lunes, 17 de julio de 2017

¿Por qué el plebiscito es un fraude?

En sencillas cuentas, el llamado plebiscito -luego edulcorado con el cambio de nombre de "consulta popular"- organizado por la Mesa de Unidad Democrática (MUD) es el mayor y más monumental fraude seudo-electoral realizado por el antichavismo.
Tomado de Misión Verdad

Falla de origen. En la Constitución venezolana aparecen formas de consulta al pueblo por modalidades electorales abiertas y universales. Referéndum revocatorio, consultivo, aprobatorio y abrogatorio. La fórmula de "plebiscito" y otra que se le parezca no existen en el texto constitucional y no guardan el espíritu del texto. Así que invocar la Constitución para realizar "procesos electorales" que no existen reseñados en ella, es, en esencia, una acción engañosa.
Sin aval. Según la Constitución bolivariana vigente, todo acto electoral de envergadura nacional, todo proceso de consulta, debe estar avalado, acompañado o realizado por la máxima autoridad electoral del país, el Consejo Nacional Electoral (CNE). La MUD ha tenido claro este asunto al punto de que en años recientes el CNE apoyó logísticamente y acompañó los procesos de elecciones primarias internas de esa organización, siendo inolvidable el proceso electoral en el que en 2011 resultó vencedor Henrique Capriles Radonski. Por no estar acompañado por el CNE, el llamado plebiscito organizado por la MUD carece de validez como acto electoral.
Sin controles. El acto organizado por la MUD el 16 de junio es un mero acto político, de manejo de expectativas políticas en una jornada seudo-electoral, no sujeta a parámetros de control previo, ni en su ejecución, ni posterior al mismo.
Resalta en ese sentido la ausencia de cuadernos electorales del CNE, donde se constata el Registro Electoral vigente. Cuestión esta que habilita a cualquier persona a votar varias veces en un mismo punto electoral o en cualquier otro. Stalin González, dirigente de la MUD, admitió que no tenían controles previos a ese proceso y que apostaban "a la buena fe" de la gente para que no ocurrieran tales inconsistencias. Según Negal Morales, subsecretario del partido opositor Acción Democrática, los participantes del plebiscito podían "votar varias veces". 
A mano, al mejor estilo adeco. No hay proceso automatizado en el plebiscito. El proceso es manual y sujeto a todo tipo de riesgo de irregularidades. No hay conteo automatizado, no hay transmisión automatizada de datos y, en consecuencia, cualquier "acta" levantada en cualquier centro de votación carece de respaldo y presentación fiable, al más viejo estilo adeco, con el que la derecha venezolana se acostumbró a ganar elecciones durante la Cuarta República. Fraude.
Que vote quien sea. La MUD ha declarado que cualquier persona puede votar, sin mayores requisitos. Lo pueden hacer extranjeros con sólo su pasaporte, inhabilitados políticos y hasta personas con su cédula laminada vencida. Es decir, personas que en cualquier proceso electoral regular estarían imposibilitadas de participar, violentando de esa manera las leyes electorales que rigen la participación política en Venezuela.
Cuadernos quemados. Al mejor estilo pirómano característico de la MUD, han señalado que luego del plebiscito los cuadernos que harán constar quienes participaron en tal proceso serán incinerados. Esa acción deja una inconsistencia enorme a todo el proceso, pues lo hace inauditable a posteriori, es decir, el conteo final de participantes y votos, se haría exclusivamente por el número de papeletas en cajas y no se podría cruzar con el listado de participantes. Algo así como cometer el fraude y quemar la evidencia. 
Números que nunca encajarán. Supongamos una mesa de votación que dure abierta 12 horas, desde las 8 am hasta las 8 pm, y que cada persona tarde un minuto en votar, aunque sepamos que en cada elección rápida automatizada el proceso tarda más. Pero cedamos por un minuto.
Una mesa electoral tiene máxima capacidad de atender en 12 horas un máximo de 720 votantes (suponiendo que no se pierda ni un solo minuto). La mayoría de los centros electorales de la MUD tienen sólo una mesa de votación, pero hay otras de dos o tres mesas de votación. Pero supongamos que hay tres mesas por cada centro, redondeando a favor de la MUD. Si cada participante vota en un minuto, ese centro electoral con tres mesas apenas tiene la capacidad de atender 2 mil 160 participantes. No más.
La MUD anunció con bombos y platillos, para la mañana del 16 de julio, la apertura de un total de 2 mil 30 centros electorales en todo el país. Si multiplicamos 2 mil 160 x 2 mil 30, la cifra es de 4 millones 384 mil 800 votantes. Una cifra bastante distante y endeble por inconsistencias, a la que la MUD proyectó de al menos 10 millones de participantes.
No vinculante. Dicho de otra manera. Bien sea por la cuestión leguleya o por la verdad impuesta por el álgebra y los ábacos, la MUD es un fraude y encarrilan a sus seguidores a un nuevo episodio de expectativas frustradas. Entendiendo con esto que el proceso de plebiscito, viciado de nulidad por lo anteriormente explicado, no será vinculante y no reviste ninguna decisión efectiva en el hecho político venezolano.
Un inmenso acto inútil que es una mampara politiquera que será presentada en el exterior para patrocinar la continuidad del ciclo violento y de golpe de Estado emprendido por el antichavismo.

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