Yo, Gustavo de la Torre Morales,
Condeno rotundamente las políticas agresivas de las sucesivas administraciones estadounidenses contra nuestros pueblos de latinoamérica; política injerencista y atrevida como la que demuestra la administración de Donald Trump con sus viles amenazas que hoy lanza contra el hermano pueblo de Venezuela.
Condeno la política de injerencias de los diferentes gobiernos de países miembros de la Unión Europea, los cuales no tienen moral alguna para exigirle a otro pueblo una "democracia" viciada por la desigualdad, los recortes a servicios públicos, el desamparo laboral, el saqueo, la corrupción en partidos políticos y el total desvalijamiento del derecho social a la salud, la educación y la vivienda.
Condeno el oleaje de violencias de la oposición venezolana, apoyada y financiada por la oligarquía nacional e instituciones extranjeras, causantes de pillajes, ataques contra objetivos económicos y sociales; además de las muertes que corren a su cuenta, algunas de ellas siendo doble víctimas: asesinadas por haber sido confundidos por chavistas.
Es totalmente inmoral exigir democracia incentivando el terrorismo y la violencia, la división del pueblo, el enfrentamiento entre los diversos sectores sociales; implementando instrumentos de coacción, de bloqueo, de sanciones y chantajes.
Es totalmente inmoral incentivar el engaño y la mentira, la omisión premeditada de los logros alcanzados en todos estos años de proceso revolucionario con los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, de presentar una Venezuela tergiversada, transformando los grandes medios de información (autotitulados "libres") en meros instrumentos de propaganda contra la Revolución bolivariana y demás pueblos latinoamericanos que no siguen los dictados imperialistas.
El gobierno de Nicolás Maduro ha abierto otra puerta a condicionar un proceso de paz en el país, donde incluso la propia oposición tiene su "posibilidad" de lograr sus objetivos de manera pacífica... pero no es lo pacífico lo que desean, sino la violencia, el caos social y la destrucción de las conquistas alcanzadas con la Revolución bolivariana, entregando con este derrumbe la propia Patria a manos extranjeras: el imperialismo yanqui.
La Constituyente es el camino de la paz. Esta opción verdaderamente democrática, es el acto soberano que el pueblo venezolano tiene para expresar su voz y voto para decidir su futuro y camino. Por ello, tiene todo mi apoyo.
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