Por Marco Velázquez Cristo.
Los nuevos ideólogos, los que abundan hoy en el espectro político de la Cuba de la internet, con su usual estilo camaleónico de escribir, hilvanan textos en los que afirman que, en Cuba existe una hegemonía del estado que beneficia y defiende intereses grupales en detrimento de los de la gran mayoría. Como es habitual las principales ideas se solapan detrás de aparentes reclamos revolucionarios y de títulos que enmascaran el alcance real de lo que están planteando.
El planteamiento de que el gobierno cubano, “debe poner la hegemonía que posee en función de intereses sociales” y no utilizarla para favorecer a grupos que no cuenten con el respaldo de la mayoría, encierra la malsana intención de catalogarlo de dictadura. Una vieja imputación del gobierno norteamericano y de la contrarrevolución, dirigida a despojar de legitimidad la institucionalidad del país.
¿Creen los aspirantes a Antístenes que sus relaciones son la mayoría o están repitiendo lo que les dictan en o desde Washington?
Se duelen de no poder ser revolucionarios independientes lo que según ellos los priva de participar de forma autónoma en el debate político nacional. Es evidente que este planteamiento esconde apetencias políticas insatisfechas y egos desbocados. Desean legitimarse utilizando tribunas del estado, porque estrados propios o de los que les facilita el enemigo poseen innumerables. No están ausentes las ansias de crear sus propios partidos.
Buscando esa autentificación reclaman que CUBADEBATE y el Granma los publiquen, su no aparición en esos medios los hace sentirse según su propio verbo “revolucionarios de segunda”, paradójicamente aseguran que los blogueros a los que llaman de “vanguardia” (los que los rebaten y defienden las propuestas aprobadas por la mayoría del pueblo) son poco leídos e incapaces de generar empatía”. Si es así ¿Qué hacen reclamando que los publiquen en CUBADEBATE y el Granma que no son blogs pero que sus publicaciones defienden la misma línea de los que afirman que nadie lee?
Como planteaba el Che, ser revolucionario es alcanzar el escalón más alto de la especie humana. A él no se asciende hablando boñiga en las redes, sentado en un aula recibiendo lecciones del enemigo, asistiendo a eventos financiados por este o vagabundeando intentando hacer politiquería barata, tampoco rehuyendo el sacrificio. El Che ese al que tanto citan demostró con sus actos lo que debe ser un revolucionario.
"Quien piensa en sí no ama a la Patria."
José Martí.
Horrorizados afirman que, es como si la microfracción de Aníbal Escalante se estuviera haciendo realidad hoy. Hay que preguntarles ¿Quiénes son los de la microfracción?, ¿A que potencia extranjera se quieren aliar?, ¿Quiénes dentro del gobierno la dirigen?, no pueden responder estas preguntas porque su afirmación no tiene sustento alguno.
Estos sombríos predicadores del miedo que le ponen etiquetas a otros, si son por su propia esencia fragmentadores, sino, ¿Quiénes desean el pluripartidismo?, ¿Quiénes constantemente buscan y entran en contacto con el enemigo?, ¿Quiénes coinciden y expresan similares ideas a las de los que quieren deformar la imagen de la revolución y su gobierno?, ¿Quiénes públicamente han demostrado sus ansias de poder, manifestando incluso sus aspiraciones de llegar a presidentes de Cuba?
"La patria necesita sacrificios. Es ara y no pedestal. Se le sirve, pero no se la toma para servirse de ella."
José Martí.
Parecen monos con navajas en sus manos lanzando sin ton ni son cuchilladas a diestro y siniestro, así terminan imputándole a los que ellos denominan como estrategas ideológicos el estar aumentando la polarización de la sociedad. Este tipo de polarización es aceptado que puede ser entendida como el resultado de la desigualdad extrema de ideologías, por lo tanto, están asumiendo que tienen una ideología contrapuesta a la del estado.
Dejando a un lado el desliz hay que aclarar que en Cuba no existe tal polarización, pues los que adversan la revolución son infinitamente menos que los que la apoyan. No existe como quieren hacer ver un enfrentamiento entre grupos.
¿Cómo harían política estos Demóstenes?
Basta ver como oportunistamente se lanzan a protestar por una “injusticia” que nadie ha cometido supuestamente con un excelso representante de las fake news, repiten las mismas mentiras que este y terminan con el fondillo al aire. Lo interesante es que intentan usar la situación para apuntalar su teoría de la hegemonía estatal, mientras pretenden aparecer como paladines de la defensa de la verdad y la justicia.
Es la clásica forma de practicar la política de occidente, principalmente de los que en EE.UU. viven de esos menesteres. Observan el escenario circundante y cuando creen haber encontrado una vulnerabilidad en quienes consideran sus enemigos, buscan aprovecharla para desacreditarlos, ganar adeptos, elevar su prestigio e influencia restándole apoyo al adversario.
Es una forma sucia de actuar llena de hipocresía, en la que se manipula la opinión pública sin ningún pudor, desprovista de toda ética. Es la que les han enseñado sus experimentados profesores en USA.
Los grandes problemas de estos “revolucionarios” están en confundir deseos con realidad, espejos con ventanas y creerse lideres con capacidad de influencia y posibilidades de convencer a la gran mayoría de lo apropiado de sus propuestas, cuando en realidad fuera de sus círculos de relaciones y de algún público de la internet no son conocidos, además que como políticos no son reconocidos por nadie en Cuba, mucho menos como figuras relevantes de la vida social del país.
Ante esas ínfulas vale decirles, ustedes no son ná, ni chicha ni limoná.
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