Por William Sotolongo García.
En los últimos diez años la
situación en América Latina es otro interesante ejemplo de cómo el imperio ha
implementado el denominado “golpe suave”, cuyo autor, Gene Sharp,
ya había tenido su coronación con la aplicación y éxito de sus Métodos
de Acciones No Violentas, con la caída del bloque socialista europeo a
finales de los años 80 del siglo pasado.
Pudiéramos decir entonces que el
golpe suave es la tesis refinada del modelo táctico de acciones no violentas.
Más aun, es la representación más acabada, hasta hoy, de la escuela nazi de
comunicación política, sino, valoremos estas palabras de Adolfo Hitler:
“La propaganda debe ser
sencilla, elemental y masiva. Dirigida a los sentimientos, no a realizar
complicados análisis científicos, y ajustada a las entendederas de los miembros
de la sociedad menos brillantes.
Es para las masas, no para los intelectuales…
Y debe ceñirse a unas pocas ideas, presentadas una y otra vez desde distintos
ángulos, pero siempre confluyendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni
dudas… Y debe ser razonablemente realista, pues de lo contrario la experiencia
cotidiana del público le hará perder credibilidad”.
Pero no es una sorpresa
encontrar estos enlaces histórico-profesionales, pues recordemos que los
principales estrategas de la escuela alemana de propaganda de guerra de la
contienda mundial fueron perdonados e instalados en Estados Unidos para ser
partícipes de la estrategia hegemónica de ese país en la nueva etapa que se
avizoraba en la posguerra.
¿Cómo ejecutar una nueva guerra
ideológica contra el naciente bloque socialista? ¿De qué modo influir en el
resto del mundo para posicionar el modelo capitalista como el símbolo de
desarrollo y progreso de la humanidad?
Pero aun, ¿cómo hacer, para que
millones de mentes defendieran ese modelo y no pensaran que otro mundo era
posible?
Hago esta introducción porque lo
que se debate en Nicaragua no es la caída de un gobierno con raíces de pueblo,
sino la experimentación en un campo de batalla real de las técnicas más
avanzadas de comunicación política en una región muy diferente a la europea y
con un público más vilipendiado y polarizado que el de otras regiones del
mundo. Una victoria aquí de la escuela de Comunicación Política norteamericana,
sería el traje a la medida del modelo Sharp para la América Latina de los
gobiernos populares o de izquierda.
Lamentablemente, esto no ha sido
lo suficientemente interiorizado por las autoridades de países de América
Latina y sobre todo por los responsables de combatir, neutralizar y avanzar en
esta guerra de ideas. A lo largo de este análisis veremos por qué.
El nombrado “golpe suave” está
estructurado en cinco etapas, las cuales no usan las armas de una guerra
convencional, pero sí utilizan armas silenciosas, aquellas esbozadas en las
tesis adjudicadas al Grupo Bilderberg, que se recogen en Silent weapons
for quiet wars, Operations Research Technical Manual TM-SW7905.1,
un documento de la Inteligencia de la Marina de los Estados Unidos, cuya
introducción plantea:
“Todo lo que se espera de un
arma ordinaria es esperado para un arma silenciosa por sus creadores, pero se
diferencian solo por su manera de funcionar.
“Estas armas disparan
situaciones, en vez de balas; propulsadas por el tratamiento de la información,
en vez de reacción química (…) En consecuencia, el arma silenciosa es un tipo
de arma biológica.
“Ella ataca la vitalidad, las
opciones y la movilidad de los individuos de una sociedad, conociendo,
entendiendo, manipulando y atacando sus fuentes de energía social y natural,
así como sus fuerzas y debilidades físicas, mentales y emocionales.”
Esta es la primera etapa en el
protocolo de las guerras modernas, el primer golpe, que no es aéreo, ni de
artillería, es un golpe en la mente de las personas para modificar el
pensamiento social sobre los objetivos definidos. Un golpe mortal, que no tiene
nada de suave, pues puede cambiar la correlación de fuerzas de una sociedad, de
un país, de una región o de buena parte del mundo en poco tiempo.
Veamos entonces la estructura de
este tipo de “golpe intangible”, pues una de sus premisas fundamentales es que
el enemigo real se diluye, se transparenta para los públicos objetivos. El
blanco y “enemigo mediático” pasa a ser el gobierno y la fuerza política que
debe ser arrasada.
1ra etapa: Ablandamiento:
Desarrollo de
matrices de opinión centradas en faltas reales o potenciales.
Escalonamiento de
los conflictos y promoción del descontento.
Promoción de
factores de malestar, entre los que se destacan: el desabastecimiento, la
violencia y la hiperbolización de la criminalidad, la manipulación del dólar y
su impacto cambiario, el paro patronal (lockout), entre otros.
Denuncias de
corrupción, promoción de intrigas sectarias y fractura de la unidad.
2da etapa:
Deslegitimación:
Manipulación de los
prejuicios anti-comunistas (anti-populistas).
Impulso de campañas
publicitarias en defensa de la libertad de prensa, derechos humanos y
libertades públicas.
Acusaciones de
totalitarismo y pensamiento único.
Fractura
ético-política.
3ra etapa: Calentamiento de
calle
Expansión
de los conflictos y fomento de la movilización de calle.
Elaboración de una
plataforma de lucha que globalice las demandas políticas y sociales.
Generalización de
todo tipo de protestas, exponenciando fallas y errores gubernamentales.
Organización de
manifestaciones, tranques y toma de instituciones públicas (no respeto a las
instituciones) que radicalicen la confrontación.
4ta etapa: Combinación de
diversas formas de lucha
Organización de
marchas y tomas de instituciones emblemáticas, con el objetivo de coparlas y
convertirlas en plataformas publicitarias.
Desarrollo de
operaciones de guerra psicológica y acciones armadas para justificar medidas
represivas y crear un clima de ingobernabilidad.
Impulso de campañas
de rumores entre fuerzas militares e intentos de desmoralizar a los organismos
de seguridad.
5ta etapa: Fractura
institucional
Sobre la base de las
acciones callejeras, toma de instituciones y pronunciamientos militares, se
obliga a la renuncia del presidente. En caso de fracaso, se mantiene
la presión de calle y se traslada hacia la resistencia armada.
Preparación del
terreno para una intervención militar del imperio o el desarrollo de una guerra
civil prolongada.
Promoción del
aislamiento internacional y el cerco económico.
Este accionar está movilizando a
la oposición en Nicaragua y presionando a las fuerzas sandinistas que por
momentos se han visto como desorientadas, sorprendidas con la rapidez de la
implementación de estas acciones.
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