martes, 11 de septiembre de 2012

Una entrevista aun vigente: "EL LEVANTAMIENTO DEL BLOQUEO JAMAS SIGNIFICARIA UN PELIGRO PARA LA CULTURA CUBANA"

Tomado de La Jiribilla Cubana.

Ricardo Alarcón, presidente del Parlamento cubano, reflexiona sobre las huellas de la intervención de Fidel conocida como “Palabras a los intelectuales”, y otros muchos temas de las relaciones cultura con la emigración cubana y la vida intelectual y artística entre ambos países. "Los cubanos tenemos el deber de ayudar a nuestros compatriotas dondequiera que vivan"... “Luchar contra la mafia, y contra el imperio que la inventó y la sostiene, ha sido, es y será una admirable proeza de nuestra Patria. Llevar a cabo esa lucha allá, en medio de esa descomunal porquería, descubrir sus siniestros planes contra Cuba, mantener intactos la integridad y los valores de su pueblo, como lo han hecho los cinco compatriotas recién condenados por un tribunal miamense, es una heroicidad que las palabras no pueden describir”, afirma en exclusiva para La Jiribilla
Por Rosa Miriam Elizalde | La Habana
CONSPIRAR EN LIBRERIAS
Se cumplen por estos días cuarenta años de la intervención de Fidel conocida como Palabras a los intelectuales”. Usted, que era dirigente de la FEU en junio de 1961, ¿podría contarnos en qué contexto se produjo ese suceso y qué estela ha dejado?
—Se puede afirmar que en Cuba, con la Revolución, surgió una intelectualidad y su público. No quiere decir que no existieran grandes escritores y artistas anteriormente, pero tanto ellos como sus destinatarios eran minorías. Independientemente de los aportes que hicieron muchos de esos intelectuales antes de la Revolución, no se puede decir que hubo una intelectualidad integrada orgánicamente. Hay múltiples evidencias de lo que era la vida cultural antes de la Revolución. Por ejemplo, escritores de mucha valía que publicaron sus obras costeándose ellos mismos las ediciones, estas últimas de muy cortas tiradas para que las leyeran gente que por su parte publicaban sus cosas también costeándose los gastos.
Tengo recuerdos de aquella época. El famoso concierto de Alicia Alonso en el estadium de la Universidad en época de Batista. ¿Por qué fue ese concierto ahí? Era una forma de responder a la pérdida del subsidio, bastante modesto por cierto, que había obtenido el Ballet del anterior gobierno. El grupo Los Once se dio a conocer exponiendo en el Salón de los Mártires de la FEU. Para ellos no había ni un local donde poder presentar sus obras. Estudiaba Filosofía y Letras y recuerdo que a nuestras conferencias semanales, como parte de nuestras actividades en la Sociedad Cubana de Filosofía, asistía un público integrado por media docena de personas. No se puede decir que en Cuba no hubiera personas dedicadas a la filosofía en aquella época, pero nos cocinábamos todos en una olla no muy grande.
Recuerdo haber conspirado en librerías de La Habana. Ahora pienso en eso y lo miro desde otro ángulo: ¿cómo se podía conspirar en una librería? Porque era un lugar desértico. Había algunas librerías que usábamos para realizar contactos clandestinos, para trasegar propaganda y otras cosas. Cualquiera podía entrar, pero poca gente deambulaba por ahí. Cuando piensas en la realidad de la Cuba de hoy y en la que empezó, la que estalló al triunfo de le Revolución, se puede apreciar la diferencia.
NUNCA MÁS GRUPOS AISLADOS
Ahora, ¿qué ocurre con la Revolución? En primer lugar, la enorme transformación del país en meses: la Reforma Agraria, la eliminación prácticamente de la pobreza absoluta, del desempleo, algo que se hizo de inmediato con pocas medidas. La rebaja de los alquileres, las medicinas. En fin, toda una serie de medidas que van a emancipar socialmente a grandes masas. Y eso tiene desde el principio un componente cultural muy fuerte: la alfabetización; la nacionalización de la enseñanza; en el caso universitario, la reforma universitaria; el plan de becas. Uno ahora lo puede ver como una “simpleza”, pero hay que recordar que en aquellos días se estableció un plan de becas para que el muchacho del campo, el que no podía pagar ni siquiera la matrícula de la universidad que no era tan cara, y que no podía sostenerse en la ciudad. Sin haber cambiado la sociedad cubana, comenzar con el plan de becas al inicio de la Revolución significó tener que utilizar grandes edificios de La Habana para alojarlos. Tres de los edificios mayores de la ciudad de La Habana se llenaron de jóvenes. Había una masa de muchachos que no hubiera podido estudiar, si no hubiera sido de ese modo, sin la extensión de la actividad universitaria, su irradiación por todo el territorio nacional. En aquellos tiempos se hablaba de la universalización de la universidad, que tuvo también importancia en el sentido de democratizar la educación. No era solo moverse hacia la capital para estudiar una carrera, sino que de la capital salieron los núcleos de los que saldrían facultades y nuevas universidades en nuestro país. Y la educación obrero-campesina: más allá de la alfabetización, ¿cuánta gente comenzó a estudiar en Cuba por las noches o mediante estudios dirigidos, sistemas de encuentros, etcétera?
A eso súmale los instructores de arte y las ediciones masivas. Se acabó el drama del poeta buscando quién le prestaba dinero para publicar quinientas copias de su poemario. Aparecieron ediciones de decenas de miles de ejemplares de libros. Te voy a poner algunos ejemplos personales. En aquella época se hizo algo parecido a lo que se está haciendo ahora, una experiencia que se llamó la Universidad Popular, que se transmitía los domingos al mediodía. Un programa de televisión tipo conferencias, y además publicábamos los folletos, los textos de las conferencias en ediciones de decenas de miles de ejemplares que desaparecían.
En 1975 ó 76 yo iba caminando con unos amigos cerca de Guane, íbamos hacia Guanahacabibes, y me presentaron a un campesino, un muchacho joven alto, delgado. Y él me dice: “Sí, yo lo conozco” (yo era entonces el embajador de Cuba en la ONU). Usted era, el de la Universidad Popular.” Aquel hombre allá, en los remates de Pinar de Río, siguió con tanta fijeza el programa, que me reconoció. Y ya para esa época hacía más de diez años que el programa no existía. Sin embargo, él me identificó no por la FEU, ni por la embajada en la ONU, sino por un programa que la gente veía con avidez, con un nivel de audiencia elevadísimo. Es decir, hay todo un cambio y una transformación que, además, estábamos iniciando realmente.
Creo que el sentido principal de “Palabras a los Intelectuales”, de la intervención de Fidel en aquella ocasión, era una invitación a los creadores a sumarse a participar, en una obra que estaba comenzando apenas en el plano de la cultura, de la transformación profunda de la espiritualidad en nuestro país; una invitación a que aportaran su contribución a continuar avanzando por un camino que estábamos en aquel momento realmente inventando. Sin exclusiones, sin sectarismos, con la mayor amplitud, con el espíritu de sumar, de incorporar. Creo que esa es la intención del texto. Las “Palabras a los Intelectuales” están enmarcadas y precedidas, además, por muchas discusiones y debates entre los propios creadores cubanos. No olvides que, mientras estaba pasando esa gran transformación, ¿qué es lo que había en Cuba en el plano intelectual? Algunos escritores, algunos pintores, músicos, pero todos aislados en un oasis, en un mundo que no se puede comparar con lo que iba a venir después. Iban a descubrir que escribían, pintaban o interpretaban su música para millones de gentes; en todas las actividades de la cultura, pues, exceptuando la música popular, ninguna actividad en este sector tenía un sentido masivo, una participación real de la gente. De entonces para acá, la cosa cambió para siempre. Nunca más fue una actividad de grupos reducidos, sino una gran participación de la sociedad cubana.
NO SON PALABRAS EN EL VACIO
—Entonces, ¿por qué los enemigos de la Revolución suelen interpretar estas palabras de Fidel como una propuesta a la exclusión?
—A cada rato me encuentro por ahí con intentos de falsificar las “Palabras”. Se reduce todo un discurso a una sola frase, manipulada además. El discurso no se produce en el vacío. No es un hombre hablando consigo mismo. Es un discurso en medio de una gran reunión donde él hace un montón de consideraciones, de análisis de algunas de estas cosas que ya he dicho. Y la famosa frase: “Dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada” ha sido leída como fuera de la Revolución nada, que es la visión más sectaria, más absurda. Nunca se dijo así y todo el discurso lo está probando. Se pueden sacar varias frases de ese discurso de Fidel que hablan de la libertad estilística, la variedad, la diversidad de cada cual con su propio aporte. No era un llamado a poner en fila india a los artistas. Pero además, y también se olvida eso, ubiquémonos un poco en el contexto. No era un país con un enorme movimiento cultural, con miles de creadores, con una actividad cultural super amplia; ni viene un señor ahí a decir: “un momentico, nada fuera de esto; la línea es esta”. No señor. Es un país donde había una gran precariedad y la Revolución ya había ido creando las bases para el tremendo florecimiento cultural que luego se da en este país. Y es ese el contexto de la discusión. Y Fidel traza ahí un enfoque que es aplicable hoy mismo. Las ideas fundamentales tienen una vigencia absoluta.
—¿En qué momento están las relaciones culturales con la emigración? ¿Cuáles son los problemas que la lastran?
—No sé si sería mejor hablar de las emigraciones, porque hay que tomar en cuenta este aspecto, para poder definir después los problemas que la lastran. Hay una primera emigración, la emigración olvidada, la ignorada. Los que escriben fuera de Cuba, con muy pocas excepciones, se presentan como si ellos hubieran sido los “Cristóbal Colón”, los primeros emigrados que llegaron de Cuba a Estados Unidos. Y cuando digo emigración ignorada me refiero a los cubanos que salieron de Cuba antes del Primero de enero de 1959.
Cuba era en 1958 el segundo país emisor de emigrantes hacia Estados Unidos en este continente. Sólo México superaba a Cuba. Estamos hablando de decenas de miles de emigrantes cubanos en Estados Unidos registrados legalmente. Por supuesto, había muchos otros que iban ilegalmente o que iban como visitantes y se quedaban trabajando. Ayer, casualmente, estaba leyendo un artículo sobre Guillermo Álvarez Guedes donde él cuenta, entre otras cosas, que cuando fue allá en los años cuarenta como turista y se puso a trabajar, no como humorista, sino fregando platos, lo botaron porque estaba trabajando ilegalmente. Se había quedado. Hizo lo que hicieron miles de cubanos. Ese sector, esas decenas de miles de cubanos han sido deliberadamente discriminados, excluidos, maltratados por la derecha, la mafia batistiana anexionista, que se posesionó del enclave de Miami.
LA EMIGRACIÓN IGNORADA
La Ley de Ajuste Cubano se dictó para legalizar el estatus migratorio de los batistianos que se habían ido de Cuba al Triunfo de la Revolución y para ser usada como instrumento de desestabilización. Se creó para provocar, para atraer a candidatos a emigrar de Cuba, mientras al mismo tiempo cerraban las vías legales normales, también discriminaba a esos cubanos. Todas las Leyes de Ajuste que dicta Estados Unidos para ajustar el estatus de grupos migratorios, siempre tiene plazos para que quede claro a quienes no beneficia. Y esa dichosa Ley en cada párrafo menciona una misma fecha: Primero de Enero del 59, “para los que llegaron ese día, o después”, que es una forma decir no a los que llegaron antes. Y te repito, solamente México tenía más presencia de emigrantes en Estados Unidos que Cuba en 1958. Esos son cubanos, parte de la realidad cubano-americana que ha vivido en Estados Unidos y tiene vínculos con la patria. Esa es una emigración ignorada.
Están, además, los que se fueron el Primero de Enero, que han sido los que han ejercido la hegemonía en el enclave: el gueto de Miami. ¿Quiénes son esa gente? Los que saquearon el tesoro público cubano, los que han vivido a costa del presupuesto norteamericano. Son cuarenta años de diversos programas federales, de diversas formas de ayuda material y financiera que ha ido a engrosar la plata que se habían robado de este país. Esa gente ha dominado los medios de comunicación locales: la radio y algunos periodiquitos, y se llevaron para allá sus métodos gangsteriles, sus vicios y su corrupción. Y han asumido la representatividad haciendo ver como que la emigración cubana es eso, ocultando la realidad.
Los batistianos se fueron hace cuarenta años para allá y se han pasado todo ese tiempo hablando mal de Kennedy. Ya estamos en la siguiente generación de los Kennedy y todavía no le perdonan al Presidente asesinado que no hubiera invadido a Cuba, directamente, cuando Playa Girón. A mí esta característica me parece esencial. No es solo un sector anexionista, sino que es anexionista parasitario e ignorante.
Si vamos hacia atrás, hacia el siglo XIX, encontramos un movimiento anexionista. Pero una cosa es José Ignacio Rodríguez y otra cosa es Ninoska Pérez; una cosa es Gaspar Betancourt y Cisneros y otra cosa es Mas Canosa. Tú le preguntas a Ninoska y no sabe ni quién diablos es José Ignacio Rodríguez, ni quién es El Lugareño. Estoy seguro de que no tiene la menor idea. Por lo menos aquellos eran anexionistas cultos que estudiaron, que escribieron, que tenían preocupaciones intelectuales y que además alguno de ellos expusieron el pellejo. En el siglo XIX hubo invasiones, conspiraciones anexionistas. Según la historia del anexionismo de José Ignacio Rodríguez, hubo todo un martirologio de anexionistas.
Los anexionistas de ahora viven pegados al presupuesto yanqui, esperando que estos le devuelvan el país, cosa que llegaron a consagrar con la ley Helms-Burton. Una ley que, en esencia, lo que plantea es eso: que se eternizará el conflicto entre Cuba y Estados Unidos, mientras ellos no recuperen las propiedades que dicen perdieron en la Isla. Y no hablan de venir a buscarla, sino de que se la den los norteamericanos. El principal problema para las relaciones, culturales y en general, entre Cuba y su emigración, es que hay que acabar de liquidar definitivamente a esta camarilla y destruir toda la mixtificación que se ha creado alrededor de los emigrados.
Aquí tengo un articulito de un señor que dice que en la segunda mitad del siglo XX vio huir a dos millones de cubanos, y aquí tengo a otra socióloga que dice que el quince por ciento de la población de Cuba se fue para Estados Unidos. Estas no son confusiones de ignorantes, porque para ellos no es nada difícil buscar las estadísticas oficiales norteamericanas. No hay nada más fácil que entrar al sitio del censo del Servicio de Inmigración. El 9 de marzo de 1999, según las cifras del Buró del Censo de los Estados Unidos, había en ese país 736 971 personas nacidas en Cuba. No llega ni a la mitad de lo que dice este hombre de los “dos millones”
Ahora, fíjate: hay dos elementos claves ahí. Primero, se falsifica la cifra. No es verdad que la población cubana, la emigración cubana, haya tenido nunca las cifras millonarias que ellos manejan. Y lo segundo, huir implica gente que salió de Cuba para allá en condiciones de persecución, de escapatoria. Sin embargo, la inmensa mayoría que ha emigrado de Cuba a Estados Unidos lo hizo en vuelos directos en avión desde La Habana a Miami o a Nueva York, donde hubo vuelos hasta la Crisis de Octubre, después fue desde Varadero. Ahora hay varios vuelos todos los días.
LA LEYENDA DE LAS NOVENTA MILLAS
Es verdad que alguna otra gente lo ha hecho por otras vías, la vía marítima. Pero ahí viene la segunda leyenda: los “balseros”que “navegaron noventa millas”, cuando todo el mundo sabe que, hasta el 2 de mayo de 1995 en que Estados Unidos cambia su política, lo que hacía el servicio de guardacostas era recoger y trasladar hacia Cayo Hueso a las personas interceptadas en alta mar. Los famosos Hermanos al Rescate de Basulto, ¿a qué se dedicaban? A sobrevolar el estrecho para avisarle a los guardacostas dónde recoger a esas personas y las llevaran hasta las costas norteamericanas. Aparte de que por supuesto hubo grandes oleadas, como la del Mariel o Camarioca, que fueron organizadas, en flotillas, con escoltas, con acompañamiento. Durante todos esos años sí hubo montones de balseros en el Caribe: haitianos, dominicanos, gente que lo último que querían era que el Servicio de Guardacostas supiera de su presencia. A ninguno se le ocurriría organizar un sistema de monitoreo para avisarle.
Ahora puede ser que algún cubano tenga que hacer la travesía de las noventa millas, porque se supone que el Servicio de Guardacostas no lo va a llevar, sino que lo va a devolver. Por eso se ha puesto de moda el contrabando con métodos sofisticados, toda una conspiración para eludir a las autoridades. Luego, la tesis de la escapatoria, de la huída también es falsa y solo sirve para la leyenda de la mafia anexionista que trata de hacer creer que no hay una emigración cubana, sino un exilio, el primer exilio político de la historia que está compuesto por personas que van y vienen al país de donde supuestamente escaparon --130 000 el año pasado. Como ves hay dos realidades. Hay un fenómeno que es muy antiguo, y también esa es otra parte de la leyenda: el cubano descubrió la emigración con la Revolución y Cuba nunca fue un país de emigrantes.
Hasta en Miami uno encuentra gente seria. Jorge Castellanos recuerda en uno de sus libros que, solamente entre febrero y septiembre de 1869, emigró por el puerto de La Habana, básicamente hacia Estados Unidos, en muy pocos meses, unas 100 000 personas. En aquella época eso no era un diez por ciento de la población de Cuba. Era muchísimo más, en intensidad, en número de personas, que cualquiera de los fenómenos que ocurrieron en el siglo XX. ¿Cuántos descendientes de aquella gente no quedaron por allá, en toda la zona de la Florida? ¿Quién piensa en ellos cuando se establecen estas políticas a partir del 59? Si en algo pensaron fue en excluirlos. Y, por supuesto, a lo largo del siglo XX se ha seguido dando el fenómeno migratorio como se da hoy.
Ahora, mientras aquella camada original, la mafia anexionista, llevaba en sus maletas la anticultura nacional, los que fueron saliendo después, independientemente de lo que alguno de ellos haga, no se pueden despojar de los atributos que les dio la propia Revolución. Dile al Servicio de Inmigración o al Buró del Censo que te dé el nombre de un emigrante cubano analfabeto, algo común entre los emigrantes en general. En el Servicio de Inmigración —yo lo sé, porque me reúno con ellos periódicamente—, cuando reciben a un latino sin documentación son capaces de adivinar si es o no cubano por su educación. Cualquiera que sea. Cuando el Mariel yo escribí un articulito sobre eso, porque hay una declaración oficial del Centro de Control de enfermedades donde se dice que lo único que había aparecido era algunos casos de catarro común. No encontraban gente con otras enfermedades, con un estado de salud más precario. Por otra parte, esos cubanos que han ido saliendo y los que seguirán emigrando sí tienen vínculos reales y naturales con su país.
¿Cómo propiciar que se desarrolle? Eso pasa, en primer lugar, por quebrar el dominio de la mafia. Tiene que ver con la farsa del exilio, con destruir toda esta falsificación de las cifras y del modo en que emigraron.
LOS CUBANOS TENEMOS EL DEBER DE AYUDAR A NUESTROS COMPATRIOTAS DONDEQUIERA QUE VIVAN
¿Cómo esa gente va a sobrevivir y desarrollarse en los Estados Unidos como cubanos? En esto el papel de Cuba en eso es bien importante. Los cubanos tenemos el deber de ayudar a que nuestros compatriotas, donde quiera que vivan, para que mantengan su cultura y los vínculos con su país. Ellos tienen dos grandes inconvenientes. Primero, estar viviendo en un entorno que reprime a la cultura cubana, que conspira contra las posibilidades normales de los vínculos que la mayoría de la emigración tiene con su país. En un entorno más amplio se tendría que tomar en cuenta un país extranjero y una cultura, además, que está siendo asediada por la mercantilización y la banalidad que caracteriza al neoliberalismo.
Por otra parte está viviendo en un entorno que va cambiando cada vez más. Ya ni siquiera en Miami se pretende mantener la leyenda de una emigración cubana única. Los cubanos son cada vez más un grupo minoritario. Las oleadas migratorias de todos los países de América Latina, en número y proporción superan a los cubanos. Entonces, cada vez más, el emigrante cubano está viviendo en un mundo donde la realidad latina es creciente y con la cual tiene, inevitablemente, que interactuar.
Una cosa es tener un gueto cubano en una ciudad que era básicamente anglófona, anglosajona, judía, y afroamericana, que en una ciudad en la que cada vez hay más nicaragüenses, más colombianos, más puertorriqueños, etcétera. Fíjate que te empecé hablando de que en el 58 eran México y Cuba los que tenían más emigrantes: los cubanos eran más que todo el total de América Latina antes del triunfo de la Revolución. Ya hoy no es así, porque el fenómeno es universal. Ese es otro problema para Estados Unidos: los millones de latinoamericanos que están entrando y que van a entrar. Es dentro de ese marco que se van a desarrollar inevitablemente las culturas de cada una de esas nacionalidades. Creo que en definitiva hay que ver esto con optimismo, porque precisamente todo esa transformación en el fenómeno migratorio norteamericano cuestiona las bases mismas de esa noción falsa, fabricada deliberadamente por el grupo batistiano y el gobierno de Estados Unidos de ese excepcional exilio cubano.
—Sin dudas se ha producido un incremento del intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos. ¿Cómo aprecia el interés hacia la Isla de este sector de la sociedad norteamericana? ¿Hacia dónde deben evolucionar estos encuentros?
—Sí, aquí han estado unos cuantos. Hay un interés creciente por Cuba en Estado Unidos. Es emblemático el caso de Buena Vista Social Club. Pero no solamente eso. Ha habido en varios diarios norteamericanos importantes trabajos sobre la danza, el ballet, el teatro y la cultura cubana en general. Siempre ha habido una base de interés por Cuba y también de solidaridad. Y quizás ahora también hay un poco del factor sorpresa. Diez años después de desaparecida la Unión Soviética a Cuba la ven como algo alternativo, como algo que vale la pena descubrir.
—Elián también motivó el interés, sobre todo en sectores populares...
—Elián ha ayudado bastante sobre todo en términos masivos. Elián hizo que a nivel de las grandes masas norteamericanas, la gente que ve los noticieros todos los días comenzó a tener alguna referencia de Cuba, y sobre todo a recibir una visión distinta de la que ellos hubieran deseado del llamado exilio cubano. Realmente este exilio demostró que vivía en un gueto y que no tiene la menor noción de los valores de la sociedad en la que está “exilado”, lo que explica que se pusieran delante de una cámara de televisión todos los días e intentaran demostrar que un niño debía estar con Demetrio Pérez, actualmente procesado como un vulgar delincuente, o con otros delincuentes, y no con su papá. Eso solamente le podía caber en la cabeza al que viviera en ese gueto tan enajenado, informándose del mundo a través de unas emisoras de radios estridentes e incultas. Solamente ese tipo de gente podía no darse cuenta de que se estaban clavando un puñal en medio del pecho ante millones y millones de norteamericanos, entre los que se encuentran muchos ciudadanos que todavía no entienden cómo pudo durar tanto tiempo esa barbaridad.

En el mundo cultural norteamericano siempre hubo una actitud mejor hacia Cuba, aunque yo creo que ha habido una desproporción entre el interés y el conocimiento de Estados Unidos por los cubanos, y el que se manifiesta del otro lado hacia la intelectualidad y los artistas cubanos. No creo que la Isla no tenga escritores de la importancia de los escritores norteamericanos. Lo que digo es que cualquier estudioso e incluso lector común en este país conoce a Hemingway y a otros escritores de los Estados Unidos mucho más que lo que se sabe de nosotros del lado de allá. Tiene que ver tal vez con la industria. Se traduce más fácilmente a otros idiomas a partir del inglés. No son muchos los norteamericanos que han leído a Martí o a Carpentier. Lo mismo puede decirse de la plástica. Solo se salva en esto la música, que siempre ha tenido, y ahora tiene mucha más influencia en Estados Unidos.
LO QUE HAY QUE LIMPIAR ES MUCHO
—El gueto parece que sí se dio cuenta del lastre que significó Elián y está ahora en una ofensiva de lavado de imagen, de presentar a Miami como una ciudad tolerante y cosmopolita, gracias a los cubanos vinculados a la industria contrarrevolucionaria. Ahí, está el festival de cine, la recuperación de los grammy latinos...
—No estoy seguro de que haya la voluntad de limpiar nada. Cuando pienso que hace poco enterraron en Miami a Esteban Ventura Novo. Esteban Ventura murió dirigiendo una agencia privada de detectives. Durante cuarenta años y con algunos de los compinches que trabajarían con él, un asesino pudo beneficiarse de la libre empresa en esa ciudad. Cuando revisas la literatura miamense, puedes encontrar desde las memorias de Ventura, los Tabernillas, el coronel Orlando Piedra...
—Las memorias de Posada Carriles...
—Sí, y también puedes exhibir, vender comprar la obra pictórica de Posada Carriles y Orlando Bosch. Y encuentras además a un público que las compras porque les gusta y para ayudarlos a ellos financieramente. Y esa gente se pasea por las calles tranquilamente y yo nunca supe de nadie que le hubiera dado una bofetada a uno de estos individuos. Lo que hay limpiar es mucho. Sí creo que ha habido otras cosas. No hacer o no permitir determinadas actividades, como las que tú has mencionado, plantea varios problemas. En primer lugar, la ciudad de Miami como tal no es el gueto fabricado por el exilio batistiano ni mucho menos. Cada vez lo es menos. Siempre, antes de que hubiera este crecimiento de la emigración latinoamericana hacia esa zona de Estados Unidos, ellos eran una minoría si los comparas con los norteamericanos anglosajones y los afroamericanos. La idea de Miami como una ciudad militantemente anticastrista, cerrada, etcétera, a quien más insulta es a la gente de Miami. Esa es una ciudad cosmopolita. Es la torre de babel. Hay gente de todos lados y lógicamente tiene que resentirse de que una minoría, con el apoyo oficial, como parte de un esquema de política exterior de Estados Unidos de fabricar un exilio, de fabricar una oposición a la Revolución y de usarla como instrumento de su política, le han desbaratado una ciudad y se la han convertido en otra cosa. Ahora, eso, en la práctica, no pasa de ser un cucurucho, un gueto, una minoría que tiene muchos problemas. Por ejemplo, la radio en español sigue hablando con el mismo estilo batistiano del 58, pero el público, las personas que viven en esa ciudad, cada vez más no son cubanas o son otras generaciones de origen cubano y tienen otros intereses.
Si creo que hay, por supuesto, intentos de maniobrar, de tratar de presentar una imagen diferente. La Fundación Nacional Cubano Americana se está presentando desde su origen como una fundación política de lobby, que busca cambiar a Cuba pacíficamente, y todo eso es mentira. Es la Fundación que propició la Ley Helms-Burton, que claramente establece como meta reapoderarse de toda Cuba, como condición para que pongan fin a la guerra económica, que es prácticamente la disolución de la nación cubana, su absorción por Estados Unidos. Esa es una de las obras de ellos. Además ha estado involucrada en toda la actividad terrorista contra Cuba. Posada Carriles es el mejor ejemplo. Por eso es que Bosh anda libre por Miami y Posada ha entrado y salido de Miami, como se movía libremente por Centroamérica y además vende sus cuadritos allá y publica su librito y se lo venden, lo lanzan en una librería.
Tratar de limpiar la imagen de Miami y presentarla como una ciudad tolerante y cosmopolita, es algo que puede ser cuestionado. Miami es eso: una ciudad tolerante y cosmopolita por definición y cada vez lo va a ser más. Lo que hay es como un quiste metido ahí, y que cada vez se va convirtiendo más en un quiste dentro de la propia comunidad cubana.
EL MOVIMIENTO DE LOS 60: PRELUDIO ANTIGLOBALIZADOR
—Usted fue testigo de la influencia en la vida norteamericana del movimiento cultural de los años 60, particularmente en la literatura, la música y el cine de ese país. ¿Cómo ve en la distancia esos acontecimientos? ¿Cuánto aportó y cuánto se ha traicionado?
—Yo le agregaría el mundo académico universitario, porque a mi juicio fue bien importante. Lo que se ha llamado generación o movimiento de los sesenta —sesenta en un sentido no necesariamente cronológico—, comienza a fines de los cincuenta y llega hasta los setenta. Fue, esencialmente, una rebelión de los jóvenes contra la injusticia y la mediocridad del capitalismo, un movimiento cuya importancia se irá reivindicando más todavía. Es significativo que en los últimos años, prácticamente no hay año en que no parezca un par de libros con una revisión crítica de aquel período y la intención de atacarlo. Hay que preguntarse por qué. Hay alguna gente que fue del movimiento y tiene sus razones para quererse limpiar de eso. Pero ha habido otras que han puesto un especial interés en revisar críticamente aquel período.
Yo creo que eso está ocurriendo en un momento en que, al revés de lo que se cree, es como una reproducción de aquello. Nada más parecido a lo que se vivió en los sesenta, que lo que está pasando desde Seattle hasta Gotemburgo y asistir a esas movilizaciones en las que las nuevas generaciones de jóvenes cuestionan los valores, las ideas básicas del capitalismo... Quizás la vestimenta no sea igual, quizás hayan cambiado algunos elementos formales, pero son en esencia las mismas motivaciones. Incluso lo que antes criticaban, es lo mismo que le cuestionan ahora al movimiento antiglobalización: su diversidad, su carácter amorfo, el que son gente que lucha por la mayor diversidad de temas. Igual a los sesenta.
Este fue un movimiento de lucha por los derechos civiles, por los derechos de la mujer, por el cuestionamiento a determinadas concepciones morales en cuanto al sexo. Fue más allá de lo que era un planteamiento puramente político. Pero en primer lugar creo que hay que considerar sus aportes. Hay varios importantes, sobre todo en Estados Unidos.
En materia de los derechos civiles, fue parte de esa lucha la que hizo que por lo menos se consagrase, en términos legislativos, los derechos electorales de los negros. Por eso es que hay un grupo de Congresistas negros que el año pasado conmemoraron su trigésimo aniversario. Treinta años atrás, no había un grupo de congresistas negros en los Estados Unidos. Los hubo, al principio, a raíz de la guerra civil, antes de que volvieran a la carga los racistas y colocaran a los negros en su lugar, les quitaran todas sus posibilidades electorales.
Por cierto, que ahora en Miami yo creo que la mafia se fue bastante de rosca. Porque lo que ocurrió con la farsa del año 2000 le ha recordado a los negros norteamericanos que esa lucha no se ha acabado y muchos están viendo cómo el próximo escenario de esa batalla serán las elecciones del año que viene en la Florida, que va a ser el momento de un ajuste de cuentas político.
Los 60’s generaron también un movimiento por los derechos civiles: creo que la mujer norteamericana avanzó muchísimo en términos de reconocimiento social de sus derechos como consecuencia de aquella lucha. Desde entonces, se acepta como un lugar común en Estado Unidos la imposibilidad de enviar tropas a combatir a ningún país. Eso no quiere decir que sus gobernantes se hayan vuelto pacifistas. No; ahora destruyen un país por control remoto. Pero a lo que no se atreve ningún político norteamericano es a ser partidario de enviar a miles de muchachos a combatir a un país extranjero. Todavía se acuerdan de Viet Nam.
Otro aporte de aquella lucha: hoy es posible acceder a parte de la verdad de la política norteamericana. Es posible encontrar documentos que el gobierno se ve obligado a desclasificar. Y eso tiene que ver con aquella batalla que, entre otras cosas, tuvo el componente de denunciar el manejo oculto de cuestiones que afectaban a todos los norteamericanos. Eso estalló con Nixon a inicios de los setenta. De manera que en términos de libertades civiles también ha habido un cierto avance.
ESTAMOS NUEVAMENTE EN LOS SESENTA
¿Por qué aquel movimiento fracasó? A pesar de que hubo estos aportes, algunos pueden hoy ufanarse de que aquello terminó sin que en definitiva se destruyera el imperialismo y se alcanzase la utopía universal. Está bien, pero creo que hay que tomar en cuenta varios factores. Aquel movimiento ocurrió en medio de la guerra fría, en circunstancias en que era muy difícil el debate ideológico limpio, determinado por toda la realidad y la retórica de la guerra fría. En Estados Unidos ese movimiento se inicia casi después del fin del macartismo, una etapa de una represión que no por hipócrita o sutil fue menos intensa. En estos días se cumplió otro aniversario de la muerte de los Rosemberg. Y el movimiento de los sesenta fue objeto de una represión implacable, algo que después se ha ido descubriendo. El FBI, la CIA y todo el mundo emplearon millones de dólares para penetrar, dividir, sabotear, al movimiento negro o pacifista. Y el contexto global no era favorable por la guerra fría, por el enfrentamiento entre el Este y el oeste. Hoy, ya no hay guerra fría, pero la globalización neoliberal arrasa con todo y afecta los intereses no sólo de los países del Tercer Mundo, sino de los trabajadores, de los pobres, del pequeño empresario, del campesino y en muchas porciones del mundo desarrollado, incluyendo, en primer lugar, a la clase obrera. Ahora se crean condiciones que no existían antes, porque en Seattle no había solamente jóvenes “revoltosos”: estaba también el movimiento sindical norteamericano, y en las manifestaciones en Europa participan los sindicatos de esos países.
Ese es otro factor que perjudicó grandemente la lucha de los sesenta en los Estados Unidos. Los sindicatos actuaron como opositores del Movimiento Eran los famosos cascos blancos que usaba Nixon, quien pudo apelar a algunos sindicatos que reprimían a los jóvenes estudiantes. Hoy, marchan juntos contra la globalización. Por eso es que hay un intento de despotricar contra aquel movimiento. Hemos dado una vuelta, regresamos nuevamente a los sesenta y ellos saben que eso está apuntando a una realidad diferente. Hace poco en Estados Unidos, en el 92, exactamente en el aniversario cincuenta del libro de Joseph Schumpeter, Capitalismo, socialismo y democracia, era medio divertido el cumpleaños, porque lo festejaron ciertos grupos de algunos intelectuales norteamericanos, gente que regresó de los sesenta habiendo cambiado de mentalidad. Y al pobre Schumpeter, después de cincuenta años de haber publicado su libro, le han caído en masa para tratar de combatir una idea. Es un libro anticomunista, defensor del capitalismo, pero se le ocurrió hacer una profecía. Él la formuló así: “Alguna forma de socialismo surgirá inevitablemente de la también inevitable descomposición del capitalismo”. Y esa inevitable descomposición del capitalismo él la veía como resultado del triunfo del capitalismo, de su implantación como único sistema que, al desarrollar todas sus potencialidades, inevitablemente iba a entrar en una fase de descomposición. Hablaba de que los intelectuales, los universitarios, los artistas, los jóvenes, serían el elemento clave en la lucha para acabar con ese sistema e implantar alguna forma de socialismo.
EL COUCHE POTATO FRENTE AL TELEVISOR
—¿En qué ámbitos discurren hoy en el mundo las influencias más nocivas de la maquinaria ideológica norteamericana?
—Lo peor discurre hoy por otros caminos. Uno, es la desinformación; otro, es la búsqueda del embrutecimiento, lograr que la gente deje de pensar. Estamos asistiendo tanto a un pensamiento impuesto, como a un plan deliberado para que la gente no piense. Y para ello se valen de medios modernos. En los Estados Unidos hay una tradición, Chomski se ha referido a ella en numerosos trabajos, y antes de Chomski, el viejo Mark Twain lo había explicado de maravilla. Para mí quien lo formuló de un modo más claro hace treinta años fue Brzezinski, un profesor de Columbia, un académico, un tipo serio, indudablemente experto en comunismo, un hombre que de académico salta a Asesor de Seguridad Nacional en el período del presidente más liberal de los últimos tiempos, de Carter. Brzezinski habló de la “era tecnotrónica” en un trabajo que escribió en 1969 y se publicó en el 70, cuando no existía Internet. Cuando hablar de tecnologías modernas era hablar de la televisión internacional, que entonces empezaba, él dijo que en el capitalismo anterior la gente se comunicaba y se organizaba mediante partidos políticos, sindicatos y el vehículo principal era el periódico, la publicación impresa. Pero con la televisión se abrían posibilidades distintas, que era la del individuo aislado, sin sindicatos, sin partidos, sin las formas de organización clásicas asociadas al capitalismo. A ese individuo aislado frente al televisor se le podía manipular los sentimientos y controlar la razón. Es el momento de mayor sinceridad de un gran ideólogo del capitalismo. Imagínate con lo que ha ocurrido en los últimos treinta años en el campo tecnológico.
En esto, para mí, hay dos ideas básicas: el individuo aislado y la necesidad de controlar sus sentimientos y razonamientos, con imágenes, con preconceptos, con fórmulas que se te introducen no a la antigua. ¿Qué es lo que se busca? La transformación del ciudadano en un consumidor pasivo. Había una expresión muy buena, la couch potato, cuya traducción significa algo así como un tipo embobado, como un bulto de papa frente al televisor. Y con el televisor, decía Clinton, la gente se siente desvinculada del sistema político norteamericano, el hombre está como un couch potato frente al televisor y por ahí, con imágenes, pequeños spot, le hacían creer en los candidatos y finalmente no lo motivaban a ir a votar.
Esto se remonta a la época de Wilson y de los grupos de propaganda que se formaron en aquel momento, y de cómo convencieron a la gente para ir a la guerra. Pasan del pacifismo a la guerra. Walter Lippmann le dedicó un montón de trabajos a eso, al hombre, el ciudadano como un objeto que contempla y que ve a la distancia lo que otros deciden fuera del alcance de su conocimiento.
Esa es la esencia de la trampa famosa de la “democracia”. Fíjate el tiempo que llevan con el lío del ALCA. Desde 94 y la reunión de Miami, han dado tres cumbres, cuatro comités ministeriales, nueve grupos de negociación, una cantidad de reuniones de las cuales, todos los medios, antes, durante y después, incluyendo la última asamblea de la OEA. ¿De qué hablan?, de la cláusula democrática, de la carta democrática, como si fueran reuniones para fortalecer y desarrollar la democracia representativa. Sin embargo, ningún medio ha podido explicar el contenido del proceso del ALCA, mientras los grandes “demócratas” están negociando un tratado que afectaría a todo el mundo en el continente. Y sin embargo, todavía nadie ha visto el proyecto. Y no te olvides de que iba a entrar en vigor el 1 de enero del año 2003. El año próximo tendrían que haberlo firmado, pero ¿firmado qué?, porque no lo ha publicado nadie, en ninguna edición ni digital o impresa. Nadie puede publicarlo porque es secreto. ¡Y qué mejor forma ante un mundo de bobos que mantener un secreto hablando de democracia!
ESTA POR PRODUCIRSE EL PRIMER ESCANDALO EN UN PARLAMENTO
Se ha emprendido aquí la acción más autoritaria que pueda haber, que es decidir sobre la vida y el destino de centenares de millones de gente sin contar con ellos. Y para que la gente no piense en eso, tú le haces creer que lo que están hablando es de democracia. Un debate fabricado deliberadamente para que la gente no mire lo que está pasando. Y para colmo ese proceso comienza en el 94, el año en que estalló el escándalo por Europa del AMI, que fue lo mismo a escala universal. Y si no es porque una ONG francesa lo encontró y lo puso en Internet y se armó un escándalo, el AMI a lo mejor ya estaría aplicado. Me acuerdo de que aquellos días, en de los circuitos alternativos que alguna gente alertaba:. la idea es meterlo por otra parte y, efectivamente, Clinton invitó a sus amigos a Miami y de pronto se aparece con lo mismo: el TLC de México extendido a toda América Latina o la idea del AMI de libertad absoluta para el desplazamiento de los capitales, de modo que los gobiernos no puedan regularlos, ni controlarlos, ni hacer nada. Todavía está por producirse el primer escándalo en algún parlamento de este hemisferio, una denuncia porque eso esté ocurriendo y no hayan contado con nadie. Desde que puso en boga el término de globalización, ¿cuál es su principal característica?: nunca antes en la historia de la humanidad se habían tomado tantas decisiones que afectan a tanta gente, sin contar con nadie. Esa es la definición de la globalización neoliberal y para eso se usa toda una maquinaria, no sé si ideológica, no es tanto como cauce para trasladar ideas como acondicionadora de las mentes y de los sentimientos.
—Y el texto del ALCA perdido...
—Bush dijo en Québec que se iba a publicar el texto. No es que no haya un texto. Hay uno, pero está ahí sin que se dilucide, sin que la gente pueda opinar sobre él y sin que la gente se queje por eso. Esta gran maquinaria infernal le impide a la gente pensar. Claro que en Québec hubo miles de personas protestando en las calles. Y precisamente vi por la televisión norteamericana que todos los periodistas que hablaban sobre esto siguieron la misma línea, criticar a los manifestantes porque no se entendían sus protestas. ¿Qué quieren esta gente?, ¿por qué hay tanta mezcolanza?: uno defendiendo las ballenas, otros a los indígenas. Y le preguntan a una mujer: “¿Por qué luchan ustedes?”. Y la mujer estuvo genial. Dijo: en primer lugar es cierto que hay muchas reivindicaciones, porque aquí están todos los pueblos. Pero la primera reivindicación es que salgan de esas murallas y expliquen lo que están negociando allá atrás, que lo hagan público, que participe la gente, que haya democracia. Y la que la estaba entrevistando se quedó como que no entendía nada, cuando la periodista debía estar protestando porque le estaban incorporando a ella misma en una función adormecedora. Todo eso no es accidente. Hay toda una escuela de pensamiento que donde se encuentra más claramente es en Estados Unidos.
LA CULTURA NORTEAMERICANA ES TAMBIEN SU PENSAMIENTO POLITICO
—En Cuba ha habido una actitud desprejuiciada hacia la cultura norteamericana, y en ocasiones una franca pasión. ¿A qué lo atribuye? ¿Por qué este proceso no ha sido recíproco?
—Recuerdo, de mis juventudes tempranas, que entre la gente en Cuba que le gustaba la literatura, que escribía, indudablemente había una influencia grande de Faulkner, Hemingway, de los escritores del período entre guerras. Eran bastante conocidos acá. A qué se atribuye no sé si sea una de las pocas cosas positivas que Estados Unidos ejerció sobre Cuba. Eso también nos trajo el cine norteamericano y quizás trajo aquí primero un texto publicado en Estados Unidos que algo publicado en Inglaterra, Francia o Alemania. En el caso de Hemingway es más especial. Él vivió aquí parte de su vida y parte de su obra tiene que ver con Cuba.
—¿Y sus preferencias?
—En música, el jazz. En cine, Woody Allen. En literatura ya los mencioné. A Faulkner, a Tom Wolfe, que es excelente. Ahora, no me considero ningún experto de la cultura norteamericana. Yo viví mucho tiempo en Nueva York. Nueva York no es Estados Unidos y en términos culturales también es Puerto Rico o una vertiente muy importante de la cultura puertorriqueña. Entre mis preferencias está Raúl Juliá, por ejemplo. Fue un actor norteamericano, pero un puertorriqueño y patriota de pies a cabeza. En términos de música, digamos, yo vivía en un mundo en el que Roy Brown el Topo, Willie Colón, Dany Rivera, Lucecita, eran la música de los puertorriqueños de Nueva York y nosotros vivíamos mucho en ese ambiente.
Parte de la cultura norteamericana está también en el área del pensamiento político. Yo leo mucho a algunos pensadores norteamericanos que además tuve la suerte de conocerlos. Estoy pensando sobre todo en Leo Hubermann y Paul Sweezy, dos marxistas de mucho peso en los Estados Unidos. Los editores de la revista Montly Review. Ese es un movimiento muy importante de pensamiento marxista independiente, gente socialista, muy consecuente y que tiene grandes influencias. Quizás no sea de una masividad imponente, pero es un pensamiento que sobrevivió la Guerra Fría, sobrevivió el macartismo que es muy creador capaz de criticar y ver los errores y deficiencias del socialismo real y, básicamente, muy solidario con Cuba.
Hay otros autores marxistas-leninistas más ortodoxos, pero que como cubano aprecio mucho además, como Phillip Foner. Gracias a él es algunos americanos conocen textos de Martí y de las relaciones de Cuba y Estados Unidos. En el terreno jurídico, que además coincide con la solidaridad con Cuba, Leonard Boudin y Victor Rabinowitz. Leonard, que ya murió, era uno de los más prestigiosos abogados norteamericano en materia de derechos civiles. Estuvo muy involucrado en la lucha de los sesenta, igual que Victor Rabinowitz que ha sido un abogado sindicalista durante la época de la guerra fría. Dos personas de izquierda. Victor fue comunista y dejó el Partido hace muchos años atrás, aunque nunca dejó de ser un hombre revolucionario. Tiene un libro que se llama Un izquierdista no arrepentido. Y, por cierto, todavía está en prisión la hija de Leonard, Kathy Budin, quien lleva veinte y pico de años presa y le quedan todavía unos cincuenta más.
EL LEVANTAMIENTO DEL BLOQUEO NO SERIA UN PELIGRO PARA CUBA—En el orden ideológico, algunos alertan del peligro que supondría el levantamiento del bloqueo para la Revolución y su cultura. ¿Qué habría que esperar en este sentido?
—El fin de la guerra económica y política contra Cuba. Algún día asistiremos a la solución del viejo conflicto entre Cuba y Estados Unidos. Por supuesto, el levantamiento del bloqueo no plantea ningún peligro para la nación ni la cultura cubanas. Todo lo contrario. Sería poner fin a la amenaza que ha existido sobre ella desde el comienzo.
Lo importante está en no perder la perspectiva del problema mayor, del problema real, la pretensión de Estados Unidos de apoderarse de Cuba, que es el secreto de su política. Mientras exista eso, aunque no haya bloqueo, nosotros tenemos que dar una gran batalla en el plano de las ideas, en el plano de la política para que no se vaya a dar el plan histórico norteamericano por otras vías. En otros momentos hubo distintas variantes: comprar a Cuba, la intervención militar del 98. En estos momentos es la guerra económica, el terrorismo.
No se puede excluir que un futuro haya otro modo y creo que hay que combatir todos y cada uno de esos métodos hasta que no se llegue a algo totalmente nuevo que todavía no ha aparecido en el horizonte, que es el fin de la pretensión norteamericana de apoderarse de Cuba, de ejercer sobre ella su dominio. Acabar de aceptar realmente la independencia de Cuba. Eso no puede plantear ningún peligro para Cuba ni para la Revolución ni para la cultura ni el futuro cubano. ¿Dónde está el peligro? En que no fuéramos capaces de darnos cuenta de que, restableciendo el comercio, las relaciones económicas, poniéndole fin al bloqueo, pueden proponerte la absorción de Cuba, es decir lo mismo de siempre, por otros medios.
Hay gente que lo ha planteado en Estados Unidos, pero no han podido avanzar mucho en este enfoque, por la estrechez de la ultraderecha y de la mafia que no se contenta con otra cosa: que le entreguen el país en bandeja de plata. Pero podemos caer con este tipo de pregunta en el futurismo.
El mundo futuro no va a ser exactamente como es el mundo de hoy. Parte de la manipulación de las ideas es hacernos pensar a los cubanos acerca de nuestro futuro como si este futuro se pudiera dar en un mundo aislado, congelado, tal y como es hoy día. Pero tal y como es hoy día no va a existir mucho tiempo. ¿Cómo va a ser?: yo no sé. Ahora, sí sé que lo que viene por delante es un mundo donde Estados Unidos no podrá seguir siendo exactamente como es hoy, las relaciones internacionales no podrán seguir siendo como son hoy. Será dentro de ese mundo cambiante, en el que Cuba tendrá que bregar con esos futuros desafíos.
Dicho esto, debo agregar que, salvo algunos pocos legisladores muy consecuentes en el espectro político norteamericano, nadie está hablando hoy del levantamiento del bloqueo norteamericano. De lo más que algunos hablan es de algunos cambios que le permitan a ellos vendernos algunas cosas sin comprarnos nada. Es a lo más lejos que ha llegado un grupo de legisladores norteamericanos. Y por supuesto hay algunos que son muy claros en su rechazo total a la política de bloqueo contra Cuba.
Antes hablábamos de los intelectuales, de las relaciones culturales. ¿Hacia dónde debíamos ver cuál debía ser la meta, el objetivo?: en las relaciones de la cultura cubana con la cultura norteamericana, en dar nuestro aporte, nuestra ayuda para que llegue el día de que en Estados Unidos se derrote completamente la política imperialista. Cuando empezaba
Mark Twain denunció esa política no solo por el daño que le hacía a los demás pueblos, sino por el daño que le hacía a la sociedad y a la cultura norteamericana. Eso va a tener que llegar. Y quizás no se vea tan visiblemente en este mundo pero en alguno de esos textos que yo te comentaba antes de un hipercrítico, un veterano transvestido de la época de los sesenta que con mucha amargura señalaba en una conferencia que el marxismo seguía vivo en algunas universidades norteamericanas. Eso era lo que más le chocaba a él de aquella generación. Y eso lo sabemos los hemos tenido oportunidades de dar conferencia en Colombia University u otros centros universitarios. No es que sea marxismo-leninismo, no es que sea el socialismo científico, real, aquel lenguaje de los sesenta, pero sí ves una juventud que cuestiona el capitalismo a partir de su mediocridad, su falta de justicia, de moral. Y eso no va a desaparecer. Eso inevitablemente tiene que crecer.
El día que se levante el bloqueo, el día que haya un cambio va a ser en un mundo que no será igual. Cuba habrá avanzado más porque desgraciadamente esto no va a ocurrir de inmediato. Y en todo caso yo no tengo el menor temor a que eso ocurra. Si se levanta el bloqueo, incondicionalmente —de eso si no puede caber la menor duda— el día que eso ocurra se va a producir una de las mayores victorias políticas del pueblo cubano y yo no le temo a eso. Por supuesto que van a haber cambios importantes en la vida cotidiana. Tú no te acuerdas de eso, pero yo si me acuerdo de lo que pasó cuando vino el bloqueo. Cambió la vida completamente, desaparecieron cosas que tú estabas acostumbrada a ver en la esquina de tu casa. Después vino el segundo bloqueo. Pero la Revolución cubana y el socialismo nacieron de movimientos que surgieron, se desarrollaron y triunfaron en una Cuba que no estaba bloqueada; fue en una Cuba que tenía una relación privilegiada con Estados Unidos. Era la joya de la corona norteamericana de aquella época y sin embargo ahí fue donde surgió la Revolución. ¿Por qué temer entonces que en una Cuba sin guerra económica abierta de Estados Unidos, vaya a convertirse en un problema la ausencia del bloqueo?... Sin dudas, nos plantea un desafío a todos los cubanos, pero bienvenido sea un desafío que no implique tener las carencias, las limitaciones, las estrecheces de hoy. Es absolutamente preferible.
ELLOS ATESORAN MAS DIGNIDAD QUE LA QUE PUEDA JUNTARSE EN MIAMI—Por supuesto, es inevitable no hablar en esta entrevista del hecho noticioso del momento: el injusto encarcelamiento de los cinco jóvenes cubanos...
—Algunos barrios de Miami son, desde hace muchos años, verdaderas guaridas de terroristas y asesinos. Allí compran armas y explosivos, allí se jactan públicamente, incluso en lo que llaman prensa radial y escrita, de sus crímenes, y desde allí salen para sabotear, destruir y matar en Cuba y regresar tranquilamente sin que les pase absolutamente nada. Allí ha reunido Estados Unidos una insólita colección de bandidos, traficantes y delincuentes.
Si Estados Unidos combatiera el terrorismo verdaderamente, como su propaganda afirma, hace rato que habría lanzado sus poderosos mísiles sobre Hialeah. Si hubiera habido algo de verdad en su embustera retórica hace mucho tiempo que su Guardia Nacional habría ocupado la “sagüasera” y habría terminado con el relajo y la ilegalidad de los mafiosos. No habrían sufrido bajas. Un par de nalgadas bien dadas a los cacareados “líderes” del “exilio” habrían sido suficientes.
Las autoridades yanquis los conocen perfectamente bien y saben todo lo que hacen. Ellos los crearon, los entrenaron y les pagaron su mesada desde el primer día puntualmente. Con ellos se han acostado en la misma cama durante cuatro décadas.
Luchar contra esa mafia, y contra el imperio que la inventó y la sostiene, ha sido, es y será una admirable proeza de nuestra Patria. Llevar a cabo esa lucha allá, en medio de esa descomunal porquería, descubrir sus siniestros planes contra Cuba, mantener intactos la integridad y los valores de su pueblo, como lo han hecho los cinco compatriotas recién “condenados” por un tribunal miamense, es una heroicidad que las palabras no pueden describir.
Acusados falsamente por fiscales carentes de moral, en un juicio realizado en una ciudad convertida en antro de malhechores y terroristas, bajo la presión de un incesante barraje de propaganda mentirosa, en un ambiente de histeria, soborno y amenazas, fueron declarados culpables. Fue así, pese a que en el juicio se presentaron abundantes pruebas que demuestran que si en aquel paraje existiera algo parecido a la idea de la justicia la más severa condena habría recaído, inapelable, sobre las autoridades que los acusaron.
Los cincos héroes, los cinco jóvenes cubanos injustamente encarcelados, regresaron a la prisión pero con ellos iba el cariño, el respeto y la admiración de su pueblo. Ellos atesoran más dignidad, más honor, más decoro que los que puedan juntarse allí.
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