Raúl Roa (merecidamente llamado Canciller de la dignidad) y el Comandante Fidel Castro Ruz |
Tomado de Siempre con Cuba.
Revolucionario de dos generaciones y dos revoluciones, la que se frustró en 1933 y la triunfante en 1959, Raúl Roa será recordado como Canciller dela Dignidad, calificativo justamente ganado por su brillante ejecutoria al frente de las relaciones internacionales de Cuba.
Este hombre menudo, todo nervio, bromista, culto y valiente, nacido el 18 de abril de 1907, trasciende por el combate que desde las aulas universitarias, la tribuna y la calle, libró a lo largo de seis décadas para defender las ideas y los intereses más genuinos dela Revolución.
Sus artículos periodísticos, escritos entre 1926 y 1935, permiten apreciar el desarrollo y profundización de su pensamiento martiano y marxista, admirablemente ajustado a los problemas esenciales de la época cubana y universal.
En abril de 1979, en el acto de investidura como Profesor de Mérito dela UniversidaddeLa Habana, la doctora Vicentina Antuña subrayó: “Descolló entre aquellos jóvenes, lector insaciable, poseía una cultura literaria e histórica poco común entre muchachos de su edad, así como definidos criterios sobre los problemas sociales de Cuba y América, sustentados por las lecturas marxistas que realizaba (…)”
Durante la revolución del 30 ocupó su puesto en la primera fila en las protestas callejeras, redactó el Manifiesto del Directorio Estudiantil al Pueblo de Cuba y estuvo todo el tiempo en el vórtice de los acontecimientos. Lúcido testimoniante de esa convulsa etapa dejó en su libroLa Revolucióndel 30 se fue a bolina, el más completo análisis de las causas del fracaso de aquel proceso.
Legó igualmente el más hermoso ejemplo de lealtad revolucionaria hacia Rubén Martínez Villena. El triunfo popular de enero del 59 significó para él otra vuelta a aquellos tiempos precursores en los cuales se estremeció la sociedad y comenzaron a cumplirse los sueños amasados junto a Mella, Rubén, Trejo, Guiteras, Pablo dela Torrientey otros jóvenes heroicos.
Situado en la vanguardia, que nunca abandono, libró como canciller memorables jornadas enla OEA, la ONU y en los más diversos foros internacionales. Sus discursos fijaron con claridad firmeza y elocuencia los principios y posiciones inclaudicables dela Revoluciónsocialista. Su verbo, pronto a la réplica contundente, cual estilete con filo, contrafilo y punta, se hizo terrible para los enemigos.
La sabiduría adquirida y ya madura estuvo entregada sin límite y hasta su último aliento a moldear creadoramente la política exterior dela Revolución.
Falleció el seis de julio de 1982. En la oración fúnebre pronunciada al pie de su tumba, Armando Hart Dávalos afirmó: “Roa supo interpretar en forma cabal la línea y las posiciones de Fidel.” (Por Ángel Rodríguez Álvarez / AIN)
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