Composición de imagen: Gustavo de la Torre Morales |
Por Agustín Palermo . Colaborador.
El imperio ha estado acostumbrado a controlar,
dominar, invadir y saquear a cuanto país desee, pero con Cuba no ha podido ni
podrá; contra esa pequeña isla de once millones de habitantes ha fracasado.
Razón tenía Fidel cuando dijo que “si a David se le recuerda porque luchó
contra Goliat, a los cubanos, que constituimos un David mucho más pequeño,
contra un Goliat mucho más grande, se nos tendrá que recordar tanto como se
recuerda a David”.
¿Acaso el imperio con la CIA incluida no han
pasado ya a formar parte de las páginas más tristes y vergonzosas de la
historia al haber intentado más de seiscientas veces asesinar a Fidel sin
conseguirlo? A los duchos del crimen, los atentados, las desapariciones y la
muerte, el Comandante siempre los burló, y les hizo comer el polvo de la
derrota.
En junio de 1958 cuando todavía se encontraba
con los barbudos luchando en la Sierra Maestra contra la tiranía de Batista,
Fidel le envió el siguiente mensaje a Celia Sánchez: “Celia: Al ver los cohetes
que tiraron en casa de Mario, me he jurado que los americanos van a pagar bien
caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una
guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos. Me doy
cuenta que este va a ser mi destino verdadero. Fidel”.
Son esas expresiones profundas del más grandes
antimperialista y revolucionario de América Latina, quien pensando en el
campesino Mario, hizo suyo el dolor de los pueblos indefensos, víctimas de la
agresión del imperio estadounidense.
A un año de su partida física, el mundo lo
recuerda, y vuelven las imágenes, los post, las banderas, los cantos, los
versos y los videos de esas multitudes en la isla dándose cita para decirle
¡Hasta la Victoria Siempre Fidel! ¿Habrá habido en la historia de la humanidad
otro personaje que, con su vida y con su partida haya convocado a decenas de
millones de personas en el mundo a interesarse por la obra que ha hecho? Fidel
traspasó las fronteras idiomáticas, geográficas, culturales, religiosas,
filosóficas e incluso las ideológicas y políticas.
Haciendo una rápida evaluación de este año “sin
él”, vienen a la mente la letra de la emblemática canción de Raúl Torres
Cabalgando con Fidel, aquella estrofa cantada por Luna Manzanares que dice “Hoy
quiero gritarte, Padre mío, no te sueltes de mi mano, aún no sé andar bien sin
ti”, para reiterar que ni Fidel le ha soltado la mano al pueblo cubanos ni éste
a él; Fidel continúa andando con ellos hasta el fin de los tiempos.
En entrevista para la televisión brasileña a
finales de los años noventa, el periodista le preguntó “¿Qué será de Cuba
después de Fidel?”, y la respuesta del Comandante fue genial: “Bueno, yo creo
que si después de Fidel Cuba no fuera nada, si después de Fidel la Revolución
no pudiera seguir adelante, entonces el trabajo de nuestro pueblo en estos 30
años habría sido inútil. Primero se me quitaría el sueño si no confiara en el
pueblo, si no confiara en la dirección de nuestro partido, si no confiara en
las generaciones de miles y decenas de miles y de cientos de miles de jóvenes
que se han educado, que han recibido un nivel educacional, cultural,
científico, político. Yo tengo una plena y absoluta confianza porque lo que
hemos hecho es promover muchos nuevos cuadros y además distribuir funciones, yo
no soy un individuo que me guste centralizarlo todo ni mucho menos; toda mi
vida es distribuido el máximo posible las funciones de la dirección y de la
administración del Estado y de la dirección política del país. Y tienen un
nivel de atribuciones muy grandes. Yo coordino, ayudo, aliento, inspiro, hablo,
pero en nuestro país hay mucha gente que ha aprendido cuáles son sus oficios y
sus funciones, y estamos organizados y estamos preparados para eso. De modo que
si yo muero no sería ningún problema. Yo no creo en el providencialismo, sé que
los hombres tiene un papel en la historia, pero creo que el papel en la
historia la tiene los pueblos y que un hombre no es nada sin el pueblo”.
El Imperio jamás entenderá estas cosas, por eso
siguen de necio dándose contra la pared.
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