ni de la izquierda... el surgimiento de la izquierda es el resultado de la organización de la clase obrera y la lucha por el socialismo es la esperanza de construir un mundo más justo.
Yo le he dado razones del fracaso del capitalismo, mientras que usted sólo ha citado el mismo discursillo que no tiene sostén argumentario, sino la cacofonía del capitalismo.