Fuerte original: Comité Socialista de Estudios/ Ciudad Caracas.
Procesos
brutales de devastación ambiental y de expulsión de poblaciones locales, que
son fundamentalmente indígenas y campesinas en el caso de América Latina, es lo
que ha generado la lógica del sistema capitalista que privatiza la naturaleza y
convierte los recursos naturales en "commodities", en un proceso de
financiarización que viene generando crecientes conflictos socio ambientales en
toda la región.
Así
lo indicó la socióloga, científica política y profesora de la Universidad
Federal de Río de Janeiro, Mónica Bruckmann, quien estuvo como invitada en el
Congreso Internacional "Inventar la Democracia del Siglo XXI", que se
efectuó en Caracas.
Bruckman
destacó que como prioridad tienen que colocarse los intereses nacionales, que
implican un desarrollo tecnológico importante para poder romper con la
inserción dependiente y primario exportadora de la región en el sistema
mundial.
"Es
importante que las poblaciones participen de las decisiones en relación a los
recursos que se encuentran en los territorios donde ellas viven y, también, la
gestión ambiental", afirmó la socióloga.
—¿Cuál
cree debe ser la postura de la región latinoamericana frente a la de los
llamados países desarrollados que priorizan la industrialización por encima de
los recursos naturales?
—
Creo que nuestra región históricamente se insertó en el sistema mundial como
una región exportadora de materia prima sin valor agregado, de manera
dependiente y subordinada a los intereses más dinámicos de la economía mundial
y hoy tenemos una oportunidad de grandes avances, de procesos y proyectos de
integración regional. En varios países están luchando intensamente por
construir políticas de soberanía en relación a estos recursos naturales, de tal
manera que ellos estén dirigidos fundamentalmente a atender las necesidades de
sus pueblos y las de desarrollo integral, que significa no solamente procesos
de industrialización para atender sus mercados internos, el mercado interno
regional, sino sobre todo una agenda ambiental que es fundamental en este
momento.
Por
ejemplo, según datos de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el
Caribe) gran parte de los conflictos sociales que se produjeron en los últimos
cinco años tienen que ver con la minería, la actividad extractiva, y de éstos
35% tienen que ver con la minería de oro, que es la que se produce a cielo
abierto, devasta el paisaje, contamina los recursos hídricos, expulsa
poblaciones campesinas retirándoles la posibilidad de reproducción, inclusive
de subsistencia, y esto ha generado procesos de gran conflictividad.
En
segundo lugar, está como responsable de conflictos sociales, por 23%, la
minería de plata y, luego, la de cobre por alrededor de 17%. Después vienen los
otros minerales que se producen en la región. Por lo que la agenda ambiental es
fundamental, no tiene que ver solo con la posibilidad de desarrollos tecnológicos
que permitan disminuir al menor nivel posible el impacto ambiental. Hay
tecnologías de extracción que deberían ser erradicadas, como esta minería a
cielo abierto por su capacidad destructiva y devastadora pero, al mismo tiempo,
esta extracción tiene que estar de acuerdo a intereses nacionales, a intereses
de las poblaciones donde los recursos se encuentran. De lo contrario, estamos
avanzando a un proceso de recolonización en el mundo a través del cual nuestros
países están entregando a precios irrisorios los recursos naturales que no son
renovables. Gran parte de los países de la región han abdicado de las llamadas
regalías, que es el derecho legítimo de los Estados de apropiarse de la renta
minera por la apropiación de un recurso natural no renovable, entonces solo se
aplican los impuestos a la ganancia de las empresas sin considerar que la
regalía es un impuesto que depende del lucro de la empresa y del giro del
negocio, eso es un concepto que no tiene nada de revolucionario y que viene del
pensamiento económico neoclásico, pero eso se está tratando de erradicar y con
esto los Estados pierden la posibilidad de recaudación económica que puede ser
dirigida a sectores fundamentales de la sociedad como es el caso de Venezuela.
Venezuela es el único país que tiene una regalía en torno al 33%, además de
otros impuestos, y que ha permitido que el Estado venezolano se apropie de la
renta petrolera que estuvo en manos de la oligarquía venezolana por tantas
décadas.
—¿El
primer paso para que la región haga frente a estos desafíos es tener una agenda
ambiental común?
—
Creo que ya se han venido dando estos primeros pasos. De hecho, cuando el
doctor Alí Rodríguez Araque asumió la Secretaría General de la Unasur (Unión
Suramericana de Naciones) la primera propuesta que él tuvo, inclusive fue
presentada a la Cumbre de Presidentes en Lima en el 2012, fue empezar a
trabajar para construir una visión y una estrategia común regional para
aprovechar los recursos naturales de los países en pro del desarrollo integral
de la región y de nuestros pueblos. Esta propuesta fue acogida por los jefes de
Estado y se convirtió en un mandato para iniciar reuniones y debates que
permitan profundizar sobre este tema en América del Sur e iniciar un conjunto
de investigaciones, que se hicieron durante la gestión del doctor Araque en la
Secretaría General del organismo de integración.
—¿Los
mecanismos de integración regional han contribuido al desarrollo de estos
temas?
—
Se han dado los primeros pasos pero todavía estamos muy lejos de tener una
estrategia común y no necesitamos tener una estrategia consensual pero, por lo
menos, algunos puntos centrales en relación a los cuales podamos desarrollar
una política de bloque, una política continental que nos permita tener una
presencia en mejores condiciones en ese proceso de reconfiguración del orden
económico y geopolítico mundial. Creo que hay un proceso de profundos cambios
en este momento y la región no puede quedar al margen. La región tiene
condiciones de participar activamente en la definición de estos cambios desde
los intereses locales, nacionales, regionales y continentales, pero para esto
hay que avanzar en un proceso de darle contenido a esta visión y, luego, ir a
la formulación de estrategias regionales que es lo mismo que hace Europa, lo
mismo que está haciendo África en estos momentos. Los países africanos están
preocupados en empezar a desarrollar una estrategia común de gestión de los
recursos naturales que es lo que hizo China, nación que tiene una política muy
concreta en relación a esto, es decir, nosotros tenemos mucho que hacer en este
campo, es nuestro gran déficit diría yo.
—¿Qué
elementos diferencian esta integración sur-sur que surgió con el impulso que
dio el Comandante Chávez?
—Definitivamente
el impulso que Chávez le dio a la integración regional fue fundamental. Esa
visión tan clara que tuvo de la unidad de los pueblos inspirado en el
pensamiento, en la obra política de Simón Bolívar fue definitiva y él plantea
esto con el inicio del siglo y, también, en un momento en que gobiernos
progresistas van consolidándose en la región que es el caso de Brasil, de
Argentina, posteriormente Bolivia, Ecuador y luego Uruguay. Hay todo un avance
de las fuerzas progresistas en la región, hay un cambio de color del voto,
inclusive porque muchas poblaciones que estuvieron históricamente excluidas
comienzan a ejercer el voto a través de sistemas de ejercicio electoral más
inclusivos que permitían que, por ejemplo, poblaciones campesinas y analfabetas
pudieran votar aun sin saber leer ni escribir. Después esto cambia rápidamente
porque una de las políticas que desarrolla el gobierno de Evo Morales (Bolivia)
y que se hizo aquí en Venezuela fue trabajar intensamente por erradicar el
analfabetismo y esto significó un gran salto para la posibilidad de
concientización de esos pueblos. En todo caso, la actuación de Chávez fue muy
definitiva para que este proceso se abriese como un gran campo de actuación
continental. Fue Chávez quien inventó esta idea fantástica de la Unasur, fue
Chávez quien impulsó la creación de la Celac (Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños) que son dos instrumentos de este siglo,
fundamentales para repensar no solamente la integración entre nuestros pueblos
sino la posibilidad de avanzar hacia la unidad.
—El Comandante
Chávez hablaba de la consolidación de la Zona Económica de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). ¿Qué importancia tiene
que se consolide ese objetivo?
—
Es que nosotros estamos pasando por cambios muy importantes: de considerar a
nuestro vecino un potencial enemigo para considerarlo un aliado con el cual se
pueden desarrollar relaciones de cooperación y, además, esto da la posibilidad
de comenzar a pensar en intereses comunes. Por ejemplo, si pensamos la relación
entre Chile y Bolivia, que es compleja por los problemas históricos de guerra
inclusive entre los países que ocasionaron la pérdida de la salida de Bolivia
al mar, pero que sin embargo tienen complementariedades económicas muy
importantes. Imaginemos que Chile llegue a un acuerdo con Bolivia para
abastecer de energía a través del gas boliviano a la región norte de Chile, así
se evitaría que se atraviese el territorio chileno de sur a norte con líneas de
conducción de energía y esto tiene un impacto ambiental que podría reducirse
drásticamente si se pensase en una estrategia energética de Chile a partir de
una alianza con Bolivia. Son cuestiones que tienen que estar en el centro de la
agenda, el cómo pensamos la complementariedad económica que tenemos, de manera que
podamos potenciar los recursos disponibles, disminuir el impacto ambiental y
tener una política más eficiente para conseguir los objetivos comunes.
—¿Cómo ve
el escenario internacional con la caída de los precios del petróleo?
—El
fracking es un tema que tiene que ser estudiado en profundidad. De hecho, es en
el 2005 que se inicia la producción de hidrocarburos no convencionales a través
de la tecnología del fracking y esto causa, por sustitución, una caída muy
drástica del precio internacional del petróleo. Estados Unidos comienza a
autoabastecerse de petróleo pero no deja de importar, eso es un dato muy
importante. En todo este período no solamente no dejó de importar petróleo sino
que elevó un poco su importación, lo que nos lleva a pensar que se está haciendo
una reserva estratégica importante. Pero el fracking es una aventura muy
peligrosa porque las perforaciones a tres mil metros de profundidad necesitan
volúmenes enormes de agua, además, demanda una inyección de, según los cálculos
que hemos hecho, dos cisternas de gran porte de ácidos y es un coctel de ácidos
que la sociedad estadounidense está exigiendo que las empresas sean
transparentes en relación al contenido de estos ácidos. Con eso se está
contaminando las reservas de agua, se está impactando geológicamente la capa
freática y, la verdad es que nunca antes la humanidad tuvo una capacidad tan
grave de impactarla a través de estas perforaciones. Tenemos ya procesos muy
claros de inducción al sismo que van de 3,5 a 5 grados en la escala de Richter
producto del fracking. La vida útil de un pozo de fracking es entre seis y doce
meses, por lo tanto, esto duplica la necesidad de perforaciones con todos los
efectos medio ambientales que esto significa, incluyendo la contaminación del
agua, de la cual solo 20% retorna a la superficie, lo que quiere decir que esta
contaminación y estos ácidos que diariamente se inyectan van a permear hacia el
territorio y van a tener un potencial de contaminación todavía mayor. Sin
embargo, hay una cuestión más grave y es que Estados Unidos tiene un estrés
hídrico muy grande y procesos muy acelerados de desertificación. Por lo tanto,
el agua destinada a ser agua potable va para la industria del fracking y esto
está generando problemas de morbilidad humana y protestas sociales crecientes.
El estado de Nueva York, por ejemplo, después de haber solicitado un informe
sobre los efectos del fracking en la salud pública que fue entregado en
diciembre de 2014 decidió, hace pocos meses, prohibir esa práctica y es
probable que esto se expanda hasta otros estados. Es decir, el costo político,
social y ambiental de Estados Unidos a través del fracking es muy alto, lo que
nos lleva a pensar que es insustentable. Además, la caída del precio del
petróleo no podría ser debajo de los 35 dólares que es el precio límite para
que el fracking sea viable y hemos visto que los primeros meses de este año el
petróleo comenzó sistemáticamente una recuperación del precio internacional.
Desde mi punto de vista, y considerando que era imposible que una institución
con tanta información como lo es el servicio geológico de ese país no fuese
capaz de prever las consecuencias del fracking, lo que se desarrolló fue una
estrategia para producir una caída abrupta de los precios del petróleo y
resolver tres grandes problemas en la región. En primer lugar, desestructurar
la OPEP, que tiene que ver con el mercado mundial energético y que fue una cosa
que no consiguió, en segundo lugar, la caída del Gobierno Bolivariano en
Venezuela, que es la primera reserva de petróleo, y en tercer lugar, la
privatización de las reservas de presal (rocas en la costa brasileña que tienen
potencial para la generación y acumulación de petróleo) en Brasil, lo que es
una gran disputa en estos momentos.
Ninguno
de estos objetivos se consiguió y ya el tiempo, el ciclo del fracking se ha
terminado. Ahora vemos que estamos en un proceso de recuperación y las
consecuencias y la factura política que el gobierno de Obama, y quien suceda en
la presidencia, va a tener que pagar son muy altas.
—¿Y esa
gran reserva que está preparando EEUU tiene algún objetivo político particular?
—Reservas
estratégicas que permitan garantizar una soberanía energética por un cierto
tiempo son fundamentales. En el caso del fracking, por ejemplo, hay un gran
nivel de exportación de carbón porque Estados Unidos está produciendo más
carbón y China y Europa están comprando cantidades importantes. Entonces, los
países se preocupan en generar estas reservas sobre todo cuando el precio está
tan bajo, ahí hay una oportunidad que fue creada a partir del propio fracking y
que genera la posibilidad de que Estados Unidos tenga un abastecimiento de este
mineral fundamental para la economía, durante un periodo más largo.
—¿Esta
contingencia con los precios del petróleo va a permitir a los países de la
región avanzar en el área agrícola, productiva?
—Sí,
definitivamente creo que son temas muy urgentes que se tienen que poner en la
agenda, en la medida en que la región consolide los instrumentos diplomáticos,
de elaboración de políticas regionales. En el caso de Unasur, por ejemplo,
existen 12 consejos ministeriales que están en plena actuación. Se dan avances
y retrocesos pero son los espacios donde se están produciendo las políticas
regionales y es necesario una discusión estratégica que sea capaz de enmarcar
todos estos avances y estas políticas a partir de una visión estratégica común
que es lo que le va a dar sentido, mayor dinamismo y la posibilidad de avanzar
rápidamente en torno a objetivos comunes para conducir las negociaciones que la
región tiene que tener en estos momentos con China, a partir de la
participación de algunos países en los Brics (Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica) y con la Unión Europea. Ir a estos espacios de negociación sin
mínimos acuerdos estratégicos entre los países de la región puede ser y, de
hecho es un gran problema.
—¿La
integración latinoamericana no tiene retroceso?
—Los
retrocesos siempre son posibles sobre todo cuando los avances se realizan, como
es en el caso de la integración suramericana y latinoamericana, a partir de los
Gobiernos, pero es muy importante pensar que a este proceso de integración de
los Gobiernos, de los Estados, debe acompañarlo un proceso de integración de
los pueblos, un proceso de mutuo reconocimiento, de intercambio cultural, de
crear una identidad común y en la medida que avancemos en la incorporación de
los pueblos y los movimientos sociales seguramente serán mucho más difíciles
los retrocesos.
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