Julio García Luis dando clases en la Facultad de Periodismo de la UH (Foto: Cubadebate) |
En
la papelería de Julio García Luis (1942-2012)* aparece este texto con el
siguiente encabezado: “Carta de la UPEC a Armando S. Rollemberg con motivo de
las imputaciones de este a la prensa y la Revolución cubanas. Fechada el 17 de
febrero de 1992”. Este documento inédito hasta hoy integra parte de un
libro en preparación.
Para seguir hablando claro, en una lucha a vida o
muerte como la que hoy se le plantea a Cuba, un país acosado, abandonado por
sus antiguos aliados, sometido a todo tipo de presiones y agresiones, no hay ni
puede haber “libertad de expresión” para los contrarrevolucionarios, que son,
ciertamente, como tú dices, una exigua minoría, pero una minoría que representa
la política de la superpotencia norteamericana y que cuenta para expresarse con
todos los medios y recursos del imperio al que sirven.
¿En
nombre de qué principio político o moral se le puede reclamar a Cuba espacio
para estos elementos?
¿Acaso
en nombre del espacio que se abre a las verdades de Cuba en la prensa de
Estados Unidos y otros países occidentales?
Tú
defiendes una libertad de prensa abstracta, que no existe ni existirá en lugar
alguno. Nosotros defendemos una libertad de prensa concreta y real nacida de la
Revolución.
Esta
libertad es incompleta, es cierto. Si Estados Unidos suspendiera su bloqueo y
renunciara a la política de destruirnos, no hay duda de que se crearían
condiciones nuevas y podría haber tolerancia y flexibilidad. No tenemos ningún
temor a la discusión de ideas y a la diversidad de opiniones. Somos nosotros
mismos, los periodistas revolucionarios, quienes defendemos en Cuba el proyecto
de una prensa más abierta, variada y polémica. Pero nuestras propuestas han
quedado paralizadas por el asedio y la campaña de los que tratan de interpretar
cualquier cambio interno como síntoma de debilidad de la Revolución.
Para seguir hablando
claro, lo que tú planteas sólo sería posible con el triunfo de la
contrarrevolución y la restauración del capitalismo en Cuba, porque sólo bajo
esas premisas pudiera existir una “libertad de expresión” como la que
pretendes, que es la misma que nos reclaman desde Miami y Washington.
Tendría, pues, que
ocurrir una tragedia histórica cuyo precio en vidas humanas es incalculable,
que devolviera a nuestro país al pasado, que le arrancara al pueblo sus medios
de prensa y los privatizara, poniéndolos en manos de reaccionarios y mafiosos
—como ocurre ahora, por cierto, en algunos países ex socialistas, sin que
provoque preocupaciones en la OIP.
Nosotros pensamos
distinto. Resistir y sobrevivir ahora; superar esta etapa dura y decisiva en
que nos debatimos; y luego continuar desde adentro, con lealtad y
determinación, los esfuerzos por liberar a nuestra prensa de deficiencias e
insuficiencias, que las tiene, y que sólo nosotros podemos y debemos resolver.
Ese es nuestro camino y
en él perseveramos.
*Julio García Luis, periodista y doctor en Ciencias de la
Comunicación, fue presidente de la UPEC, Premio Nacional José Martí y
Decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
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