Mensaje enviado a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos en respuesta al Comunicado de Prensa R196/16.
Relatoría Especial para la Libertad de
Expresión.
Estimados miembros de la CIDH
Si recurrimos a la historia servil de la
Organización de Estados Americanos (OEA), debemos recordar que entre el 22 al
31 de enero de 1962, se realizó la VIII Reunión de Consulta de Ministros de
Relaciones Exteriores, donde se adoptó (entre otras) la IV Resolución:
Exclusión del actual Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema
Interamericano… bajo la excusa de “Incompatibilidad con el
Sistema Interamericano”.
Cuba quedó tácitamente expulsada, aislada
y sin derecho alguno a su defensa. Esta medida fue una aspiración lograda por
intereses estadounidenses, con 14 votos a favor de gobiernos títeres, incluso,
comprando el voto de Haití; solo para poder justificar la anterior invasión militar
llevada a cabo entre el 16 y el 19 de abril del año anterior. ¿Dónde está la condena
de la OEA o la CIDH sobre los crímenes cometidos por el gobierno de Estados
Unidos?
Pero si Cuba no pertenece a este
organismo, por decisión propia de la dirección del mismo, en 1962, quién le ha
dado el derecho a la CIDH de emitir declaraciones o resoluciones de condenas
contra Cuba ¿Con qué moral se le va a exigir a Cuba el respeto a la “libertad
de expresión”, cuando ni la propia CIDH tiene esa “Libertad” para ejercerla con
justicia por los pueblos de la región?
Durante estos 58 años de Revolución, las
agresiones imperialistas no cesaron. Una larga cadena de ataques y
provocaciones se han sucedido desde entonces y hoy en día no se detienen ¿Y por
qué la CIDH enmudece ante éstas y no EXIGE el respeto a la soberanía de Cuba?
Entre los planes contra Cuba está el
financiamiento de una oposición, de una disidencia que su único papel es crear
provocaciones, disturbios, indisciplinas sociales y provocar situaciones de
caos para alimentar la propaganda anticubana, para buscar la demonización de la
Revolución cubana en los monopolios mediáticos, para facilitar el sucio trabajo
mediático de medios y organismos internacionales o regionales (como la CIDH).
Es muy bien conocido por los miembros de
la CIDH que los miembros de esa oposición cubana, de la cual forma parte Danilo
Maldonado, que el gobierno de los Estados Unidos destina más de 20 millones de
dólares a sus actividades antisociales; muy a pesar de las declaraciones dadas
en un cable confidencial al Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, en abril de
2009, por el entonces jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La
Habana, Jonathan Farrar.
Pero, ya que la CIDH responde también a
las directrices de ese país, les pongo lo esencial del cable en inglés; así lo
comprenderán mejor.
ID:
202438
Date:
2009-04-15 13:33:00
Origin:
09HAVANA221
Source:
US Interests Section
Havana
Classification: CONFIDENTIAL
Dunno:
Destination:
VZCZCXYZ0001
PP RUEHWEB
DE RUEHUB #0221/01 1051333
ZNY CCCCC ZZH
P 151333Z APR 09
FM USINT HAVANA
TO RUEHC/SECSTATE WASHDC PRIORITY 4310
INFO RHMFISS/CDR USSOUTHCOM MIAMI FL
RUEAIIA/CIA WASHINGTON DC
RHMFISS/COGARD INTELCOORDCEN WASHINGTON DC
RHEHAAA/NATIONAL SECURITY COUNCIL WASHINGTON DC
RHMFISS/NAVINTELOFC GUANTANAMO BAY CU
C O N F I D E N T I A L HAVANA
000221
SIPDIS
E.O. 12958: DECL: 03/08/2019
TAGS: PGOV, PINR, PREL, PHUM, CU
SUBJECT: THE U.S. AND THE ROLE OF
THE OPPOSITION IN CUBA
Classified By: COM Jonathan
Farrar for reasons 1.4 (b) and (d)
(...)
Dissident Movement
Not a Coherent Whole
---------------------------------------
5. (C) Whether or not
the opposition organizations have agendas that can be made to appeal to a broad
range of interests on the island, they must first begin to achieve some level
of unity of purpose as an opposition, or at least stop spending so much energy
trying to undercut one another.
Despite claims that
they represent "thousands of Cubans," we see little evidence of such
support, at least from the admittedly limited vantage point we have in Havana.
When we question opposition leaders about their programs, we do not see
platforms designed to appeal to a broad cross section of Cuban society. Rather,
the greatest effort is directed at obtaining enough resources to keep the
principal organizers and their key supporters living from day to day. One
political party organization told the COM quite openly and frankly that it
needed resources to pay salaries and presented him with a budget in the hope
that USINT would be able to cover it. With seeking resources as a primary
concern, the next most important pursuit seems to be to limit or marginalize
the activities of erstwhile allies, thus preserving power and access to scarce
resources.
Entonces, ¿Y el respeto al derecho
de Cuba a hacerse un camino propio? ¿Y el derecho al respeto de las leyes
cubanas contra la actividad de estos reconocidos mercenarios como “El Sexto”?
¿Y cuándo la CIHD será capaz de condenar a Estados Unidos por su política de
agresiones y propaganda subversiva contra Cuba, de condena al gobierno de Estados
Unidos por el ilegal financiamiento de mercenarios para ejercer el papel de
“oposición”? ¿Cuándo la CIDH será capaz de condenar la injerencia y hegemonía
del gobierno de Estados Unidos, quienes se creen con el derecho de marcar las
pautas a su estilo de democracia: racista, segregacionista, de abismales
desigualdades, de millones de niños sin hogar y viviendo en las calles (no
ocurre en Cuba), de abusos policiales, de cárceles que funcionan como centros
de torturas, de invasiones militares, de asesinatos extraterritoriales con
drones, de prostitución y drogas, de miles de muertes en sus escuelas y casas
por la venta liberada de armas?
¿Por qué la CIDH mantiene silencio
absoluto sobre los reclamos del pueblo cubano al respeto de su soberanía, de su
independencia? ¿Por qué la CIDH no condena la usurpación ilegal del territorio
que ocupa la Base Naval en Guantánamo? ¿Por qué la CIDH no condena el
millonario presupuesto destinado por el gobierno de Estados Unidos, y que pagan
los contribuyentes estadounidenses, destinado al mercenarismo, la subversión y
la propaganda anticubana; en vez de ser usado para resolver los innumerables
problemas sociales y económicos que sufren cerca de 40 millones de personas
dentro de Estados Unidos? 40 MILLONES DE PERSONAS SIN DERECHO, INCLUSO, A ESA
"LIBERTAD DE EXPRESIÓN" QUE TANTO LA CIDH DESEA DEFENDER PARA UN
MERCENARIO CUBANO: UNA ESCORIA.
Sería mucho más justo, si la CIDH, en vez
de emitir Comunicados de prensa como el publicado el pasado 23 de diciembre de
2016, el R196/16, para defender a impúdicos como “El Sexto”, debería dirigir
sus “esfuerzos” para reclamar justicia para esas millones de personas de la
desfavorecida población estadounidense. Así los miembros de la CIDH podrían
adquirir, al menos, un ápice de moral.
Saludos cordiales
Gustavo de la Torre Morales
26 de diciembre de 2016
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