Tomado de
Pensar Américas
Por
Ángel Bravo
Si existe un
país cuyo pueblo está impregnado de dignidad, coraje y solidaridad ese pueblo
es el cubano. Esos valores no fueron forjados por la dictadura de Fulgencio
Batista; ésta se dedicó a exhibir el saqueo, la mafia, la corrupción y el
entreguismo; el país fue rematado a los monopolios extranjeros. Si hay algo que
puede presumir el capitalismo, por su propia naturaleza, es la explotación, la
sumisión y el egoísmo.
Desde 1959 la
Revolución se preocupó por crear mujeres y hombres nuevos, y el prototipo de
esa aspiración fue Ernesto Che Guevara, quien siempre predicó más con los
hechos que con las palabras. Por eso el 18 de octubre de 1967 en la velada
solemne por su caída en combate, Fidel Castro hizo un llamado a que las futuras
generaciones se inspiraran en el ejemplo del Guerrillero Heroico. Desde 1968 en
las aulas de Cuba los niños y adolescentes repiten el lema "Pioneros por
el Comunismo ¡Seremos como el Che!". Expresando así el anhelo de “ser
combativos, estudiosos, honrados, disciplinados, laboriosos, buenos compañeros,
defensores de la Patria, y solidarios con los pueblos del mundo.” Ese fue el
Che, hombre lleno de cualidades morales y todo un ejemplo a imitar. Cuando los
informes revelan que Cuba tiene hoy más de cincuenta mil colaboradores de la
salud en 67 países (sin mencionar los colaboradores en otras áreas), entonces
puede entenderse la naturaleza de esa revolución socialista.
Pero Cuba no
solo sufre el criminal bloqueo económico, comercial y financiero, sino que
también resiste una guerra mediática afanada en ocultar y tergiversar los
logros socialistas en educación, salud, deporte, seguridad, artes, protección
ambiental, entre otras esferas. A Cuba le puede faltar muchas cosas materiales,
pero le sobra decoro, coraje y amor propio (el que no se ama a sí mismo no
puede amar a los demás).
En pleno
“Periodo Especial”, muchos de los que visitaban la Isla llegaban buscando
encontrar los “fracasos” de la Revolución, para luego publicitarlos; tomaban
nota de los edificios con la pintura deteriorada, la falta de carros de último
modelo, la ausencia de consumismo, cero exposiciones de modas, etc. De lo que
nunca se enteraban, y tampoco a la Revolución le interesaba propagarlo (“que no
sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”), era que estaban en un país
caracterizado por ser solidarios hasta las últimas consecuencias.
En Cuba puede
faltar lo que en otros países (capitalistas) se derrocha, pero éstos carecen de
lo que a Cuba (socialista) le sobra: dignidad y valentía. ¿Cuántos países
pueden decir que han cumplido alguna misión internacionalista en defensa de
otros pueblos contra el dominio de alguna potencia?
Fue en los años
difíciles de los noventa, que Fidel más que otras veces, recorría los barrios
para alentar a su pueblo a no claudicar ante el acecho imperialista. En varias
ocasiones apeló a recordarles cómo había sido tratado Cuba antes por el
Imperio, y lo que Cuba había logrado ser ahora: “Antes como ustedes saben al
cubano, los yanquis los despreciaban. ¿Podemos decir que hoy nos desprecian?
Podemos decir que nos odian, pero nos respetan. Y yo diría más: podemos decir
que nos odian, que les da rabia, y no todos; cuando hablo de yanquis estoy
hablando de los gobiernos de ese país, no del pueblo, que muchos de cuyos
componentes tienen una actitud amistosa hacia Cuba. Pueden odiarnos, pero al
mismo tiempo tienen que admirarnos, porque están acostumbrados a ver que mucha
gente se le pone de rodillas. Y no toleran, no resisten, sufren mucho cuando
ven que hay un pueblo que no se pone de rodillas. Y ese pueblo somos nosotros,
ese pueblo son ustedes”. ¿Habrá en el mundo otro dirigente y otro pueblo que
pueda expresar una realidad semejante a esta? Cuba ya lleva 57 años de
Revolución y por la Casa Blanca van pasando distintos gobiernos de los Estados
Unidos, cada uno de ellos avergonzados y sufriendo, por no haber podido
derrotar a Cuba; porque se toparon con una Revolución verdadera, porque se
encontraron con un pueblo que decidió ponerse de pie.
Característico
en Fidel, un gran maestro de la parábola, en una entrevista logró expresar muy
bien cómo se recordará a Cuba socialista en la historia: “Al final la gente
tendrá que reconocer que fuimos firmes, que defendimos nuestras convicciones,
defendimos nuestra independencia y quisimos hacer justicia, que fuimos
rebeldes. Y si a David se le recuerda porque luchó contra Goliat, a los
cubanos, que constituyen un David mucho más pequeño, contra un Goliat mucho más
grande, se le tendrá que recordar por lo menos tanto como se le recordó a
David”.
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