Tomado de Pensando Américas
Por Patricio Montesinos
Tras más de un año de iniciado el proceso de normalización de las
relaciones entre Washington y La Habana, con el restablecimiento de sus nexos
diplomáticos, salta rápidamente una interrogante: ¿Puede creerse que un
gobierno norteamericano sea alguna vez verdaderamente amistoso con
Cuba?
La
conducta histórica mantenida por los regímenes de Estados Unidos en sus
vínculos con la mayor de las Antillas, con Nuestra América y el resto de
la humanidad, comprendidos los millones de ciudadanos foráneos que conformaron y hoy habitan en ese enorme país, responde en un
santiamén a quienes puedan pensar positivamente ante semejante pregunta.
Pero
por si existe alguna duda al respecto, Cuba es un ejemplo fehaciente de que las
administraciones de turno norteamericanas, sean demócratas o
republicanas, jamás han asumido ni lo harán en lo adelante, posturas
realmente amistosas.
Washington siempre actúa con doble o triple rasero, al sobreponer sus
intereses de dominación imperial por encima de sus relaciones
internacionales, incluso con aquellos a los que considera sus
“aliados”, y hasta con sus propios compatriotas.
No
obstante el restablecimiento de los vínculos con La
Habana y el notable incremento de visitas de funcionarios y hombres de negocios
norteamericanos a Cuba, contando la del propio actual presidente Barack
Obama, el bloqueo impuesto a la isla caribeña se mantiene aun indemne.
Ese
viejo, fracasado, y condenado por el mundo entero cerco económico, comercial y
financiero continúa sin levantarse, lo que obligará a las autoridades del
decano archipiélago antillano a presentar nuevamente otro proyecto de
resolución de rechazo al mantenimiento de tal agresiva conducta en
el próximo 71 Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la ONU.
Tampoco
Estados Unidos ha eliminado la denominada Ley de Ajuste Cubano (LAC), adoptada
en 1966 y conocida como “pies secos, pies mojados”, la cual promueve la
emigración ilegal, desordenada e insegura de cubanos a su vecino del
norte, dañando incluso a terceros países.
La
referida normativa, que solo beneficia a los nacidos en la isla, mientras
miles de inmigrantes son expulsados o amenazados de ser echados de territorio norteamericano, es otro gran escollo para los nexos futuros
entre Washington y La Habana.
A
propósito de la LAC, hace pocos días un editorial del influyente diario estadounidense The New York Times la calificó de anacrónica e irracional
porque, además de afectar las relaciones con otras naciones, pone en peligro
las vidas de muchos seres humanos, subrayó el cotidiano.
Con
anterioridad nueve gobiernos latinoamericanos, los de Colombia, Costa Rica,
Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá y Perú, escribieron
una carta a Washington solicitando un encuentro de alto nivel para debatir
acerca de la criminal ordenanza de “pies secos, pies mojados”.
Sin
embargo, un portavoz de la Casa Blanca contestó, como lo han hecho
en numerosas ocasiones, que su administración descarta cualquier
posibilidad de que el Congreso norteamericano revise la LAC.
Por
supuesto que la referida respuesta no sorprendió, como la obstinada negativa
a devolver a Cuba el territorio que Estados Unidos le usurpa con la
ilegal base militar en la oriental provincia de Guantánamo, donde permanece
instalada una de las cárceles más crueles de la historia de la humanidad.
De
otro lado, el Pentágono y sus servicios secretos no cejan un instante en
alentar y promover la subversión en la mayor de las Antillas, destinando cifras
millonarias de dinero para intentar desmoronar su Revolución.
No
es casual, ni mucho menos primera vez, que la ciudad terrorista de
Miami haya sido escogida como sede de otra
reunión conspirativa anticubana denominada “Conferencia Cuba
Internet Freedom”, prevista para los próximos días 12 y 13 de septiembre
con la participación de supuestos periodistas independientes.
En
esa cita se “analizará” el “proceso de transformación digital cubano”, y
el “acceso sin censura de internet en la nación antillana”, acorde con
reportes de prensa.
Su
principal organizador es la Oficina de Transmisiones hacia Cuba (OCB-por sus siglas en inglés), la misma que ha insistido
agredir sin éxito alguno a la Isla con las ilegales transmisiones de las
mal llamadas Radio y Televisión Martí, entre otras.
La
conferencia de Miami, cuna de todo tipo de acciones terroristas y desestabilizadoras contra el pueblo y gobierno cubanos, es una nueva
confabulación subversiva, lo que evidencia los reales objetivos “amistosos” de
Washington.
Vale
recordar que en no pocos de sus tantos discursos e intervenciones, el líder
histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, ha repetido a sus compatriotas
que nunca deben dejarse engañar por el imperio del norte.
Igualmente
ha afirmado que el pueblo de Cuba es un árbol con raíces profundas que
jamás podrá ser derribado, lo que nunca han comprendido o
querido reconocer las sucesivas administraciones norteamericanas.
Fidel cultivó ese árbol regándolo con unidad y su ejemplo bajo el precepto del Héroe Nacional del decano archipiélago antillano, José Martí, quien
dijera que “semilla que se siembra no es solo la semilla de una
planta, sino la semilla de la dignidad”.
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