jueves, 16 de noviembre de 2017

WIRED también concluye que el Departamento de Estado no dice la verdad

Tomado de Desbloqueando a Cuba
Por Miriam Elizalde.

La prestigiosa revista especializada en tecnología WIRED también concluye que el Departamento de Estado no dice la verdad. Entrevista a varios científicos que, como muchos otros últimamente en medios estadounidenses, descartan la posibilidad de un ataque sónico en La Habana, salvo si se tiene una “pistola mágica” en una película de los Hermanos Coen. Desliza la posibilidad de que estos ataques sean autoinfligidos por los espías de Washington, de manera no intencional.

Me parece que se les está complicando el Fake News a Tillerson and Cia.
Reproduzco algunos pasajes de la investigación que acaba de publicar la prestigiosa revista WIRED, tomados de este artículo:

Alguien en Cuba ha estado remotamente haciendo algo misterioso con los oídos y los cerebros de los espías estadounidenses. Llamémosle acción fantasmagórica, a distancia.

El problema es que ni físicos ni otorrinos saben cómo el ultrasonido (alta frecuencia) o el infrasonido (baja frecuencia) podrían producir lo que el Departamento de Estado dice que le sucedió a su gente. Eso deja dos posibilidades: existe una nueva pistola sónica, de ciencia ficción, o hay algo más.
Ningún científico entrevistado por Wired o por otros medios, admite conocer alguna tecnología que pueda producir todos los efectos que asegura el Departamento de Estado, de manera individual, sin afectar a otros individuos en el mismo ambiente.

“He trabajado con el Departamento de Defensa en investigación auditiva durante un par de décadas, y he estado muy impresionado con sus capacidades. Estoy seguro de que ya están viendo todo lo que he hablado “, dice a Wired Kathleen Campbell, experta en ototoxicidad en la Southern Illinois University’s School of Medicine. “Cada vez más sospecho que hay alguna combinación en lugar de un efecto puro”.

Esos efectos “podrían no haber sido intencionales”. Supongamos que una “pistola mágica” de sonido podría combinarse sinérgicamente con ruido ambiental, o alguna ototoxina desconocida, y cause lesiones cuando se suponía que escuchaban conversaciones secretas y “nadie suponía que se lastimaría”. Pero si esto no es un asunto de James Bond o de los Expedientes X; quizá sea de los Hermanos Coen (directores de películas en Hollywood).

La cosa es que envenenar a la gente a distancia es algo realmente difícil de hacer. “Usted tiene que tener una dosis consistente y un mecanismo para que llegue a la personas de manera consistente”, dice Edward Boyer, toxicólogo médico de la Escuela de Medicina de Harvard. Cualquier cosa lo suficientemente ototóxica como para causar la gama de síntomas en los diplomáticos habría sido tóxica de otras formas también, dice. E incluso los síntomas que el Departamento de Estado ya ha hecho públicos “implican una farmacocinética muy variable, lo que me dice que una toxina no sería útil para ello. Si no puedes incapacitar a todo el mundo, ¿para qué sirve usarlo?”

Por ahora, todo lo que sucedió con los diplomáticos y espías en Cuba sigue siendo un misterio sin suficientes pistas. Los expertos con los que habló Wired enfatizaron que para hacer algo más que especular tendrían que ver los resultados de laboratorio, los análisis neuropsiquiátricos, la neuroimagen, la historia ambiental… todos los resultados que el Departamento de Estado no ha hecho públicos.


Y aunque el Departamento de Estado logre determinar lo que afectó a su gente en Cuba, podría no decirlo. A veces la verdad no está ahí afuera, concluye Wired.

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