Por Angélica Paredes López.
Siguiendo las
directrices planteadas por el presidente Donald Trump en su Memorando
Presidencial del 16 de junio del pasado año, el gobierno de Estados Unidos
anunció este martes la creación de una nueva Fuerza de Tarea en Internet
dedicada a subvertir el orden interno en Cuba.
Según
el comunicado emitido por el Departamento de Estado, el Grupo Operativo está
compuesto por funcionarios gubernamentales y no gubernamentales, con el
objetivo de “promover el libre flujo de información” en la Isla vecina.
Según el comunicado emitido por el Departamento de Estado, el Grupo
Operativo está compuesto por funcionarios gubernamentales y no gubernamentales,
con el objetivo de “promover el libre flujo de información” en la Isla
vecina.
Una “fuerza de tarea” o “fuerza operativa” (task force en inglés) es una
terminología que proviene de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y define
una unidad temporal establecida para trabajar en una operación o misión
concreta.
Pero, en realidad, ¿por qué no nos sorprende? Es que los cubanos jamás
olvidaremos nuestra historia. ¿Cómo hacerlo ante una maquinaria diseñada para
fabricar permanentemente proyectos subversivos orientados a un “cambio de
régimen” y la destrucción de la Revolución cubana?
Durante décadas, a lo largo del diferendo Cuba-Estados Unidos, frases como
“trabajar por la libertad de expresión” y “expandir el acceso a Internet en
Cuba” han sido utilizadas por Washington para enmascarar planes
desestabilizadores con el uso de las nuevas tecnologías.
Ciertamente, estos planes subversivos no son nada novedosos, datan de hace
muchos años. En apariencia, presentan proyectos que pueden resultar atractivos,
pero en su esencia existe un carácter injerencista, un tramposo y sutil intento
de quebrantar el sistema político establecido en Cuba hace más de medio siglo.
La subversión contra nuestro país ha sido una constante desde 1959, a la
que no renuncia el gobierno norteamericano, que sigue dedicando recursos
millonarios para promover una supuesta oposición artificial en la Isla.
Desde 1996, cuando se creó oficialmente el Programa Cuba de la Agencia de
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el gobierno de Estados
Unidos ha destinado millones de dólares para la promoción de proyectos
subversivos contra la nación.
Para nadie es un secreto que los organismos de inteligencia norteamericanos
han orquestado y ejecutan múltiples planes subversivos contra Cuba, usando para
ello las más sofisticadas tecnologías.
Las denuncias realizadas en 2014 por una investigación de la agencia de
prensa estadounidense AP, acerca de la existencia de un proyecto secreto de la
Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID) para crear
un supuesto “Twitter cubano”, denominado ZunZuneo, son apenas la punta del
iceberg de la gigantesca campaña subversiva montada contra la Isla.
La investigación de un equipo de la AP reveló los planes de crear una red
de comunicaciones clandestina, diseñada a través de empresas de fachada
constituidas en secreto y financiadas con transacciones de bancos extranjeros.
El proyecto, denominado ZunZuneo, durante casi tres años utilizó números de
teléfonos celulares de cubanos obtenidos de forma ilícita, para atraer sobre
todo a los jóvenes, ofreciéndoles mensajería gratuita, recibir noticias de
interés y crear comunidades de usuarios. ZunZuneo buscaba, “cuando se dieran
las condiciones”, mandar mensajes para incitar a la desestabilización en el
país.
El proyecto llegó a engañar a más de 40 000 usuarios, pues no sabían que se
trataba de una operación secreta de la USAID y el Departamento de Estado, ni
mucho menos que sus datos personales y los mensajes estaban siendo estudiados
para reunir información personal, como sus gustos e inclinaciones políticas.
Pero, la historia de la subversión contra nuestro país es mucho más larga.
El gobierno estadounidense financia y dirige transmisiones de radio y
televisión contra Cuba, la misma nación a la que somete al más largo bloqueo
económico, financiero y comercial de la humanidad.
Estados Unidos persiste en su fallido guión para influir en las personas,
desestabilizar el país y provocar cambios en el ordenamiento político, social y
económico de la Isla.
Los cubanos sabemos bien que numerosas agencias estadounidenses y en
especial la USAID, usan las redes sociales de manera encubierta para la
propaganda, el engaño, la mensajería masiva y la construcción de historias
falsas.
Ya lo vimos en otros países del mundo: en una primera etapa se enviarían
mensajes supuestamente “nobles”, como noticias de deportes, música y cultura; y
después comienzan a introducirse otros con marcado contenido político que
incitarían a revueltas populares.
Recordarán ustedes también la denuncia que hace pocos años hizo Cuba acerca
del programa Piramideo que promovía la creación de una red de amigos,
ofreciéndoles la posibilidad de que una persona enviara a los miembros de su
pirámide un mensaje de texto masivo por el valor de un solo mensaje.
Asimismo, fue puesta en evidencia otra iniciativa de la USAID que pretendía
montar redes inalámbricas clandestinas en Cuba, como parte del proyecto
denominado Conmotion. La finalidad era ofrecerles a supuestos “especialistas
tecnológicos cubanos” el equipamiento necesario para sus propias redes, y
posteriormente enlazar éstas a otras en el exterior, creando un tejido de
usuarios para desinformarlos de la situación nacional o convocándolos a
manifestaciones.
Ante estas injerencias, Cuba ha reiterado que agresiones como éstas y otras
formas de guerra no convencional, jamás podrán detener los esfuerzos del
gobierno cubano para utilizar las nuevas tecnologías en pos del bienestar
común, el desarrollo económico, cultural y social de su pueblo.
La nueva Fuerza de Tarea en Internet dedicada a subvertir el orden interno
en Cuba, no es más que otro capítulo de la escabrosa y bochornosa política de
Estados Unidos contra la nación cubana.
Por decisión soberana, sin condicionamientos, ni imposiciones, el gobierno
cubano ha reiterado que seguirá impulsando su estrategia de informatización de la
sociedad y el aumento gradual del acceso de la ciudadanía a la red de redes.
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