miércoles, 10 de mayo de 2017

Arremetida imperialista contra Venezuela

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Apoyo popular a la Constituyente
Foto: Correo del Orinoco
Tomado de ALAI. Agencia Latino Americana de Información.
Por Eduardo Paz Rada.
Sociólogo boliviano y docente de la UMSA. Escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.

Durante las últimas semanas se han acelerado los acontecimientos orientados a desestabilizar y proceder a la ejecución de un Golpe de Estado a la democracia popular y participativa de la Venezuela bolivariana, patriota y latinoamericanista, estrategia instrumentada por el imperialismo y la oligarquía en la perspectiva de avanzar sostenidamente en la región para desmontar los avances revolucionarios y los procesos de integración emancipadora de los pueblos y gobiernos de los últimos quince años.

Si inicialmente la conspiración se mostraba encubierta bajo la máscara de la defensa de la democracia y la institucionalidad, ahora se han mostrado las reales intenciones de arrasar, mediante la violencia callejera y la intervención externa, con las reformas políticas y sociales que ha conquistado el pueblo venezolano en los campos de la salud, la educación, la vivienda, el trabajo, la infraestructura, entre otros, y de controlar las reservas de petróleo más importantes del mundo y tan cercanas territorialmente a las necesidades de las grandes corporaciones económicas y políticas de Estados Unidos.

Esta acción conspirativa tiene tres líneas de intervención: en primer lugar la ofensiva internacional ejecutada por el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro respaldado por el gobierno de Washington y secundado por los gobiernos conservadores y neoliberales de Argentina, México y Brasil, principalmente; en segundo lugar la millonaria campaña mediática a través de grandes cadenas y medios de comunicación como CNN, El País de España, Clarín de Argentina y la O Globo de Brasil con repercusiones en una amplia red de radioemisoras, periódicos y canales de televisión; y en tercer lugar la acción callejera abierta y encubierta de la oposición venezolana encabezada por grupos armados y delincuenciales de “guarimbas” mercenarios.

Paradójicamente, entre los promotores del Golpe de Estado en Venezuela están  el gobierno de Michel Temer de Brasil que reclama democracia cuando el origen de su presidencia es un efectivo golpe a la presidenta legal y legítimamente elegida Dilma Rousseff y el gobierno de Enrique Peña Nieto de México, responsable de las masacres y persecuciones de estudiantes, trabajadores y periodistas.

Las iniciativas de diálogo para asegurar el proceso democrático impulsadas desde hace varios meses por el Papa Francisco y tres ex presidentes, Luis Rodríguez Zapatero de España, Martín Torrijos de Panamá y Leonel Fernández de República Dominicana, fueron sistemáticamente saboteadas por la oposición con el objetivo de continuar con su conspiración, como lo son ahora los pedidos de concertación del presidente Nicolás Maduro. La oposición golpista manifiesta su temor a la decisión democrática del pueblo venezolano que debe concurrir a las elecciones presidenciales el próximo año 2018 y al debate en una Asamblea Constituyente.
  
La firmeza del gobierno de Caracas y de su dirección política se fundamenta en las organizaciones populares de base en todo el territorio bolivariano y en todas las actividades económicas y sociales, en la movilización del pueblo venezolano, en la alianza cívico-militar que levanta las banderas de la liberación nacional y de la unidad de la Patria Grande frente al imperialismo y en la solidaridad de los pueblos de toda América Latina y el Caribe.

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