Por Yoander Vega
Recuerdo la última tribuna abierta que realizó en Holguín, bajo un fuerte aguacero. Lo vi, firme, de frente, con su voz segura, sin lamentarse, como siempre. Yo estaba allí mirándolo y compartiendo con él la bendición de la naturaleza, estaba allí, solo él podía paralizar a la multitud que no corrió a resguardarse de la lluvia. Desde la noche anterior estuve de vigilia. Él personalmente lo agradeció al final... todavía recuerdo sus palabras, esas que llegaron hondo y que resuenan como campanas desde aquel entonces... Con toda su humildad y grandeza solo dijo, GRACIAS, no hizo falta más.
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