jueves, 25 de enero de 2018

Cuba: Irrenunciable obsesión.


Tomado de La Pupila Insomne
Por Fabián Escalante Font

Hace apenas unas horas disfruté de la película Mark Feld, magistralmente interpretada por Liam Neeson,  y dirigida por Peter Landesman, que relata algunos episodios de la vida del director adjunto del FBI e investigador acucioso del conocido escándalo político  “Watergate”, quien luego fuera conocido como “garganta profunda”, por haber filtrado a la prensa norteamericana la investigación que  realizaba.
En el filme se nos presentan los esfuerzos de la Administración  de Richard Nixon por ocultar lo sucedido, para ganar la relección y que finalmente –destapado el escandalo- condujera a la renuncia de aquel corrupto político.

Pero, ¿Cuáles fueron las causas del “Watergate”? En julio de 1972 George McGovern candidato demócrata a la Presidencia, había estado  en Cuba, conversando con Fidel sobre relaciones políticas y agresiones imperiales y algún trasnochado agente CIA informó que había “recibido” instrucciones y dinero en la Isla para apoyar su campaña electoral.
Entonces, Nixon –oportunista congénito- apeló a sus “cubanos”, un grupo de “plomeros” encabezados por Howard Hunt, Bernardo Baker,  Rolando Eugenio Martínez, James Mc Cord y Joaquín Sanjenis, el jefe de la operación 40, ya integrados como “investigadores” de la Casa Blanca, para que penetraran las oficinas del partido Demócrata, en los edificios de Watergate, colocara micrófonos y obtuviera las pruebas de “la complicidad cubana” en la campaña política del líder demócrata, para desacreditarlo y ganar las elecciones, pero la policía metropolitana los capturó in fraganti, ocupando teléfonos y datos que los vinculaban al personal de la Casa Blanca.
Ese fue el origen de “watergate” y de la investigación que narra la película, pero solo centrada en las vicisitudes del personaje del FBI y su inclaudicable posición de llegar hasta las últimas consecuencias, algo que sucederá progresivamente y entonces, el fantasma del “mecanismo cubano americano de la CIA” surgirá con sus antecedentes y sucias operaciones.
La obsesión de Nixon por aquellos días, fue muy comentada por la gran prensa de ese país, al referir la existencia de unas cintas magnetofónicas grabadas en su oficina y que fueron adulteradas, donde el Presidente refería con temor una y otra vez, la frase “Bahía de Cochinos” y a los cubanos.
¿A qué temía Nixon cuando quiso ocultar “Watergate” y exculpar a “sus cubanos”?, pues sencillamente a que la opinión pública norteamericana conociera  aquella trama anticubana de crímenes y agresiones que comenzada en “Bahía de Cochinos”  se prolongaba por más de una década, y a  que se hiciera público su consentimiento en la ejecución del Presidente Kennedy el 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas.
Bajo la impresión del filme,  desperté en la madrugada meditando sobre la historia oculta y no develada por la película, de las causas reales de “Watergate”, solapadas en la guerra emprendida por Estados Unidos contra Cuba desde el mismo día del triunfo de la Revolución.  La “irrenunciable obsesión” norteamericana por adueñarse de nuestra Patria desde épocas remotas, de la cual aquel episodio fue solo un ejemplo, razón que me impulsó a escribir estas notas.
La carta póstuma de José Martí nos alertaba de sus intenciones, al incorporarse a la “guerra necesaria” para “impedir a tiempo con la independencia de Cuba, se extienda por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América”, luego la oprobiosa intervención militar norteamericana de 1898, cuando la guerra emprendida por nuestros Mambises, estaba ganada, con “Maine” incluido, después, los gobiernos corruptos de la seudo república, tutelados por la enmienda Platt, las dictaduras de Gerardo Machado y Fulgencio Batista, las luchas de nuestro pueblo en su contra; Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Antonio Guiteras, Jesús Menéndez, Aracelio Iglesias y tantos otros líderes caidos en aquellas jornadas de rebeldía y antimperialismo.
La segunda dictadura de Batista, esta vez apoyada abiertamente por la Mafia y los capitales yanquis que planeaban hacer de Cuba un emporio del juego, la prostitución y el tráfico de drogas. Y fue entonces, que como ave fénix surgió del seno de nuestro pueblo, Fidel Castro y sus compañeros que en el ataque al Moncada nos llamaron al combate, después, el desembarco del Granma, la lucha en la Sierra, la formación del Ejército rebelde, los combates generalizados de la clandestinidad en ciudades y pueblos, y finalmente la derrota y huida del tirano.
La Revolución triunfante muy rápidamente emprendió un grupo de medidas socio-económicas y políticas en beneficio de las grandes mayorías. Obra superior será la promulgación de la ley de Reforma Agraria que devendrá en causa y consecuencia directa de la confrontación con el Imperio, que ya para entonces se percataba que no podría imponer en Cuba sus “intereses de seguridad nacional” o en otras palabras sus directrices y órdenes. En consonancia la CIA decidió –en diciembre de 1959-  que la mejor manera de liquidar la Revolución era asesinando a Fidel.
El resultado directo de aquella orden ejecutiva fue el inicio del maridaje de la CIA y la Mafia para asesinar al dirigente cubano, sacramentado en un  programa denominado ZR/Rifle, pero todo fue en vano, sobrevino la derrota imperial, incómoda y primigenia de Playa Girón, luego, la Crisis de Octubre que puso el mundo al borde del holocausto nuclear y demostró que a Estados Unidos se podía retar con sus mismas armas, y obligarlos después aceptar el compromiso de no agredir militarmente a Cuba.
Al año siguiente, el asesinato del Presidente John F. Kennedy por pretender modificar sus políticas hacia Cuba, principalmente a causa de los fracasos anteriores y en la búsqueda de algún tipo de acuerdo político, que le posibilitara continuar con sus proyectos para “pacificar” América Latina y cambiar la imagen imperial.
En 1965-67 la persecución por la CIA del comandante Ernesto Che Guevara y sus actividades revolucionarias primero en África y luego en nuestro Continente, en tanto, él era genuino representante de la Revolución cubana, en su accionar solidario por los pueblos del mundo en busca de sus  libertades esenciales. Su asesinato en Bolivia por sicarios de origen cubano, liderados por Félix Rodríguez Mendigutía y luego las campañas mediáticas para su descrédito –organizadas por Antonio Veciana-  también fracasaron.
En julio de 1968 elementos del “mecanismo” encabezados por David Morales, George Joannides y Gordon Campbell operativos de la JM/Wave, asesinaron a Robert F. Kennedy, candidato demócrata a la Presidencia de Estados Unidos, probablemente por sus posiciones liberales en temas tan controvertidos como América Latina, Cuba y Vietnam.
En la década de los setenta, con Richard Nixon al mando de la nación norteamericana, la CIA inició, la denominada “guerra por los caminos del mundo” por parte de los grupos terroristas autónomos, contra objetivos diplomáticos cubanos y simpatizantes del cambio a la política hostil hacia Cuba. En ese periodo, se colocaron 202 bombas en instituciones cubanas en el exterior, derribaron el avión de Barbados y realizaron atentados a emigrados cubanos que propugnaban un cambio de política, mientras el FBI reconoció haber investigado 103 atentados dinamiteros y seis asesinatos
A ello habría que sumar, que la CIA había introducido en Cuba  la peste porcina africana, que líquidó la masa porcina del país en dos ocasiones, el dengue hemorrágico que afectó a decenas de miles de cubanos y ocasionó la muerte a 158 personas de ellas 101 niños y otras enfermedades dirigidas a la agricultura para exterminar por hambre a nuestro pueblo.
En 1971, la Unidad Popular de Chile dirigida por Salvador Allende triunfó en las elecciones presidenciales y la CIA designó a sus mejores oficiales para derrocar aquel gobierno, los mismos dedicados por siempre y para siempre al “asunto cubano”( David Phillips, David Morales, Howard Hunt y otros), algo que finalmente van a lograr el 11 de septiembre de 1973, no sin que antes, Fidel Castro recorriera aquel país y explicara masivamente las experiencias revolucionarias de nuestro pueblo y alertara sobre la ofensiva imperial en marcha, lo cual concitó al menos 5 complots homicidas en su contra.
Después, en el periodo 70-80, las bombas contra los aviones cubanos, los asesinatos de líderes chilenos, acusados de liberales y procastristas o blandos, tales como los generales René Schneider, Carlos Pratts y el político Orlando Letelier se hicieron frecuentes, dirigidos por la Central de Inteligencia Chilena y con la cooperación de Orlando Bosh, los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampol, Alvin Ross y otros asesinos.
A finales de los 80, este grupo  encabezado por Bosh, devenidos en criminales a sueldo aceptaron los “contratos de muerte” contra los presidentes Jaime Roldós de Ecuador y Omar Torrijos de Panamá, ambos sindicados de posiciones liberales y el último, por tener relaciones con Fidel Castro.
En 1975, el gobierno de la Republica de Angola, en uso de sus facultades legítimas y soportando una ofensiva militar surafricana que pretendía frustrar la independencia, solicitó nuestra ayuda militar, que condujo al traslado a ese país de importantes contingentes militares, quienes en combates desiguales vencieron a las tropas del Apartheid y condicionaron la firma de un tratado de seguridad y paz, factor decisivo en la independencia de Sudáfrica y la eliminación de la segregación racial.
En aquellos combates también estuvieron mercenarios del “mecanismo”: Rafael Quintero, Carlos Amador, Joaquín Sanjenis, Félix Rodríguez Mendigutía, David Morales y otros más que “asesoraban” a las tropas racistas.
Mientras, en 1979 triunfaba la Revolución Popular Sandinista que sacó del poder a una de las dictaduras más añejas del Continente y a la cual Cuba, en ejercicio de solidaridad legitima, ayudó, primero en la guerra y después en la reconstrucción del desbastado país. Estados Unidos entonces, desató la guerra de los “CONTRAS” que también fue derrotada por los Sandinistas y que dio origen al conocido escándalo del IRAN-CONTRA y, sorpresa, otra vez nos encontramos -como organizadores del narcotráfico que garantizaba los fondos para la guerra-, al “mecanismo cubano americano de la CIA y la Mafia”, representado por tres de sus ilustres miembros: Ramón Milián Rodríguez, Félix Rodríguez Mendigutía y Luis Posada Carriles.
En los años 90, Estados Unidos, para incrementar la asfixia económica  de Cuba, abandonada por la URSS que se desmoronaba en pedazos a consecuencia de sus propios errores, organizaron otra campaña de terror, dirigida por la Fundación Cubano-Americana, el nuevo rostro del “mecanismo”, esta vez dentro de Cuba, contra el turismo extranjero, y nuevamente volverían a explotar bombas en nuestros hoteles, restaurantes y centros nocturnos, pero fracasaron otra vez.
Con el nuevo siglo, los mandantes en Estados Unidos decidieron que ya era hora de terminar con el ejemplo cubano, que había germinado en Venezuela, y se apretaron todas las tuercas del bloqueo económico, político, científico, técnico cultural e informativo que padecemos por casi seis décadas. Campañas de guerra sicológica, provocaciones de avionetas piratas, en fin, han realizado todo lo posible con un breve paréntesis en el gobierno de Barack Obama que tomó la osada decisión de reconocer que había que cambiar los métodos fracasados para lidiar con Cuba, e implementar nuevas políticas que con los mismos fines, tuvieran componentes distintos y “desde adentro”.
Mientras la Revolución cubana seguía su inmensa obra. Un dato reciente que escuché en la radio cubana: solo en Bolivia en los pocos años de relaciones existentes, colaboradores cubanos y personal de salud han dado 60 millones de consulta a su población y operaron a 200,000 personas afectadas por enfermedades de la visión, además participaron en la alfabetización de millones de pobladores en el programa “yo sí puedo” y ello sin contar lo realizado en Venezuela, otros países del Continente, el Caribe y África, siendo nuestros médicos los primeros que enfrentaron la terrible epidemia del Ebola a riesgo de sus vidas. Si ello no es solidaridad, amor al prójimo, lealtad, amistad, entonces, como diría un cristiano: ¡Que baje Dios y lo niegue!
Sin embargo, el nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump -que no ganó el voto popular- y representante del poder real, eliminó de un plumazo, los avances antes obtenidos en las relaciones entre ambos países.
¿Es realmente una política caprichosa la de Trump? ¿Podemos esperar cambios a mediano plazo de ella? Sinceramente no lo creo. Allá en el Norte no mandan ni los Marco Rubio ni los Bob Menéndez, sino el poder real, entiéndase el complejo militar industrial congresional, los petroleros, el imperio financiero y…. el complejo de Inteligencia y Seguridad de ese país con la Agencia Central de Inteligencia a la cabeza, que no perdonan el pecado original de los cubanos: HABER REALIZADO UNA REVOLUCION VERDADERA a sus puertas y mantenerla por más de medio siglo.
No me hago ilusiones. Por las informaciones conocidas de la prensa imperial, ya está en marcha una nueva ofensiva contra Cuba que hay que derrotar, armando a nuestro pueblo –como nos enseñó Fidel- con ideas,  conceptos,  nuevos proyectos socialistas y revolucionarios. Haciendo más Revolución, enarbolando las banderas de la dignidad, la democracia, la independencia y el  patriotismo.

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