martes, 2 de junio de 2015

La guerra circular de EE.UU. vs Venezuela

EsVen
Tomado de La Pupila Insomne
Por José Manzaneda

El error del Gobierno de EEUU al imponer sanciones a Venezuela (1) y calificar a este país -por decreto ejecutivo- como un “peligro para su seguridad nacional” (2) hizo aumentar la popularidad del presidente Nicolás Maduro (3) que, en pocas semanas, recibió el respaldo de más de 10 millones de firmas de apoyo (4).
Fue un traspiés en el objetivo a corto plazo de la Casa Blanca, la oposición venezolana y los grandes medios internacionales: desgastar al Gobierno bolivariano en los próximos meses, hasta conseguir la derrota de la izquierda en las elecciones legislativas previstas para final de este año (5).
Para enmendar el error, era necesario intensificar la guerra psicológica con mensajes de gran impacto. Hace unos días, centenares de medios de todo el mundo informaban –algunos como si fuera un hecho probado (6)- de las acusaciones de colaboración con el narcotráfico por parte de varios altos cargos de la Revolución bolivariana, entre ellos Diosdado Cabello, Presidente de la Asamblea Nacional, y Tareck el Aissami, actual gobernador del estado Aragua (7).
Semanas atrás habían sido los grandes diarios venezolanos (8) –todos opositores- y el español ABC (9). Pero hasta que, hace unos días, uno de los grandes rotativos de EEUU no decidió publicarlas, dichas acusaciones no se convirtieron en noticia de impacto internacional (10).
Ejemplo de esta sumisión informativa a la prensa de EEUU era el medio público Televisión Española (11): “Se le considera el segundo hombre más poderoso de Venezuela, después del Presidente Maduro. Diosdado Cabello es el Presidente de la Asamblea Nacional y según el Wall Street Journal podría ser el jefe de un cártel de la droga. Por sus manos pasarían los permisos para usar Venezuela como punto de partida de la cocaína que se envía a Europa y EEUU”.
De esta forma, Televisión Española convertía en noticia… la noticia creada por The Wall Street Journal (12), otorgando credibilidad informativa a este diario del grupo News Corp (13), propiedad del magnate ultraderechista Rupert Murdoch (14).
Pero ¿de qué credibilidad informativa hablamos? Repasemos: las acusaciones contra los líderes bolivarianos proceden de prófugos de la Justicia venezolana, como Leamsy Salazar, exescolta de Hugo Chávez y hoy desertor (15), o Rafael Isea, exgobernador del estado venezolano Aragua que –curiosamente- tiene orden de captura en su país por el desvío de 68 millones de dólares (16) y que está siendo investigado –además- por conexiones con el narcotráfico (17). Ambos se encuentran asilados en EEUU, y sobre el segundo pesa orden de extradición (18). Además, los medios citan a supuestos y siempre anónimos “narcotraficantes arrepentidos” (19).
Es el mismo esquema de guerra mediática que aplicaron durante años contra el Gobierno de Cuba: acusaciones sin pruebas de desertores que habían sido sancionados en la Isla (20), acerca de supuestas conexiones del Gobierno de La Habana con el narcotráfico, han sido fuente de infinidad de noticias (21), reportajes… y de no pocos libros (22).
La estrategia para forzar la caída del Gobierno de Nicolás Maduro, que se intensificará hasta las elecciones parlamentarias, combina una guerra económica que impacta en las condiciones de vida de la población (23), con una guerra psicológica que extiende la idea de un gobierno venezolano ineficiente y, además, corrupto (24). En esta guerra psicológica los medios de comunicación –principalmente de Venezuela, EEUU, Colombia y España- actúan en una estrategia circular, en la que unos convierten en noticia las propias noticias que otros… han fabricado (25).
 

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