Por René González Barrios.
Palabras del Presidente del Instituto de Historia de Cuba en la
entrega del Premio Nacional de Periodismo José Martí y de los ganadores
del Premio Nacional Anual de Periodismo Juan Gualberto Gómez Ferrer. 12
de marzo de 2015.
Estimados colegas.
Puede resultar reiterativo de mi parte, y quizás innecesario,
recordar a los presentes que el periodista es un soldado y la prensa un
arma de combate. Lo ha sido siempre, para bien o para mal, según los
intereses y la intención del propietario del medio o quienes lo
respaldan.
Me atrevo a volver sobre el tema pues hoy, en momentos
trascendentales, coyunturales y decisivos de la historia de nuestra
Patria dada la complejidad del escenario nacional e internacional en que
vivimos, el periodista está llamado a convertirse en un protagonista
excepcional de las grandes batallas que se avecinan en el terreno
ideológico y cultural, y en cuanto frente decidamos emprender la
ofensiva, o establecer la defensa. Como nunca antes en la historia de la
Revolución Cubana, los hombres y mujeres de los medios, deben ser los
abanderados de la vanguardia de la nación.
La intervención estadounidense en la guerra de Cuba en 1898, fue el
escenario experimental para desplegar la primera guerra mediática de la
historias moderna. William Randolph Hearts y Joseph Pulitzer, zares de
la prensa norteamericana, inventaron historias, encendieron pasiones y
manipularon multitudes, todo para ganar mucho dinero y justificar la
intervención militar de Estados Unidos en una guerra que los patriotas
cubanos tenían prácticamente ganada al colonialismo español.
De aquella época y de la propia guerra de Cuba, nació una de las
mayores falacias e infamias de la historia: el mensaje a García.
Necesitados de héroes en medio de tan nauseabunda intervención, la
revista Philistine convirtió al teniente Andrew Rowan en superhéroe
–tipo Rambo– de una historia totalmente ficticia y que hoy, cual ejemplo
de eficacia, se continúa estudiando en las escuelas militares
norteamericanas y en los diferentes cursos de marketing.
El apoyo inicial a la causa de Cuba en la prensa norteamericana,
amparado en el espíritu de la Resolución Conjunta y el deseo e
identificación sincero de su pueblo en la noble causa, duró el escaso
tiempo necesario, para que el imperio lograra crear el consenso
interventor. De inmediato, los aliados cubanos fueron satanizados y
acusados con los mayores improperios. Estados Unidos impuso sus
verdaderos intereses.
Fueron los norteamericanos los pioneros en instituir el jingoísmo a
través de la prensa y en utilizar esta para fomentar conflictos.
“Remember the Maine” se convirtió en grito de guerra. De hecho, desde
entonces, el monitoreo o seguimiento de las noticias se ha convertido en
una de las principales fuentes para la apreciación del peligro real del
desenlace de una conflagración.
Ese modelo de actuación, prácticamente exacto, ha perdurado hasta
hoy. En su momento se agregó al cine, después a la radio y la
televisión. A finales del siglo XX, Internet era apenas un sueño y daba
sus primeros pasos.
El mundo ha cambiado y seguirá cambiando de manera galopante en
materia de tecnología aplicada a los medios. Hace apenas un mes, un
cable de prensa reflexionaba sobre la actual tendencia universal a las
suscripciones digitales a periódicos y revistas on line, y al incremento
de los servicios de noticias e Internet, a celulares y a dispositivos
móviles. Algo similar está ocurriendo con la edición de libros y los
servicios digitales de radio y televisión.
¿Hasta dónde llegará esta desenfrenada carrera? Nadie lo sabe; pero
llama poderosamente la atención el interés del imperialismo en imponer
como uno de los principales “derechos humanos”, lo que han dado en
llamar el derecho a la información, que no es otra cosa que la
imposición de su sistema hegemónico de modelos culturales, en su más
amplia expresión, sus valores y sus contenidos de desinformación.
Yugoslavia, Libia, Egipto, Siria, Ucrania, Venezuela, Argentina,
Bolivia, Ecuador, son algunos ejemplos de cómo se combate hoy en los
escenarios virtuales.
No casualmente en sus palabras del pasado 17 de diciembre, el
presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hacía hincapiés en la
necesidad de mejorar las estructuras de las infocomunicaciones en Cuba.
Cabría preguntarnos ¿nobleza de intensiones? La historia de Cuba, de
América y del mundo, es demasiado elocuente para dar crédito a los
cantos de sirenas.
En la nueva realidad global, las fronteras de la información, la
piratería, el consumo informal y el flujo de datos, se desdibujan. Los
conceptos se redimensionan con la creación de redes globales y
nacionales de asociados a diferentes temas, que intercambian a su antojo
libros, filmes, datos, música. Ello complejiza la labor de los medios,
pone en riesgo sus impactos, y obliga, por tanto, a una mayor
creatividad y al rediseño de nuevas estrategias comunicacionales.
Aún en escalas limitadas con relación al fenómeno en otros países, el
complejo escenario ya va formando parte de nuestra cotidianidad y
calando, sigilosa y silenciosamente, en un sector de la población. Los
llamados paquetes, y las redes de antenas con canales de televisión
satelitales, transmiten modelos culturales que tratan de abrirse paso y
ganar adeptos en nuestro pueblo. Ambos se yerguen como retos culturales a
enfrentar con inteligencia, creatividad y calidad.
Las redes sociales y el mundo de las web, son también escenarios de
trabajo y combate para los comunicadores. El 29 de Enero de 2013,
durante la III Conferencia Internacional “Por el Equilibrio del Mundo”,
efectuada en La Habana, el periodista español Ignacio Ramonet, en su
conferencia De José Martí a Facebook, periodismo y compromiso,
nos trasladaba la seguridad de que el Apóstol, que fue un hombre de
avanzada en su tiempo, que estuvo en la primera línea del periodismo de
visión profunda y ética, sería hoy un hombre del combate virtual. Varios
líderes amigos, han asumido dichas plataformas para defender su
revolución. Chávez Candanga marcó un estilo.
El propio lema martiano que ha convocado este encuentro como misión de la prensa, constituye una guía y una luz en el camino: “Tiene
la prensa periódica altísimas misiones; es la una explicar en la paz y
en la lucha, fortalecer y aconsejar; es la otra, hacer estudio de las
graves necesidades del país, fundar sus mejoras y facilitar la obra de
la administración que rige”. En el estudio de la obra periodística
del Apóstol, de su visión sobre los Estados Unidos, su política, su
pueblo, su cultura, hay una cátedra de análisis geopolítico del pasado,
del presente y del futuro de Cuba en sus relaciones con el poderoso
vecino. Es imprescindible releer a Martí, quien junto a Fidel, son los
cubanos que a lo largo de tantos años de Revolución, mejor han calado
las esencias del imperio.
Leer también los trabajos de Juan Gualberto Gómez, uno de los
patriotas cubanos más comprometidos con la independencia y soberanía de
la nación, y que con mayor claridad, fuerza y solidez de principios,
combatió en la prensa de su época la Enmienda Platt y la intervención de
Estados Unidos en los asuntos internos de Cuba.
La historia del ideal independentista cubano estuvo siempre vinculada a la prensa. Félix Varela plasmó en El Habanero, sus ideales. Carlos Manuel de Céspedes, creó a los pocos días del levantamiento El Cubano Libre. En Nueva York la Junta Revolucionaria de Cuba y Puerto Rico, que en 1865 había fundado “La Voz de la América”, apoyaría la creación del diario La Independencia,
verdadero órgano de combate del independentismo cubano en la Guerra
Grande. El poeta puertorriqueño Francisco Gonzalo Marín , amigo de Martí
que muriera en los campos de Cuba durante la Guerra Necesaria, edito en
tres épocas diferentes su periódico El Postillón, para fomentar
el amor a la independencia en Borinquén, apoyar la causa de Cuba y
propugnar por la Confederación de Las Antillas.
José Martí fundó Patria, órgano de combate del Partido
Revolucionario Cubano, y tuvo por editor al puertorriqueño Sotero
Figueroa. Y es que Martí todo lo que hizo en su noble y fecunda vida,
fue soñando en América, en las Antillas, muy especialmente en Puerto
Rico, y en la humanidad.
En la nueva guerra, los emigrados fundarían El Yara, El Porvenir, Cacarajícara y muchos otros periódicos para defender la Patria en el exilio forzoso. Antonio Maceo refundaría el Cubano Libre. La prensa fue un arma del mambisado.
En los primeros años de la república neocolonial, cuando los medios
de prensa se limitaban a periódicos y revistas, veteranos del Ejército
Libertador como los generales José Miró Argenter, Enrique Collazo y
Adolfo Peña, fundaron periódicos en los que relataron sus vivencias y
las de sus compañeros. Los coroneles Ramón Roa, Fernando Figueredo
Socarrás y José Camejo Payents, engalanaron la prensa con testimonios y
artículos históricos. Mujeres patriotas como Magdalena Peñarredonda y
Rosario Sigarroa, fundaron periódicos donde la defensa de los valores de
la historia patria, tenía un lugar especial.
No pocos revolucionarios a través de artículos, editoriales, y
caricaturas, reflejaron las huellas de la frustración de un pueblo y su
espíritu de lucha. Patria y Libertad de José de Jesús Candelario Pons y Naranjo fue la palabra de los veteranos de la Independencia; y Venezuela Libre, la voz de los latinoamericanos agrupados en La Habana para combatir al imperialismo en el continente.
Mella desde las páginas de El Machete, hizo vibrar la revolución continental desde México. Fidel fundaba El Acusador,
para combatir el artero golpe de estado de Fulgencio Batista, y el Che
el Cubano Libre, imitando a Céspedes y Maceo; agregaría después Radio
Rebelde, de mayor impacto e inmediatez, la Revista Verde Olivo, donde
escribía con el seudónimo de Francotirador, y Prensa Latina con su
coterráneo Jorge Ricardo Masseti.
Inspirados en esos ejemplos, los periodistas de hoy contribuyen a la
consolidación del modelo de nación y socialismo que nos hemos trazado
los cubanos. La historia, la cultura y la educación, se dan la mano con
el periodismo en este proyecto de construcción colectiva. Gracias a la
fuerza de la verdad de una prensa perfectible, pero transparente y pura
como el alma de la patria, los cinco están en Cuba, cada año en la ONU
el mundo se une a Cuba en el combate al bloqueo, y hoy se conoce mejor
el proyecto humanista, solidario e internacionalista, que sólo un pueblo
heroico como el nuestro, es capaz de construir.
El 21 de octubre de 1889, alertaba José Martí a Gonzalo de Quesada, desde Nueva York:
“Para que la Isla sea norteamericana no necesitamos hacer ningún
esfuerzo, porque, si no aprovechamos el poco tiempo que nos queda por
impedir que lo sea, por su propia descomposición, vendrá a serlo. Eso
espera este país (Estados Unidos), y a eso debemos oponernos nosotros.”
La sola idea, nos llama a la reflexión.
Decía José Martí en 1886 que, “No hay monarca como un periodista honrado”. Al siguiente año afirmaría “!Tiene tanto el periodista de soldado!”.
Honrémosle con inagotable espíritu de trabajo, con la reflexión madura,
la polémica útil, y la crítica oportuna y necesaria, como motor
impulsor del desarrollo. En nuestras manos y criterios está la
posibilidad de servir, y servir bien a nuestro pueblo y revolución. En
el periodismo tendrá la nación, una sólida columna de apoyo.
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