Desde el gobierno de Estados Unidos, sus círculos mediáticos y algunos
otros medios a su servicio de forma sumisa, han pululado siempre que las
elecciones en ese país son las más democráticas, porque son el reflejo de la
elección popular. Sin embargo, el ciudadano estadounidense no es quien elige
directamente al presidente, como falsamente se ha promulgado a los cuatro
vientos.
LAS PRIMARIAS
La elección. La nominación del candidato
presidencial puede hacerse mediante dos sistemas: caucus o elecciones
primarias.
El sistema Caucus se basa en una asamblea
partidaria con los ciudadanos registrados y afiliados al partido en la que, a
mano alzada o depositando el voto en una urna, eligen a su candidato.
El sistema de Primarias puede llevarse a cabo de dos maneras:
Las Partidistas, en las cuales cada partido realiza su propia elección
de los candidatos y donde puede realizarse en varias fechas, y que a su vez
pueden ser:
Abiertas: no importa la afiliación del ciudadano.
Cerradas: sólo puede votar los afiliados al partido o los declarados
independientes que se registren como partidarios antes de la elección.
Semi-cerradas: los votantes registrados de un partido sólo pueden votar en
las primarias de dicho partido y los independientes elegir uno de los dos sin
necesidad de afiliarse.
Y las No Partidistas, que los candidatos compiten por ser nominados, sin
tenerse en cuenta el partido al que se encuentran afiliados.
CANDIDATOS.
En esta campaña de 2016, de todos los que fueron elegidos como
candidatos, hoy en día sólo quedan Hillary Clinton, quien fue nominada por el
Partido Demócrata, y Donald Trump, por los republicanos.
Ambos candidatos muy enrollados en escándalos de diversos tipos; ejemplos:
Trump por machista, xenófobo, estrafalario y por soltar estrafalarias
burradas… como el de construir un muro entre EEUU y México y que sean los
mejicanos quienes paguen el coste de tan engendro.
Hillary Clinton por sus conspirativos emails llenos de estratagemas
políticas tanto inside como outside las fronteras del país… incluyendo los de
apoyar a Israel aunque cueste la vida de 200 mil palestinos más.
Colegio electoral y el voto
Las votaciones se hacen de manera indirecta por cada Estado. Realmente,
los estadounidenses no eligen a su presidente; sino a un grupo de personas (los
llamados electores) que serán los encargados de ir a un colegio electoral y
decidir con sus votos quién será el presidente del país.
Los colegios electorales de cada Estado cuentan un número de electores
proporcional a sus poblaciones. Los estados con poblaciones más grandes tienen por tanto mayor
representación. Es decir, se escogen electores por los 50 Estados y el distrito
federal (Distrito de Columbia).
Esto
incluye que cada Estado tiene 2 senadores fijos y en referencia a su número de
electores en el Colegio electoral, tienen su número de representantes en el
Congreso del país; el cual se divide a la vez en Cámara de los Representantes y
en el Senado. Es decir, un elector por cada miembro que tiene el estado en la
Cámara de Representantes y un elector por cada miembro del Senado (que son 2
fijos).
Ahora, colegio electoral está compuesto por 538 electores. Estos tienen
la responsabilidad de votar por el “ticket electoral”; es decir, es el dúo
presidencial formado por el candidato a la presidencia y el candidato a la
vicepresidencia.
De forma general, los electores de los diversos Estados votarán a los
candidatos con mejores resultados en el voto popular. Es decir, que el
candidato que consiga la mayoría de los votos, se lleva la totalidad de los
electores del distrito o Estado. A excepción de Maine y Nebraska, en los cuales
se usa el sistema de “representación proporcional”,
en los cuales se conceden parte de sus votos electorales al ganador de las
elecciones populares y un voto al ganador de cada uno de sus distritos del
congreso.
Sin embargo, cuando el Colegio electoral ejerza su oficio al voto, el
número mágico es el que obtenga 270 votos (la mitad más uno de los electores);
el cual dará como ganador a quien asumirá el cargo de presidente enero de 2017.
Pero siempre los electores han votados a sus candidatos ¡No! Hasta en
esto violan a lo que ellos llaman democracia. En cuatro ocasiones el candidato
con más votos populares no ha resultado elegido. Ejemplos de ello son:
John Quincy
Adams fue elegido Presidente, en 1824, aunque el General Andrew Jackson obtuvo
38.000 votos populares más.
Rutheford B.
Hayes, quien en 1876, obtuvo el apoyo casi unánime de los estados pequeños y
resultó elegido Presidente, a pesar de que J. Tilden consiguió 264.000 votos
populares más que él.
Benjamin
Harrison fue elegido Presidente, en 1888, con menos votos populares que Grover
Cleveland.
George W.
Bush, quien fue elegido Presidente, en 2000, con 271 votos electorales y
gracias a la adjudicación de los votos del estado de Florida tras una
impugnación y recuento; muy a pesar de que Al Gore obtuvo casi 450.000 votos
populares más, sólo llegó a 266 votos electorales sin el apoyo de Florida.
¿QUÉ INFLUYE PARA
LAS ELECCIONES?
Por supuesto que la única manera que los candidatos sean conocidos de
manera general en su Estado y el país es a través de los medios de
comunicación. Los grandes monopolios de la información juegan un importante
papel en este engendro de lucrativos negocios.
En el negocio electoral se debe poner en juego la fortuna, ese backup
con el que cuenta el candidato; sea personal o por medio de “donativos”.
El candidato o Partido que más apueste dinero, mayor será su campaña en
los medios; mayor soporte comunicacional, mayor promoción, mayor participación
en programas de alto ranking, mayor cobertura a cada una de sus actividades
sociales, mayor cantidad de patrocinadores que se traducen en la aportación de
millones de dólares… que es igual a compromisos con estos lobbies de poder
económicos.
El país se puede estar cayendo a pedazos, la desigualdad y el desamparo puede
estar cercenando la mayoría de los derechos de amplios sectores populares, la
crisis económica puede estar ahogando a millares de familias o dejando a
millones de personas en la calle, la pobreza puede estar cobrándose vidas
humanas, los flagelos de la prostitución y las drogas pueden estar desmoronando
a la sociedad estadounidense; pero el millonario negocio de las campañas
electorales seguirá llenando sus arcas, mientras vacía las mentes de toda la
sociedad. No importa si en el proceso de llevar a quien más millones gaste a
presidente, siembra con su trabajo, un estatus de triunfalismo y poderío
universal a través de la obnubilación del raciocinio y la enajenación.
Realmente no importa la realidad que se constata en las calles, ni
tampoco las reales necesidades y carencias esenciales de la población… solo
importa hacer negocio, dar discursos que ofusquen consciencias, crear
espectáculos que generen furor por las promesas y enfoquen la opinión pública
en aspectos externos (el terrorismo, los gobiernos conflictivos y molestos, las
violaciones de los DDHH allende las fronteras, las dictaduras militares) que
finalmente son parte esencial de la misma política domestica, creada y
exteriorizada por el propio sistema político de ese país.
Entonces, nos queda la pregunta ¿Son democráticas las elecciones en EE.UU.?
Tomando
como fuente los datos del Washington Post, vemos lo que los actuales candidatos
(Hillary Clinton y Donald Trump) han logrado acumular.
Hillary Clinton
·
$556 millones: Campaña de Hillary Clinton
·
$544.4
millones: Comité del partido
demócrata y iniciativas conjuntas de recaudación de fondos
·
$188 millones: Super PACs
Total: $1.3 mil millones
Donald Trump
·
$248.3
millones: Campaña de Donald Trump
·
$486.7 millones: Comité del partido
republicano y iniciativas conjuntas de recaudación de fondos
·
$60.1 millones: Super PACs
Total:
$795 millones
¿Quiénes se benefician de estos millones? La respuesta
es simple: unos pocos listillos acaudalados que han hecho negocio a costa de la sociedad, mientras esa misma sociedad sigue
viviendo sus precariedades que no son resueltas por culpa de la ¿Crisis o por falta de democracia?
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